miércoles, 16 de julio de 2025

OVNIS, UAP Y OTRAS SIGLAS DEL ENIGMA AÉREO

 



UNA HISTORIA DE SIGLAS Y MISTERIO

Por décadas, los cielos de medio mundo ha sido escenario de las idas y venidas de misteriosos objetos y luces que han despertado nuestra curiosidad e imaginación a partes iguales. Lo numerosos e infructuosos intentos por encontrar una explicación a estas visiones ha llevado a elevar diferentes nombres y siglas para definir a este escurridizo fenómeno.

El punto de inflexión moderno llegó de la mano del capitán Edward J. Ruppelt, quien dirigió entre 1952 y 1954 el Proyecto Blue Book, la iniciativa oficial de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos (USAF) para estudiar los llamados fenómenos aéreos inusuales. Fue Ruppelt quien acuñó las ahora célebres siglas UFO (Unidentified Flying Object) —traducidas al español como OVNI (Objeto Volador No Identificado)— con la intención de conferir al asunto un enfoque más técnico y menos sensacionalista.

Sin embargo, ya en 1949, el Proyecto Grudge, también de la Fuerza Aérea, había utilizado la expresión "objetos voladores no identificados" en un informe técnico de 600 páginas. Aunque entonces no se usaron siglas. Curiosamente, en documentos de esos mismos años también aparece el término UAP (Unidentified Aerial Phenomenon), que no se haría popular hasta bien entrado el siglo XXI, pese a que en la década de los sesenta también aparece en diferentes informes oficiales.

UN FENÓMENO, MUCHOS NOMBRES

Desde mediados del siglo pasado, el fenómeno ha recibido casi tantos nombres como formas se han descrito en los cielos. Estos son algunos de los términos que se han propuesto a lo largo del tiempo:

·     Foo Fighter: Término de la Segunda Guerra Mundial empleado por pilotos aliados para describir "bolas de fuego" o esferas luminosas que seguían a los aviones.

·  Platillos volantes / Discos voladores: términos surgidos tras el famoso avistamiento de Kenneth Arnold en 1947.

·   OANI (Objeto Aéreo No Identificado) También usado por la Fuerza Aérea Brasileña entre 1969 y 1972 dentro del SIOANI para catalogar avistamientos en territorio brasileño

·      ONI (Objeto No Identificado)

·      OSNI (Objeto Submarino No Identificado)

·     MOC (Misteriosos Objetos Celestes): propuesto por la aviación francesa y suiza

·  PAN (Fenómeno Aeroespacial No Identificado): Utilizada por el GEIPAN, la unidad francesa del CNES, designa “fenómenos aeroespaciales no identificados”.

·  VED (Vehículos Extraterrestres Dirigidos): propuesto por Antonio Ribera.

· UAO (Objeto Aéreo No Convencional): también traducido como Agnópteno, formado por raíces griegas que significan "desconocido" y "volador".

·      FANI (Fenómenos Aéreos No Identificados): versión en español de UAP (Unidentified Aerial Phenomena), adoptado oficialmente por el Pentágono desde 2017.

·     VAA (Vehículos Aeroespaciales Avanzados): en inglés AAV, un intento de conferir al fenómeno una posible dimensión tecnológica.

· EVI (Estímulos Visuales Indeterminados): propuesto por el CIFO (Círculo de Investigadores del Fenómeno OVNI) como una alternativa más neutral.

·   AO (Objetos Aerotransportados): El Pentágono creó en noviembre de 2021 el “Grupo de Sincronización de Identificación y Gestión de Objetos Aerotransportados” (en inglés Aerial Objects Identification and Management Synchronization Group, abreviado AOIMSG) y su órgano supervisor, el AOIMEXEC.

· UAS (Sistema Aéreo No Identificado. Unidentified Aerial System): Dentro del ámbito militar estadounidense también se ha usado UAS, que incorpora la idea de sistemas completos aerotransportados no identificados

·     UAP (Fenómeno aéreo no identificado)

· UAP (Fenómeno anómalo no identificado) Nueva versión ya que el Departamento de Defensa advierte que hay incidentes bajo el mar, y en otras circunstancias más allá de lo aéreo.

PROPUESTAS ORIGINALES

Una de las propuestas más curiosas surgió en 1981, cuando los investigadores Félix Ares de Blas y Juan Carlos Imar sugirieron, en la revista Stendek, reemplazar el término "ufología" por AGNOPTENOLOGÍA, una palabra construida a partir del griego agnos ("desconocido") y ptenos ("volador"). El objetivo era dar al estudio del fenómeno una base etimológica más científica y despojada del sensacionalismo popular.

Y si hablamos de historia, no podemos pasar por alto la CLIPEOLOGÍA, una disciplina dedicada a analizar avistamientos celestes descritos en la Antigüedad. El término proviene de la expresión latina clipei ardentes (“escudos de fuego”), empleada por autores romanos para referirse a extraños fenómenos celestes, hoy reinterpretados por algunos como posibles registros de antiguos OVNIS.

CONCLUSIÓN

En última instancia, este incesante e interminable desfile terminológico revela más sobre nosotros mismos que sobre los objetos que observamos en el cielo con asombro. Cambiamos las etiquetas, refinamos el lenguaje, tecnificamos las descripciones… pero el misterio persiste sin mostrar fisuras. Lo que realmente demuestra esta evolución de siglas y denominaciones es nuestra profunda necesidad humana de nombrar lo desconocido, de encajar lo inasible en un marco comprensible. Etiquetamos para entender, pero también para domesticar lo que nos inquieta. Y quizás esa necesidad de nombrar lo inexplicable sea el verdadero hilo conductor de toda la historia de los no identificados.

Mientras el fenómeno siga desafiando nuestras explicaciones, seguramente seguirán apareciendo nuevos nombres…



JOSE ANTONIO CARAV@CA

Prohibido la reproducción total o parcial del material incluido en el presente blog sin previa autorización del autor . Propiedad de Jose Antonio Caravaca.



martes, 1 de julio de 2025

EL SENADOR MIKE ROUNDS REINTRODUCIRÁ LA LEY DE DIVULGACIÓN DE FENÓMENOS ANÓMALOS NO IDENTIFICADOS



En una entrevista exclusiva con Ross Coulthart para el medio NewsNation, el senador republicano por Dakota del Sur, Mike Rounds, confirmó que planea reintroducir este año la polémica Ley de Divulgación de UAP (Fenómenos Anómalos No Identificados) como parte del proyecto de Ley de Autorización de Defensa Nacional (NDAA) 2025.

Rounds, miembro de los comités de Inteligencia y Servicios Armados del Senado, fue uno de los principales impulsores del proyecto original en 2023, junto al líder demócrata Chuck Schumer. Aunque entonces fue debilitado por la oposición en la Cámara de Representantes, el senador reafirma: “Sí, lo vamos a volver a presentar.”

Una ley ambiciosa: tecnología desconocida, inteligencia no humana y poder de incautación

El texto original —de 64 páginas— fue considerado revolucionario. Establecía:

1.- Presunción de divulgación pública de todos los archivos UAP. 2.- Creación de una comisión presidencial independiente con acceso a archivos clasificados y poder de citación. 3.- La posibilidad de invocar dominio eminente para recuperar tecnología de origen desconocido en posesión privada. 4.- El término "inteligencia no humana" (NHI) aparece 24 veces.

