miércoles, 16 de julio de 2025

OVNIS, UAP Y OTRAS SIGLAS DEL ENIGMA AÉREO

 



UNA HISTORIA DE SIGLAS Y MISTERIO

Por décadas, los cielos de medio mundo ha sido escenario de las idas y venidas de misteriosos objetos y luces que han despertado nuestra curiosidad e imaginación a partes iguales. Lo numerosos e infructuosos intentos por encontrar una explicación a estas visiones ha llevado a elevar diferentes nombres y siglas para definir a este escurridizo fenómeno.

El punto de inflexión moderno llegó de la mano del capitán Edward J. Ruppelt, quien dirigió entre 1952 y 1954 el Proyecto Blue Book, la iniciativa oficial de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos (USAF) para estudiar los llamados fenómenos aéreos inusuales. Fue Ruppelt quien acuñó las ahora célebres siglas UFO (Unidentified Flying Object) —traducidas al español como OVNI (Objeto Volador No Identificado)— con la intención de conferir al asunto un enfoque más técnico y menos sensacionalista.

Sin embargo, ya en 1949, el Proyecto Grudge, también de la Fuerza Aérea, había utilizado la expresión "objetos voladores no identificados" en un informe técnico de 600 páginas. Aunque entonces no se usaron siglas. Curiosamente, en documentos de esos mismos años también aparece el término UAP (Unidentified Aerial Phenomenon), que no se haría popular hasta bien entrado el siglo XXI, pese a que en la década de los sesenta también aparece en diferentes informes oficiales.

UN FENÓMENO, MUCHOS NOMBRES

Desde mediados del siglo pasado, el fenómeno ha recibido casi tantos nombres como formas se han descrito en los cielos. Estos son algunos de los términos que se han propuesto a lo largo del tiempo:

·     Foo Fighter: Término de la Segunda Guerra Mundial empleado por pilotos aliados para describir "bolas de fuego" o esferas luminosas que seguían a los aviones.

·  Platillos volantes / Discos voladores: términos surgidos tras el famoso avistamiento de Kenneth Arnold en 1947.

·   OANI (Objeto Aéreo No Identificado) También usado por la Fuerza Aérea Brasileña entre 1969 y 1972 dentro del SIOANI para catalogar avistamientos en territorio brasileño

·      ONI (Objeto No Identificado)

·      OSNI (Objeto Submarino No Identificado)

·     MOC (Misteriosos Objetos Celestes): propuesto por la aviación francesa y suiza

·  PAN (Fenómeno Aeroespacial No Identificado): Utilizada por el GEIPAN, la unidad francesa del CNES, designa “fenómenos aeroespaciales no identificados”.

·  VED (Vehículos Extraterrestres Dirigidos): propuesto por Antonio Ribera.

· UAO (Objeto Aéreo No Convencional): también traducido como Agnópteno, formado por raíces griegas que significan "desconocido" y "volador".

·      FANI (Fenómenos Aéreos No Identificados): versión en español de UAP (Unidentified Aerial Phenomena), adoptado oficialmente por el Pentágono desde 2017.

·     VAA (Vehículos Aeroespaciales Avanzados): en inglés AAV, un intento de conferir al fenómeno una posible dimensión tecnológica.

· EVI (Estímulos Visuales Indeterminados): propuesto por el CIFO (Círculo de Investigadores del Fenómeno OVNI) como una alternativa más neutral.

·   AO (Objetos Aerotransportados): El Pentágono creó en noviembre de 2021 el “Grupo de Sincronización de Identificación y Gestión de Objetos Aerotransportados” (en inglés Aerial Objects Identification and Management Synchronization Group, abreviado AOIMSG) y su órgano supervisor, el AOIMEXEC.

· UAS (Sistema Aéreo No Identificado. Unidentified Aerial System): Dentro del ámbito militar estadounidense también se ha usado UAS, que incorpora la idea de sistemas completos aerotransportados no identificados

·     UAP (Fenómeno aéreo no identificado)

· UAP (Fenómeno anómalo no identificado) Nueva versión ya que el Departamento de Defensa advierte que hay incidentes bajo el mar, y en otras circunstancias más allá de lo aéreo.

PROPUESTAS ORIGINALES

Una de las propuestas más curiosas surgió en 1981, cuando los investigadores Félix Ares de Blas y Juan Carlos Imar sugirieron, en la revista Stendek, reemplazar el término "ufología" por AGNOPTENOLOGÍA, una palabra construida a partir del griego agnos ("desconocido") y ptenos ("volador"). El objetivo era dar al estudio del fenómeno una base etimológica más científica y despojada del sensacionalismo popular.

Y si hablamos de historia, no podemos pasar por alto la CLIPEOLOGÍA, una disciplina dedicada a analizar avistamientos celestes descritos en la Antigüedad. El término proviene de la expresión latina clipei ardentes (“escudos de fuego”), empleada por autores romanos para referirse a extraños fenómenos celestes, hoy reinterpretados por algunos como posibles registros de antiguos OVNIS.

CONCLUSIÓN

En última instancia, este incesante e interminable desfile terminológico revela más sobre nosotros mismos que sobre los objetos que observamos en el cielo con asombro. Cambiamos las etiquetas, refinamos el lenguaje, tecnificamos las descripciones… pero el misterio persiste sin mostrar fisuras. Lo que realmente demuestra esta evolución de siglas y denominaciones es nuestra profunda necesidad humana de nombrar lo desconocido, de encajar lo inasible en un marco comprensible. Etiquetamos para entender, pero también para domesticar lo que nos inquieta. Y quizás esa necesidad de nombrar lo inexplicable sea el verdadero hilo conductor de toda la historia de los no identificados.

Mientras el fenómeno siga desafiando nuestras explicaciones, seguramente seguirán apareciendo nuevos nombres…



JOSE ANTONIO CARAV@CA

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