viernes, 1 de abril de 2016

“BIGFOOT”: ENTRE ESLABONES PERDIDOS, EXTRATERRESTRES Y ENTES SOBRENATURALES











Desde hace varias décadas los investigadores de lo insólito han recopilado miles de inexplicables avistamientos de grandes primates desconocidos, llamados popularmente “Bigfoot” o “Sasquatch”, en todo el territorio norteamericano. Según la mayoría de los testimonios se trataría de grandes homínidos cubiertos de pelo, de complexión fuerte, con muchas características humanas y que se muestran, en la mayoría de las ocasiones, extremadamente esquivos con las personas. Para la criptozoología no hay dudas de que nos encontramos ante una especie de primate que aún no ha sido descubierto por la ciencia y que está emparentado con el ser humano. 
El 12 de junio de 1969, en Oroville (California) Charles Jackson y su hijo observaron un “Bigfoot” de 2´4 metros de altura, que parecía atraído por el fuego que acaban de encender cerca de su casa. La descripción que realizan se ajusta a las características más divulgadas y aceptadas del “Pies Grandes”: “era al mismo tiempo mono y hombre. Tenía las piernas más largas que un hombre estaba erguido y cuando después se alejó caminando, oscilaba los brazos como un ser humano. El área del pecho y el rostro estaba casi desprovisto de pelo y el rostro era como el de una persona de color, con la piel casi negra. Sus palmas eran más claras, casi amarillentas. De hombro a hombro tenía entre 0´90 y 1´2 metros, con enormes músculos y sin cuello. Sus brazos eran enormes muy músculos, y con dedos largos, Tenia unos pechos grandes y planos que colgaban hasta la zona del ombligo. El pelo de la cabeza era como el de una mujer que no se lo hubiera lavado en mese. Era ligeramente gris y parecía tener barro. Sus pies medían unos 35 o 38 centímetros de largos y eran muy planos y anchos.” Otra descripción clásica del “Bigfoot” la ofrece Donald Hepworth, de 54 años, inspector jefe de la Ontario Human Society, mientras circulaba con su vehículo por el Payette National Forest (Idaho). Los faros de su coche iluminaron a 2 extrañas criaturas cubiertas de corto pelo negro, de alrededor de 1´70 metros: “Sus cabezas se asentaban casi directamente sobre unos hombros anchos, los cráneos eran planos y caían hacia atrás desde unas crestas gruesas hasta una especie de moño cónico como el principio de la cresta sagital de un gorila. Sus cuerpos eran desgarbados más que pesados o musculosos, y, quizás por ello, tuve la impresión de que eran miembros jóvenes de su especie” afirmó Hepworth. Las criaturas cruzaron frente al testigo y se perdieron en el bosque, tras sortear con gran habilidad un desnivel de 1´80 metros de altura: “fue una extraordinaria exhibición de movimiento; estoy convencido de que a cualquier ser humano le sería imposible repetirla”. La Sra. Louise Baxton, describió con detalle la cabeza de un “Pies Grandes” que observó en North Bonneville (Washington) en agosto de 1970, también desde su vehículo: “la criatura era de color coco e iba desarreglada y sucia. Tenía un gran puño sobre la boca. Esta se hallaba parcialmente abierta y vi una hilera de dientes blancos, cuadrados y grandes. La cabeza era grande y parecía asentada directamente sobre los hombros. Las orejas no eran visibles por el largo pelo que tenía. Me pareció que en la cabeza el pelo tendría unos 5 cm de largo. Tenía una barbilla sobresaliente y la frente hacia atrás. La nariz y el labio superior tenían menos pelo, y la primera era ancha y con grandes ventanas”. El periódico Sun Gazette, el 30 de octubre de 1973, narraba las apariciones de un “Bigfoot” que solía verse por Morgantown (Pensilvania) asustando a los granjeros y robando animales de las granjas: “de acuerdo con las declaraciones de quienes le han visto, de casi 2 metros de altura, y unos 144 kg. de peso; suele caminar a cuatro patas, está casi totalmente cubierto de pelo, lanza unos gritos fantásticos y hace todo tipo de gestos. Sus manos y sus pies doblan en tamaño a los de un hombre ordinario y tiene un aspecto realmente horrible”. Hasta aquí, podría creerse que realmente podríamos estar ante una nueva especie de homínido… pero la cosa no es tan sencilla…

Todos los testimonios delatan la presencia de una misteriosa criatura peluda escondida en los bosques de Norteamérica.
Centenares de reportes de prensa se han ocupado de plasmar las apariciones de estas misteriosas criaturas...





Existen muchos aspectos de estas manifestaciones que son cuanto mínimo, desconcertantes e inauditas desde el punto de vista zoológico. Para empezar, resulta muy incomprensible, que, pese a sus múltiples avistamientos, no se ha podido obtener ninguna evidencia empírica de la existencia irrefutable de un gran homínido oculto en los bosques de Estados Unidos. Teniendo en cuenta, que se han organizado decenas de expediciones para localizarlo sin que ninguna de ellas obtenga resultado alguno. Y, además, numerosos testigos la han emprendido a tiros con el “Bigfoot” sin que hasta la fecha se haya encontrado un cadáver, o, al menos restos de sangre. Pero existen más elementos realmente asombrosos en el “Pies Grandes” que definitivamente dibujan un halo de misterio en torno a este esquivo homínido…
Aunque la mayoría de los criptozoólogos prefieren ignorar o menospreciar estos incidentes inusuales, probablemente, en el estudio y análisis de estos eventos puede encontrase la resolución del enigma…



“FANTASMAS PELUDOS”
Cuando se examina detenidamente toda la casuística acopiada sobre el “Bigfoot” se acredita que las manifestaciones de estas criaturas tienen una importante carga sobrenatural. De hecho, para comenzar a comprender la verdadera dimensión de este fenómeno, hay que señalar que la apariencia externa de los “Pies Grandes” varía, sustancialmente y de forma inexplicable, de un relato a otro, dándose sucesos de homínidos de mediana o baja estatura, de 1´60 metros, hasta grandes criaturas de más de 4 metros de altura. Además las características morfológicas de los “Bigfoot” están lejos de ser equidistantes o uniformes, ya que también varían notablemente de un suceso a otro, tanto en tamaños de cabeza, como en la forma de las manos, brazos, pies, espalda, colas, etc. Por no hablar, de las, casi, infinitas tonalidades de pelaje observadas en estas criaturas (negro, blanco, marrón rojizo, castaño claro, blanco plateado, gris azulado, tostado, rojo negruzco, etc.). Ejemplo de esta diversidad inclasificable, lo encontramos en un episodio ocurrido en Wisconsin a finales de 2005, cuando Mat Wakeley de 22 años conducía por White Pigen Road y a la altura del cementerio local, observó una criatura erguida entre las tumbas. Podría medir alrededor de 2 metros de altura, estaba cubierto de pelo de color “chocolate con leche”, excepto en la cara y pecho. Su cabeza mostraba una gran cabellera “con los pelos de punta”. Apoyaba el pie derecho sobre una lápida. Al joven le pareció que se trataba de un cavernícola.

Bigfoot observado en Wisconsin cuya apariencia era similar a la de un "cavernicola" (Imagen Cortesía Linda Godfrey)
Su apariencia era bien distinta de un típico encuentro del Bigfoot. (Imagen Cortesía Linda Godfrey)







Pero la diversidad no es la única cualidad extraña otorgada al “Bigfoot”. Existen otras “características” de este esquivo “homínido” que lo equiparan directamente con otras criaturas enigmáticas como el “Mothman”, los fantasmas o los tripulantes de los platillos volantes.  Ya que los investigadores han comprobado como numerosos relatos describen algunos aspectos sobrenaturales en los “Bigfoot” que desde luego no están al alcance de un simple animal. Existen decenas de personas que han descrito que estas criaturas poseen brillantes ojos rojos, que son capaces de desvanecerse misteriosamente ante la vista de los testigos, o, que incluso pueden ejercer una inquietante capacidad hipnótica sobre los eventuales observadores. Los investigadores Janet y Colind Bord, en su detallado libro “Los Yetis” (1984), hablaban abiertamente sobre esta irritante cuestión: “En la mayoría de los encuentros con Piesgrandes, los testigos no ven nada que les lleve a pensar que lo que están viendo no sea algo físico al ciento por ciento. Sin embargo no es siempre así, pues algunos informes contienen rasgos a los que cabría calificar de sobrenaturales”. Entre esos rasgos sobrenaturales estaría la capacidad de los “Bigfoot” para desaparecer repentinamente de la vista de los testigos. 

