Durante décadas, los
fenómenos anómalos no identificados (UAP, por sus siglas en inglés,
anteriormente conocidos como OVNIs) fueron considerados tema marginal, más
propio de la ciencia ficción que de la investigación científica. Sin embargo,
en los últimos años, la creciente acumulación de datos, el interés de gobiernos
y la presión pública han impulsado una revolución silenciosa: el estudio
científico serio y coordinado de estos fenómenos. Un informe internacional
exhaustivo, respaldado por investigadores de renombre mundial, presenta el
estado actual del conocimiento sobre los UAP y revela un panorama que combina
asombro, prudencia y potenciales implicancias trascendentales.
Este es el resumen de ese informe:
¿QUÉ SON LOS UAP?
El término UAP engloba
fenómenos que no pueden ser identificados fácilmente como fenómenos naturales,
artefactos humanos conocidos ni ilusiones ópticas. Aunque el acrónimo puede
referirse a "Fenómenos Anómalos No Identificados", el Congreso de EE.
UU. ha adoptado la denominación “Fenómenos Aeroespaciales y Submarinos No
Identificados” para abarcar también los entornos marítimos y espaciales
Entre las características
observadas más comúnmente se incluyen:
1.- Sustentación sin
superficies visibles de vuelo.
2.- Aceleración instantánea.
3.- Velocidad hipersónica
sin firma térmica o acústica.
4.- Capacidad transmedia
(aire-agua-espacio).
5.- Baja detectabilidad o
invisibilidad.
6.- Efectos biológicos sobre
humanos y animales.
Una de las principales
conclusiones del informe es que los UAP no son exclusivos de EE. UU. Se
documentan estudios oficiales desde 1933 en países como Rusia, Francia, China,
Canadá, Noruega, e incluso durante la Segunda Guerra Mundial. Proyectos como
GEIPAN (Francia), el AAWSAP (EE.UU.), o las recientes iniciativas del Instituto
Keldysh (Rusia), muestran que muchas naciones han tomado el tema con rigor
técnico y militar.
El informe describe el papel
clave de instituciones científicas y militares. Por ejemplo:
1.- SIGMA2 (Francia), un grupo de 25 expertos de
alto nivel, estudia casos inexplicables con metodologías científicas
multidisciplinarias: radar, infrarrojo, efectos fisiológicos y psicológicos.
2.- AATIP y AAWSAP (EE.UU.),
programas financiados con fondos del Pentágono, investigaron miles de casos e
incluso asociaron algunos UAP con tecnologías potencialmente desconocidas o no
humanas.
3.- NARCAP (EE.UU.) se
centra en los reportes de pilotos civiles y militares, considerados testigos
calificados por su experiencia y entorno de observación controlado.
Uno de los aspectos menos
conocidos pero más preocupantes es el potencial peligro que representan los UAP
para la aviación. Se han documentado interferencias en instrumentos de cabina,
maniobras evasivas forzadas por pilotos y hasta casos de colisión cercana. En
este contexto, los pilotos reportan avistamientos solo después de descartar
todas las explicaciones convencionales, sabiendo que sus reportes pueden tener
consecuencias profesionales.
Varios proyectos científicos
están en marcha, como el Galileo Project dirigido por el astrofísico Avi Loeb,
o VASCO, que busca anomalías en archivos astronómicos. Se están desarrollando
sistemas automáticos de vigilancia del cielo (como Sky360 o Sentinel Lab) con
sensores múltiples, inteligencia artificial y cámaras sincronizadas. Además, se
impulsa la normalización de protocolos científicos: sincronización temporal,
posicionamiento de instrumentos, y el uso de sensores ópticos, infrarrojos y de
espectros electromagnético.
A pesar de los avances, el
misterio persiste. Aunque la mayoría de los casos tienen explicaciones
convencionales, una proporción significativa permanece sin resolver incluso
tras investigación detallada. La hipótesis extraterrestre, aunque no
confirmada, ya no es descartada categóricamente, sobre todo en casos como el
del USS Nimitz (2004) o múltiples reportes de UAP sumergidos (USO)
ALGUNOS CASOS QUE PERMANECEN
INEXPLICADOS:
1. USS Nimitz – El Incidente
del “Tic Tac” (2004)
En noviembre de 2004,
pilotos de combate del portaaviones USS Nimitz avistaron un objeto blanco,
alargado, sin alas ni medios visibles de propulsión. El “Tic Tac” fue detectado
simultáneamente por radar, sensores infrarrojos y avistamiento visual. El objeto
descendió desde 24,000 metros a nivel del mar en menos de un segundo y luego
aceleró alejándose en línea recta a velocidad hipersónica. No produjo sonido,
estela ni efectos sónicos. Los datos sugieren una aceleración superior a 700 g,
imposible para tecnología humana o para cualquier organismo vivo sin una
protección desconocida.
