jueves, 1 de noviembre de 2018

LOS OVNIS COMO “PERTURBACIONES” PSÍQUICAS DE ORIGEN DESCONOCIDO: ENTRE CHAMANES Y MISTICOS RELIGIOSOS












Los encuentros cercanos con OVNIs, o sea, la compleja escenografía de la que son testigos centenares de personas que aseguran haber observado el aterrizaje de un platillo volante y el desembarco de sus ocupantes, puede ser fruto, en realidad, de una compleja «perturbación psíquica» de consecuencias imprevisibles. Esta sería resultado de una irrupción, súbita e inesperada, por parte de sus protagonistas, en una realidad ampliada que de alguna manera se «retroalimenta» de su inconsciente para plasmarse ante sus ojos. Pero ¿cómo se produce esto? Estas experiencias se originan cuando una «entidad psíquica» (el agente externo) que habita en esta porción de realidad desconocida interacciona con la psique de los testigos, por circunstancias no aclaradas, y es capaz de fabricar «capas» dimensionales efímeras que contienen los elementos descritos en los incidentes ufológicos. En ese momento, la psique de los observadores logra traspasar las barreras de la conciencia ordinaria, lo que le permite, entre otras cosas, construir y añadir elementos en un escenario que se erige en una zona fronteriza entre ambos universos. Y es que bajo ese «influjo» los testigos pueden interaccionar con el medio (nuestra realidad), y con esa otra realidad ampliada, de una forma totalmente diferente a la conocida creando su contenido en ese mismo instante. ¿Realidades desconocidas? ¿extrañas entidades? ¿estados alterados de conciencia? Lo curioso de este planteamiento, es que, si analizamos la casuística ufológica, sin apasionamientos, ni apriorismos, no daremos cuenta que las experiencias OVNIs son muy similares a las vivencias narradas por místicos, chamanes y visionarios desde hace siglos. Y es que existen múltiples tradiciones chamánicas y místicas que relatan asombrosas inmersiones en otros universos o reinos ocultos, donde, con diferentes lenguajes y descripciones, nos describen encuentros con seres y entidades sobrenaturales, personajes intermedios entre dioses y demonios, que habitan en un «mundo» que no podemos percibir en nuestro estado normal de conciencia.

¿Son los encuentros OVNIs accesos a una realidad desconocida?

 
 
 
 

Juan Martín Velasco en su libro «El fenómeno místico» (1999) se refería a la mística en los siguientes términos: «El término “místico” es también utilizado para designar ese mundo, esa “nebulosa”, de lo esotérico, lo oculto, lo maravilloso, lo paranormal o parapsíquico del que se ocupan toda una familia de nuevos movimientos en los que aflora culturalmente el cansancio que produce una civilización sólo científico-técnica incapaz de responder a necesidades y aspiraciones muy hondamente enraizadas en la conciencia humana. Nueva muestra de la extensión del término a terrenos no religiosos, en virtud de una analogía funcional, es la utilización del término en el sentido de compromiso total al servicio de algo tomado por absoluto, como cuando se habla de la mística de la acción, la mística humanitaria, la mística del comunismo o, incluso, la mística de la aventura o de la velocidad. Pero incluso en el terreno religioso y en el vocabulario teológico “mística” dista mucho de ser un término dotado de un significado preciso. A finales del siglo pasado, W. Inge ofrecía veintiséis definiciones diferentes que respondían a otras tantas comprensiones». Y aunque pensaba que muchos de estos episodios podían tener una explicación convencional, también defendía que había otros casos que eran mas complejos: «Frente a estas explicaciones, una actitud razonable ante este tipo de fenómenos requiere toda una serie de cautelas tanto teológicas como epistemológicas y científicas. Como principio fundamental, una vez establecido con todo rigor el hecho y descrito y analizado con la mayor precisión, no parece que tenga demasiada importancia establecer si excede o no las leyes naturales, dado que es muy difícil establecer en un momento dado si lo que aparentemente se sale del "comportamiento" habitual de los fenómenos excede o no realmente el funcionamiento de esas leyes. De hecho, el terreno de las relaciones del alma y el cuerpo, la mente y el cerebro, lo psíquico y lo físico, que es el terreno en el que se sitúan la mayor parte de los fenómenos místicos, abarca, más allá del campo de lo que reconocemos como normal, una amplia zona de fenómenos paranormales de los que la ciencia está todavía lejos de haber dado una explicación satisfactoria, pero que ya sabemos que no es legítimo atribuir sin más a causas sobrenaturales. Buscar la explicación psicológica o científica de tales fenómenos no significa descartar absolutamente su origen “sobrenatural”». Aunque el autor no descartaba la existencia de «Dios» detrás de estas manifestaciones. O lo que es lo mismo a nuestro entender, dejaba la puerta abierta a otras posibilidades «sobrenaturales». Por ejemplo, Santa Teresa de Jesús (1515-1582) relata uno encuentro con un misterioso ángel: «Vi a mi lado a un ángel que se hallaba a mi izquierda, en forma humana. Confieso que no estoy acostumbrada a ver tales cosas, excepto en muy raras ocasiones. Aunque con frecuencia me acontece ver a los ángeles, se trata de visiones intelectuales, como las que he referido más arriba . . . El ángel era de corta estatura y muy hermoso; su rostro estaba encendido como si fuese uno de los ángeles más altos que son todo fuego. Debía ser uno de los que llamamos querubines . . . Llevaba en la mano una larga espada de oro, cuya punta parecía un ascua encendida. Me parecía que por momentos hundía la espada en mi corazón y me traspasaba las entrañas y, cuando sacaba la espada, me parecía que las entrañas se me escapaban con ella y me sentía arder en el más grande amor de Dios. El dolor era tan intenso, que me hacía gemir, pero al mismo tiempo, la dulcedumbre de aquella pena excesiva era tan extraordinaria, que no hubiese yo querido verme libre de ella». 
Los éxtasis religiosos están repletos de visiones y contactos con seres sobrenaturales
(Bernardo Strozzi, Estasi di S. Teresa, Siglo XVII)
 
