Sin duda uno
de los eventos más misteriosos y controvertidos ocurridos en la década de los
sesenta en los Estados Unidos sucedió en la pequeña localidad de Glassboro (Nueva
Jersey), y por diversas razones ha permanecido en la sombra y “desechado"
de la literatura ufológica durante más de 5 décadas etiquetado como un simple
fraude. Sin embargo, quizás, este caso pueda encerrar un enigma apasionante a
la espera de ser revelado…
Esta es la
historia, reconstruida 53 años después...
ENCUENTRO EN EL BOSQUE
El sábado 5
de septiembre de 1964, sobre las 15:00 horas, 2 hermanos de 8 y 11 años, se encontraban
pescando tranquilamente en un lago en las proximidades de Glassboro cuando 2
jóvenes bien vestidos se les aproximaron. Uno de ellos estaba descalzo. Sin
mediar otro comentario, uno de los jóvenes les dijo a los niños que la tarde
del viernes había visto el descenso de un objeto luminoso rojo en el bosque y
que esa misma mañana, en compañía de su amigo habían localizado el lugar donde
había aterrizado el OVNI. En ese momento les preguntó a los hermanos si querían
visitar la zona del descenso. Ni cortos ni perezosos, los hermanos se
encaminaron al interior del bosque donde encontraron unas misteriosas huellas
en la arena. En la zona parecía que había aterrizado un objeto que había dejado
4 profundas marcas sobre el terreno. Se daba la curiosa circunstancia que el
padre de los niños, el Sr. Ward Campbell, era miembro del NICAP (National
Investigations Committee On Aerial Phenomena, uno de los grupos ufológicos más
importantes de Estados Unidos). Y esa misma tarde cuando fue a recoger a sus hijos
al lago, visitó la zona de las huellas tras oír la historia de los niños. Impresionado
por los rastros, el Sr. Campbell informó inmediatamente a la policía, y el jefe
del departamento quedó tan intrigado que decidió acompañarle al lugar al día
siguiente.
LA INVESTIGACION POLICIAL
Una vez en
el interior del bosque, el Sr. Campbell y el jefe de policía Everett Watson se
sorprendieron por la magnitud y extrañeza de todas las huellas y marcas que
existían en la zona. Así que Watson reclamó la presencia de 2 agentes más para
completar y colaborar en la investigación. Tras la incorporación de los
patrulleros Robert Toughill y John Schulde, el grupo decidió examinar, medir y
anotar todas las evidencias que hallaron en la zona. Sobre la arena existían 3
huellas formando un triangulo de 8’2 metros centímetros, 7’10 metros
centímetros y 7’5 metros de lado. Las marcas eran profundas, de forma cónica y
redondeada en su base, de unos 45 centímetros de profundidad y unos 70
centímetros de diámetro. Las marcas habían levantado a su alrededor unos
pequeños y regulares montículos de arena y tierra de unos 12’7 centímetros de
altura. Algunas muestras de arena de los alrededores, de aspecto ennegrecido,
parecían haber sido eyectadas desde el centro de las marcas.
Agentes de policía de Glassboro examinaron las huellas...(Cortesía Michael Swords) |
En el centro
aproximado del triangulo formado por las 3 huellas, existía otro orificio,
semejante a un cráter de 45 centímetros de profundidad y 71 centímetros de
diámetro. Alrededor de esta marca había 11 huellas de quemaduras dispuestas
como las horas de un reloj. En el informe que realizó el agente Schulde también
se indicaba que: “lejos del agujero
central, dispuestas en un patrón triangular se observan 3 agujeros 25’4
centímetros de ancho y 20’3 centímetros de profundidad en la que la hierba
aparece hundida”. Los policías dictaminaron que la arena del interior de
las huellas estaba fundida y que en la zona había unos “desconcertantes
fragmentos metálicos”. Se recogieron muestras para su análisis de ambos
elementos, tanto por los oficiales de policía como por el Sr. Campbell. Cuando
los periódicos publicaron la noticia de la aparición de la huellas, se originó
un inusitado interés en Glassboro y los alrededores, que provocó que más de 4.000
personas acudieran al lugar donde supuestamente había aterrizado un OVNI.
Además, algunos vecinos de la zona afirmaron haber visto un OVNI en los
alrededores en aquellas fechas. La señora Freda DuFala dijo a los periodistas
locales que había distinguido una resplandeciente "luna roja” en esa área.
