viernes, 9 de abril de 2021

¿CUAL PUEDE SER EL CONTENIDO DEL INFORME OVNI QUE SE PRESENTARA ANTE EL CONGRESO DE LOS ESTADOS UNIDOS?





Mucho se está especulando sobre el contenido del informe final que el UAPTF (Unidentified Aerial Phenomena Task Force) debe entregar ante el Congreso de los Estados Unidos en junio de 2021. No en vano se espera que dicho estudio responda a las preguntas capitales que llevan varios años orbitando en torno al enigma de los UAP (fenómenos aéreos no identificados) desde que en 2017 se produjera un gran seísmo mediático tras conocerse el escándalo de los OVNIS del Pentágono. Pero ¿conoceremos que hay detrás de estos fenómenos de una vez por todas? De entrada, hay que aclarar que no existe un precedente de esta envergadura, ya que en las anteriores comisiones de estudio que se han realizado sobre los OVNIS en Estados Unidos no ha habido, ni de lejos, esta colosal unanimidad, por parte de la clase política, la opinión pública, los medios de comunicación y la comunidad ufológica, por demandar que se esconde en los archivos gubernamentales sobre esta polémica materia. Y precisamente ese amplio consenso desde diversos sectores de la sociedad norteamericana puede posibilitar que esta investigación acabe aportando nuevos datos sobre la mesa. Aunque está claro que siguen existiendo ciertas lógicas reservas sobre el cometido final del UAPTF. Y más aún, cuando controvertidos «personajes bisagra» como Lue Elizondo están intentando «mediar» y «suavizar» posturas entre ambas partes, advirtiendo prematuramente que la verdad puede llegar a cuenta gotas, y que lo realmente esencial de la nueva postura gubernamental es su renovada posición aperturista, por lo que no deberíamos, en esta primera aproximación de posturas, esperar una revelación extraordinaria. Elizondo lo expresó a la perfección cuando dijo en una reciente entrevista que: «si esperas que muestren un OVNI aterrizado sobre la Casa Blanca probablemente eso no pasará (...) quiero templar las expectativas». Elizondo trasmite la estudiada idea de que nos hallamos envueltos en un lento proceso gradual, que quizás en un futuro no demasiado lejano, pueda propiciar ese gran cambio anunciado. Aunque por otro lado, de forma contradictoria, el propio Elizondo se muestra mucho menos cauto y ponderado en sus declaraciones cuando ha señalado sin tapujos que los OVNIS pueden proceder de otra dimensión (¿!). ¿Está el exdirector del AATIP (Advanced Aerospace Threat Identification Program) colaborando con las autoridades en este proceso de desclasificación?

Si esto fuera cierto, demostraría que existe una importante intrahistoria detrás de los OVNIS del Pentágono que aún no ha llegado al gran público. Pero ¿a qué debería responder la UAPTF concretamente? ¿Cuáles son las dudas que podrían resolver este ansiado informe? Evidentemente la gente no espera una nueva andanada de documentados que demuestre una vez más que el gobierno estadounidense ha estado estudiando una serie de fenómenos aéreos desconocidos. Con eso no basta. La opinión publica demanda explicaciones y respuestas concretas para las grandes interrogantes que suscitan estos avistamientos de aeronaves no identificadas, que según indican los informes oficiales vuelan sobre instalaciones nucleares, sobre los barcos de la marina estadounidense y muy cerca de los aviones de combate.

Puesto a especular, el contenido de ese documento debería intentar, en la medida de lo posible, y sin vulnerar secretos que atañen a la seguridad nacional, responder a tres cuestiones básicas, pero elementales, para comprender la naturaleza del problema OVNI:


1.- ¿SON LOS UAPS AERONAVES TERRESTRES? 

Resulta poco comprensible que después de años de investigación al más alto nivel, aún se esté dudando de que si estas aeronaves son de procedencia terrestre o no. Esto no se lo cree nadie. Es obvio que el AATIP y otras agencias de inteligencia que va a consultar el UAPTF tienen que tener evidencias e información de sobra, en un sentido u otro, para declarar si la tecnología mostrada por estos UAPS ha podido ser desarrollada por una potencia extranjera o si estamos enfrentados a otra cosa totalmente diferente. Eso está claro. Lo que resulta intolerable a estas alturas de la película es la manifiesta ambigüedad de las autoridades norteamericanas a la hora de ofrecer una explicación sobre los UAP haciendo malabarismos dialecticos para evitar decantarse ante ninguna posibilidad. Lo mínimo que se espera de este grupo de trabajo es que ofrezca una respuesta contundente a la hora de definir la naturaleza del fenómeno y se deje de divagaciones e imprecisiones vacuas. 

2.- ¿SE TRATA DEL MISMO FENOMENO QUE SE INVESTIGA DESDE 1947? 

Aunque parezca una pregunta obvia, las autoridades tienen la obligación de confirmar o negar si estos UAPS que tanto preocupan al Pentágono en la actualidad, son los mismos OVNIS que investigaban en la lejana década de los cincuenta. Y todo para demostrar, de una vez por todas, si las conclusiones negativas de aquellos años, asegurando que los OVNIS no existían y que no representaban ninguna amenaza para la seguridad nacional, fueron manipuladas para engañar a la opinión pública. Este aspecto es de vital importancia sobre todo para calibrar la verdadera dimensión del fenómeno, y descartar la hipótesis terrestre, así como el concepto amenaza.

3.- ¿EXISTEN EVIDENCIAS DE LOS UAP? 

Ni los más escépticos creen que las autoridades norteamericanas no dispongan en sus archivos de múltiples evidencias y pruebas de gran calado sobre la existencia indiscutible de los UAP. Y además estas pruebas, al contrario de las facilitadas hasta el momento, no necesitarían miles de horas de debates interminables para evidenciar la realidad o la alta extrañeza del fenómeno. Por lo tanto, el informe debe incluir fotografías, filmaciones, registros en radar y otros medios técnicos e incluso supuestos restos recuperados de algunos UAP si los hubiera. 

Todo lo que no siga este guión, con mayor o menor grado de detalle en cada apartado, se saldrá por completo de lo mínimo exigible a un informe de esta magnitud, que debe presentarse ante el Congreso de los Estados Unidos, con la inexcusable garantía de ofrecer una respuesta oficial y transparente sobre este enigma a toda la ciudadanía norteamericana. 





JOSE ANTONIO CARAV@CA



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