Aunque no hay evidencia concreta —reconoce Rounds—, se planteó esta posibilidad para "evitar sospechas de encubrimiento" y “garantizar transparencia” si algún día se confirma.

La versión de 2023 no prosperó, según Rounds, por falta de apoyo político en la Cámara, especialmente por la preocupación de representantes como Mike Rogers y Mike Turner, quienes temían que se expusieran tecnologías militares sensibles.

Rounds matiza: “No era una conspiración. Era proteger capacidades propias o adversarias que podrían comprometer la seguridad nacional.”

¿Tecnología de otro mundo? "No podemos explicarlo... pero aún no sabemos qué es"

El senador se mantiene cauteloso: “No tengo pruebas de que tengamos tecnología de otro mundo… pero sí hay cosas que no podemos explicar con la física conocida.”

Además, no descarta que la compartimentación extrema dentro del gobierno esté obstaculizando el acceso al conocimiento de ciertas tecnologías, lo cual podría poner a EE.UU. en desventaja frente a rivales como China o Rusia. Rounds reconoció que ha hablado con agentes del FBI sobre investigaciones relacionadas con UAPs, pero negó saber de una conspiración. También mostró apertura a fortalecer las protecciones para denunciantes (whistleblowers), tras declaraciones de figuras como David Grusch o Jake Barber, quienes afirman que existen programas clandestinos de recuperación de naves y “biológicos”.

¿Amenaza nacional?

Al ser consultado sobre declaraciones del secretario de Estado (entonces senador) Marco Rubio respecto a objetos desconocidos sobrevolando instalaciones nucleares estadounidenses, Rounds fue claro: “Eso es, por definición, una amenaza a la seguridad nacional.” Aunque reitera que aún no sabe si estos objetos son estadounidenses, extranjeros o de otra procedencia, insiste en que es un asunto que debe investigarse a fondo.

¿Encubrimiento de radar o manipulación de datos?

Rounds también abordó preocupaciones sobre por qué los radares de NORAD no reportan UAPs, mientras que sí lo hacen pilotos de la Armada. Explica que distintos radares están diseñados para diferentes propósitos y que parte del secreto responde a no revelar vulnerabilidades tecnológicas a adversarios. El senador Rounds insiste en un equilibrio entre transparencia y seguridad nacional. Su postura es pragmática:

“Queremos que el pueblo estadounidense sepa que no ocultamos nada... pero protegeremos firmemente aquello que pueda dañar nuestra defensa.”

El futuro de la Ley de Divulgación de UAP dependerá ahora de las negociaciones bipartidistas y del clima político. Pero lo cierto es que, por primera vez en décadas, el Congreso de EE.UU. está hablando abiertamente sobre la posibilidad de que no estemos solos. ¿En que concluirá este nuevo movimiento?... Solo el tiempo dará la respuesta.


JOSE ANTONIO CARAV@CA

Prohibido la reproducción total o parcial del material incluido en el presente blog sin previa autorización del autor. Propiedad de José Antonio Caravaca.


sábado, 28 de junio de 2025

EL ENGAÑO PERFECTO: CUANDO LOS SERVICIOS DE INTELIGENCIA FABRICAN MITOS

 


Debo ser cuidadoso con lo que digo y ceñirme a lo que ha sido aprobado en mi libro. No se me permite ir más allá. Lo que he dicho es que el gobierno de Estados Unidos posee material exótico que parece no haber sido creado por seres humanos. Ahora bien, ¿son estas cosas extraterrestres? Todas las opciones deben estar sobre la mesa hasta que ya no lo estén. (Luis Elizondo. Entrevista de Johnny Dodd para People 21/09/24)

 

En un tiempo en que las informaciones sobre supuestos visitantes extraterrestres, naves ocultas en hangares y programas secretos de ingeniería inversa son presentadas con seriedad en audiencias ante el Congreso estadounidense, una reciente investigación del Wall Street Journal ha sacudido por completo las bases de esta nueva narrativa.

La revelación gira en torno a "Yankee Blue", un supuesto programa OVNI clasificado del Pentágono que, lejos de tratarse de una unidad secreta de recuperación de tecnología alienígena como se presentaba, habría sido una elaborada maniobra de desinformación interna. Según la Oficina de Resolución de Anomalías en Todos los Dominios (AARO), "Yankee Blue" nunca existió como un proyecto oficial. Lo que sí existió, y durante décadas, fue un ritual de iniciación o "novatada" en la que a oficiales recién llegados se les entregaban fotos falsas de ovnis y se les decía que participarían en un programa ultrasecreto. Firmaban acuerdos de confidencialidad y recibían instrucciones de no hablar jamás del asunto. El engaño, increíblemente, habría afectado a cientos de personas entre 1980 y 2023. La conclusión de los periodistas Joel Schectman y Aruna Viswanatha, era contundente: gran parte de la información que manejamos actualmente es producto de ese montaje. El informe del AARO de 2023 afirmaba: “La creencia de que el gobierno oculta tecnología extraterrestre es, en gran medida, resultado de un circuito cerrado de testimonios entre personas que ya creen en ello, sin pruebas verificables.”

Como era de esperarse, la publicación del reportaje provocó un auténtico terremoto dentro de la comunidad UAP. Numerosos investigadores reaccionaron de inmediato, asegurando que no hay evidencia concreta que respalde la existencia de ese supuesto programa fantasma. Que esta noticia era una nueva forma de desviar la atención sobre lo verdaderamente importante, la realidad UAP. Pero más allá de esta discusión, parece claro que lo narrado por el Wall Street Journal se alinea con mucho de lo observado en estos últimos años. Es fundamental considerar los acontecimientos ocurridos desde 2017 hasta hoy, especialmente a la luz de las numerosas declaraciones de denunciantes que han surgido en este período.

Lo primero que llama la atención, es la notable uniformidad de los relatos difundidos por estos supuestos informadores que han tenido acceso a la gran verdad oculta sobre los UAPs. Desde David Grusch hasta Jake Barber, pasando por Luis Elizondo, todos los testimonios orbitan sobre los mismos ejes: cuerpos extraterrestres recuperados, naves intactas bajo custodia del gobierno, ingeniería inversa de tecnología no humana, y una conspiración oficial para ocultar todo rastro. Pero ninguno de estos actores se sale del guión conocido.

LOS RELATOS

David Grusch (exoficial de inteligencia de la Fuerza Aérea y la Agencia Nacional de Inteligencia Geoespacial) ante el Congreso (26 de julio de 2023) comento que: “Fui informado, en el ejercicio de mis funciones oficiales, de un programa de recuperación y retroingeniería de UAPs que lleva décadas en marcha, al cual se me negó el acceso.” También declaró: “He sufrido represalias por hablar, pero confío en que esto conduzca a una mayor transparencia.” Tambien aseguró que: “Durante cuatro años, he entrevistado a más de 40 testigos y tengo conocimiento de las ubicaciones exactas donde se guardan los ovnis”. En entrevista con Ross Coulthart el  11 de junio de 2023 comentó que: “Tienen naves espaciales de origen no humano… y un buen número de ellas”.