También se supo que otra vecina y 2 niñas habían observado una luz extraña en
la zona…
LA INVESTIGACION DE LA USAF
Debido al
interés creciente de la prensa por conocer lo ocurrido, el 9 de septiembre de
1964 la “Associated Press” se puso en contacto con la cercana Base McGuire de
la USAF para informales sobre la aparición de las misteriosas huellas. Las
autoridades militares enviaron un grupo de estudio formado por un Mayor, un Capitán,
tres sargentos y un profesor de geología de la Southern Connecticut College, el
Dr. Robert L. Brown que ya había colaborado en otras investigaciones OVNIs con
la USAF. Los militares tomaron muestras del terreno e hicieron copias de todos
los informes elaborados por la policía de Glassboro. Todas las evidencias
fueron enviadas a la Base de Wright-Patterson para su análisis, al igual que el
informe de las huellas, que terminó incluido en el conocido BlueBook. Los
militares recogieron otras como “envoltorios de chicle” y “restos de petardos”,
también anotaron que en la zona había “huellas de zapatillas de deporte”.
Croquis de las huellas realizadas por John Schulde de la policía de Glassboro. (Cortesía Michael Swords) |
Al día
siguiente de su inspección ocular, Robert L. Brown realizó una visita de
cortesía a la comisaría de Glassboro informando a los policías que, "extraoficialmente",
el caso era un engaño ya que las “pisadas” y los “restos de petardos” así lo
indicaban. Posteriormente un portavoz de la Fuerza Aérea confirmó este primer dictamen,
aunque insólitamente, indicaba que la "arena fundida" había sido
enviada a Wright-Patterson, sin llegar a explicar cómo unos bromistas llegaron
a elevar la temperatura de la misma, unos 1500 °C, para alcanzar ese estado.
Cuando el oficial Robert Toughill escuchó esta afirmación de los militares se
preguntaba como unos falsificadores o bromistas habían conseguido este
resultado.
LA INVESTIGACION DE LOS UFOLOGOS
El 10 de
septiembre el Dr. John Pagano, miembro del NICAP, se personó en el lugar para
investigar los hechos. Pagano se entrevistó
con el capitán Watson, con el propietario de la tierra donde habían aparecido las marcas, Frank Sergi
y con el Sr. Ward Campbell. El ufólogo
indicó en su informe que el Sr. Sergi; “estaba
muy impresionado con la perfecta formación del cráter cónico, y su aspecto cristalino".
En aquella ocasión el grupo de investigación se percató de los daños producidos
en algunas ramas de los árboles de los alrededores. Las conclusiones del Dr.
Pagano eran “positivas”. El NICAP en sus apreciaciones preliminares afirmaba
que las huellas de Glassboro "probablemente
fueron puestas allí por un objeto volador no identificado (…) Esta es una "evidencia física
impresionante" y son muy parecidas a las marcas que se encuentran en otros
3 otros casos de aterrizaje OVNIs registrado este año en Nuevo México y
Montana".
Los ufólogos examinaron las huellas y las marcas halladas en la vegetación colindante (Cortesía Michael Swords) |
Detalle de una de las huellas. (Cortesía Michael Swords) |
El interior de las huellas estaba ennegrecido. (Cortesía Michael Swords) |
Otra de las misteriosas huellas. (Cortesía Michael Swords) |
Coincidiendo con la incursión del NICAP en la zona, el
ufólogo Alphonse Zulli acudió a
Glassboro el 10 de septiembre. Además se
daba la circunstancia que Zulli era experto en arboles y podía evaluar con
mayor acierto los daños presentados por la vegetación colindante a las huellas.