 
 
 
 
Por su parte la italiana Eduviges (Edvige) Carboni, (1880-1952) dijo que en una ocasión: «después de la comunión, me encontré en un prado y, sobre un trono, vi a María Auxiliadora cubierta con un gran manto. En la llanura había una borrasca tormentosa de viento y fuego. De pronto, se presentó san Juan Bosco que corría en medio de la borrasca y llamaba a hombres y mujeres a que se salvaran, poniéndose bajo el manto de María Auxiliadora. Muchos miles corrieron a salvarse bajo el manto de María, pero otros miles no quisieron entrar y se reían, burlándose de los que entraban 7ajo el mito». En su libro «Los Fenómenos Físicos del Misticismo (1952) el jesuita Herbert Thurston decía que: «En el estado místico ocurren realmente cosas que son irreconciliables con las leyes naturales tal como se entiende comúnmente», refiriéndose, concretamente a todos los componentes paranormales que había registrado para su estudio y que eran muy difíciles de explicar. En ese sentido, Juan Martín Velasco afirmaba que: «una mayor frecuencia de fenómenos paranormales: levitaciones, inedia, visiones, etc., el recurso a determinadas representaciones de Dios y de Jesucristo: maternidad de Dios, e incluso de Jesucristo; proclividad a la valoración de lo corporal: los sufrimientos de la pasión, la devoción a la eucaristía, centralidad del amor vivido de la forma más intensa y con fuerte repercusión en el área de los sentimientos y en la corporalidad».

Y en el universo chamánico volvemos a encontrar los mismos patrones. En un artículo denominado «Viajes místicos del chamanismo» (2009), Florian Yubero afirma que: «Mircea Eliade, investigador rumano que realizó la primera recopilación sobre el chamanismo y cuyos libros son textos clásicos obligados para su estudio, define al chamanismo como la técnica del éxtasis o trance, y al chamán como el gran especialista que tiene la capacidad de realizar viajes a la región de los espíritus y desde allí puede armonizar la realidad. El éxtasis chamánico, al igual que el de ciertas tradiciones religiosas, como el samadhi budista, el fana sufí y el estado beatífico cristiano, es un estado de transporte a mundos místicos para encontrarse supuestamente con espíritus, dioses o demonios, incluye fenómenos clarividentes como voces y visiones, que facilitan la orientación o información para alguna curación, para el crecimiento espiritual ó la solidaridad en la comunidad». Mircea Eliade, en su libro «El Chamanismo y las técnicas arcaicas del éxtasis» (1951) afirma que: «La técnica chamánica por excelencia consiste en el paso de una región cósmica a otra: de la Tierra al Cielo, o de la Tierra a los infiernos. El chamán conoce el misterio de la ruptura de niveles. Esta comunicación entre las zonas cósmicas se ha hecho posible gracias a la propia estructura del universo. El universo, en efecto, se concibe, grosso modo, como constituido por tres regiones (Cielo, Tierra e Inframundo), unidas entre si por un eje central (Axis mundi). […] Este eje pasa por una abertura, por un agujero, y por este agujero los dioses descienden a la tierra y los muertos bajan a las regiones subterráneas; así mismo, por él, el alma del chamán en éxtasis puede subir o bajar durante sus viajes».  
 