Por su parte Jonathan Grey (oficial del Centro Nacional de Inteligencia Aérea y Espacial - NASIC) en artículo de Moohita Kaur Garg publicado el 6 de junio de 2023: “El fenómeno de inteligencia no humana es real. No estamos solos… La recuperación de este tipo de objetos no es exclusiva de Estados Unidos. Es un fenómeno global.”

Luis Elizondo (exdirector del programa AATIP del Pentágono) durante la audiencia del 14 de noviembre de 2024 afirmó que: “El exceso de secretismo ha derivado en abusos graves contra servidores públicos leales, personal militar y la sociedad… todo para ocultar que no estamos solos en el cosmos.” También expuso que: “Un pequeño grupo dentro del gobierno ha creado una cultura de supresión e intimidación que yo mismo he experimentado.” "El gobierno de Estados Unidos ha estado involucrado en la recuperación de objetos, vehículos de origen desconocido que no pertenecen ni a nuestro país ni a ningún otro país extranjero del que tengamos conocimiento (...) como nación hemos estado interesados no solo en los vehículos, sino también de los ocupantes de estos vehículos, incluyendo especímenes biológicos".

Jake Barber piloto de la fuerza aérea en entrevista con Coulthart  (16/01/2025) admitió que:  “En los últimos dos años, los miembros de alto rango del grupo de trabajo UAP me han confirmado que lo que estábamos trabajando esa noche era, de hecho, NHI (inteligencia no humana) y no fue una experiencia única".

Tim Gallaudet (almirante retirado y exadministrador de la NOAA) en la audiencia congresional del 14 de noviembre de 2024 expuso: “Concluí que la información UAP estaba clasificada dentro de un programa de acceso especial al que ni siquiera yo, con mi rango, tenía acceso.”

Christopher Mellon en el medio Político (2023): “Siempre he creído que el público tiene derecho a saber si nuestro gobierno tiene pruebas de que algunos UAP son de origen extraterrestre… Revelar este secreto beneficiaría mucho a nuestra nación e, incluso, a la humanidad”

Tim Burchett (Tennessee, Cámara de Representantes, marzo de 2023): “Lo hemos estado encubriendo desde los años 40… no confío en el gobierno, hay una arrogancia al respecto, y creo que el pueblo estadounidense puede aguantarlo.” Y añadió: “posiblemente están siendo retroingenierizados ahora mismo… tenemos una nave recuperada en algún momento, y posibles seres.”

CUANDO LA COINCIDENCIA NO ES SINONIMO DE VERACIDAD

Precisamente lo más dudoso de estas “confesiones” es la coincidencia de patrones:

1.- Coincidencia absoluta en los argumentos: La historia es la misma en todos los casos. Todos los testimonios parecen derivar de una misma fuente —o peor aún, de un guion cuidadosamente elaborado.

2.- Falta de datos independientes o contrastables: Ningún denunciante ofrece información nueva, referencias cruzables o elementos que se salgan de la estructura narrativa ya conocida.

3.- Ausencia de nombres y detalles verificables: No se aportan nombres concretos, documentos, ni pruebas directas que permitan validar sus afirmaciones.

4.- Menciones vagas a terceros no identificados: Cada denunciante afirma conocer a muchas personas involucradas en proyectos secretos, pero evita cualquier identificación precisa.

5.- Menciones vagas a grandes documentos y pruebas: Del mismo modo estos denunciantes aseguran o dan a entender que han visto material esclarecedor sobre el fenómeno UAP.

 6.- Uso constante de cláusulas de confidencialidad como escudo: Las afirmaciones se quedan en la superficie, siempre justificadas por la imposibilidad legal de revelar más información.

7.- Información unidireccional y controlada: La narrativa fluye siempre en una sola dirección, sin sorpresas, sin contradicciones, sin nuevas revelaciones. No hay sorpresas. No hay contradicciones. No hay grandes revelaciones. Todo encaja demasiado bien. Esa homogeneidad resulta sospechosa. Muy sospechosa.

Esta coherencia interna no refuerza necesariamente la veracidad de los testimonios como apuntan algunos investigadores, sino que sería una evidencia de que todos han estado expuestos a la misma fuente. Y lo más inquietante es que todo señala a que la narrativa creada en torno a los UAP ha sido construida desde dentro de los propios aparatos de inteligencia. No sería la primera vez que una estructura de seguridad nacional alimenta mitos funcionales, tanto para desviar la atención como para manipular a sus propios miembros y así contaminar a la opinión pública.

Tampoco resulta extraño que estos denunciantes se presenten ante los medios profundamente convencidos de sus relatos, ya que su testimonio bien podría ser el resultado de un engaño sistemático y perfectamente ejecutado. Una creencia moldeada tras años de exposición a narrativas meticulosamente construidas y dosificadas por organismos de inteligencia. Muchos de estos informantes parecen haber sido engañados tan profundamente que han interiorizado como reales relatos creados artificialmente dentro de los pasillos del poder. Esa creencia personal les otorga una convicción genuina, lo que paradójicamente refuerza su credibilidad ante la prensa o los investigadores ovnis. Realmente no están mintiendo.

¿CÓMO FUNCIONAN LOS CANALES DE DESINFORMACIÓN?

Es perfectamente plausible que, en el marco de estas operaciones, políticos, militares, funcionarios o agentes de inteligencia pudieron haber sido los vehículos iniciales para difundir esta información. Una vez que estas narrativas comienzan a circular fuera de su origen, de manera aparentemente espontánea, se vuelve casi imposible rastrear su vínculo con los servicios de inteligencia. Se convierte en un rumor genuino. En una supuesta filtración de seguridad. Y ahí radica precisamente la clave: lograr que la desinformación se propague de forma natural, como si fuera auténtica. Para ello, es probable que se haya identificado a personas especialmente receptivas al tema —aquellos con afinidad por lo paranormal o lo conspirativo—, sabiendo que serían más susceptibles a interiorizar y diseminar ese relato sin cuestionarlo.

A través de supuestas filtraciones, denunciantes manipulados y  el refuerzo de ciertos relatos dentro de canales mediáticos y legislativos, se habría creado una mitología funcional. Una que impide diferenciar entre desinformación, creencia personal y hechos comprobables.

¿EXISTE YANKEE BLUE?