2. Caso Delphos, Kansas
(1971)
Un joven y sus padres
observaron una esfera luminosa flotando sobre su granja. Tras desaparecer,
quedó un anillo blanquecino brillante en el suelo. El área mostró propiedades
físicas y químicas alteradas: repelencia al agua, pérdida de fertilidad del suelo,
y una extraña fluorescencia durante semanas. Análisis de laboratorio indicaron
la presencia de compuestos y transformaciones que no corresponden a procesos
naturales conocidos. Este caso es uno de los pocos con “huellas físicas”
persistentes y reproducibles bajo análisis forense
3. El Objeto de Ubatuba,
Brasil (1957)
Se reportó una explosión
aérea de un objeto brillante sobre la playa de Ubatuba. Testigos recogieron
fragmentos metálicos. Estudios posteriores revelaron que se trataba de magnesio
con una pureza superior al 99.9%, imposible de fabricar con la tecnología de la
época, y cuya estructura microcristalina no se asociaba a procesos industriales
convencionales.
El caso Ubatuba es único por
su evidencia material aún conservada y analizada en distintos laboratorios del
mundo.
4. Colisión de Val Johnson,
Minnesota (1979)
Un oficial de policía del
Condado de Marshall colisionó con un objeto luminoso mientras patrullaba una
carretera desierta. Su parabrisas, reloj de pulsera y reloj del coche quedaron
dañados en sincronía. Los instrumentos se detuvieron exactamente 14 minutos y
el vehículo sufrió anomalías electromagnéticas. El oficial quedó inconsciente y
presentaba quemaduras en los ojos, como si hubiera mirado una fuente intensa de
luz UV.
5. Caso del Orbe Rojo en
Claymont, Delaware (2014)
Una esfera roja descendió
lentamente, emitiendo un material incandescente que cayó al suelo. El residuo
quedó atrapado en la vegetación y quemó parte del terreno. Testigos lo
describieron como “lava” flotando desde el aire. Las muestras recogidas contenían
elementos metálicos desconocidos en esa forma natural, incluyendo trazas de
materiales raros asociados a fabricación aeroespacial.
6. Avistamiento múltiple en
el Estadio Artemio Franchi, Florencia (1954)
Durante un partido de
fútbol, decenas de miles de espectadores, jugadores y periodistas observaron
objetos en forma de cigarro flotando sobre el estadio. Cayeron sobre el campo
fibras blancas (“cabello de ángel”) que se desintegraban al contacto. Fragmentos
recuperados fueron analizados: contenían boro, magnesio y silicio, pero su
composición no correspondía a ningún material textil, animal ni vegetal.
7. Fenómenos Submarinos No
Identificados (USO)
No solo el cielo guarda
misterios. En diversas ocasiones, se han reportado objetos sumergidos que se
desplazan a velocidades imposibles para cualquier submarino conocido. Casos
documentados por sonar y testigos visuales incluyen maniobras abruptas, aceleraciones
y desapariciones súbitas sin rastro térmico o acústico. Un ejemplo emblemático
proviene de la costa de Noruega, donde el “Project Hessdalen” ha registrado
patrones luminosos que emergen del agua y se proyectan al cielo, con firmas
espectrales que no corresponden a fenómenos naturales ni dispositivos
tecnológicos conocidos.
8. Evidencias Radiológicas:
El Caso del Geiger en Palomar (1949)
En California, un físico del
Observatorio de Palomar observó una flotilla de discos brillantes. Justo antes
del avistamiento, el contador Geiger del laboratorio registró un pico inusual
de radiación. No se encontraron fuentes radiactivas en la zona. Este patrón ha
sido replicado en otras observaciones cercanas a instalaciones nucleares,
incluyendo Oak Ridge y Los Álamos.
Estos incidentes no son
cuentos populares, sino sucesos documentados con múltiples testigos, registros
instrumentales, y en algunos casos, evidencia física. Las explicaciones
convencionales —meteoros, globos, ilusiones ópticas o fraudes— no logran abarcar
ni la complejidad ni los patrones coherentes que emergen.
¿Estamos frente a un
fenómeno natural aún desconocido? ¿Tecnología secreta? ¿Presencia no humana?
