En 2020 se
estrena una nueva secuela de la famosa película de los Cazafantasmas, pero lo
que pocos seguidores de esta franquicia conocen es que el creador de la misma y
uno de los míticos protagonistas de la cinta original, Dan Aykroyd, pertenecía
a una autentica familia de "cazafantasmas".
Todo
comienza con Samuel Augustus Aykroyd nacido en 1855 y bisabuelo del famoso
actor que se interesó por el mundo de lo sobrenatural de una forma casi
accidental a finales del siglo XIX. Como
médico en cirugía dental a principios de la década de 1890, buscaba métodos
efectivos para intentar paliar el dolor en sus pacientes. De esta forma llegó a
estudiar la hipnosis y probablemente, a raíz de esto, tuvo sus primeros
contactos con el movimiento espiritista. Samuel estaba convencido que algunos
individuos en estado de trance eran capaces de actuar como un conducto de
comunicación entre los vivos y los muertos. Tal fue su creciente interés por
esta cuestión que llego a intercambiar correspondencia con el conocido escritor
Sir Arthur Conan Doyle, otro entusiasta seguidor y practicante del espiritismo.
En su granja cerca de Sydenham (Ontario. Canadá) Samuel organizaba sesiones de
espiritismo en compañía de un médium llamado Walter Ashurst, que llegó a ser su
huésped desde 1921 hasta 1933. Fruto de sus investigaciones recopiló en
numerosos diarios, desde 1905 hasta 1933, los diferentes resultados de las
sesiones, desde las manifestaciones de un espíritu que decía ser un antiguo
miembro de la dinastía Ming, hasta las comunicaciones mantenidas con el propio
bisabuelo de Samuel. Además, al parecer, durante una sesión realizada en la
casa de Maurice Aykroyd, su hijo, todos los asistentes escucharon el sonido de
una trompeta fantasmal sobre sus cabezas. Aunque la gran obsesión de Samuel fue
que los espíritus consiguieran manifestarse de forma física, ya que quería
documentar, entre otras cosas la existencia del ectoplasma. Pero en todas las
sesiones los espíritus le pedían paciencia y tiempo. Aunque, desgraciadamente,
la muerte de Samuel en 1933 puso punto final a sus investigaciones. Pero su Maurice
continuo la labor. Su hijo era ingeniero que trabajaba en la "Bell Telephone"
y pensaba que podría llegar a comunicarse con el más allá con la ayuda de la
incipiente tecnología. Y por ello, intentó fabricar, con poco éxito, un
dispositivo de radiofrecuencia para hablar con los espíritus de forma fluida y
sin la necesidad de un médium. Pero el interés familiar por lo sobrenatural no
decaía por estos contratiempos. A su vez, el hijo de Maurice, Peter Aykroyd,
que, con tan solo 7 años, observaba oculto detrás de una puerta o un pasillo
como Ashurst hablaba por boca de muchos espíritus desencarnados en casa de su
abuelo, también comenzó a interesarse pronto por el mundo de los espíritus y
realizó numerosas investigaciones, aunque de forma mucho más escéptica que sus
predecesores. Y como no podía ser de otra forma en esta saga familiar, su hijo
Dan Aykroyd, que creció entre revistas y libros de espiritismo, también era un
ferviente creyente en lo espiritual, añadiendo en su caso su interés además por
el tema OVNI tan en boga en los años de infancia y juventud del actor. De hecho, en su nacimiento ocurrió un hecho singular como el mismo Dan Aykroyd comenta: “Mi madre habla de un momento en que me estaba amamantando y observó una pareja de ancianos que apareció al final de la cama. La imagen se desvaneció. Sacó un álbum de fotografías y vio que era mi bisabuelo. . . y . . su esposa, que venían a visitar al nuevo hijo”.
Por eso, no es de extrañar, que cuando entre finales de los años setenta y principios de los ochenta, y siendo un comediante muy conocido en los Estados Unidos, Dan decidió escribrir un guión para una película, pensó en unir su pasión por los fantasmas, los OVNIs y el humor en una increíble historia. Al parecer todo surgió después de leer un artículo sobre física cuántica y parapsicología. El guión original era muy diferente de lo que conocemos, se desarrollaba en el futuro, y los protagonistas eran cazafantasmas que se encargaban de luchar y atrapar tanto a entidades fantasmales como a seres procedentes de otros planetas e incluso viajando a través del tiempo. Posteriormente, como en casi cualquier guión cinematográfico de Hollywood la trama original de Dan sufrió varios y drásticos cambios (al menos 5), hasta que llegó a las pantallas de todos los cines del mundo bajo el éxito de “Ghostbusters" (1984).
El 29 de septiembre de 2009, Peter Aykroyd, el padre de Dan, publicó un libro titulado "Una historia de fantasmas: la verdadera historia de las sesiones espiritistas, médiums, fantasmas y Cazafantasmas" prologado por su hijo y donde recogía, entre otras cosas, la historia familiar en torno a la investigación del más allá. Por su parte, la pasión de Dan Aykroyd por el tema OVNI le llevó a ser miembro vitalicio y consultor oficial de Hollywood para la Mutual UFO Network, y en 2005, produjo el documental "Dan Aykroyd: Unplugged on UFOs".
En una entrevista para la revista "Psychic News" (18 de abril de 2009), Dan Aykroyd dijo que: "Soy un espiritista, un orgulloso portador de la insignia espiritualista. Los médiums y la investigación psíquica han continuado durante muchos, muchos años ... Muchas personas han visto espíritus, escuchado una voz o sentido un descenso en la temperatura. Creo que están entre el aquí y más allá, que existen entre la cuarta y la quinta dimensión, y que nos visitan con frecuencia".
JOSE ANTONIO CARAV@CA
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