En última instancia, la verdadera pregunta no es si “Yankee Blue” existió realmente, sino comprobar que las prácticas que se describen coinciden notablemente con lo que hoy está sobre la mesa. Es muy probable que estemos ante décadas de manipulación institucionalizada que no solo ha afectado a militares y agentes, sino también a senadores, periodistas, investigadores y al público en general. Al mismo tiempo, no podemos descartar que esta desinformación haya servido para encubrir la existencia de un fenómeno aún más desconcertante, algo que escapa por completo a nuestro marco de comprensión. Si es así, estaríamos frente a una operación de ocultamiento tan sofisticada como perturbadora. “Yankee Blue”, como se decía en la película JFK de Oliver Stone con respecto al asesinato de Kennedy es: «Un acertijo envuelto en un misterio dentro de un enigma»



JOSE ANTONIO CARAV@CA


Prohibido la reproducción total o parcial del material incluido en el presente blog sin previa autorización del autor. Propiedad de José Antonio Caravaca..



lunes, 23 de junio de 2025

INFORME UAP: EL ÚLTIMO GRAN ESTUDIO OVNI


 




Durante décadas, los fenómenos anómalos no identificados (UAP, por sus siglas en inglés, anteriormente conocidos como OVNIs) fueron considerados tema marginal, más propio de la ciencia ficción que de la investigación científica. Sin embargo, en los últimos años, la creciente acumulación de datos, el interés de gobiernos y la presión pública han impulsado una revolución silenciosa: el estudio científico serio y coordinado de estos fenómenos. Un informe internacional exhaustivo, respaldado por investigadores de renombre mundial, presenta el estado actual del conocimiento sobre los UAP y revela un panorama que combina asombro, prudencia y potenciales implicancias trascendentales. 

Este es el resumen de ese informe:

¿QUÉ SON LOS UAP?

El término UAP engloba fenómenos que no pueden ser identificados fácilmente como fenómenos naturales, artefactos humanos conocidos ni ilusiones ópticas. Aunque el acrónimo puede referirse a "Fenómenos Anómalos No Identificados", el Congreso de EE. UU. ha adoptado la denominación “Fenómenos Aeroespaciales y Submarinos No Identificados” para abarcar también los entornos marítimos y espaciales

Entre las características observadas más comúnmente se incluyen:

1.- Sustentación sin superficies visibles de vuelo.

2.- Aceleración instantánea.

3.- Velocidad hipersónica sin firma térmica o acústica.

4.- Capacidad transmedia (aire-agua-espacio).

5.- Baja detectabilidad o invisibilidad.

6.- Efectos biológicos sobre humanos y animales.

 

 

Una de las principales conclusiones del informe es que los UAP no son exclusivos de EE. UU. Se documentan estudios oficiales desde 1933 en países como Rusia, Francia, China, Canadá, Noruega, e incluso durante la Segunda Guerra Mundial. Proyectos como GEIPAN (Francia), el AAWSAP (EE.UU.), o las recientes iniciativas del Instituto Keldysh (Rusia), muestran que muchas naciones han tomado el tema con rigor técnico y militar.

El informe describe el papel clave de instituciones científicas y militares. Por ejemplo:

1.-  SIGMA2 (Francia), un grupo de 25 expertos de alto nivel, estudia casos inexplicables con metodologías científicas multidisciplinarias: radar, infrarrojo, efectos fisiológicos y psicológicos.

2.- AATIP y AAWSAP (EE.UU.), programas financiados con fondos del Pentágono, investigaron miles de casos e incluso asociaron algunos UAP con tecnologías potencialmente desconocidas o no humanas.

3.- NARCAP (EE.UU.) se centra en los reportes de pilotos civiles y militares, considerados testigos calificados por su experiencia y entorno de observación controlado.

Uno de los aspectos menos conocidos pero más preocupantes es el potencial peligro que representan los UAP para la aviación. Se han documentado interferencias en instrumentos de cabina, maniobras evasivas forzadas por pilotos y hasta casos de colisión cercana. En este contexto, los pilotos reportan avistamientos solo después de descartar todas las explicaciones convencionales, sabiendo que sus reportes pueden tener consecuencias profesionales.

Varios proyectos científicos están en marcha, como el Galileo Project dirigido por el astrofísico Avi Loeb, o VASCO, que busca anomalías en archivos astronómicos. Se están desarrollando sistemas automáticos de vigilancia del cielo (como Sky360 o Sentinel Lab) con sensores múltiples, inteligencia artificial y cámaras sincronizadas. Además, se impulsa la normalización de protocolos científicos: sincronización temporal, posicionamiento de instrumentos, y el uso de sensores ópticos, infrarrojos y de espectros electromagnético.

A pesar de los avances, el misterio persiste. Aunque la mayoría de los casos tienen explicaciones convencionales, una proporción significativa permanece sin resolver incluso tras investigación detallada. La hipótesis extraterrestre, aunque no confirmada, ya no es descartada categóricamente, sobre todo en casos como el del USS Nimitz (2004) o múltiples reportes de UAP sumergidos (USO)

ALGUNOS CASOS QUE PERMANECEN INEXPLICADOS:

1. USS Nimitz – El Incidente del “Tic Tac” (2004)

En noviembre de 2004, pilotos de combate del portaaviones USS Nimitz avistaron un objeto blanco, alargado, sin alas ni medios visibles de propulsión. El “Tic Tac” fue detectado simultáneamente por radar, sensores infrarrojos y avistamiento visual. El objeto descendió desde 24,000 metros a nivel del mar en menos de un segundo y luego aceleró alejándose en línea recta a velocidad hipersónica. No produjo sonido, estela ni efectos sónicos. Los datos sugieren una aceleración superior a 700 g, imposible para tecnología humana o para cualquier organismo vivo sin una protección desconocida.

 

2. Caso Delphos, Kansas (1971)

Un joven y sus padres observaron una esfera luminosa flotando sobre su granja. Tras desaparecer, quedó un anillo blanquecino brillante en el suelo. El área mostró propiedades físicas y químicas alteradas: repelencia al agua, pérdida de fertilidad del suelo, y una extraña fluorescencia durante semanas. Análisis de laboratorio indicaron la presencia de compuestos y transformaciones que no corresponden a procesos naturales conocidos. Este caso es uno de los pocos con “huellas físicas” persistentes y reproducibles bajo análisis forense

3. El Objeto de Ubatuba, Brasil (1957)

Se reportó una explosión aérea de un objeto brillante sobre la playa de Ubatuba. Testigos recogieron fragmentos metálicos. Estudios posteriores revelaron que se trataba de magnesio con una pureza superior al 99.9%, imposible de fabricar con la tecnología de la época, y cuya estructura microcristalina no se asociaba a procesos industriales convencionales.

El caso Ubatuba es único por su evidencia material aún conservada y analizada en distintos laboratorios del mundo.

4. Colisión de Val Johnson, Minnesota (1979)

Un oficial de policía del Condado de Marshall colisionó con un objeto luminoso mientras patrullaba una carretera desierta. Su parabrisas, reloj de pulsera y reloj del coche quedaron dañados en sincronía. Los instrumentos se detuvieron exactamente 14 minutos y el vehículo sufrió anomalías electromagnéticas. El oficial quedó inconsciente y presentaba quemaduras en los ojos, como si hubiera mirado una fuente intensa de luz UV.

5. Caso del Orbe Rojo en Claymont, Delaware (2014)

Una esfera roja descendió lentamente, emitiendo un material incandescente que cayó al suelo. El residuo quedó atrapado en la vegetación y quemó parte del terreno. Testigos lo describieron como “lava” flotando desde el aire. Las muestras recogidas contenían elementos metálicos desconocidos en esa forma natural, incluyendo trazas de materiales raros asociados a fabricación aeroespacial.