Acompañado de otros 2 expertos en arboles, Zulli llegó la zona de las marcas el
11 de septiembre. Aunque comprobaron que los continuos “turistas” que acudían
al lugar habían casi desecho las rastros sobre el terreno, comprobaron
aliviados, que por su altura, las marcas sobre los arboles permanecían
intactas. Los expertos comprobaron, tras trepar a uno de los arboles, que a
unos 12 metros de altura algunas hojas estaban carbonizadas. La carbonización
parecía haber actuado de forma selectiva ya que algunas hojas no presentaban
quemaduras. En otras zonas del árbol se apreció que la corteza estaba
carbonizada también de forma selectiva y en ocasiones parecía haber sido
arrancada de cuajo. Además determinaron que el árbol no estaba afectado por
ninguna enfermedad. El grupo de Zulli estableció que la “fuerza carbonizadora”
actuó en un radio aproximado de 9 metros de diámetro sobre el lugar donde
estaban las huellas. También en los alrededores de las huellas encontraron una pequeña
planta de semillero de pino que parecía haber sido arrancada con fuerza del
suelo. El árbol más dañado, era un sasafrás, que por la acción de una gran
fuerza mostraba parte de sus raíces. Los especialistas estimaron que al menos
se necesitarían la acción de 10 hombres, o, una maquina, para arrancar el árbol
de aquella manera. Zulli estaba convencido que el descenso o elevación de un
artefacto había producido todas aquellas marcas inexplicables. Pero quizás la
aportación más controvertida del caso vino de la mano del Dr. Berthold Schwarz
que mantuvo contacto tiempo después del incidente con el Sr. Campbell. Según se
desprende de sus informaciones, nunca corroboradas, en el lugar de las huellas
se hallaron también unas misteriosas “esferas de polvo blanco”, del tamaño de
una pelota de golf, que tenían un tacto extremadamente frío cuando fueron
sujetadas por los policías.
El NICAP reconstruyó el hipotético aspecto del artefacto que debió plasmar las huellas en la zona. (Cortesía David Halperin) |
Otro discutido dato añadido por el Dr. Schwarz se
refiere a la apariencia de los jóvenes que se aproximaron a los niños, ya que
el investigador dijo que tenían aspecto de nórdicos, muy parecidos a los supuestos
extraterrestres de Adamski (!). Más extrañas aún fueron las afirmaciones del
Dr. Schwarz que indicaban que el Sr. Ward Campbell tiempo después de la
publicación del caso estaba siendo acosado por alguien no identificado durante
sus viajes de negocios. Según le contó al Dr. Schwarz cuando se hospedaba en
los hoteles recibía anónimas llamadas de teléfono interrogándole sobre su
interés en los OVNIs. El padre de los “detonadores” del suceso de Glassboro se
mostraba "asombrado y asustado”, cuando señalaba que su misterioso
interlocutor parecía tener información sobre él, que nadie más podía conocer…
LA INVESTIGACIÓN DE UN GRUPO
ESTUDIANTES DE SECUNDARIA
Tras las
pesquisas de la policía, los militares, la prensa y los ufólogos les llegó el
turno a unos inesperados pero eficaces investigadores amateurs. Varios estudiantes
de secundaria de Glassboro acudieron al lugar de las huellas para examinar a
conciencia el lugar. Tras inspeccionar toda el área, tomaron muestras y
consultaron a diferentes expertos locales. En sus conclusiones los estudiantes
contradijeron las aseveraciones del asesor de la USAF, el Sr. Robert L. Brown. Sin
elevar el tono de sus afirmaciones los jóvenes indicaron que las tesis del profesor
de geología habían sugerido que el agujero contenía nitrato de potasio, un
componente utilizado en la fabricación de la pólvora (petardos), y por lo tanto,
todo era debido a la acción de un bromista. Sin embargo los estudiantes
señalaron que en sus muestras no se hallaron rastros de nitratos y la única
muestra del mismo se encontró, de forma muy superficial, en otros lugares del
área pero alejadas a las huellas. Los estudiantes también examinaron el Sasafras,
que erróneamente en el informe de la USAF se identificaba como un roble, y tras
consultar a un botánico, llegaron a la conclusión que la fuerza necesaria para
arrancar el árbol de aquella forma, debía de ser de al menos unos 680 kilogramos.
Los estudiantes también hallaron un musgo chamuscado de forma controlada y
direccionada. En su acertado informe, del que la propia USAF solicitó una copia,
los estudiantes indicaron que las tres marcas fueron originadas por una “fuerza”
lisa y con un fondo ligeramente redondeado, ya que las raíces de las plantas de
la superficie no habían sido cortadas y sólo habían sido presionadas contra las
paredes del orificio.