Algunos ejemplos de Bigfoot.
Algunos moldes de las "huellas" más célebres y consideradas "reales" del Bigfoot, comparadas, a su izquierda, con unas "huellas falsas" (Ray Wallace).






En un artículo titulado “Vanishing Bigfoot and Anecdotal Accounts: Implications and Challenges for Researchers” (2005) la investigadora Sharon Cornet incluye dos interesantes eventos donde los “Bigfoot” se esfuman como por arte de magia ante los asustados testigos. El primero está protagonizada por la Sra. Jeffrey, y así lo cuenta Cornet en su reporte: “Después de regresar de una larga caminata, un grupo de excursionistas se sorprendió cuando observaron un Sasquatch de 2.7 metros de altura que apareció delate de ellos a corta distancia. Luego, en un abrir y cerrar de ojos, el Bigfoot desapareció por completo ¡frente a los testigos!  Los testigos aseguran que literalmente se ¡desmaterializó!  La señora Jeffrey informó que estaba tan impresionada con lo que vio, que cuando volvieron a casa, ella estuvo encerrada durante dos semanas.  La mujer estaba en tal estado de shock que no regresó a la zona durante algún tiempo". El segundo caso, ocurrió en el verano de 2000 o 2001 cuando John Bohannon avistó un Bigfoot en una pequeña cima al lado de una colina situada al oeste de Three Rivers Campground, al norte de Alamogordo (Nuevo México). El ser que parecía una mezcla entre un hombre primitivo y un mono, medía más de 2´4 metros de altura y tenía cuerpo cubierto de pelo corto de color marrón rojizo. Sus brazos colgaban hasta las rodillas, que las tenía ligeramente flexionadas. La criatura caminó durante unos 30 metros frente al testigo, hasta que al pasar por detrás de un árbol desapareció inexplicablemente. Otro incidente parecido ocurrió en 1974 en Fayette County (Pennsilvania) cuando la policía investigó el caso de una mujer que había disparado en la puerta de su casa a una criatura peluda que desapareció en mitad de un destello de luz.
Y es que existen hay casos de enormes criaturas peludas que han caminado por barrizales sin dejar huellas o incluso, los eventuales testigos han asegurado que podía verse a través de ellas como si fueran translucidas (¿?). Janet y Colin Bord cuentan en su libro que: “Una criatura que fue vista en Roachdale, Indiana en 1972 no dejó huellas ni siquiera en el barro, y una testigo pensó que podía ver a su través (…) Otros informes extraños describen a un Piesgrandes cambiando de forma; criaturas que llevan esferas luminosas; una atracción por las mujeres y por los remolques de aluminio; un testigo poseído por un Piesgrandes que se puso a actuar y emitir sonidos como si fuera uno de ellos; voces desencarnadas; unas sustancia verde y pegajosa encontrada en donde se había visto a una criatura verdosa de ojos verdes, etc. Esta lista podría continuarse por una página más, pero individualmente los casos no tienen mucho peso, pues cada rasgo fantástico sólo es apoyado por un informe”. Ejemplo de esto último, lo hallamos en un caso ocurrido en 1975, donde un grupo de personas en Jumonville (Pensilvania) observaron una criatura peluda que parecía “flotar” más que caminar por el bosque. En esos momentos una densa niebla apareció en la zona. Cuando los testigos regresaron más tarde, tanto la niebla como el misterioso ser habían desaparecido.
El investigador Micah Hanks en un artículo denominado "The Weird Outdoors: Bigfoot High Strangeness" (2011) comentaba que: "Entre la literatura dedicada al Bigfoot, también hay informes (aunque, de nuevo, a menudo descartados por los investigadores más ortodoxos) donde las personas comienzan a sentirse mareados, desorientados, terriblemente asustados (a menudo acompañado de parálisis), o incluso experimentan sensaciones parecidas a "moverse en cámara lenta", mientras observan a este tipo de criaturas”. A estas misteriosas características habría que sumar que decenas de personas han llegado a disparar a un “Bigfoot” sin, al parecer, causarle el más mínimo daño. Curiosamente esta extraña inmunidad la comparten con los ocupantes de los OVNIs, con los que además, guardan otras muchas sospechosas semejanzas.

Muchos testigos indican que el Bigfoot tiene unos luminosos e inquietantes ojos rojos, además de otras, no menos, misteriosas facultades sobrenaturales.






El destacado investigador John Keel relataba en su famoso libro “El enigma de las extrañas criaturas” (1987) que en ocasiones la presencia de un “Bigfoot” podía provocar, incluso, interferencias eléctricas o fallos en los automóviles como ocurre en numerosos incidentes OVNIs: “un ciudadano de Virginia Occidental llamado W. D. “Doc” Priestley afirmaba que en 1960 un humanoide peludo había estropeado el aparato eléctrico de su vehículo.” Según Keel el testimonio de Priestley se sumaba a las decenas de relatos que describían, en aquellas fechas, la presencia de un enorme humanoide peludo de “enormes ojos rojos que brillaban como bolas de fuego”. Tras el encuentro de esta criatura, debajo del capó del coche de Priestley saltaron chispas y los bornes de su batería se quemaron por completo. Por su parte el investigador Scott Rogo incluía otro incidente similar en su libro “El Universo Encantado” (1981): “Ocurrió en Yakima (Washington), el 18 de septiembre de 1966. Ken Pettijohn, al volante de su coche, se vio de repente, a la salida de una curva, frente a una enorme criatura parecida a un hombre, cubierta por un pelaje plateado, de pie en medio del camino. Apretó los frenos, y el coche se detuvo. El aterrado conductor trató frenéticamente de ponerlo de nuevo en marcha. El vehículo se negó. La figura le siguió cuando Pettijohn logró al fin hace funcionar de nuevo el motor y salió a toda velocidad”.
Tampoco podemos olvidar, para añadir mayor enigma al asunto, que no solo se trata de un fenómeno genuinamente norteamericano, ya que existen muchos países  en el mundo que  denuncian la existencia de estas extrañas entidades en sus bosques o inhóspitas montañas: Vietnam, Nepal, Canadá, China, Rusia, India, Mongolia, Australia, entre otros. También produce dolores de cabeza a los criptozoólogos la extraordinaria capacidad del “Bigfoot”  para desplazarse de un lugar a otro del extenso continente norteamericano sin ninguna dificultad, lo que podría indicar tres opciones:

1.- Los “Bigfoot” poseen una amplia familia diseminada por casi todos los bosques norteamericanos.
2.- Los “Bigfoot” se trasladan de una forma inexplicable de un lugar a otro.
3.- Nos enfrentamos a un fenómeno radicalmente diferente al planteado por los criptozoólogos.



Pero aún podemos añadir un último ingrediente, que acaba por desestabilizar nuestra percepción sobre estas apariciones, que parecían originalmente fruto de un esquivo animal desconocido. Extraños humanoides peludos, idénticos en todos sus rasgos al “Pies Grandes” han sido observados antes, durante o después de producirse avistamientos de OVNIs… incluso se los ha visto pilotando un platillo volador…
Por tanto, las preguntas que debemos formularnos a tenor de estos datos, es saber si, ¿nos enfrentamos a un misterio estrictamente zoológico, provocado por una especie de animal por catalogar o identificar?, o, por el contrario ¿nos hallamos ante un fenómeno sobrenatural de difícil clasificación y vinculado a otros enigmas?…
Profundicemos aún más en nuestra investigación:




¿UN PIES GRANDES A LOS MANDOS DE UN OVNI?
Probablemente el siguiente episodio, protagonizado por William Bozak, ni quisiera fue garabateado en el cuaderno de campo de los criptozoólogos al considerarlo una autentica herejía para sus creencias. Y por su parte, el Sr. Bosak jamás hubiera imaginado que se toparía con un platillo volador tripulado por un piloto tan “primitivo”.  Serían alrededor de las  22:30 horas de la noche del  2 de diciembre de 1974, cerca de Frederic en Polk County (Wisconsin), cuando el Sr. Bozak, un agricultor de 68 años, circulaba, en mitad de una niebla, con su vehículo por una tranquila carretera. De repente se sobresaltó al observar que muy cerca del camino había una extraña maquina, en forma de campana, de entre 2´5 o 3 metros de altura. 

