El piloto de helicópteros Jack Barber realizó a principios de
2025 unas revelaciones extraordinarias que recorrieron medio mundo. Barber
pertenecía a un supuesto Programa de
Acceso Especial No reconocido (UNSAP) que se dedicada a la recuperación de
tecnología “no humana” para el gobierno estadounidense y en el que colaboraban un misterioso equipo de
personas denominados psiónicos. El
exmilitar confesó que estos inidividuos tienen la capacidad de conectarse “mentalmente”
con el fenómeno UAP.
Estos sensitivos eran individuos dotados de una percepción
extrasensorial avanzada, que les permite comunicarse con entidades no humanas.
Según su planteamiento, estos psiónicos pueden establecer comunicación
telepática con inteligencias no-humanas y realizar una suerte de "efecto
llamada" para invocarlos, o incluso para hacerlos aterrizar. En algunos
casos, según se desprende de las palabras de Barber los psiónicos han llegado a
tomar el control de un UAP, sin necesidad de una interfaz física.
Este concepto converge con otras ideas surgidas a lo largo de
las décadas en el escenario ufológico, que defienden la posibilidad de que la
mente humana pudiera ser una “radio” eficaz para establecer contacto con las
entidades que se hallan detrás del fenómeno OVNI. Barber está convencido que ciertas personas poseen la capacidad
innata (o pueden ser entrenados) para recibir y transmitir pensamientos sin la
mediación de la tecnología con estas inteligencias.
El periodista de News Nation Ross
Coulthart, mantuvo una interesante entrevista con Barber:
Ross Coulthart—¿Qué descubriste sobre el uso de la psiónica
en el programa?
Barber—En el programa, ciertamente había un deseo de explorar
la idea de que tal vez se pudiera convocar a los UAP, comunicarse con ellos,
controlarlos y persuadirlos para que aterrizaran, todo mediante el despliegue
de personas con habilidades psiónicas.
R—¿Y viste que eso ocurrió?
B—Sí, lo hice.
R—Cuando un operador psiónico interactúa con la tecnología,
¿cómo lo hace? ¿Usando su mente?
B—Algo así como la meditación. Realmente son personas que
pueden establecer una conexión mental y espiritual con una tecnología.
En una operación de transporte de un ovni Barber tiene una
fuerte experiencia casi mística:
“Esta es una de las experiencias más profundas que he tenido
en mi vida. Estoy a punto de compartirlo contigo, así que ten paciencia
conmigo. A medida que me acerco a este sitio, empiezo a sentirme extraño.
Empiezo a sentirme extremadamente emocional. Y cuanto más me acerco, más la
emoción empieza a abrumarme. Siento este intenso híbrido de tristeza,
felicidad, belleza y música. Y fue muy perturbador para mí porque en ese
momento tenía una responsabilidad muy práctica: operar un helicóptero en las
montañas por la noche. Y comencé a preguntarme qué me pasaba. Era tarde en la
noche y entonces simplemente me estresé. ¿Estoy cansado? No lo sé. Pero cuando
me acerqué a este objeto para el transporte, sentí una abrumadora sensación de
emoción. ¿Es tu sentimiento? ¿De repente estás sufriendo un colapso mental en
el trabajo? No. Sentí algo conectado conmigo. Sentí como si algo se hubiera
sintonizado conmigo y con mi alma y me estuviera proporcionando una especie de
guía sobre qué hacer y cuán profundo era lo que estaba haciendo. Y fue tan
abrumador que comencé a llorar. Y luego me pregunto por qué estoy llorando al
mismo tiempo. ¿Aborto la misión? ¿Lo hago? Hice lo mejor que pude para
concentrarme en mis señales particulares al hacer este tipo de trabajo.
Conseguí enganchar la carga y comencé a volar. Y una vez que estábamos solo yo
y ese objeto, entre el lugar de recogida y el de entrega, estaba a unas 20
millas de distancia. Sentí como si algo estuviera dentro de mí. Me sentí como
si estuviera poseído por lo máximo. Un espíritu hermoso que jamás había
experimentado. Fue afectivo, pero había una sensación de tristeza al mismo
tiempo”.
Si recordamos la famosa película "E.T." (1982) de
Steven Spielberg, comprobamos que ya se ponía sobre la mesa la posible conexión
mental entre los extraterrestres y los seres humanos. En el recordado film del
rey Midas de Hollywood se narra la emotiva historia de Elliot, un niño
solitario que, por azar del destino, encuentra y acoge en su hogar a un pequeño
y bondadoso alienígena. Este ser, conocido como E.T., ha quedado abandonado en
la Tierra después de que su nave y sus compañeros se vieran obligados a
marcharse apresuradamente, dejándolo atrás. Entre el niño y E.T. surge una inmediata
conexión psíquica. Esta unión se evidencia en varias escenas clave de la película:
1.- Cuando E.T. se emborracha tras consumir cerveza, Elliot que
se halla en el colegio a mucha distancia, experimenta los mismos efectos sin
haber ingerido una sola gota de alcohol.
2.- En otra escena icónica, E.T. observa una película
romántica en la televisión y Elliot, siente la necesidad de besar a una
compañera de clase, replicando lo visualizado por E.T. en la pantalla.
3.- Pero quizás el punto más inquietante de esta conexión mental
es cuando el pequeño extraterrestre enferma gravemente y Elliot también
comienza a experimentar los mismos síntomas debilitantes, reforzando la idea de
que su conexión tiene un impacto tangible en su organismo.
Sin duda, aspectos o interrogantes como los sugeridos en este
artículo habrían causado un gran asombro y escepticismo entre los seguidores y
entusiastas del fenómeno OVNI hace décadas. En aquel entonces, la sola idea de
una interacción consciente entre los testigos y las inteligencias detrás de los
platillos volante habría sido considerada especulativa o incluso fantástica.
Sin embargo, en la actualidad, y a la luz del desarrollo de nuevas
investigaciones y testimonios, esta posibilidad ya no se descarta tan a la
ligera. De hecho cada vez es más amplio el nutrido grupo de estudiosos que
baraja la hipótesis de que existe un componente psíquico en los encuentros
cercanos con OVNIs, advirtiendo que la conciencia humana podría desempeñar un
papel sustancial e inadvertido en la manifestación y percepción de estos
fenómeno.
JOSE ANTONIO CARAV@CA
Prohibido la reproducción total o parcial del material incluido en el presente blog sin previa autorización del autor. Propiedad de José Antonio Caravaca.