6. Avistamiento múltiple en el Estadio Artemio Franchi, Florencia (1954)

Durante un partido de fútbol, decenas de miles de espectadores, jugadores y periodistas observaron objetos en forma de cigarro flotando sobre el estadio. Cayeron sobre el campo fibras blancas (“cabello de ángel”) que se desintegraban al contacto. Fragmentos recuperados fueron analizados: contenían boro, magnesio y silicio, pero su composición no correspondía a ningún material textil, animal ni vegetal.

7. Fenómenos Submarinos No Identificados (USO)

No solo el cielo guarda misterios. En diversas ocasiones, se han reportado objetos sumergidos que se desplazan a velocidades imposibles para cualquier submarino conocido. Casos documentados por sonar y testigos visuales incluyen maniobras abruptas, aceleraciones y desapariciones súbitas sin rastro térmico o acústico. Un ejemplo emblemático proviene de la costa de Noruega, donde el “Project Hessdalen” ha registrado patrones luminosos que emergen del agua y se proyectan al cielo, con firmas espectrales que no corresponden a fenómenos naturales ni dispositivos tecnológicos conocidos.

8. Evidencias Radiológicas: El Caso del Geiger en Palomar (1949)

En California, un físico del Observatorio de Palomar observó una flotilla de discos brillantes. Justo antes del avistamiento, el contador Geiger del laboratorio registró un pico inusual de radiación. No se encontraron fuentes radiactivas en la zona. Este patrón ha sido replicado en otras observaciones cercanas a instalaciones nucleares, incluyendo Oak Ridge y Los Álamos.

 

 

Estos incidentes no son cuentos populares, sino sucesos documentados con múltiples testigos, registros instrumentales, y en algunos casos, evidencia física. Las explicaciones convencionales —meteoros, globos, ilusiones ópticas o fraudes— no logran abarcar ni la complejidad ni los patrones coherentes que emergen.

¿Estamos frente a un fenómeno natural aún desconocido? ¿Tecnología secreta? ¿Presencia no humana? Las respuestas aún escapan, pero la ciencia ha decidido, finalmente, no mirar a otro lado.

UAP Y EL FACTOR ALTA EXTRAÑEZA

Hay un aspecto del fenómeno que sigue siendo especialmente inquietante: la alta extrañeza. Este término, acuñado por el astrofísico y ufólogo Jacques Vallée, se refiere a aquellos casos que no solo desafían las leyes físicas conocidas, sino también las lógicas biológicas, psicológicas y, a veces, incluso temporales.

 

A continuación, presentamos los elementos más desconcertantes y los casos paradigmáticos recogidos en el informe científico, que se destacan por su carácter profundamente anómalo, en muchos casos más allá de lo tecnológico.

1. DESAPARICIÓN DEL SONIDO: VELOCIDADES SIN EXPLOSIONES SÓNICAS

En múltiples encuentros, los UAP se desplazan a velocidades hipersónicas (Mach 10 a 40) sin emitir sonido alguno, algo que contradice las leyes de la física atmosférica. Por ejemplo, en el caso del USS Nimitz, el objeto descendió más de 20,000 metros en menos de un segundo sin provocar una explosión sónica ni efecto térmico detectado.

2. MOVIMIENTO INTELIGENTE Y ANTICIPACIÓN

Varios UAP parecen reaccionar de forma consciente a la presencia humana o de sensores. Pilotos han reportado que los objetos evaden interceptaciones antes de ser detectados por radar, como si “leyeran” los movimientos previstos. En otros casos, UAP se han colocado justo fuera del alcance de misiles o armas sin entrar en combate, como si estuvieran realizando vigilancia.

3. ALTERACIÓN DE INSTRUMENTOS Y SENSORES

Muchos encuentros documentan fallos electromagnéticos simultáneos: los instrumentos dejan de funcionar, brújulas giran, radares se ciegan, los sistemas de navegación fallan. El caso del oficial Val Johnson (Minnesota, 1979) es ilustrativo: los relojes del vehículo y del oficial se detuvieron por 14 minutos exactamente. Se detectaron picos de radiación y magnetismo en el área tras el incidente.

4. INTERACCIÓN FISIOLÓGICA CON HUMANOS

Los informes incluyen quemaduras, enrojecimiento ocular, pérdida de conocimiento, náuseas y efectos psicológicos intensos tras encuentros cercanos. Algunos testigos también han reportado tiempo “perdido” (missing time), un fenómeno que aún carece de explicación científica, pero que se repite en muchos testimonios.

5. MATERIALES ANÓMALOS: DEPÓSITOS EXTRAÑOS

Los casos de “residuos” dejados por UAP son pocos pero significativos. En Delphos (Kansas, 1971), quedó un anillo fluorescente repelente al agua que alteró la composición del suelo durante semanas. En Ubatuba (Brasil, 1957), se recogieron fragmentos de magnesio de pureza imposible con la tecnología de la época. En Claymont (Delaware, 2014), una esfera roja dejó un líquido incandescente que quemó la vegetación y mostró trazas de elementos exóticos al ser analizado.

6. TRANSMEDIALIDAD: AGUA, AIRE Y ESPACIO

Algunos UAP han sido observados emergiendo o sumergiéndose en océanos, ríos o lagos sin alterar la superficie del agua, lo que implica una capacidad transmedia sin precedentes. Submarinos militares han seguido a estos objetos que se mueven a velocidades inalcanzables para cualquier vehículo subacuático conocido. Ejemplos repetidos en Noruega, el Caribe y el Pacífico refuerzan esta categoría de comportamiento

7. COMPORTAMIENTOS ILÓGICOS O SIMBÓLICOS

Hay encuentros donde los UAP parecen actuar de formas ritualizadas, repetitivas o simbólicas, sin objetivo estratégico evidente. En el caso de los avistamientos sobre bases nucleares en EE.UU. y Rusia, algunos objetos llegaron a desactivar o activar sistemas de lanzamiento por segundos, como si “demostraran” poder sin causar daño.

8. EL “CABELLO DE ÁNGEL” Y MATERIA EFÍMERA

En el estadio de Florencia (1954), tras la aparición de varios objetos en forma de cigarro, cayó una sustancia blanca filamentosa conocida como “cabello de ángel”. El material se desintegraba al contacto, pero algunas muestras fueron recuperadas. Los análisis revelaron componentes inusuales como silicio y boro en formas no identificadas, sin origen textil, vegetal o industrial conocido.

9. LA LUZ COMO TECNOLOGÍA O ENTIDAD

Varios testigos describen UAP no como objetos sólidos, sino como formas de luz coherente que cambian de forma, tamaño o color en respuesta a estímulos. En algunos reportes, la luz parece tener comportamiento intencional o incluso “comunicativo”. Este tipo de avistamiento ha sido estudiado en el Project Hessdalen (Noruega) durante décadas, donde los científicos han registrado luz pulsante que emite frecuencias electromagnéticas anómalas.

