El notable
investigador norteamericano Rich Reynolds lleva algún tiempo trabajando en una sugerente
hipótesis que intenta explicar el Fenómeno OVNI desde un nuevo punto de vista,
algo alejado de la clásica teoría Extraterrestre. Para Reynolds los OVNIs
podrían ser, en realidad, sondas espaciales de reconocimiento , dirigidas por
maquinas inteligentes (Inteligencia Artificial) que rastrean el Universo en
busca de vida, por diferentes motivos y razones. Como dice el ufólogo
norteamericano en sus escritos: “propongo
la posibilidad de que máquinas inteligentes son los tripulantes de los OVNIs
o son, en si mismo, los propios OVNIs”. Sobre su origen Reynolds, asevera que podrían
proceder de “otra dimensión, un universo
paralelo, desde el futuro (o pasado), o de civilizaciones extraterrestres
avanzadas de la galaxia o del mismo universo”. Rich Reynolds se basa en los
trabajos teóricos del matemático hungaro Von Neumann, que se planteaba, que en
un futuro próximo sería factible que una máquina fuese capaz de fabricar otra
máquina más compleja que ella misma. Alan Lazalde, experto en inteligencia
artificial, lo explicaba en un reporte: “Consideremos
que las máquinas normales solo construyen máquinas más simples que sí mismas.
Por ejemplo, los robots de líneas de producción industrial, que son mucho más
complejos que los artefactos que producen en serie. Ciertamente nosotros, seres
humanos, aún no hemos logrado concebir seres más complejos que nosotros mismos.
Sin embargo, la evolución sugiere que los organismos vivos pueden dar
nacimiento a formas de vida más complejas. Una máquina auto-reproducible
debería poder evadir su degeneración hacia formas más simples. Ahora bien,
imaginemos esa máquina acompañada de unas gotas de caos, propensa a mutaciones,
y que eventualmente genere una o más máquinas más complejas... Entonces
comienza la magia de la vida artificial”.
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Rich Reynolds piensa que los OVNIs podrían ser sofisticadas sondas espaciales extraterrestres controladas por "superinteligencias" surgidas de la Inteligencia artificial. |
Para
Reynolds, los OVNIs serían una prueba de que la inteligencia artificial ha sido
creada o gestada de forma artificial, en algún lugar del universo y se ha
desarrollado como una civilización propia con sus propios intereses y
motivaciones.
Siguiendo
estas premisas, Rich Reynolds teorizó lo siguiente: “Podría una civilización extraterrestre, de millones de años de
antigüedad haber creado una serie de máquinas inteligentes que se han enviado
al espacio exterior en un proyecto para explorar el Universo en busca de vida
inteligente”. ¿Podrían estos ordenadores con “superinteligencia” ser los
responsables del fenómeno OVNI?...
Para llegar
a estas conjeturas, Reynolds recurre a la propuesta científica de las sondas
espaciales capaces de “autorreplicarse” para continuar, indefinidamente, con su
misión espacial casi hasta el infinito. El experto en IA George Dvorsky
indicaba que: “La hipotética sonda de
autorreplicación (Self-Replicating Probe - SRP) es una idea que ha estado
presente desde 1940. Ideado por el brillante matemático John von Neumann (que
es por eso que también se llaman sondas Von Neumann), es un sistema no
biológico que puede replicarse a sí mismo. Von Neumann no estaba pensando en la
exploración espacial y la colonización en el momento, pero otros pensadores,
como Freeman Dyson, Eric Drexler, y Robert Freitas, desde entonces han ampliado
su idea a exactamente eso. Una vez lanzado al espacio, una SRP podría viajar a
un sistema estelar vecino, y a través de la aplicación de la robótica,
ensamblaje molecular e inteligencia artificial (IA), buscaría recursos para
construir una réplica exacta de sí mismo. Realmente, lo único que tendría que
hacer es encontrar un asteroide con los componentes materiales adecuados. Y en
base a la sofisticación o el propósito de la sonda, se podrían establecer
colonias en planetas adecuados (ya sea por el desove de organismos biológicos o
robots imbuidos ya sea de IA o mentes incorporadas). Más simplemente, una SRP
podría generar sondas de comunicación Bracewell que podrían hacer contacto con
una residente (o futura) civilización alienígena. Una vez que termina la
misión, desovaría versiones hija de sí misma, que se enviarían hacia el sistema
estelar más cercano. Y de hecho, el poder de la SRP reside en su capacidad para
replicar a un ritmo exponencial. La tasa inicial de exploración sería lenta, pero
después de la producción potencial de millones y millones de descendientes, la
tasa de expansión se incrementaría en un orden de magnitud. Así que, incluso a
una velocidad de alrededor de una décima parte de la velocidad de la luz, estas
sondas podrían cubrir una gran cantidad de territorio en un período
relativamente corto de tiempo a partir de una perspectiva cosmológica”.
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Un ejemplo de encuentro cercano con OVNIs, que según Reynolds, se ajustaría a sus tesis. La mañana
del 5 de noviembre de 1979, el ingeniero forestal Robert Taylor de 61 años, a
bordo de su camioneta del Departamento Forestal, se disponía inspeccionar unos árboles,
que se hallaban al norte de la ciudad de Livingston (Escocia), cerca de la autopista
M8. Sobre las 10:15 horas, en compañía de su perro, andaba por el sendero, a
unos 100 metros de la carretera, cuando observó un extraño objeto circular de
unos 6 metros de diámetro que flotaba en el aire. Era de color gris apagado, aunque
en algunas partes parecía transparente. Tenía ventanillas circulares, y alrededor
de su eje central, poseía un borde que lo rodeaba a modo de anillo, del que
surgían varias “varillas” verticales, acabadas en hélices que no giraban. El
objeto no hacía ningún ruido. En esos momento, antes de que pudiera reaccionar,
por la parte inferior de aquel artefacto, surgieron dos esferas, de unos 90
centímetros de diámetro, con apéndices, que giraban apoyadas en estos
salientes, en dirección al aterrorizado testigo. Uno de los objetos le agarró,
con sus apéndices por los pantalones, y al parecer, quería conducirlo hasta la
gran esfera. En ese mismo instante, Taylor notó un fuerte olor irritante,
mientras era arrastrado por el suelo. Entonces perdió el conocimiento. Cuando
Taylor recuperó la conciencia, todos los extraños artefactos habían
desaparecido de la zona. No podía articular palabra y no podía andar. Tras
mucho esfuerzo llegó hasta la camioneta y condujo hasta su casa. En sus
pantalones quedaron visibles marcas de lo acontecido aquella mañana.
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Pero ¿qué
ocurriría si en ese proceso de “autorreplicación” se hubiese gestado, de forma espontanea,
la Inteligencia Artificial”?. Las Sondas que habrían viajado durante decenas o
centenares de años por el vasto espacio, con una misión primordial encomendada
por sus creadores, podrían tomar, ahora, sus propias decisiones y acometer sus
propias “misiones” y objetivos. De esta forma, su tipo de “inteligencia” podría
ser radicalmente diferente a nuestro concepto de inteligencia, y, por tanto, no
podemos preguntar ¿los contactos con estas formas de vida artificial podrían
arrojar unas paradójicas experiencias tan extrañas y singulares como las
reportadas por los testigos OVNIs?… ¿Quién sabe?...
JOSE ANTONIO CARAV@CA
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