Las respuestas aún escapan, pero la ciencia ha decidido, finalmente, no mirar a
otro lado.
UAP Y EL FACTOR ALTA
EXTRAÑEZA
Hay un aspecto del fenómeno
que sigue siendo especialmente inquietante: la alta extrañeza. Este término,
acuñado por el astrofísico y ufólogo Jacques Vallée, se refiere a aquellos
casos que no solo desafían las leyes físicas conocidas, sino también las lógicas
biológicas, psicológicas y, a veces, incluso temporales.
A continuación, presentamos
los elementos más desconcertantes y los casos paradigmáticos recogidos en el
informe científico, que se destacan por su carácter profundamente anómalo, en
muchos casos más allá de lo tecnológico.
1. DESAPARICIÓN DEL SONIDO:
VELOCIDADES SIN EXPLOSIONES SÓNICAS
En múltiples encuentros, los
UAP se desplazan a velocidades hipersónicas (Mach 10 a 40) sin emitir sonido
alguno, algo que contradice las leyes de la física atmosférica. Por ejemplo, en
el caso del USS Nimitz, el objeto descendió más de 20,000 metros en menos de un
segundo sin provocar una explosión sónica ni efecto térmico detectado.
2. MOVIMIENTO INTELIGENTE Y
ANTICIPACIÓN
Varios UAP parecen
reaccionar de forma consciente a la presencia humana o de sensores. Pilotos han
reportado que los objetos evaden interceptaciones antes de ser detectados por
radar, como si “leyeran” los movimientos previstos. En otros casos, UAP se han
colocado justo fuera del alcance de misiles o armas sin entrar en combate, como
si estuvieran realizando vigilancia.
3. ALTERACIÓN DE
INSTRUMENTOS Y SENSORES
Muchos encuentros documentan
fallos electromagnéticos simultáneos: los instrumentos dejan de funcionar,
brújulas giran, radares se ciegan, los sistemas de navegación fallan. El caso
del oficial Val Johnson (Minnesota, 1979) es ilustrativo: los relojes del
vehículo y del oficial se detuvieron por 14 minutos exactamente. Se detectaron
picos de radiación y magnetismo en el área tras el incidente.
4. INTERACCIÓN FISIOLÓGICA
CON HUMANOS
Los informes incluyen
quemaduras, enrojecimiento ocular, pérdida de conocimiento, náuseas y efectos
psicológicos intensos tras encuentros cercanos. Algunos testigos también han
reportado tiempo “perdido” (missing time), un fenómeno que aún carece de explicación
científica, pero que se repite en muchos testimonios.
5. MATERIALES ANÓMALOS:
DEPÓSITOS EXTRAÑOS
Los casos de “residuos”
dejados por UAP son pocos pero significativos. En Delphos (Kansas, 1971), quedó
un anillo fluorescente repelente al agua que alteró la composición del suelo
durante semanas. En Ubatuba (Brasil, 1957), se recogieron fragmentos de
magnesio de pureza imposible con la tecnología de la época. En Claymont
(Delaware, 2014), una esfera roja dejó un líquido incandescente que quemó la
vegetación y mostró trazas de elementos exóticos al ser analizado.
6. TRANSMEDIALIDAD: AGUA,
AIRE Y ESPACIO
Algunos UAP han sido
observados emergiendo o sumergiéndose en océanos, ríos o lagos sin alterar la
superficie del agua, lo que implica una capacidad transmedia sin precedentes.
Submarinos militares han seguido a estos objetos que se mueven a velocidades inalcanzables
para cualquier vehículo subacuático conocido. Ejemplos repetidos en Noruega, el
Caribe y el Pacífico refuerzan esta categoría de comportamiento
7. COMPORTAMIENTOS ILÓGICOS
O SIMBÓLICOS
Hay encuentros donde los UAP
parecen actuar de formas ritualizadas, repetitivas o simbólicas, sin objetivo
estratégico evidente. En el caso de los avistamientos sobre bases nucleares en
EE.UU. y Rusia, algunos objetos llegaron a desactivar o activar sistemas de
lanzamiento por segundos, como si “demostraran” poder sin causar daño.
8. EL “CABELLO DE ÁNGEL” Y
MATERIA EFÍMERA
En el estadio de Florencia
(1954), tras la aparición de varios objetos en forma de cigarro, cayó una
sustancia blanca filamentosa conocida como “cabello de ángel”. El material se
desintegraba al contacto, pero algunas muestras fueron recuperadas. Los análisis
revelaron componentes inusuales como silicio y boro en formas no identificadas,
sin origen textil, vegetal o industrial conocido.