Los chamanes de diferentes culturas son depositarios de un conocimiento secreto que les permite conectar con otras "realidades" invisibles al ojo del profano, y que están habitadas por dioses, espíritus, demonios, difuntos, etc. con los que pueden comunicarse en un estado de trance...


 

 
 
 
Los chamanes están convencidos de la existencia de unos seres espirituales con los que pueden entrar en contacto. Michael Harner en «La senda del chamán» (20017) expone que: «Los Chamanes han sido llamados los que ven o la gente que sabe, en el lenguaje de las culturas indígenas, porque están involucrados en un sistema de conocimientos basados en experiencias de primera mano. El chamanismo no es un sistema de creencias, […] los chamanes no creen en espíritus, los chamanes hablan, interactúan con ellos. […] Esto es muy importante, porque el chamanismo no es un sistema de fe». Amalia Bassedas en «Chamanismo: el legado de los ancestros» (2005) describe que: «El desplazamiento de su espíritu fuera de los límites de la realidad ordinaria, en dominio de sí, es la particularidad de su práctica, su especialidad. Es mediante sus viajes, que el chamán entra en contacto con el mundo de los espíritus y, de estos territorios paralelos, recupera información que será trascendental para la prosperidad de la comunidad y el mantenimiento del bienestar de sus miembros. […] En sus viajes ingresa a una percepción y entendimiento expandidos, de la mano de sus maestros, ayudantes y animales de poder, que lo aguardan para guiarlo hacia la información que luego traerá a la realidad ordinaria, o Mundo medio, para ser trasmitida a quienes la precisen. […] El chamán tiene la habilidad no sólo de realizar el viaje, sino de transmitir certeramente el resultado de su exploración. […] el mundo espiritual, la naturaleza y la humanidad se encuentran vinculados en esencia. La destreza del chamán es reunirlos». Eliade habla de la luz mística: «Esta luz mística la obtiene el candidato tras largas horas de espera, sentado en un banco de su cabaña, dedicadas a invocar a los espíritus. Cuando la advierte por primera vez "es como si la casa donde está desapareciera de repente; ve muy lejos, a través de las montañas, exactamente como si la Tierra fuera una dilatada llanura, y sus ojos llegan a los confines de la misma. Nada hay oculto para él. No solamente puede llegar con sus ojos a lo más remoto, sino también descubrir las almas robadas, aunque estén bajo custodia y ocultas, en extrañas regiones alejadísimas, o aunque hayan sido arrebatadas o conducidas a lo más alto o a lo más bajo del país de los muertos».

Bassedas también señala algunas diferencias básicas entre el chamanismo y el misticismo religioso: «Una comparación acude inmediatamente a nuestro pensamiento; la de los monjes, místicos y santos en el seno de las iglesias cristianas. Pero no es necesario forzar la comparación: a diferencia de lo que ocurre en el cristianismo (por lo menos en su historia reciente), los pueblos que se declaran "chamanistas" conceden una considerable importancia a las experiencias extáticas de sus chamanes; estas experiencias les conciernen personal e inmediatamente, porque son los chamanes quienes, valiéndose de sus trances, los curan, acompañan a sus muertos al "Reino de las Sombras", y sirven de mediadores entre ellos y sus dioses, celestes o infernales, grandes o pequeños. Está restringida minoría mística no solamente dirige la vida religiosa de la comunidad, sino que también, y en cierto modo, vela por su "alma"».

