Durante décadas, las autoridades estadounidenses insistieron en que los avistamientos de objetos no identificados eran, en su inmensa mayoría, fenómenos explicables. Pero en los despachos de inteligencia y dentro del Pentágono existía otra verdad: una carrera militar clandestina, un pulso tecnológico para intentar descifrar el modo en que operan las misteriosas naves vistas en los cielos y océanos desde hace más de 80 años. Esa carrera, y el mayor programa de investigación ovni jamás financiado por el Gobierno de EE. UU., tuvo su cuartel general en Las Vegas. Eso al menos asegura el periodista George Knapp, del canal 8 News Now en una reciente entrevista para un canal de televisión de Las Vegas. Knapp se refiere al AAWSAP (Advanced Aerospace Weapons System Application Program) que fue gestionado en total secreto con un presupuesto inicial de 22 millones de dólares, gracias al impulso directo del fallecido senador por Nevada, Harry Reid. Reid, antes de morir, aseguró que existe un desafio entre potencias por conocer esta realidad: “La carrera es real y será mejor que la ganemos.”
Durante más de ocho décadas, EE. UU. dijo públicamente que los ovnis no representaban un peligro. Sin embargo, puertas adentro, las agencias de inteligencia reconocían que era necesario adelantarse a Rusia y China en la comprensión, y eventual reproducción, de la tecnología desconocida vista repetidamente por pilotos y radaristas.
Knapp afirmó que: “Las agencias de inteligencia y el Pentágono reconocieron que existe una competencia extremadamente seria para descifrar la tecnología UAP antes de que lo hagan Rusia o China.”
El Dr. Lacatski, agente de carrera de la DIA (Defense Intelligence Agency), pasó décadas analizando tecnología enemiga capaz de destruir naciones enteras. Su compromiso con el secreto era absoluto. Knapp lo describe así: “Era y es un guardián de secretos, y consideraba su juramento y su autorización de seguridad como algo sagrado.”
Hoy, retirado parcialmente, comparte con extremo cuidado aquello que aún puede divulgar. Lacatski fue quien diseñó y dirigió AAWSAP, despues de conocer los extraños eventos extraños que ocurrían en el denominado Skinwalker Ranch, un remoto enclave de Utah conocido por fenómenos inexplicables. Tras visitar el lugar acompañado por su propietario, Robert Bigelow, quedó convencido de que había que investigar a fondo estos hechos anómalos: “Queremos aprender qué puede convertirse también en un arma. Y básicamente ese era nuestro trabajo.”
AAWSAP se alojó dentro de una filial de Bigelow Aerospace y reunió un equipo de 50 investigadores a tiempo completo, operando en casi total clandestinidad. Sus resultados fueron extraordinarios:
114 informes técnicos y científicos.
La mayor base de datos ovni del mundo, compilada por personal del gobierno.
Casos verificados por radar, pilotos y testigos profesionales.
Han pasado catorce años desde el fin oficial del programa, y la DIA aún no ha desclasificado los archivos. Pero Lacatski sí lo ha hecho parcialmente a través de su nuevo libro, New Insights, que presenta material extraído directamente de esos informes. Knapp subraya que: “El material del libro proviene de archivos del gobierno… recopilado por personal del gobierno en un programa financiado por el gobierno.”
Las revelaciones contenidas en esos archivos son inquietantes según el periodista de Nevada:
1.- Naves gigantes que cambiaban de forma en pleno vuelo, observadas por pilotos comerciales.
2.- Testigos que sufrieron cambios fisiológicos tras un encuentro cercano.
3.- Consecuencias médicas severas en múltiples casos investigados.
4.- Fenómenos paranormales en hogares de personas que previamente habían visto luces o triángulos en el cielo.
5.- Actividad extrema en torno a Skinwalker Ranch, incluyendo criaturas, mutilaciones y episodios semejantes a los “hombres de negro”.
Quizás la afirmación más sorprendente que Lacatski reconoce abiertamente es que el gobierno de EE. UU. posee al menos un artefacto recuperado de origen desconocido.
Knapp confirmó que: “El gobierno tiene en su poder, al menos, una nave recuperada de origen desconocido… una máquina voladora sin alas, sin motor, sin combustible y sin depósitos de combustible.” Cuando Knapp le preguntó cómo puede un objeto sin motor ni alas ser considerado un vehículo, Lacatski responde sin rodeos: “Puedes verla volar. Quiero decir… puedes estar bastante seguro de que no estamos tratando con humanos.”
Aunque AAWSAP estaba cumpliendo todos sus objetivos en apenas 27 meses, la financiación se cortó bruscamente. Las teorías abundan, pero un correo del propio Lacatski apuntó al responsable decisivo: Harry Reid. El senador temía que detalles del programa se filtraran desde su oficina, donde sospechaba que alguien estaba infiltrado para sabotear su campaña de 2010. Knapp señala que: “Él estaba preocupado de que la historia saliera a la luz. Que nos afectara… que dejara de ser senador de los Estados Unidos.”
Paradójicamente, Reid ganó con holgura y, ya como líder de la minoría, garantizó que parte de la investigación continuara en otros canales.
Aunque evidentemente no se trata de una divulgación oficial, Lacatski está convencido que: “Podemos estar bastante seguros de que no son humanos.”
Ahora solo falta una confirmación o validación oficial para estas sensacionales informaciones que siguen, al igual que los ovnis, en el aire...
JOSE ANTONIO CARAV@CA
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