LAS CONCLUSIONES DE LA USAF
El 30 de
septiembre la USAF emitió su veredicto final
para explicar aquellas enigmáticas huellas que tanto interés habían generado en
la población y la prensa. Los militares afirmaron que se trataba de un fraude
perpetrado por un bromista que había cavado varios agujeros en el suelo y
utilizado petardos para conseguir mayor impacto visual. Los estudiosos de la
USAF indicaron que las muestras metálicas recogidas por la policía eran simple
“papel de aluminio”. Ante este panorama el misterio parecía desvanecerse. Y
coincidiendo con la publicación de este informe, la USAF tuvo un inesperado “aliado”
que presagiaba el fin de toda la historia. Un universitario de 18 años llamado Michael
Hallowich, aseguró a la prensa local que él fue el responsable de todo el
engaño. El ufólogo David Halperin, que con tan sólo 16 años estuvo investigando
en la zona el 12 de septiembre de 1964 explica lo sucedido con el bromista en
un artículo titulado "UFO Landing in Glassboro, NJ – Fifty Years Ago"
(12/09/2014): “Los argumentos contra la
teoría del engaño fueron pesadas y sólidas. Por desgracia también estaban
equivocadas. En enero de 1965, los periódicos de Philadelphia dieron la
terrible noticia. Un estudiante universitario llamado Michael Hallowich
–escrito Hallowitz en algunos informes, había admitido que lo había hecho. Él y
dos amigos "cavaron un cráter, luego cavaron tres agujeros formando un
triangulo y encima de estos rompieron las ramas de un árbol. Entonces
prendieron un fuego en el centro del cráter y espolvorearon un poco de sulfato
de potasio y el dióxido radio de la zona para que aparezca radiactivo." Al
día siguiente, dijeron a los chicos que habían visto el aterrizaje de un OVNIs,
y así nació el "aterrizaje de Glassboro".
Michael Hallowich se responsabilizó de ser el autor de las huellas. Inmediatamente después de esta declaración el caso cayó en el olvido. (Cortesía David Halperin) |
Michael Hallowich que
pretendía salir airoso de sus arriesgadas afirmaciones, ya que no había
revelado su identidad públicamente, pronto se vio metido en un buen lio. La
policía exigió al periódico que le facilitarán el nombre del bromista, y tras identificarlo
fue procesado por un delito menor y condenado finalmente a pagar, las costas
del juicio, unos 10.000 dólares, después de que se le reclamará 50.000 dólares.
Aunque el caso contaba con suficientes ingredientes enigmáticos como para haber
seguido acaparando la atención de los investigadores, la contundente respuesta
de la USAF y sobre todo, la coincidencia temporal con la “confesión” mediática del
universitario arruinaron por completo la credibilidad del caso. Casi ningún
investigador apostó por la realidad de este caso que pronto cayó en el más profundo
de los olvidos, ante la existencia de otros importantes sucesos, como el de
Socorro (24/03/1964) que aquel mismo año ocuparon cientos de páginas en los
periódicos y boletines de los ufólogos… ¿pero realmente estábamos ante un
fraude?...
LAS INCOGNITAS DEL CASO
Al margen de
la “revelación” del universitario, parecía que las negativas conclusiones de la
USAF estaban preparadas antes incluso de recibir los resultados del
laboratorio. De hecho, es reseñable, por su falta de rigor, que cuando los
militares examinaron el terreno varios días después de los hechos, tomaron como
indicios destacables elementos que lógicamente habían sido producidos por la
contaminación causada en la zona por las innumerables visitas. Por tanto, no
parece un argumento de peso que las pisadas de zapatillas deportivas ni los
restos de cartón de petardos aparecidos en el lugar tengan relación directa con
las huellas. Máxime, cuando no se ha verificado que los análisis dictaminasen
que la arena contenía restos de nitratos. Además los propios oficiales de
policía de Glassboro que se personaron en la zona, sólo 24 horas después del
hallazgo de los niños, se mostraron muy sorprendidos de las negativas conclusiones
de la USAF. Sobre todo cuando conocieron que le restaban importancia a las
huellas halladas sobre el terreno, la vitrificación de la arena o la aparición
de los extraños restos metálicos (que fueron calificados como simple “papel de aluminio”). Además, los
daños sufridos por la vegetación colindante al presunto aterrizaje OVNI, con
roturas, quemaduras selectivas y “movimientos” de arboles tampoco parecen
afines a una broma. Del mismo modo, tampoco se investigó, ni documentó seriamente,
ni siquiera por parte de los ufólogos, los varios testimonios de vecinos que
aseguraban haber visto un OVNI. Ante
estas incógnitas era necesario reabrir la investigación de este fascinante
suceso…
¿UN ENIGMA SIN RESOLVER?