En el interior del OVNI el testigo observó una grotesca criatura de aspecto similar al Bigfoot
¿Puede un Bigfoot tripular un OVNI?





El raro artefacto, no tenía ningún tipo de iluminación y estaba casi envuelto por la niebla que había en la zona, flotando a ras del suelo. Pese a que la mitad del objeto estaba cubierto por esta densa bruma, en su parte visible observó que había una cúpula transparente, que se había iluminado al aproximarse con su vehículo. En el interior del artefacto había una criatura delgada de tonalidad oscura a excepción de su rostro, las orejas eran grandes como las de una ternera y sus ojos eran protuberantes. Su piel era de color marrón rojiza. Tenía mucho vello por todo el cuerpo que le salía de punta, unos 7 centímetros. Tenía un aspecto espantoso,  la cara era chata y al testigo le recordó, según comentó a la prensa, al “Big-Foot”. “La criatura levanto sus brazos por encima de su cabeza, y por su expresión tenía el mismo miedo que yo” expondría posteriormente Bosak a los investigadores. Parecía que iba vestido con un traje similar al de los submarinistas sin costuras visibles, aunque no sabría especificar si el pelo era o no de la criatura o algún tipo de abrigo. Cuando el vehículo del testigo se alejó, el granjero escuchó un ruido de ramas golpeando su coche. En esos momentos el testigo aseguró que los faros de su vehículo se habían debilitado considerablemente. Según algunas fuentes, al día siguiente de los hechos, el agricultor encontró en la zona una huella de 1,80 metros aproximadamente donde la hierba aparecía aplastada.



EL INCIDENTE DE LA ISLA PRESQUE
El 31 de julio de 1966, en la Isla Presque, en la orilla del lago Erie Betty Jean Klem, Anita Haifley y los hermanos Haifley pasaban una tranquila jornada hasta que su coche quedó atascado en la arena. Uno de los jóvenes fue en busca de ayuda mientras  sus amigos que quedaron en la zona. Entonces contemplaron una extraña luz “metálica” en el cielo que descendía lentamente. Cuando 2 agentes de policía se personaron en el lugar para socorrer a los jóvenes, estos les contaron la historia del misterioso OVNI que había aterrizado en las cercanías. Mientras iban a investigar en compañía de los 2 hermanos, las dos chicas del grupo se quedaron en el coche. Al regresar las muchachas informaron que una criatura muy similar al Bigfoot, de aproximadamente 1,80 metros de altura, se acercó al vehículo arañándolo. Tras tocar la bocina y encender las luces el ser salió huyendo hacia el bosque. Al día siguiente, la policía encontró extrañas huellas de 3 dedos en la arena alrededor del vehículo y los arañazos delatados por la testigo. Lo más curioso de este episodio, como veremos más adelante, es que fue el detonante de una serie de extravagantes encuentros con lo imposible…


DESEMBARCO ESPACIAL DEL BIGFOOT
El investigador Stan Gordon en un congreso celebrado por el MUFON (Mutual UFO Network) en Pensilvania en 1974 narró un interesante suceso, Al parecer en 1973 el “Westmoreland County UFO Control Center” recibió una llamada anónima donde les informaban que 3 mujeres que iban en un coche, circulando por un bosque cercano a Penn (Pensilvania) contemplaron el aterrizaje de un gran OVNI de forma rectangular y apariencia metálica. En esos momentos vieron que se abrió una puerta en el objeto y se desplegó una rampa. Inmediatamente del OVNI surgieron varias criaturas peludas de 2 metros de altura que se introdujeron en el bosque. Lo más curioso de este incidente, es que ocurrió en septiembre, y durante el mes de octubre se recopilaron al menos 3 incidentes similares de encuentros con OVNIs y criaturas peludas. En Galvestón, un hombre que estaba pescando declaró que, al atardecer, había visto una extraña criatura peluda que corría de forma extraña. Posteriormente divisó, como desde el interior del bosque, despegaba un objeto de color bronce.  

Sin duda, la evidente, pero ocultada conexión entre el Bigfoot y el fenómeno OVNI, representa uno de los mayores enigmas asociados a las visiones de extrañas criaturas en los bosques de Norteamérica.







El 21 de ese mismo mes una mujer de Cincinnati (Ohio) se despertó sobre las 2:30 horas de la madrugada, observando varias luces que volaban a baja altura sobre el terreno. En el interior de una de estas campanas luminosas, de unos 2 metros de diámetro, la testigo aseguró que vio “una criatura con forma de mono, gris, sin cuello y con una cabeza con un hocico”. El ser movía los brazos hacia arriba y abajo, rígidamente. El tercer incidente ocurrido tras la llamada de teléfono merece un capítulo aparte…



INMUNE A LOS DISPAROS
Sucedió en Greensburg, Pensilvania (Estados Unidos) el 25 de octubre de 1973. Un granjero de nombre Stephen Polasky junto a 15 testigos contemplaron como una misteriosa esfera brillante de color rojizo aterrizaba en las proximidades. Junto a dos niños, Polasky se acercó a investigar al lugar donde se hallaba la luz. Nada más llegar observaron a 2 seres de más de 2 metros de altura, totalmente cubiertos de pelo y con dos grandes ojos amarillos verdosos. En el ambiente había un desagradable olor parecido a “goma quemada”. Los gigantes peludos se acercaron hacía los testigos. Según dijera posteriormente el granjero, los seres emitían unos extraños ruidos, semejantes al llanto de un bebé. Asustado, Polasky disparó sobre las criaturas, pero no parecía que les afectara. En esos momentos las luces del OVNI se apagaron y las criaturas desaparecieron en dirección al bosque.
45 minutos después, en compañía del agente de policía Byrne, Stephen Polasky regresó a la zona, y encontraron, que donde habían estado posado el OVNI, había un “anillo con una sustancia blanca fosforescente” que resaltaba en la oscuridad. Entonces oyeron unos ruidos, como si algo enorme se desplazara por el interior de la maleza del bosque. El sonido parecía seguir los movimientos de los testigos y desapareció de repente. Durante algún tiempo después de esta insólita experiencia los animales rehuían a aproximarse al lugar del supuesto aterrizaje OVNI. El 27 de septiembre de 1973, en el condado de Beaver (Pensilvania), dos mujeres vieron una enorme criatura cubierta de pelo blanco, de aproximadamente 2´4 metros de altura, con ojos rojos, atravesando un camino en el bosque. Lo más extraño, es que en su mano parecía llevar una pequeña esfera brillante. Posteriormente las testigos observaron un objeto luminoso que sobrevolaba el bosque iluminándolo a su paso con un foco.

Numerosos testigos han disparado al Bigfoot sin que éste parezca verse afectado...






Curiosamente, el 25 octubre de 1973, en Uniontown (Pensilvania), George K.  mientras conducía en dirección a una granja en compañía de varias personas, observaron un extraño artefacto luminoso que parecía tomar tierra en las proximidades. Cuando llegaron a la zona divisaron un enorme objeto de apariencia metálica sobre el terreno. La sorpresa del grupo fue mayúscula cuando del OVNI surgieron dos humanoides cubiertos de pelo gris oscuro y largos brazos. Uno de los seres, el más alto, podía medir alrededor de los 3 metros de altura. Según los testigos las criaturas emitían un gruñido parecido al llanto de un bebé. También informaron que en toda la zona había un olor muy desagradable. George disparó con su rifle pero los humanoides no se vieron afectados. El vehículo sufrió algunos problemas con la luces mientras estuvieron en presencia de aquellas criaturas. Posteriormente también los testigos sufrieron algunas secuelas físicas tras su encuentro.