10. TIEMPO Y PERCEPCIÓN ALTERADOS

Quizás el rasgo más desconcertante de la alta extrañeza sea el testimonio recurrente de alteraciones en la percepción del tiempo. Testigos afirman haber vivido eventos de minutos que al reloj duraron horas (y viceversa). Algunos aseguran que el entorno se volvió “irreal” o “silencioso”, como si el espacio mismo se deformara durante el encuentro.

Estos efectos han sido reportados tanto por civiles como por pilotos, oficiales y científicos, y siguen siendo uno de los aspectos menos comprendidos del fenómeno.

La alta extrañeza no puede ser ignorada. Si bien incomoda a la ciencia convencional por su falta de repetibilidad y su carga subjetiva, estos elementos se repiten en los encuentros más serios y documentados. El informe científico lo reconoce: si se busca entender los UAP en toda su complejidad, hay que tener el coraje de enfrentar no solo lo que desafía la física, sino también lo que desafía nuestras categorías mentales, perceptuales y existenciales.

UAP: HIPOTESIS DE TRABAJO

A pesar del enfoque riguroso, los investigadores no descartan ninguna posibilidad, y lo que surge es un mapa complejo de interpretaciones, algunas ortodoxas, otras revolucionarias.

HIPÓTESIS CONVENCIONALES:

Los científicos insisten en aplicar primero la navaja de Occam: la explicación más sencilla suele ser la correcta. Así, muchas observaciones pueden atribuirse a causas bien conocidas. Entre las hipótesis convencionales consideradas están:

Aeronaves humanas (aviones, globos, drones, satélites).

Fenómenos atmosféricos raros (relámpagos globulares, luces sísmicas, halos solares).

Errores de percepción (reflejos, ilusiones ópticas, fatiga visual).

Engaños o fraudes (casos intencionalmente fabricados o exagerados).

Objetos astronómicos mal interpretados (Venus, meteoritos, satélites).

Sin embargo, el propio informe reconoce que este filtro solo logra explicar entre el 60 y 96% de los casos, dependiendo de la calidad de los datos y la investigación. El restante —ese residuo anómalo— sigue generando desconcierto.

HIPÓTESIS AVANZADAS: TECNOLOGÍA DESCONOCIDA

Algunos UAP presentan características que no pueden ser replicadas por ninguna tecnología humana conocida. Frente a esto, el informe plantea hipótesis tecnológicas avanzadas:

Tecnología secreta de gobiernos:

Podría tratarse de proyectos ultra-clasificados, incluso desconocidos para los propios investigadores militares. Esta idea pierde fuerza cuando se observan UAP sobre instalaciones militares de alto nivel sin autorización ni control, incluso interfiriendo con sistemas nucleares.

Tecnología de adversarios extranjeros:

La posibilidad de que China, Rusia u otra potencia dispongan de tecnologías aeroespaciales avanzadas también ha sido evaluada. Sin embargo, informes del Pentágono y del Congreso estadounidense descartan esta hipótesis en muchos de los casos más importantes.

HIPÓTESIS FÍSICAS ALTERNATIVAS: ¿NUEVA CIENCIA?

Algunos físicos involucrados sugieren que los UAP podrían manifestar fenómenos desconocidos de la naturaleza o incluso tecnologías basadas en principios físicos aún no comprendidos. Entre las posibilidades más debatidas:

 

Manipulación del espacio-tiempo: para explicar aceleraciones imposibles sin afectar a los ocupantes.

Sistemas de propulsión basados en energía de punto cero o gravitomagnetismo.

Tecnologías ópticas avanzadas para invisibilidad o baja detectabilidad (stealth cuántico).

Capacidades transmediales reales (pasar del aire al agua sin fricción ni pérdida de velocidad).

Aunque estas ideas rozan el terreno especulativo, los datos observacionales —como velocidades superiores a Mach 50 sin estela ni sonido— obligan a considerarlas seriamente.

HIPÓTESIS BIOLÓGICAS Y COGNITIVAS

En ciertos casos, los UAP han producido efectos físicos en humanos: quemaduras, pérdida de consciencia, alteraciones neurológicas e incluso impacto psicológico duradero. Por ello, algunos investigadores han postulado:

Interacción con campos electromagnéticos de alta intensidad.

Posible bioingeniería asociada a los vehículos (si son tripulados).

Fenómenos psicoespaciales, donde la percepción y la conciencia humana podrían jugar un papel aún no comprendido.

Esta última línea de pensamiento se conecta con estudios que consideran la posibilidad de que los UAP no sean solo objetos físicos, sino manifestaciones que afectan también la conciencia de los testigos.

HIPÓTESIS EXTRATERRESTRE: LA MÁS CONTROVERTIDA

Aunque históricamente estigmatizada, la hipótesis extraterrestre ya no es excluida por sectores científicos. El informe reconoce que algunos comportamientos de los UAP no se ajustan a ningún patrón tecnológico o natural terrestre, y que la inteligencia detrás de ciertas maniobras parece no humana.

Algunos elementos que alimentan esta hipótesis:

Maniobras intencionales de evasión o respuesta ante humanos.

Tecnología aparentemente siglos más avanzada que la nuestra.

Actividad prolongada y silenciosa, sin reivindicación geopolítica.

El informe no afirma que los UAP sean de origen extraterrestre, pero tampoco descarta esta posibilidad. El tono es cauteloso, pero receptivo: “No tenemos suficiente información para descartar esta hipótesis. Tampoco para confirmarla.”

HIPÓTESIS INTERDIMENSIONAL O ULTRA-TERRESTRE

Finalmente, una minoría de investigadores sugiere que los UAP podrían estar relacionados con formas de existencia no espaciales, es decir, inteligencias que no provienen de otro planeta, sino de otras dimensiones, planos de realidad o incluso del propio futuro humano. Esta hipótesis, popularizada por Jacques Vallée y John Keel, ve a los UAP como parte de un fenómeno más amplio que incluye encuentros cercanos, experiencias paranormales y alteraciones del tiempo o el espacio.

Aunque es una de las teorías más especulativas, se menciona en el informe como posibilidad a evaluar si el fenómeno sigue sin ajustarse a ningún marco físico actual.

CONCLUSION

El informe concluye con una advertencia: el mayor error científico sería descartar lo que aún no comprendemos solo porque desafía nuestros modelos actuales. Se recomienda un enfoque interdisciplinario, donde físicos, ingenieros, psicólogos, sociólogos y expertos en inteligencia colaboren con apertura y rigor. Los UAP no han sido explicados aún, pero lo que está claro es que algo real, complejo y posiblemente trascendental está ocurriendo en nuestros cielos… y bajo nuestras aguas. El consenso es claro: ya no se trata de "creer o no creer", sino de investigar con seriedad, abrir los archivos y fomentar la colaboración internacional. El fenómeno UAP, antes relegado a los márgenes, está siendo llamado al centro de la mesa científica. La próxima gran revolución del conocimiento puede estar surcando los cielos —o quizás bajo el mar— mientras seguimos buscando respuestas.