Actualmente
ni siquiera el amplio catalogo de avistamientos OVNI de la pagina Web del
extinto NICAP ofrece alguna información, ni a favor ni en contra, sobre este controvertido
evento. Incluso el ufólogo y coordinador del site del citado grupo, Fran
Ridger, no pudo aportar ningún dato adicional al autor del reportaje. No
obstante, los ufólogos David Halperin y Michael Swords, de manera independiente
habían realizado una loable contribución para que el caso no desapareciera de
la memoria colectiva.
El
investigador Michael Swords publicó un interesante y completo artículo
denominado "GLASSBORO, NJ UFO Event (?) 9/4/1964: What a Mess!"
(30/04/2013) donde hacía un exhaustivo repaso a los misteriosos hechos acecidos
en Glassboro. En dicho trabajo Swords se preguntaba varias cuestiones
esenciales que rodean a este incidente: “¿Es
este caso resultado de una broma pesada perpetrada por un matón de
universidad?, ¿o es un caso característico de huellas de aterrizaje?, ¿o
es un caso parecido a los descritos por
John Keel (en referencia a lo absurdo)?”.
David Halperin en la zona de las huellas (Cortesía David Halperin) |
Para inmediatamente después
responder: "Lo del matón de la
universidad no se corresponde con los hechos. Aún peor fueron las conclusiones
de la USAF". Pese a estas afirmaciones, Swords se mostraba muy
escéptico ante la posibilidad de que un OVNI hubiese provocado las huellas, ya
que pensaba que no había pruebas de que se hubiese avistado nada anómalo en
aquellas fechas en los cielos de Glassboro. Tanto de sus pesquisas como de las
de David Haperin se podía realizar una lista de las huellas y evidencias más
importantes halladas en la zona:
1.- 4 huellas
profundas en la arena. Alrededor de estos orificios se observaban unos pequeños
montículos dispuestos de forma uniforme.
2.- Arena
vitrifica en el interior de las huellas.
3.- Restos
metálicos esparcidos en la zona.
4.-
Vegetación quemada parcialmente en varios puntos.
5.- Hojas
quemadas selectivamente a 12 metros de altura.
6.- Ramas
rotas.
7.- Pequeños
trozos de cortezas arrancadas del tronco de un árbol.
7.- Árbol
parcialmente arrancado del suelo, por lo que mostraba parte de sus raíces.
Para profundizar
en las interrogantes del caso, el autor del presente reportaje contactó con
Michael Swords, gracias a las gestiones emprendidas por Fran Ridge. En sus
primeras comunicaciones el investigador norteamericano se mostraba muy crítico
con las investigaciones conducidas por la USAF, el NICAP y algunos ufólogos.
Para Swords las pesquisas más relevantes fueron, precisamente las desarrolladas
por el grupo de estudiantes de secundaría, con la colaboración de varios
especialistas locales, con la finalidad de realizar un proyecto de ciencias.
Detalle de la rama partida junto a las marcas. (Cortesía de David Halperin) |
Sobre
el presunto bromista, Swords ya había mostrado su tajante opinión en el citado
artículo: “No hay nada como un completo
idiota para mancillar un caso”. Y es que según las apreciaciones del
ufólogo, Michael Hallowich solo quiso ganar algo de dinero fácilmente… Pero,
entonces, ¿estábamos ante un caso real?... ¿Quién realizó aquellas huellas?,
¿Un OVNI?... La cosa no era tan sencilla…
Michael Swords
aseguró al autor del presente reportaje que "las
huellas son interesantes", y resumió sus conclusiones sobre el caso en
varios puntos: "1) No existió
avistamiento OVNI, en ningún momento.2) Existían unos rastros que eran
anómalos/inexplicables. 3). Sin ningún avistamiento OVNI sobre el lugar, no se
puede defender tan fácilmente que los OVNIs tenían algo que ver con esto".