Durante la oleada OVNI de Pensilvania, ocurrida a principios de la década de los setenta, donde se avistaron OVNIs y Bigfoot en evidente conexión, el investigador Stan Gordon halló extraños restos metálicos (?) en un caso de un supuesto aterrizaje OVNI sucedido en Westmoreland. (Imagen Cortesía Stan Gordon)
Al igual que ocurrió en Pensilvania, en Nueva York se registraron varios avistamientos de Bigfoot tras la aparición de OVNIs. El investigador Richard Bonenfant recogió varios testimonios que apuntaban directamente a esta conexión. El oficial de policía Brian Gosselin le informó que en la zona de Whitehall (Nueva York), durante agosto de 1976, se habían registrado varios avistamientos de OVNIs, y que cuando él se encontraba patrullando se topó, a tan solo 6 metros de distancia, con una misteriosa y desconcertante criatura peluda. El extraño ser era inusualmente alto, y debería pesar alrededor de 160 kilográmos. Además, tenía grandes ojos rojos, largos brazos y estaba cubierto de pelo marrón oscuro. Cuando fue iluminado por las luces del coche la criatura gritó como una "mujer" y huyó hacía el bosque. El mismo ser fue observado por otro oficial de policía y varios soldados, además de otros testigos. En esa misma zona, un soldado de nombre Donovan, informó a Bonenfant que había observado gran objeto rojizo acompañado por otros 2 mas pequeños volando a baja altura.





Existen decenas de avistamientos clásicos del “Bigfoot”, donde los disparos efectuados con todo tipo de armas no parecen causarle daño. En octubre de 1980, en Mason County (Kentucky) la familia Fulton avistó un enorme “Sasquatch” de más de 2,10 metros, de color blanco. Charles Fulton le disparó dos veces a quemarropa sin producirle ningún efecto: “Se que no fallé el tiro, pero la criatura ni siquiera vaciló o hizo algún sonido. Simplemente se quedó allí un momento”. ¿Cómo puede ser inmune un animal a los disparos?... parece que esta cuestión preocupa muy poco a los criptozoólogos que deben pensar que debajo del pelaje, el “Bigfoot” debe llevar un chaleco antibalas…




LUCES EN EL BOSQUE
Uno de los últimos sucesos de estas características ocurridos en los Estados Unidos es descrito por los investigadores Janet y Colin Bord en su citado libro: “en el verano de 1981 los ocupantes de una propiedad rural en Rome (Ohio) vieron unas criaturas altas, peludas y de ojos rojizos cerca de la casa, en el bosque. En un encuentro ocurrido el 25 de junio, dispararon a una de las criaturas directamente entre los ojos con una escopeta, pero escapó antes de que pudiera disparar por segunda vez. A la noche siguiente, el mismo testigo vio a la criatura y afirma que le golpeó con su linterna. Estaba de pie junto a una grúa y por eso pudo determinar posteriormente que medía 2´9 metros de altura. Su largo pelo era negro o castaños oscuro”. Tenía la nariz grande y plana, y ojos grandes y de brillo rojizo. Se produjeron muchos avistamientos más, pero fracasaron todos los intentos de disparar y envenenar a las criaturas. Los investigadores también las vieron, encontraron huellas circulares de 17 cm de ancho y 20 cm de largo, con “extensiones semejantes a tres dedos”. También se encontraron huellas de 5 dedos. Durante los acontecimientos, el bosque se iluminaba con una luz “tan brillante como la del día” sin ninguna razón para ello. Se veían esferas luminosas, y en una ocasión en que un objeto volaba por encima de un testigo le disparó, escuchándose como la bala golpeaba en algo que sonaba a cristal”.




EL PIES GRANDRES Y LOS CUATREROS DEL ESPACIO
La investigadora Linda Moulton Howe, incluye un polémico caso en su libro “Glimpses of Other Realities: Facts and EyewitnessesVol. 1” (1997). Se trata de un episodio ocurrido en Mount Vernon, Missouri en una mañana de Julio de 1983. Según relata Moulton, Ron y Paula Watson se sorprendieron al observar unos brillantes destellos de color plata enfrente de su casa de campo.  Con ayuda de unos prismáticos el matrimonio comprobó que sobre el terreno había 2 pequeños seres enfundados en ropas plateadas que estaban junto a una vaca que estaba recostada sin moverse. Los humanoides pasaban sus manos sobre el animal y, de repente, la vaca comenzó a flotar. Entonces los seres se dirigieron hacia una extraña nave en forma de cono que estaba en el fondo de la escena. Ron le comentó a la ufóloga que el OVNI era casi invisible "porque su superficie era como un espejo y reflejaba todas las hojas, hierba y cielo como perfecto camuflaje." El objeto tenía abierta una oscura portezuela y había desplegado una rampa. En esos momentos el matrimonio Watson asegura que vieron en su interior un humanoide, de gran altura, con aspecto de lagarto y con los ojos rasgados y las pupilas verticales similares a los de una “serpiente o cocodrilo”. Pero lo más insólito de esta pintoresca experiencia, es que los testigos dijeron que al otro lado de la nave vieron una criatura aun más alta, y que parecía un “Bigfoot” de ojos verdes y pupilas verticales. Cuando la vaca entró en la nave, el objeto despegó a gran velocidad…
Bigfoot con ojos de lagarto observado en el interior de un OVNI por el matrimonio Watson (Imagen Cortesía Linda H. Moulton).
OVNI en cuyo interior, el matrimonio Watson, observaron un "Bigfoot". En el exterior dos extraterrestres "secuestraban" una vaca,,,





Este caso guarda cierta similitud con un incidente narrado por el investigador Peter Guttilla durante una entrevista para el portal “Bigfoot Encounters” (1996): “Ocurrió cerca de Seattle, en Washington, en el año 1980. Había ido a una zona rural al este de Seattle, donde todos los indicios de estas apariciones estaban presentes: se escuchaban extraños ruidos en la noche, los animales eran presa del pánico, había malos olores, gritos agudos en el bosque de noche, se encontraron 5 grandes huellas de 4 dedos, etc. Entrevisté a un vecino de la zona que me dijo que había sufrido una inquietante sorpresa, después de buscar ayuda en un médico hipnotizador, para que le ayudara con los dolores de cabeza.  Bajo hipnosis, este hombre dijo que vio dos humanoides descendiendo de un enorme OVNI en forma de disco, y dirigiéndose al boque, seguidos por una criatura muy alta cubierta de pelo y de aspecto simiesco, que parecía subordinada a ellos. Durante las semanas anteriores a esta experiencia, el testigo manifestaba que a menudo se despertaba en mitad de la noche por un ruido muy fuerte que provenía del cielo, por encima de los árboles próximos a su casa. Los vecinos también escucharon este sonido que fue grabado en cinta, y en una de las grabaciones se escuchaba grito agudo, como lamentos.”




LA FAMILIA BIGFOOT: ENTRE HOMBRES LOBOS, EL “MONO MOFETA” Y EL "MOMO MONSTER"
Al igual que ocurre con los ocupantes del fenómeno OVNI, la apariencia del “Bigfoot” difiere sustancialmente dependiendo del lugar donde se aparezca. Incluso en determinadas regiones de los Estados Unidos el “Bigfoot” parece tener unas características únicas, y totalmente diferentes al resto de los avistamientos del país. Cómo si estos lugares tuviesen su propio “Pies Grandes” autóctono, aunque conserve las mismas facultades para esquivar ser capturado. Ya que ese sustancial e imprescindible rasgo es compartido por todos los “Bigfoot”, tenga el aspecto que tenga…
Durante las últimas décadas, en el estado norteamericano de Wisconsin, los investigadores  han podido acumular más de un centenar de informes de personas que aseguran haberse topado con una enigmática criatura que parece escapada de un relato de terror. Si no existieran tal cantidad de testimonios sería inconcebible admitir siquiera la posibilidad de que en los bosques de Wisconsin se pudiera ocultar, lo que los testigos describen como un “Hombre Lobo”. Aunque las primeras declaraciones de su presencia pueden rastrearse hasta los años 30, no ha sido hasta finales de los 80, cuando los encuentros se dispararon. La prensa la denominó como la “Bestia de Bray Road”, en referencia a la carretera que ha sido escenario predilecto para las incursiones de esta tenebrosa criatura. Los testigos la describen como un ser bípedo, de un 1´80 metros de altura, muy corpulento, cubierto de un espeso pelaje oscuro (en ocasiones con vetas de color gris o plata). En reglas generales no diferiría mucho de los supuestos avistamientos del  “Bigfoot”, salvo por unas claras diferencias. Tiene las orejas puntiagudas, hocico, colmillos prominentes y sus ojos son parecidos a los de un lobo. También se le ha descrito con tres poderosas garras, con las que incluso ha cazado y despezado animales. Se le ha visto caminar erguido y también a cuatro patas. Pero al contrario que su pariente “Bigfoot” el “Hombre Lobo” de Wisconsin tiene muy mal caracter. 