 

FUENTE: The New Science of  Unidentified Aerospace-Undersea Phenomena (UAP) 30 Mar 2025

AUTORES DEL INFORME: Kevin H. Knuth, Philippe Ailleris, Hussein Ali Agrama, Eamonn Ansbro, Phyllis A. Budinger, Tejin Cai, Thibaut Canuti, Michael C. Cifone, Walter Bruce Cornet, Jr., Fr´ed´eric Courtade, Richard Dolan, Laura Domine, Luc Dini, Baptiste Friscourt, Ryan Graves, Richard F. Haines, Richard Hoffman, Hakan Kayal, Sarah Little, Garry P. Nolan, Robert Powell, Mark Rodeghier, Edoardo Russo, Peter Skafish, Erling Strand, Michael Swords, Matthew Szydagis, Gerald T. Tedesco, John J. Tedesco, Massimo Teodora.



JOSE ANTONIO CARAV@CA

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domingo, 22 de junio de 2025

JOHN KEEL: EL PROFETA DE LOS "ULTRATERRESTRES"



UNA APROXIMACIÓN APÓCRIFA AL AUTOR DE "THE MOTHMAN PROPHECIES"

En la encrucijada entre el periodismo de investigación, la literatura fantástica y las creencias populares, emerge la poderosa e hipnótica figura del investigador y escritor John Keel: mitad reportero, mitad chamán posmoderno, e imposible de encasillar. 

Su libro más célebre, The Mothman Prophecies (1975), entrelaza testimonios de OVNIs y encuentros con la extraña criatura bautizada como el hombre polilla, con traumáticos eventos reales ocurridos en Point Pleasant, Virginia Occidental, durante los años 1966 y 1967. El investigador Jerome Clark realizó un artículo (2016) donde exploraba la biografía de Keel y exponía cómo el neoyorkino redefinió y convulsionó la ufología contemporánea al proponer una "nueva demonología", en la que los eventos OVNIs y demás elementos anómalos que los acompañan son simples visitas extraterrestres, sino manifestaciones de inteligencias arcaicas y manipuladoras: los “ultraterrestres”.

DE CHARLES FORT A KEEL: HERENCIA Y EVOLUCIÓN DE LA PARANOIA MODERNA

John Keel no surgió de la nada. Según Clark sus raíces se hunden en la obra de Charles Fort, precursor de lo que hoy conocemos como pensamiento forteano. Fort, quien en The Book of the Damned (1919) sugería que la Tierra podía ser propiedad de entidades desconocidas, cimentó una corriente crítica y lúdica a la vez contra el dogma científico. Keel heredó no solo el estilo mordaz y la desconfianza hacia la ortodoxia, sino también el impulso de recopilar anomalías, de rastrear lo absurdo con seriedad cuasi religiosa. Keel, periodista de formación y aventurero por vocación, vivió experiencias que alimentaron su particular cosmovisión: vio un OVNI en Egipto en 1954, presenció luces misteriosas en Ohio, y hasta creyó ser contactado telefónicamente por entidades no humanas. A diferencia de la mayoría de los ufólogos de su tiempo, Keel abandonó la Hipótesis Extraterrestre (ETH) a las primeras de cambio, en favor de una teoría más incluyente y perturbadora: los no se trataba de visitantes de otros planetas, sino manifestaciones de una especie de conciencia extradimensional, capaz de moldearse a la medida de nuestras creencias

LA PROFECÍA DEL MOTHMAN: UN MONSTRUO, UNA TRAGEDIA, UNA MITOLOGÍA

Todo cambia en la vida de Keel en una fecha particular. En noviembre de 1966, cuatro adolescentes aseguraron haber visto a una criatura alada con ojos rojos en la zona boscosa de Point Pleasant. Este suceso marcaría el inicio de una cascada de avistamientos y episodios extraños, desde OVNIs hasta la aparición de los famosos "Hombres de Negro" (MIB), misteriosos personajes vestidos de negro que intimidaban a los testigos. Keel documentó su investigación en The Mothman Prophecies, una obra híbrida entre reportaje, novela y tratado metafísico que fue una auténtica revolución. En ella, el autor sugiere que la aparición del Mothman fue una especie de presagio de la catástrofe que ocurriría un año después: el colapso del Silver Bridge, que dejó 46 muertos. Para algunos, el monstruo era un heraldo de muerte, un Garuda moderno, símbolo universal de transformación o destrucción

LOS ULTRATERRESTRES Y LA TEORÍA DEL CONTROL

Pero sin duda, una de las contribuciones más originales de Keel fue el concepto de "ultraterrestres", entidades que existirían en un “superespectro” electromagnético fuera de nuestro rango perceptual. No serían demonios en el sentido teológico, pero actuarían con una intencionalidad similar: confundir, manipular, testear nuestra fe y racionalidad. Keel dijo que estos seres "cultivan nuestras creencias y luego se manifiestan de maneras que las refuercen". La teoría del control postulada por Keel se adelantó a muchas corrientes postmodernas de pensamiento, sugiriendo que la realidad es una construcción maleable y que los fenómenos extraordinario son, en esencia, productos interactivos entre la mente humana y una fuerza desconocida. Aunque más tarde restó peso literal a sus hipótesis, afirmando que los ultraterrestres eran un "dispositivo literario", pero el impacto era irreversible

CINE, CULTURA Y LEYENDA

La adaptación cinematográfica The Mothman Prophecies (2002), dirigida por Mark Pellington y protagonizada por Richard Gere, llevó el mito a una nueva generación. En ella, el Mothman se presenta más como una entidad abstracta, una manifestación de lo insondable. En palabras del productor Gary Lucchesi: “No queríamos una historia de monstruos, sino un misterio psicológico con matices surrealistas”. El film no solo revitalizó el interés en Point Pleasant, sino que también consolidó su atractivo turístico. Desde 2002, se celebra el Mothman Festival, que congrega a miles de visitantes, y se inauguró un museo temático en la localidad. De alguna manera, la pelicula sintetizaba el universo de Keel para todos los públicos.

CRÍTICA Y REVALORACIÓN

Keel nunca fue ajeno a la crítica. Fue acusado de credulidad, de falta de rigor y de caer fácilmente en trampas o bromas de otros ufólogos, como Gray Barker, quien admitió haberle hecho llamadas anónimas que Keel interpretó como comunicaciones de UTs. Sin embargo, como señala el investigador David Clarke, es un error juzgar a Keel bajo los criterios tradicionales del periodismo científico. Su obra pertenece más al territorio del New Journalism, donde la frontera entre realidad y ficción se diluye deliberadamente. Para Clark, John Keel representa una figura incómoda, tanto para los escépticos como para los creyentes. Su legado no reside en haber probado o refutado la existencia de los OVNIs, sino en haber cuestionado la naturaleza misma de la realidad, del testimonio y de la percepción humana. Si Charles Fort abrió la puerta a los fenómenos malditos por la ciencia, Keel la cruzó y decoró la habitación con luces de neón, humor negro, ojos rojos y paranoia cósmica. A fin de cuentas, como él mismo decía, “los ultraterrestres somos nosotros”


JOSE ANTONIO CARAV@CA

FUENTE; Clarke, David. A New Demonology: John Keel and The Mothman Prophecies. En: Hunter, Jack (Ed.), Damned Facts: Fortean Essays on Religion, Folklore and the Paranormal. Aporetic Press, 2016.