9. LA LUZ COMO TECNOLOGÍA O
ENTIDAD
Varios testigos describen
UAP no como objetos sólidos, sino como formas de luz coherente que cambian de
forma, tamaño o color en respuesta a estímulos. En algunos reportes, la luz
parece tener comportamiento intencional o incluso “comunicativo”. Este tipo de
avistamiento ha sido estudiado en el Project Hessdalen (Noruega) durante
décadas, donde los científicos han registrado luz pulsante que emite
frecuencias electromagnéticas anómalas.
10. TIEMPO Y PERCEPCIÓN
ALTERADOS
Quizás el rasgo más
desconcertante de la alta extrañeza sea el testimonio recurrente de
alteraciones en la percepción del tiempo. Testigos afirman haber vivido eventos
de minutos que al reloj duraron horas (y viceversa). Algunos aseguran que el
entorno se volvió “irreal” o “silencioso”, como si el espacio mismo se
deformara durante el encuentro.
Estos efectos han sido
reportados tanto por civiles como por pilotos, oficiales y científicos, y
siguen siendo uno de los aspectos menos comprendidos del fenómeno.
La alta extrañeza no puede
ser ignorada. Si bien incomoda a la ciencia convencional por su falta de
repetibilidad y su carga subjetiva, estos elementos se repiten en los
encuentros más serios y documentados. El informe científico lo reconoce: si se
busca entender los UAP en toda su complejidad, hay que tener el coraje de
enfrentar no solo lo que desafía la física, sino también lo que desafía
nuestras categorías mentales, perceptuales y existenciales.
UAP: HIPOTESIS DE TRABAJO
A pesar del enfoque
riguroso, los investigadores no descartan ninguna posibilidad, y lo que surge
es un mapa complejo de interpretaciones, algunas ortodoxas, otras
revolucionarias.
HIPÓTESIS CONVENCIONALES:
Los científicos insisten en
aplicar primero la navaja de Occam: la explicación más sencilla suele ser la
correcta. Así, muchas observaciones pueden atribuirse a causas bien conocidas.
Entre las hipótesis convencionales consideradas están:
Aeronaves humanas (aviones,
globos, drones, satélites).
Fenómenos atmosféricos raros
(relámpagos globulares, luces sísmicas, halos solares).
Errores de percepción
(reflejos, ilusiones ópticas, fatiga visual).
Engaños o fraudes (casos
intencionalmente fabricados o exagerados).
Objetos astronómicos mal
interpretados (Venus, meteoritos, satélites).
Sin embargo, el propio
informe reconoce que este filtro solo logra explicar entre el 60 y 96% de los
casos, dependiendo de la calidad de los datos y la investigación. El restante
—ese residuo anómalo— sigue generando desconcierto.
HIPÓTESIS AVANZADAS:
TECNOLOGÍA DESCONOCIDA
Algunos UAP presentan
características que no pueden ser replicadas por ninguna tecnología humana
conocida. Frente a esto, el informe plantea hipótesis tecnológicas avanzadas:
Tecnología secreta de
gobiernos:
Podría tratarse de proyectos
ultra-clasificados, incluso desconocidos para los propios investigadores
militares. Esta idea pierde fuerza cuando se observan UAP sobre instalaciones
militares de alto nivel sin autorización ni control, incluso interfiriendo con
sistemas nucleares.
Tecnología de adversarios
extranjeros:
La posibilidad de que China,
Rusia u otra potencia dispongan de tecnologías aeroespaciales avanzadas también
ha sido evaluada. Sin embargo, informes del Pentágono y del Congreso
estadounidense descartan esta hipótesis en muchos de los casos más importantes.
HIPÓTESIS FÍSICAS
ALTERNATIVAS: ¿NUEVA CIENCIA?
Algunos físicos involucrados
sugieren que los UAP podrían manifestar fenómenos desconocidos de la naturaleza
o incluso tecnologías basadas en principios físicos aún no comprendidos. Entre
las posibilidades más debatidas:
Manipulación del
espacio-tiempo: para explicar aceleraciones imposibles sin afectar a los
ocupantes.
Sistemas de propulsión
basados en energía de punto cero o gravitomagnetismo.
Tecnologías ópticas
avanzadas para invisibilidad o baja detectabilidad (stealth cuántico).