En Wisconsin, el Bigfoot tiene mas parecido a un Hombre Lobo que a una especie de primate desconocido.






Para algunos criptozoólogos podría tratarse de avistamientos del Bigfoot malinterpretados, aunque no obstante para la investigadora Linda Godfrey, autora de varios libros sobre estas apariciones, no existen dudas de se trata de otro tipo de animal criptozoológico, con mas semejanzas al mítico Licántropo  de la literatura. Uno de los sucesos más escalofriantes sucedió en el año 1972, en el Condado de Jefferson, cuando la policía recibió una llamada alarmada de un vecino que había sufrido el ataque de un grotesco ser. Según la investigación efectuada por el Departamento de Recursos Naturales de Wisconsin el intruso fue descrito ante las autoridades como un "gran animal desconocido" que había intentando entrar en la granja forzando la puerta. El ser medía más de dos metros de altura, cubierto de largo cabello oscuro, caminaba como un hombre y poseía largos brazos acabados en garras. A las dos semanas volvió y atacó a uno de los caballos hiriéndole profundamente de hombro a hombro. En su día los investigadores desecharon el caso al considerarlo demasiado “violento” para un “Bigfoot”...
Por su parte, el estado de Florida cuenta con su propia especie de “Pies Grandes”. Allí lo denominan “Mono Mofeta” (“Skunk Ape” ) en relación a su desagradable y profundo olor corporal. Según las descripciones de los lugareños se trata de un misterioso animal, de entre 1´80 a 2 metros de altura (generalmente de menor tamaño que el “Bigfoot”), de largo pelaje de color negro, rojizo o marrón. Tiene rostro humano, una cabeza grande, con grandes ojos brillantes, sin cuello apreciable, y con unos hombros redondos. Los brazos son descritos como largos y colgados a lo largo del cuerpo. Las principales diferencias con el “Pies Grandes”, serían: un pelaje mucho más largo que el apreciado en el “Bigfoot”, la existencia de un rabo, y como se aprecia en las huellas que deja en el terreno sólo 3 dedos en sus pies. En ocasiones se le ha visto correr utilizando sus 4 extremidades. Aunque su principal característica es un nauseabundo y penetrante hedor que hace que los testigos lo olfateen antes de verlo. Aunque el  “Bigfoot” también es conocido por su pestilencia, el “Mono Mofeta” supera con creces a su pariente. 

El Mono Mofeta tiene sus propias características alejadas de su pariente de los bosques...






El “Skunk Ape” también parece inmune a todos los peligros que le acechen, pues ha salido ileso de disparos, atropellos y persecuciones policiales. Uno de los primeros encuentros ocurrió en 1957, en los Everglades (Florida), cuando dos cazadores se encontraron en mitad de la noche con un enorme homínido cubierto de pelo, y con grandes ojos brillantes que se perdió entre la espesura de la zona.  En Missouri desde principios de los años setenta, se habla de la presencia de una peluda criatura denominada popularmente como "Momo Monster". El primer testimonio se remonta al 11 de julio de 1972, cuando 2 muchachos, Terry y Wally, de 8 y 5 años respectivamente, en Louisiana, cerca de Marzolf Hill, sobre las 15:30 horas, informaron que se habían topado con un misterioso ser, sin cuello, de unos 2 metros de altura, de largo pelaje negro y de aspecto siniestro. La criatura llevaba bajo su brazo un perro muerto ensangrentado. 


El "Momo Monster" la enésima vuelta de tuerca del enigma "Bigfoot"...





Cuando su padre llegó, el Sr. Edgar Harrinson comprobó que había leves huellas en el suelo, y que el ramaje tenía restos de un pelaje oscuro. El perro de los niños se puso enfermo tras el encuentro con la bestia peluda, sus ojos estaban enrojecidos y vomitaba frecuentemente. Varios vecinos también vieron a la horrible criatura. Se organizó una batida compuesta por varios hombres para intentar capturar al monstruo. El grupo encontró un posible refugio que podría haberla utilizado para dormir. En una de las esquinas había un montón de hojas y restos que podría ser su cama". Los testigos aseguraron que en la zona había un olor muy desagradable. En los alrededores encontraron huellas que por la dureza del terreno, podría corresponder a un ser cuyo peso podría rondar los 90 kilográmos. La principal diferencia con el "Bigfoot" es su larga cabellera, que prácticamente le cubre todo el rostro, hasta el pecho, y una enorme cabeza en forma de calabaza.




LA OPINIÓN DE LOS CRIPTOZOOLOGOS
Sin embargo, pese a todo lo expuesto anteriormente, la mayoría de los criptozoólogos son reacios a admitir la existencia de fenómenos paranormales o sobrenaturales vinculados a los “Bigfoot”, y mucho menos la probabilidad de que estén relacionados con los OVNIs. De hecho, reconocidos criptozoólogos como Loren Coleman rehúyen de este tipo de afirmaciones, adjudicándolas a meras especulaciones sin fundamento, basadas en experiencias residuales. Javier Resines periodista especializado en criptozoología y uno de los mayores expertos de nuestro país, explicó al autor del presente reportaje su punto de vista sobre estas cuestiones: “En cuanto a los casos en los que bigfoot se presenta no como un mero “animal”, sino como un ser dotado de ciertas características paranormales, considero que la explicación más usual (habría que estudiar cada caso de un modo más profundo) podría llevarnos a pensar  que el testigo o testigos han sufrido un error de percepción. Me explico. El punto de vista desde el que me acerco a la criptozoología en general y al bigfoot en particular es el más cercano posible a la biología pura y dura. Considero que existe una pequeña posibilidad por la cual hombres salvajes -o como queramos llamarles- hayan podido sobrevivir hasta nuestros días. Pero serían eso, un eslabón perdido, una reminiscencia de otra época o un modelo evolutivo desconocido por nosotros y que ha dado lugar a otra humanidad. Pero nada paranormal.  Aún así, hay testigos que refieren que han tenido encuentros con seres peludos con ojos brillantes, capacidades hipnóticas o algunas otras características extraordinarias. ¿Cómo puede ser? ¿Mienten? Seguramente, no. Para explicarlo habría que considerar las condiciones en las que se produce la experiencia que está teniendo dicho testigo. Se trata de un encuentro con algo nuevo, totalmente ajeno a lo que conoce, súbito y a lo que su cerebro debe encontrar un acomodo. El testigo sufre un stress importante y, en estas situaciones, puede ser difícil precisar lo que se está presenciando. En resumen, opino que la existencia de bigfoot –al menos, en algunas de sus diferentes variedades locales- pudiera ser real, pero que es ajena a cualquier consideración paranormal o fantástica en cuanto a sus características físicas o de comportamiento.” 