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viernes, 23 de mayo de 2025

DR. JEKYLL Y MR. HIDE EN EL GOBIERNO USA: LA VERDAD ESCONDIDA TRAS LOS UAP










El fenómeno UAP (Unidentified Anomalous Phenomena) o FANI (Fenómenos Anómalos No Identificados) ha dejado de ser material exclusivo para teorías conspirativas y aficionados del misterio. Desde hace años está firmemente asentado en el debate político, científico y militar de los Estados Unidos acaparando el interés de los medios.

Pero lo que debería ser una investigación clara, orientada al descubrimiento y la transparencia, se ha convertido en una paradoja institucional de grandes proporciones, una especie de laberinto disociativo al mejor estilo del “Dr. Jekyll y Mr. Hyde”. Por un lado, se actúa públicamente como si el fenómeno fuera una curiosidad menor, una molestia burocrática sin mayor importancia y por otro lado, abundan testimonios que apuntan a una red secreta de programas de recuperación de tecnología no humana, ingeniería inversa y hasta almacenamiento de cuerpos biológicos de origen desconocido. Una autentica locura de cruce de datos...

Desde organismos como el Pentágono y la NASA se ha adoptado una postura ambigua. Aunque han admitido que los UAP existen y merecen investigación e incluso que pueden representar una amenaza para la seguridad nacional, la narrativa oficial sigue anclada en una cautela excesiva a la hora de avanzar. No hay evidencias concluyentes, dicen. No hay pruebas de que estos fenómenos representen tecnología de origen no humano. No hay cuerpos, ni naves, ni fotos claras… solo reportes, malinterpretaciones y drones mal identificados. E incluso los videos más curiosos no dejan de ser una fuente inagotable de debate que no aportan nada a las conclusiones.

Esa negación implícita —un "sí, pero no" constante— se ha vuelto cada vez más difícil de sostener frente a declaraciones como las del ex oficial de inteligencia David Grusch, quien aseguró bajo juramento ante el Congreso que el gobierno estadounidense posee restos de naves “no humanas” y material biológico asociado. Entonces, ¿no existe manera legal de responder o zanjar estas cuestiones de una forma más rotunda? ¿Por que este juego interminable de sombras chinescas?

Detrás de esa fachada de escepticismo y cierto sarcasmo que presentan las autoridades ante los requerimientos de los politicos, numerosos informantes con credenciales verificables aseguran todo lo contrario, que existen programas ultrasecretos con décadas de antigüedad, dedicados a la recuperación de objetos voladores no identificados, algunos estrellados o derribados. Estos programas operarían bajo una compartimentación tan extrema dentro del aparato de inteligencia, defensa y contratistas privados, que muchos congresistas, altos funcionarios e incluso directores de agencias no tendrían acceso ni conocimiento de su existencia. Y lo más importante son irrastreables para cualquier petición de libre información o consulta.

Algunos de estos denunciantes describen laboratorios ocultos donde se realizaría ingeniería inversa para intentar comprender estas tecnologías. Se habla de hangares vigilados, registros clasificados y documentos que han sido ocultados incluso a supervisores con autorización de seguridad máxima. Están al margen de cualquier control.

Lo más perturbador no es solo lo que se dice estar oculto, sino el diseño mismo del sistema. El nivel de compartimentación en el entramado de inteligencia estadounidense es tal, que es posible —e incluso probable— que no haya una sola persona viva que conozca toda la verdad. Hay puertas que nadie sabe que existen, y si se supiera, no se sabría a quién llamar para abrirlas. Miembros del Congreso, como Tim Burchett, Anna Paulina Luna y Kirsten Gillibrand, han denunciado públicamente que se les niega el acceso a documentación clave. Algunos se quejan de no saber siquiera qué departamentos podrían tener esa información. Es como buscar un libro en una inmensa biblioteca si ningún dato de localización. Un “Ministerio del Silencio” sin rotulo en la puerta. Este escenario lleva a una conclusión inquietante: es posible que los máximos responsables políticos del país nunca sepan realmente la verdad. No porque no quieran saberla, sino porque el sistema ha sido diseñado para proteger secretos incluso de quienes están llamados a velar por el interés público.

Las recientes iniciativas del Pentágono, como la Oficina de Resolución de Anomalías en Todos los Dominios (AARO), parecen un paso en la dirección correcta. Pero incluso ahí se han levantado voces críticas que afirman que la oficina no tiene el alcance, los recursos ni la autoridad para acceder a la información más sensible.

Estados Unidos enfrenta una contradicción mayúscula: mientras una parte del gobierno actúa como si los UAP fueran poco más que luces en el cielo mal interpretadas, otra parte —opaca, invisible y hermética— podría estar lidiando con una realidad que transformaría para siempre nuestra comprensión del universo.

Este juego de máscaras, esta disociación institucional, podría estar ocultando no solo tecnologías avanzadas, sino también una verdad fundamental: no estamos solos. El problema no es solo la verdad… es que nadie sabe si alguien realmente la conoce.

Pero si estamos ante una teatralización. Podemos hacer una última lectura. Mas inquietante.

En este intrincado tablero geopolítico y de inteligencia, hay quienes advierten que parte del misterio en torno a los UAP podría no ser solo un velo de ocultamiento de esa verdad No-Humana, sino también una construcción deliberada con otros propósitos más siniestros si cabe. Diversos analistas e investigadores sostienen que el mito de las naves estrelladas y la ingeniería inversa no humana ha sido cultivado —o al menos tolerado— desde ciertos sectores del aparato de defensa con un propósito estratégico: hacer creer a adversarios extranjeros que Estados Unidos posee tecnología secreta de origen extraterrestre, y con ello, una ventaja imposible de superar. Esta estrategia de “engañar por exceso”, en la que se permite que florezcan rumores de programas de recuperación y contacto con inteligencias no humanas, podría estar diseñada para ocultar proyectos más terrestres… pero igual de inconfesables. Operaciones de vigilancia encubierta, pruebas de prototipos hipersónicos o sistemas de guerra electromagnética podrían estar siendo protegidos bajo la sombra del fenómeno OVNI, que actúa como una perfecta cortina de humo: lo suficientemente absurda para desacreditar a quien la mencione, pero lo bastante fascinante para capturar la atención del público, los medios de comunicación y desviar la mirada.

Investigadores como Jacques Vallée sostienen que, si bien hay reportes legítimos de fenómenos inexplicables, gran parte del mito moderno de los “platillos estrellados” ha sido alimentado por campañas de desinformación diseñadas desde los años de la Guerra Fría. En este marco, no se descarta que los propios gobiernos hayan sembrado documentos, filtrado testimonios o incluso montado escenarios para sostener una narrativa falsa que en realidad protege secretos muy humanos… pero potencialmente ilegales o inconstitucionales.

Así, la pregunta deja de ser simplemente si estamos solos en el universo, para transformarse en algo más perturbador: ¿Cuánto de lo que creemos saber sobre los UAP es una puesta en escena cuidadosamente orquestada? ¿Y qué es lo que realmente se esconde detrás de esa distracción?



JOSE ANTONIO CARAV@CA

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