Capacidades transmediales
reales (pasar del aire al agua sin fricción ni pérdida de velocidad).
Aunque estas ideas rozan el
terreno especulativo, los datos observacionales —como velocidades superiores a
Mach 50 sin estela ni sonido— obligan a considerarlas seriamente.
HIPÓTESIS BIOLÓGICAS Y
COGNITIVAS
En ciertos casos, los UAP
han producido efectos físicos en humanos: quemaduras, pérdida de consciencia,
alteraciones neurológicas e incluso impacto psicológico duradero. Por ello,
algunos investigadores han postulado:
Interacción con campos
electromagnéticos de alta intensidad.
Posible bioingeniería
asociada a los vehículos (si son tripulados).
Fenómenos psicoespaciales,
donde la percepción y la conciencia humana podrían jugar un papel aún no
comprendido.
Esta última línea de
pensamiento se conecta con estudios que consideran la posibilidad de que los
UAP no sean solo objetos físicos, sino manifestaciones que afectan también la
conciencia de los testigos.
HIPÓTESIS EXTRATERRESTRE: LA
MÁS CONTROVERTIDA
Aunque históricamente
estigmatizada, la hipótesis extraterrestre ya no es excluida por sectores
científicos. El informe reconoce que algunos comportamientos de los UAP no se
ajustan a ningún patrón tecnológico o natural terrestre, y que la inteligencia
detrás de ciertas maniobras parece no humana.
Algunos elementos que
alimentan esta hipótesis:
Maniobras intencionales de
evasión o respuesta ante humanos.
Tecnología aparentemente
siglos más avanzada que la nuestra.
Actividad prolongada y
silenciosa, sin reivindicación geopolítica.
El informe no afirma que los
UAP sean de origen extraterrestre, pero tampoco descarta esta posibilidad. El
tono es cauteloso, pero receptivo: “No tenemos suficiente información para
descartar esta hipótesis. Tampoco para confirmarla.”
HIPÓTESIS INTERDIMENSIONAL O
ULTRA-TERRESTRE
Finalmente, una minoría de
investigadores sugiere que los UAP podrían estar relacionados con formas de
existencia no espaciales, es decir, inteligencias que no provienen de otro
planeta, sino de otras dimensiones, planos de realidad o incluso del propio futuro
humano. Esta hipótesis, popularizada por Jacques Vallée y John Keel, ve a los
UAP como parte de un fenómeno más amplio que incluye encuentros cercanos,
experiencias paranormales y alteraciones del tiempo o el espacio.
Aunque es una de las teorías
más especulativas, se menciona en el informe como posibilidad a evaluar si el
fenómeno sigue sin ajustarse a ningún marco físico actual.
CONCLUSION
El informe concluye con una
advertencia: el mayor error científico sería descartar lo que aún no
comprendemos solo porque desafía nuestros modelos actuales. Se recomienda un
enfoque interdisciplinario, donde físicos, ingenieros, psicólogos, sociólogos y
expertos en inteligencia colaboren con apertura y rigor. Los UAP no han sido
explicados aún, pero lo que está claro es que algo real, complejo y
posiblemente trascendental está ocurriendo en nuestros cielos… y bajo nuestras
aguas. El consenso es claro: ya no se trata de "creer o no creer",
sino de investigar con seriedad, abrir los archivos y fomentar la colaboración
internacional. El fenómeno UAP, antes relegado a los márgenes, está siendo
llamado al centro de la mesa científica. La próxima gran revolución del
conocimiento puede estar surcando los cielos —o quizás bajo el mar— mientras
seguimos buscando respuestas.
FUENTE: The New Science of Unidentified Aerospace-Undersea Phenomena
(UAP) 30 Mar 2025
AUTORES DEL INFORME: Kevin H. Knuth,
Philippe Ailleris, Hussein Ali Agrama, Eamonn Ansbro, Phyllis A. Budinger,
Tejin Cai, Thibaut Canuti, Michael C. Cifone, Walter Bruce Cornet, Jr.,
Fr´ed´eric Courtade, Richard Dolan, Laura Domine, Luc Dini, Baptiste Friscourt,
Ryan Graves, Richard F. Haines, Richard Hoffman, Hakan Kayal, Sarah Little,
Garry P. Nolan, Robert Powell, Mark Rodeghier, Edoardo Russo, Peter Skafish,
Erling Strand, Michael Swords, Matthew Szydagis, Gerald T. Tedesco, John J.
Tedesco, Massimo Teodora.
JOSE ANTONIO CARAV@CA
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