Aunque las apariciones de “Bigfoot” no llegan a las casi infinitas cantidades que barajan los ufólogos para los encuentros cercanos con OVNIs, los criptozoólogos han acumulado una buena remesa de informes nada desdeñable para su estudio y análisis. ¿Es posible que tal cantidad de avistamientos se deba exclusivamente a un fenómeno zoológico desconocido?...
Boceto de un Bigfoot observado el 12 de septiembre de 1987 en California (Imagen Cortesía Peter Guttilla). Algunos investigadores están convencido que los avistamientos de grandes criaturas peludas en Norteamérica son producidos por ejemplares supervivientes de Gigantopithecus, el mayor primate que ha habitado en la Tierra. 
Dibujo del Bigfoot avistado en el Condado de Nelson (Kentuky) en Octubre 1965 (Imágen Cortesía Gulf Coast Bigfoot Research Organization)





Respecto a la vinculación con los OVNIs Resines admitía ciertas incertidumbres: “En mi opinión, hay que partir de reconocer que nos encontramos ante dos fenómenos muy complejos y que manejan  características tanto de la realidad como de la ficción, pues no hay que olvidar que –tras muchos años de estudio- hemos sido incapaces de demostrar su existencia. Salvando este obstáculo y dando por sentado que las dos realidades existen - con su  comprensible cautela- opino que existe una relación entre la ufología y el bigfoot. No creo que formen parte del mismo asunto, que uno sea una extensión  o consecuencia del otro, aunque se han reportado algunos casos de tripulantes “peludos” e incluso se han observado bigfoots entrando y saliendo de extraños aparatos voladores. Creo que hablamos del interés que estas entidades extraterrestres pudieran mostrar hacia lo que ocurre en nuestro planeta. Y qué duda cabe que la existencia de bigfoot tiene que llamar su atención. Es decir, la presencia de bigfoots en casos ovni se debería a la investigación por parte de estos seres ajenos a nuestro mundo de una de las partes más curiosas y desconocidas de nuestra Naturaleza”.




CONCLUSIONES
Pese al escepticismo mostrado por cierto sector de la criptozoología, con Loren Coleman a la cabeza, ante la posibilidad de que el “Bigfoot” esté vinculado con los OVNIs o con fenómenos paranormales, lo cierto, es que los relatos que señalan estas conexiones gozan de la misma credibilidad que el resto de los testimonios (o al menos presentan las mismas exiguas evidencias, que no es poco). Y es más, las propias investigaciones en torno a esta misteriosa criatura parecen indicar que existe una gran cantidad de componentes desconcertantes que difícilmente podrían explicarse como el resultado de la interacción de los testigos con un “animal desconocido” difícil de atrapar, por mucha inteligencia que presupongamos al “Bigfoot”. De hecho, la extraordinaria habilidad que presentan la mayoría de las criaturas criptozoológicas (Bigfoot, Nessi, Yeti, etc.), para evitar ser atrapadas o, simplemente fotografiadas, demuestra que nos hallamos ante un fenómeno que va más allá de lo estrictamente biológico, para adentrarse en el resbaladizo mundo de los fenómenos inexplicables. Ahondando en esta cuestión el reconocido investigador Nick Redfern en un artículo titulado “Monsters and Proof” (2011) insistía en esta esencial cuestión: “no importa si la ubicación se encuentra en los enormes bosques del noroeste del Pacífico, las aguas salvajes de Escocia, el Himalaya, el Yunque, en la selva tropical de Puerto Rico, o en las profundidades de los océanos, la historia ha demostrado que todos y cada uno de los intentos de obtener una evidencia física de los animales desconocidos ha terminado en nada más que en un completo fracaso.”

¿Es posible que a día de hoy aún no se haya podido capturar, atropellar, fotografiar, filmar, cazar, etc. un ejemplar de Bigfoot?
"Finding Bigfoot" es una serie documental estadounidense que emite el canal Animal Planet desde  2011. La intención de su equipo de exploradores es conseguir alguna prueba científica del Bigfoot. Tras 6 temporadas en antena aún no han sido capaces de obtener ninguna evidencia de peso. A esto hay que añadir que decenas de documentales y centenares de expediciones similares, organizadas con el propósito de "capturar" al Bigfoot han resultado un completo y descomunal fracaso. (Imagen Cortesía Animal Planet) 





Por tanto, no es tan sencillo suprimir el componente paranormal y ufológico de las apariciones criptozoológicas. Más aún, cuando después de miles de avistamientos, más de 3.000 según algunas fuentes (Joshua Stevens. 1921/2013) jamás se ha podido seguir las huellas de un “Bigfoot” a ninguna parte, ni se han encontrado la lógica cantidad de restos de pelaje, que deberían existir, a tenor de los cientos de incidentes donde se ha visto a estas criaturas caminando o corriendo entre la vegetación, rompiendo ramas y moviéndose abruptamente entre la maleza. 
El investigador Stan Gordon en una entrevista titulada “Bigfoot and UFOs: The connection” (2012) para el portal Scott.net, expresó su opinión sobre las extrañas huellas asociadas al “Bigfoot”: “nuestros investigadores han estado en varios lugares y han observado rastros de huellas, que de repente, se detenían cuando debería haber habido más huellas”. E incluso, para mayor misterio, en muchos incidentes, no se han hallado huellas en terrenos favorables para que hubiesen aparecido. El 23 de agosto de 1982, en Ellington, Connecticut, dos granjeros, John Fuller y David Buckley, salieron de noche a comprobar el estado de las vacas porque llovía mucho. De pronto cuando se acercaban vieron una extraña criatura cubierta de pelos, de 1´80 metros aproximadamente de altura, que estaba sentada observando al ganado. Los testigos huyeron y llamaron inmediatamente a la policía. Cuando los oficiales de policía llegaron a la granja fueron incapaces de encontrar huellas en el suelo mojado.
Y por si fuera poco, ninguna de las centenares de expediciones organizadas para intentar atrapar un “Bigfoot”, o al menos documentar su existencia, han dado resultado alguno, pese a utilizar todo tipo de tecnologías y recursos humanos. Nada. Como si cuando el “Bigfoot” no fuese observado por los testigos paseando por el bosque, sencillamente dejara de existir en nuestra realidad.
No obstante, pese a la existencia de serios indicios de alta extrañeza en torno a lo que se presupone es, un simple “animal”, la  mayoría de los criptozoólogos han optado por eliminar de sus informes todos los elementos que resultan extremadamente raros o, simplemente por desechar los casos “inclasificables”. 
Aunque por su parte, los ufólogos no han actuado de mejor manera, ya que tampoco han querido entrar a valorar muy profundamente esta posible conexión al temer que reste credibilidad a ambos fenómenos por igual. Ya que los ufólogos son conscientes que al complejo y confuso fenómeno OVNI habría que sumar una nueva incógnita de difícil solución. ¿Qué puede hacer un "Bigfoot" a bordo de un OVNI?, ¿se trata de un ser extraterrestre?, ¿un experimento biológico?, ¿una mascota?... ¿Una nueva incoherencia en torno a los OVNIs?....
Sin duda la relación del "Pies Grandes" con los platillos volantes representa una combinación que no es cómoda para ninguna de las partes implicadas... 

Y no solo encontramos la vinculación OVNI/Bigfoot en territorio norteamericano. En el año 1981 sucedió en Chile un interesante encuentro cercano con OVNIs que define a la perfección lo que intentamos describir en el presente trabajo. Un caso puente entre ambos fenómenos, que cumple todos los requisitos de los avistamientos OVNIs con la particularidad de que el ocupante del artefacto no era un piloto espacial al uso. El suceso fue protagonizado por el arquitecto Oscar Zamorro y un juez que no quiso revelar su identidad. Tuvo lugar en la Cordillera de los Andes y así lo narraron los propios protagonistas a los periodistas: “Cuando nos acercábamos a un claro del bosque, de repente vimos un vehículo de metal en forma de cigarro con la parte superior plana. Medía unos 12 metros de largo y 3 metros ancho, y estaba a unos 73 metros de distancia. Al principio pensamos que nos habíamos topado con una instalación militar. Pero cuando caminamos dando la vuelta al otro lado de la nave buscando insignias, nos quedamos impactados al ver a una criatura peluda de apariencia humana de dos metros de altura. Se podría confundir con un gorila, excepto de su cuerpo de forma humana y de la cara. Además del pelo oscuro, la cosa más extraña era que él no tenía ningún cuello discernible. Por suerte, la criatura no nos vio, así pues nos metimos silenciosamente detrás de unas rocas y arbustos donde miramos y nos escondimos por unos 15 minutos. La criatura se quedó quieta y no hubo ningún movimiento dentro de la nave. Finalmente, decidimos acercarnos. De repente, una escalera de metal descendió y la criatura comenzó a subirla. En unos segundos, él estaba dentro de la nave, que luego comenzó a ascender en silencio. Se levantó como un helicóptero. Cuando estaba a unos 18 metros del suelo, estábamos casi cegados por las flagrantes luces blancas, rojas y amarillas que iluminaban al lado de la montaña.  Después de unos segundos, la nave desapareció a una velocidad increíble, dejando sólo la vegetación quemada donde había aterrizado.”