Por su
parte, en evidente contradicción con estas valoraciones, el ufólogo David
Haperin que presenció las huellas in-situ en aquellas fechas, explicó al autor
del reportaje que: "No tengo ninguna
duda de que el caso de Glassboro fue un engaño. El bromista, un estudiante
universitario llamado Michael Hallowich, que confesó que lo hizo". Además se mostraba sorprendido y algo
desconcertado al conocer las afirmaciones de Swords. Haperin dijo que: “No sé por qué Swords dice que los
"rastros" son anómalos e inexplicables; seguramente Michael Hallowich
y el que estaba con él, simplemente cavaron los agujeros”.
Al margen de
las valoraciones, positivas o negativas del caso, de lo que no hay dudas, es
que el incidente de Glassboro contiene tal grado de extrañeza que es muy
complejo aproximarse a su verdadera naturaleza a tantos años vista. Si
realizamos un repaso a algunos de los aspectos del suceso hallaremos diferentes
elementos que apuntan hacia alguna de las soluciones esgrimidas para su
resolución, o sea, la broma, o, la tesis anómala. Para el presente trabajo
hemos resumido el incidente en 9 puntos esenciales, situando al final de cada punto,
la palabra “Fraude” o “Anómalo”, respectivamente, según la probabilidad más
ajustada a cada punto:
1.- Unos
jóvenes no identificados condujeron a los niños al lugar de las huellas (Fraude/Anómalo).
2.- El padre
de los niños era un investigador OVNI (Anómalo).
3.- La
policía encontró “arena vitrificada” y extraños restos metálicos (Anómalo/Fraude).
4.- La USAF envío
un equipo militar y científico para investigar las huellas. No detectaron en un
primer análisis que se tratara de un burdo fraude. ¿Si se trataba de un fraude
por qué no se percataron inmediatamente que los orificios estaban cavados de
forma tosca? (Anómalo/Fraude).
5.- Los
ufólogos y un grupo de estudiantes hallaron diversas evidencias extrañas en la
zona, como arbustos calcinados selectivamente y a varios metros de altura.
Además de arboles que se estaban arrancados parcialmente del suelo. ¿Llevaron
los bromistas una escalera? (Anómalo/Fraude).
6.- LA USAF
dijó que los “restos metálicos” eran simple papel de aluminio. ¿Pudieron
confundir los policías unos trozos de “papel de aluminio” con otra cosa? (Anómalo).
7.- Un
presunto bromista se responsabilizó de la broma (Fraude).
8.- No hay
constatación en firme de que se hubiera producido un avistamiento OVNI en la
zona. (Fraude/Anómalo).
A tenor de
todos estos datos tan contrapuestos y enigmáticos, es más que probable que la
veracidad, o, al menos el debate sobre este suceso se enterró mucho antes de lo
que mereciera ¿o no?…
JOSE ANTONIO
CARAV@CA
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Un saludo, José Antonio. Felicitaciones por el gran artículo que acabas de publicar. Hay tantas aristas en este caso que parece casi imposible dar con una solución, máxime si los acontecimientos tuvieron lugar hace tiempo. Personalmente no creo en la tesis del bromista, ya que me resulta difícil creer que alguien pudiera sacar las raíces de un árbol y treparse en los que estaban cerca del supuesto aterrizaje para quemarles selectivamente sus hojas. Tendría que haber tenido a la mano maquinaria especializada y un camión con una canasta (!) Por otro lado, tengo unos interrogantes al respecto y me gustaría que me dieras tu opinión: ¿Que fue de los estraños jóvenes que condujeron a los niños al lugar del avistamiento? ¿Los identificaron, los interrogaron? ¿A donde fueron a parar las muestras originales que se recogieron para ser examinadas? ¿Están aún en poder de la USAF?
ResponderEliminarAmigo he seguido la pista del caso hasta donde he podido... No existen muchos mas datos de los que he publicado. Hay versiones que aseguran que los jóvenes que mostraron el lugar a los niños no eran, ni el bromista, ni ninguno de sus amigos. Esto pudo ser una demoledora prueba en su momento, para verificar o no, la realidad del incidente, pero inexplicablemente no se documentó, ni se comprobó de ninguna manera, craso error.Tampoco se sabe que pasaron con las muestras, ni que fue de los supuestos testigos OVNIs...
ResponderEliminarDemasiadas lagunas para un caso tan interesante que se podría haber resuelto de mejor manera...
gracias por tus comentarios... como siempre