El
investigador británico Nick Redfern, en un reportaje titulado “Roswell Slides”:
What Will They Prove?” (06/02/2015) realizaba una interesante reflexión (que
nosotros vamos a desarrollar y ampliar) sobre lo que puede ocurrir el día después de
la presentación pública de las diapositivas de Roswell. Si en el mejor (poco probable) de los
escenarios posibles para los integrantes del “Dream Team” resultara que no
puede hallarse indicios de fraude en las imágenes, que realmente pertenezcan a
finales de los años cuarenta, y que el presunto “humanoide extraterrestre”
tuviera un aspecto desconcertante, las posteriores consecuencias quizás fueran
muy diferentes a las esperadas por los investigadores norteamericanos. Pese a
que los ufólogos ansían que la noticia de la presentación de sus pruebas de la
vuelta al mundo generando una polémica sin precedentes sobre la realidad del
fenómeno OVNI, y del incidente Roswell en concreto, las repercusiones pueden extinguirse
más rápido de lo que esperan y desean. Ya que, probablemente, la información
visual expuesta en las diapositivas, al no ir acompañadas de ninguna otra
evidencia documental, no es lo suficientemente contundente para acallar la
dudas planteadas y generar un gran “incendio mediático”. Y es que existe un
precedente con el que podemos comparar los acontecimientos que están por
devenir. En 1967 Roger Patterson aseguró que tenía la prueba definitiva de la
existencia de un gran homínido que vivía escondido en los bosques de
norteamérica y Canadá. Patterson afirmaba que había logrado obtener una
grabación de 16 mm de un BigFoot que había avistado en Bluff Creek (California). Cuando la noticia se
dio a conocer la prensa esperó expectante las imágenes. Pero una vez
presentada, la polémica película solo sirvió para aumentar los debates en torno
a la supuesta existencia del Pies Grandes y apenas hubo reacciones en la
comunidad científica. Sin embargo, lo más curioso para nuestro presente caso,
es que ambos bandos, defensores y detractores de la realidad de la filmación de
Patterson utilizaban argumentos evidentemente contrapuestos. Zoólogos,
primatólogos y diversos estudiosos ofrecían un rico y dispar abanico de
opiniones sobre la criatura “cazada” por la cámara de Patterson. Mientras que
para algunos la forma de andar y moverse indicaban certeramente que no se trata
de un ser humano disfrazado, para otros expertos, su giro providencial de
cabeza, para exponer su rostro a cámara era un descarado “gesto cinematográfico”
que evidenciaba el fraude. Por ejemplo, Ryan Peterson, especialista en efectos especiales
de Hollywood aseguraba en el periódico Salt Lake Tribune (Octubre de 2007) que:
“En mi opinión, la tecnología y los recursos artísticos no estaban disponibles
en 1967 para crear un disfraz de Piegrande tan convincente”. Por su parte el
profesor D. W. Grieve, experto en biomecánica, escribió lo siguiente en un
informe titulado “Report On the Film of a Supposed Sasquatch” (1977): “Mi impresión
subjetiva ha oscilado entre la aceptación total del Sasquatch, basándome en que
la película era de difícil falsificación, y un rechazo irracional fundado en
una respuesta emocional a la posibilidad de la existencia real del Sasquatch.
Creo importante decirlo, pues otras personas han reaccionado de manera similar
ante la película”. El antropólogo Grover Krantz, en su libro “Footprints: A
Scientific Inquiry Into The Reality Of Sasquatch” (1992) llegó a la conclusión
de que la película presenta una criatura real, ya que sus movimientos no pueden
ser imitados por una persona que llevara un disfraz de gorila. Ian Redmond un
destacado primatólogo británico que trabajó con gorilas en África, ofreció su
opinión en un documental titulado “Bigfoot el análisis definitivo” (2014) asegurando que la filmación era real y
muy convincente, ya que mostraba una criatura muy parecía a un gorila de
espalda plateada que eran prácticamente desconocidos en aquellas fechas para el
gran público.
El film de Roger Patterson sigue generando una polémica infinita... |
Sin embargo,
aunque estas declaraciones parezcan convincentes, según los expertos que
consultemos los resultados pueden ser opuestos o radicalmente opuestos a los
expuestos anteriormente. Y donde antes no existían posibilidades de que fuera
un disfraz, ahora se ofrecen hasta detalles del trucaje. Así Lothar Frenz, en
su libro “El libro de los animales misteriosos” (2003) decía que: “En 1998 un
equipo cinematográfico de la BBC copió con convincente autenticidad la
sensacional película de Patterson con un actor disfrazado, demostrando de ese
modo que esas tomas eran muy probablemente una falsificación, una hábil
escenificación de Roger Patterson que podría haber utilizado a su incauto
acompañante Gimlin como testigo imparcial”. Y puestos a contradecir opiniones,
Eduardo Ángulo, en su libro “Monstruos. Una visión científica de la
criptozoología” (2007) recogía unas declaraciones que invalidaban la tesis de
que no se trataba de un hombre disfrazado: “En 1998, los criptozoólogos Cliff
Crook y Chris Murphy han estudiado con medios informáticos de análisis de
imagen cuatro fotogramas de la película y han encontrado un extraño objeto
colgante que consideran de fabricación humana. Proponen que es algún tipo de
cierre del disfraz. En conclusión, es una cremallera. También se dice que el
disfraz lo fabricó John Chambers, galardonado con el Oscar al mejor maquillaje
por El planeta de los simios. Quizá no sea cierto, pero por lo menos es
adecuado. Para terminar, hoy también sabemos que dentro del disfraz estaba Bob
Heironimus, embotellador del Pepsi-Cola, al que habían prometido mil dólares
por hacer el antropoide un rato”. El Dr. David Daeling, antropólogo de la
universidad de Florida argumentaba en el documental "Is It Real?"
(2009) que: "algunos estafadores son muy creativos y los científicos no están
acostumbrados a ver las cosas de ese modo", concluyendo que: “No hay forma
de determinar sin una cuota de duda razonable que exista ese animal sin tener
el cuerpo en una mesa de disección"...
Pocos investigadores creen que la presentación pública de estas diapositivas (algo mejoradas), puedan llegar a provocar un terremoto social o mediático sobre la realidad de los OVNIs. |
Esto
demuestra que los “infalibles”
argumentos de los expertos, especialistas o científicos, ofrecen un
amplio marco de veredictos, según consultemos a unos o a otros, demostrando que
enjuiciar sobre algo no tangible, en este caso una filmación o una
diapositivas, es muy relativo… demasiado relativo.
Por tanto,
el propietario de las diapositivas de Roswell, así como los ufólogos implicados
en la revelación de estas supuestas evidencias de vida extraterrestre, si
demuestran que las imágenes no son un trucaje ni aparentemente un ser humano
deformado o enfermo, aún tendrían ante sí un insalvable muro de escepticismo
para llegar a calar con su discurso en la opinión pública mundial, y mucho más
complicado aún, para llegar a perturbar al “establishment científico”. Tal y
como expone Nick Redfern en su acertado planteamiento: “A menos que, o, hasta
que, alguien nos proporcione el cadáver de un alienígena que pueda ser
comparado con el cuerpo que aparece en las diapositivas, las imágenes siempre
serán el equivalente "ufológico" de la película de Patterson. Sólo
una sólida evidencia física de lo que pasó en Roswell -para la comparación–
cambiará las cosas".JOSE ANTONIO CARAV@CA
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