Sin embargo, probablemente, la censura de estos datos e incidentes, imposibilita que tengamos acceso a informaciones vitales para comprender la complejidad del “Bigfoot” y del propio fenómeno OVNI. Los investigadores Tom Burnette y Rob Riggs lo denunciaban abiertamente en un artículo titulado “The Bigfoot-UFO Connection” (2014): “En nuestro nuevo libro, “Bigfoot: Exploring the Myth and Discovering the Truth” (2014), no pretendemos haber resuelto el misterio del Bigfoot. Sólo indicamos que tenemos evidencias que sugieren enérgicamente la presencia generalizada de un primate, grande y peludo no descubierto oficialmente en el sur de los Estados Unidos. Más allá de eso, anotamos una serie de otros fenómenos extraños asociados con muchos avistamientos de Bigfoot, que incluyen misteriosas luces en los informes. De hecho, lo que distingue a nuestro trabajo, al de otros investigadores, es que en gran medida se tiene en cuenta la actividad paranormal que parece rodear a estas criaturas y las zonas donde se divisan. La mayoría de los investigadores son reacios a hacer esto.”


El 26 de noviembre 1973, sobre las 01:00 horas de la madrugada, una pareja se hallaba en el interior de un vehículo a un lado de la carretera de Canourge, entre las localidades francesas de Mairieux y Maubeuge. De pronto, observaron como un objeto metálico de color blanco descendía del cielo. Se trataba de un artefacto semiesférico de unos 15 metros de diámetro que aterrizó sobre un campo nevado que se hallaba a unos 90 metros de los testigos. Entonces se abrió una abertura oscura en el objeto por la que descendieron varios humanoides de diferentes aspectos. Según describió la pareja a los investigadores Joel Mesnard y Jean Marie Bigorne, los 3 primeros ocupantes que aparecieron por la puerta, eran pequeños, de 1´20 metros de altura y con grandes cabezas. Los humanoides tenían los ojos saltones de color blanco, agujeros por nariz, bocas estrechas, y sus mejillas eran abultadas. Además sus brazos eran largos. Iban vestidos con unos trajes ajustados de una sola pieza y de apariencia metálica. Sobre uno de los costados, los pequeños seres llevaban una caja oscura de unos 15 centímetros, que sobre su parte superior tenía una pantalla circular luminosa de color blanco. Según los testigos “caminaron despacio, con pequeños pasos rígidos, y se separaron como si buscaran algo”. Se acercaron a la carretera hasta situarse a unos 15 metros de los testigos. Lo curioso es que detrás de estos humanoides, del objeto surgieron 2 seres de aspecto humano, de alrededor de 1´95 metros de altura. Tenían la tez clara y el cabello rubio hasta los hombros. Estaban vestidos de la misma forma que sus pequeños compañeros. Cerca de la puerta, los testigos dijeron que había una figura agachada, con largos brazos y, aparentemente, totalmente cubierta de piel oscura. 
Aquella extraña criatura “se asemejaba a un oso o a un gran simio".
 Tras unos 10 minutos de observación, los pequeños seres comenzaron a acercarse al coche de los testigos, en ese momento la mujer se asustó y corrió fuera del coche. Su pareja dice que los humanoides se quedaron quietos, probablemente ante la reacción de la testigo o el portazo que dio en el coche. Y en orden inverso a su aparición, el hombre simio, los 2 humanoides y los 3 pequeños seres retornaron rápidamente al artefacto. Los testigos indican que los diminutos ocupantes caminaban dando largos “largos y rápidos pasos” y parecía como si "flotaran sobre el terreno". Cuando la estrafalaria tripulación se introdujo en el objeto, la abertura oscura desapareció, la aeronave adquirió un color metálico brillante y comenzó elevarse. Cuando llegó a unos 9 metros de altura, salió disparado hacia el oeste, pasando sucesivamente del naranja luminoso, al azulado y rojizo hasta convertirse en un punto en el firmamento. Los testigos no buscaron rastros en la nieve. Curiosamente, en el jardín de su vivienda, situada a 1.600 metros de distancia, la Sra. Michel y sus hijos hallaron por la mañana, unas extrañas marcas en la nieve que podrían estar relacionadas con este incidente.

Extrañas criaturas peludas similares al Bigfoot han sido denunciadas en diferentes partes del mundo en estrecha vinculación con el fenómeno OVNI.








Y es evidente porqué lo hacen. La inclusión de aspectos sobrenaturales y ufológicos en los informes de encuentros con el “Piesgrandes” provocan un rechazo aun mayor en la comunidad científica, de lo que provoca de por sí, la hipotética existencia de un gran homínido desconocido escondido en los bosques de Norteamérica. Por lo que no sería descabellado pensar, que los criptozoólogos obviaran a conciencia este tipo de sucesos al considerarlos una herejía alejada de sus estereotipos más clásicos y “racionales”. 
Aunque la vinculación de los No Identificados con el “Bigfoot” es rehusada por la mayoría de los criptozoólogos, el investigador Stan Gordon, que investigó en profundidad el incidente de Polasky en 1973, escribió en un reporte titulado “25th Anniversary Of Truly Scary Pennsylvania UFO Encounter” (1998): “La mayoría de los avistamientos de Bigfoot no tienen ninguna relación con informes sobre OVNIs. Pero aquí, en Pensilvania se investigó algunos casos, donde ambos fenómenos fueron vistos al mismo tiempo. En otros sucesos, después de que se informara de la presencia de un OVNI,  se recogían informes de Bigfoot en esa zona, o viceversa. Lo que allí existió es una asociación entre las dos anomalías, que queda abierto a la especulación. Debo subrayar, que estos casos son históricamente poco frecuente, pero algunos están muy bien documentados. Esa fue mi posición como investigador, recopilar todos los datos, y presentar la información, sin esconder los hechos que fueron descubiertos pensando que causaría controversia entre los Criptozoólogos y los investigadores OVNIs, ya que estos tienen sus propias teorías en cuanto a lo que estos fenómenos representan.” Y es que el propio Stan Gordon comprobó que la presencia de OVNIs y otras circunstancias extrañas estuvieron presentes durante el incidente de Polasky, lo que indiscutiblemente arroja muchas incertidumbres sobre las apariciones del “Bigfoot”: “El testigo principal, un individuo bastante corpulento, mientras estaba siendo interrogado, repentinamente comenzó a gruñir, empujando a su padre y a mi asistente George Lutz, contra el suelo. El hombre corrió por el campo gruñendo como un animal y gritando de una forma casi inhumana. Su propio perro intentó atacarle, pero al acercarse huyó lloriqueando. De repente, el hombre se desmayó en el suelo. Entonces dos de los miembros de mi equipo comenzaron a quejarse, porque estaban teniendo dificultad para respirar. De repente el aire se impregnó de un fuerte olor que, sólo  puede describirse, como de huevos podridos.  Cuando el hombre salió de lo que parecía ser un estado de trance, empezó a hablar de visiones sobre el fin del mundo, etc..”

El genial e inmortal John Keel fue sin duda el investigador que mejor supo bucear en los relatos de extrañas criaturas para encontrar respuestas alternativas a las clásicas. En su mítico libro "El Enigma de las Extrañas Criaturas" incluía un caso de "Bigfoot"ocurrido en España. Sucedió el 26 de febrero de 1968, en el municipio catalán de Vilobí d´Onyar, en la comarca de La Selva. "Según recogía el diario Arriba en su edición del día siguiente, 27 de febrero, "el animal estaba bebiendo en un estanque cerca de la casa de los testigos. Huyó, dejando en el suelo arcilloso cierto número de grandes huellas de pisadas de cuarenta centímetros de largo y parecidas a las de un plantígrado. Estas pisadas concuerdan con la descripción hecha por el motorista Roberto Juver quien dijo que había visto -unos días atrás, cerca de Hostalrich- un animal con un cuerpo grande, peludo y con brazos largos, que cruzaba la carretera delante de él, andando con aire cansado." (Foto Cortesía Doug Skinner)







No hay dudas, de que muy pocos investigadores se atreverían a incluir en su catalogo, libro o artículo sobre el “Bigfoot”, situaciones como las descritas por Stan Gordon en sus trabajos. John Keel fue pionero en ver más allá que el resto de sus colegas, cuando en su citada obra, incluyó un evento que rebasa los límites de la imaginación y la cordura: “Cuando fuimos a Erie a investigar (el caso de los chicos atascados en la arena) –explica Keel-, encontramos una curiosa nota en los archivos de la policía. Una mujer les había telefoneado para darle parte de otra aparición de un monstruo. Ésta había tenido lugar en la calle West Third, en frente del puerto de Erie y exactamente al otro lado de Presque Isle. La mujer, Mrs. Julie Helwig, nos dijo que la habían despertado los ladridos de los perros a las 5:30 horas de la madrugada del miércoles 3 de agosto de 1966, y al mirar por la ventana vio un ser de forma humana que mediría 1´70 metros de estatura. Dijo que iba vestido con una chaqueta amarilla y unos pantalones del mismo color, sin que se les notara bolsillos, cinturones u otros detalles particulares cualesquiera. Dijo que la cabeza la tenía grande, en forma de luna, y, que vista de costado, la parte posterior parecía plana. Esta cabeza estaba cubierta de pelo disperso castaño… de un castaño terroso. La criatura tenía unos hombros muy grandes y un tipo esbelto. Se movía con unos gestos rígidos, mecánicos, como a sacudidas, conservando los brazos pegados a los costados, sin moverlos nada en absoluto. Las piernas no se doblaban por las rodillas. “Se movían -explicó Mrs. Helwig- como un juguete mecánico, de esos que se les da cuerda”. Los perros de la población le ladraban a los tobillos, pero la criatura no les hacía caso. La visión de esta criatura atemorizó a la testigo, la cual despertó a su esposo. Este miró por la ventana, pero como no llevaba gafas, dijo que solo veía “una cosa en movimiento”. La criatura apareció al otro lado de los Depósitos de Almacenamiento de la United Oil y desapareció rápidamente de la vista. Otra mujer de aquel sector vio una criatura similar aquella misma semana. Esta mujer que quiere permanecer en el anonimato, dijo que bajaba en coche por la calle Third muy avanzada la noche cuando vio un extraño ser. Ella paró el coche, la criatura se acercó, “dio unos golpes en la capota” y luego se hundió en la oscuridad”.




LA TEORIA DE LA DISTORSION Y EL BIGFOOT
En el presente reporte ha quedado evidenciado que los avistamientos del “Bigfoot” lejos de ser un fenómeno homogéneo y circunscrito sólo al posible ámbito zoológico, se erige como un autentico enigma sobrenatural rico en matices y detalles. A nuestro entender muchas de las características de estas apariciones se enmarcan perfectamente dentro de los parámetros definidos por la Teoría de Distorsión. Que contempla la existencia de un fenómeno cuasi-físico, provocado por la interacción y comunicación, de un “agente externo” desconocido con la mente de los eventuales testigos. Dicha conexión mental, se plasma en una proyección tridimensional, aparentemente “real” y “tangible”, que recrea una escenografía específica, “fabricada” para la ocasión y que puede abarcar todo tipo de manifestaciones anómalas (OVNIs, Apariciones Marianas, Fantasmas, etc.). En el caso que nos ocupa, las ancestrales creencias en la existencia de hombres salvajes, monstruos y criaturas desconocidas en los bosques, han sido utilizadas por este “agente externo” para la elaboración del moderno mito del “Bigfoot”, cuyo contenido iconográfico reactualiza antiguos y profundos miedos atávicos.

El 10 de octubre de 1954 en el norte de Francia, en Pournoy-la-Chévetive, sobre las 6:30 horas de la tarde tres niños vieron aterrizar una maquina brillante muy cerca de donde ellos se hallaban jugando. Un humanoide bajito vestido con una sotana parecida a la de un cura, descendió del OVNI portando una luz en la mano. El ser tenía la cara cubierta de vello destacando dos grandes y siniestros ojos. Los niños observaron al extraño monje que balbuceaba en un idioma incomprensible, mientras se alejaba del objeto. Cuando la luz de la criatura iluminó a los jóvenes estos emprendieron la huida, viendo desde la distancia, como el OVNI despegaba y se perdía en la lejanía.




Pero estas “puestas en escenas” pueden incluir desde encuentros con OVNIs y sus tripulantes, hasta “Bestias peludas”, pasando por apariciones marianas y fantasmas. Todos estos paradigmas se caracterizan por ser fenómenos muy maleables y cambiantes, que, aun conservando asombrosos elementos comunes, se desarrollan de forma independiente y con características inherentes e intransferibles, aportadas por la participación inconsciente de cada testigo. Lo que explicaría la enorme diversidad, en apariencia, tamaños y colores, delatada en los avistamientos del “Bigfoot”. Además, es importante reseñar, que la permanencia física de estas “criaturas” en nuestro universo, se limitarían sólo y exclusivamente al momento exacto de la “proyección tridimensional”, cuando transitoriamente cobran “vida” para cumplir su propósito. Por lo que obviamente, por ejemplo, sería imposible hallar el escondrijo del “Bigfoot”, ya que nada de lo recreado después de la finalización de la experiencia subsiste.
Aunque el “agente externo” es capaz de otorgar materia a sus manifestaciones, este añadido físico y tangible, expuesto ante los ojos del testigo, por ejemplo, en forma de huellas sobre el barro, o la imponente e “incuestionable” presencia del “Bigfoot” al romper ramas en sus desplazamientos, etc., sólo son un refuerzo psicológico, utilizado como mero “attrezzo” para crear una “representación” perfecta para perpetuar el sutil engaño. Así, aunque encontremos pisadas profundas del “Bigfoot”, estas no nos llevaran a ninguna parte, y, del mismo modo, aunque hallemos restos extraños después de un aterrizaje OVNI, estos no resultaran nada de extraordinarios o anómalos.


El mito del "Hombre Salvaje" no es nuevo. El 26 de enero de 1869, el periodico "Hillsdale Standard", publicó un breve reporte sobre una extraña criatura peluda: "La población de Gallipolis, Ohio, está asombrada por la presencia de un hombre salvaje que según se afirma vive en los bosques cercanos a la ciudad. Anda desnudo y está cubierto de pelo; su estatura es enorme y sus ojos comienzan en el fondo de sus órbitas. Un carruaje que transportaba a un padre con su hija fue atacado por esta criatura hace algunos días. La criatura se abalanzó sobre el padre, echándolo del carruaje y cayendo sobre él para rasguñarlo y morderlo como lo haría una bestia salvaje. La contienda entre ambos fue larga y cruenta, ya que la criatura sujetaba a su víctima contra el lodo, tratando de asfixiarlo. La hija, tratando de salvar la vida de su progenitor, puso fin a la contienda cuando le asestó un golpe a la criatura con una piedra cerca de la oreja. La criatura se levantó y se internó lentamente en un matorral cercano".





Por tanto, obviamente, a tenor de nuestras conclusiones, no existe ningún animal desconocido campando a sus anchas por los frondosos bosques de Norteamérica, del mismo modo que, posiblemente, la mayoría de los encuentros con OVNIs tampoco obedecen a la presencia en nuestro planeta de seres extraterrestres. Todo se debe a una trama orquestada y ejecutada por un “agente externo” que distorsiona caprichosamente el contenido de las experiencias anómalas en función de las capacidades de cada testigo, para perpetuar unos mitos determinados.

Por lo que las respuestas a estos y otros enigmas hay que buscarlas en otras direcciones radicalmente opuestas de las seguidas hasta el momento. Aunque, si la mayoría de los investigadores siguen ignorando todos los elementos que el fenómeno nos pone sobre la mesa, la tarea se antojará un harto compleja, ya que nos conducirán a un callejón sin salida… o, en el caso que nos ocupa, a perdernos entre la espesura del bosque persiguiendo a un inalcanzable fantasma peludo…









JOSE ANTONIO CARAV@CA



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