Y dentro del paradigma OVNI encontramos incidentes donde los testigos parecen adentrarse en algunos estadios mentales análogos a los descritos en estas líneas. De hecho, multitud testigos han experimentado extraños efectos mientras presenciaban el fenómeno, como si los OVNIs controlaran su «mente», lo «sacaran» momentáneamente de esta realidad, o, por ejemplo, los llevaran en «espíritu» a otra parte. Y es que los investigadores han anotado que durante estos encuentros el tiempo parece transcurrir de una forma diferente, y la «escena» parece ser solo visible para el protagonista, aunque haya más personas en las inmediaciones. No podemos olvidar, que la mayoría de los encuentros cercanos con OVNIs no dejan pruebas físicas de su presencia, y la escena parece más bien algún tipo de «proyección psíquica», con abundantes elementos oníricos y arquetípicos, que un incidente provocado por astronautas extraterrestres. En una entrevista realizada por Will Noffke al estudioso Terence McKenna en 1989, titulada «Conversación sobre platillos voladores" afirmó que: «El OVNI es una idea destinada a confundir a la ciencia porque la ciencia ha empezado a amenazar tanto la existencia de la especie humana como la del ecosistema planetario. Este es un momento en que se hace necesario un shock para la cultura, equivalente a lo que fue el de la Resurrección para el Imperio Romano. Los mitos que se desarrollan actualmente son similares a los mitos mesiánicos que precedieron la aparición de Cristo. Son mitos de la intervención de una entidad superinteligente que proviene de las estrellas para revelar la manera correcta de vivir. El OVNI podría ser un disruptor de la ciencia a través de una serie de demostraciones dirigidas a convencer a la mayor parte de la humanidad de que el propósito de la historia es nada menos que la total inmersión en las enseñanzas del OVNI. Una vez que este mensaje fuera arrojado a todo el mundo por medio de la trasmisión por televisión, el OVNI podría simplemente desaparecer. Siguiendo la estela de esa partida podría aparecer un tipo de histeria de abandono similar a la que inundo las comunidades cristianas después de la Resurrección. Cesaría el desarrollo de la ciencia. La religión OVNI-orientada corporizaría un arquetipo de enorme poder, capaz de mantener el dominio del mimo modo que el cristianismo que detuvo el desarrollo de la ciencia por mil años». Además, Mckenna hablaba de las similitudes de las experiencias chamánicas y los encuentros con OVNIs: «Los estados de mente chamánicos y los contactos con OVNI tienen perfiles que pueden registrarse uno como la silueta de lo Otro. A niveles activos la psilocibina induce imaginación visionaria de naves espaciales, criaturas extrañas e información del exterior. Hay una cualidad futurista de ciencia-ficción en la experiencia con psilocibina en general, que parece originarse del mismo lugar que el moderno mito del OVNI (…) La fase posmoderna de la especulación del OVNI reconoce que no es simplemente luz que se ve en el cielo sino algo asociado con la psicología humana. Los investigadores han determinado que las que ven OVNI son, en muchos casos, personas que pensaban cosas raras e inusuales inmediatamente antes de verlos. El OVNI parecería actuar como un catalizador ideológico para algún propósito (…) El OVNI es una idea destinada a confundir a la ciencia porque la ciencia ha empezado a amenazar tanto la existencia de la especie humana como la del ecosistema planetario. Este es un momento en que se hace necesario un shock para la cultura, equivalente a lo que fue el de la Resurrección para el Imperio Romano. Los mitos que se desarrollan actualmente son similares a los mitos mesiánicos que precedieron la aparición de Cristo. Son mitos de la intervención de una entidad superinteligente que proviene de las estrellas para revelar la manera correcta de vivir. El OVNI podría ser un disruptor de la ciencia a través de una serie de demostraciones dirigidas a convencer a la mayor parte de la humanidad de que el propósito de la historia es nada menos que la total inmersión en las enseñanzas del OVNI. Una vez que este mensaje fuera arrojado a todo el mundo por medio de la trasmisión por televisión, el OVNI podría simplemente desaparecer. Siguiendo la estela de esa partida podría aparecer un tipo de histeria de abandono similar a la que inundo las comunidades cristianas después de la Resurrección. Cesaría el desarrollo de la ciencia. La religión OVNI-orientada corporizaría un arquetipo de enorme poder, capaz de mantener el dominio del mimo modo que el cristianismo que detuvo el desarrollo de la ciencia por mil años».
 
Los encuentros cercanos con OVNIs tienen mas semejanzas con los episodios míticos y chamánicos registrados a lo largo de la historia que con civilizaciones extraterrestres.
 



 

En un artículo titulado «Encuentros Cercanos y Conciencia» (1996) Simon Harvey-Wilson decía que: «La existencia de otros reinos o dimensiones accesibles por la conciencia se menciona con frecuencia en escritos sobre chamanismo, espiritualismo y misticismo, así como en la literatura OVNI. Cualquier religión con un dios trascendental seguramente también debe creer en tal reino. ¿Existen tales reinos, o tal vez son todos aspectos diferentes del mismo reino multifuncional? ¿Pueden los OVNIs y / o los extraterrestres acceder a este reino y, de ser así, cómo empezamos a investigar el tema? La prueba de tal reino, especialmente si estaba poblada por seres sensibles, sería uno de los descubrimientos más grandes en la historia de la ciencia, aparte de facilitar el contacto con alguna forma de inteligencia extraterrestre. Veamos una breve reseña histórica de las teorías sobre la existencia de tales reinos. En la antigua Grecia, el filósofo Platón expuso su "Doctrina de las formas", que afirmaba que todo en la tierra tenía su equivalente espiritual, o Forma, en un reino superior e inmutable que, aunque invisible para los sentidos, era comprensible por la mente o el alma, que, como las Formas, son inmortales. El físico Paul Davies a menudo se hace eco de esta idea cuando señala que las leyes de la física y las matemáticas parecen existir independientemente del espacio-tiempo. Desde la época de Platón, las descripciones de este reino han variado, pero ha permanecido invariablemente invisible y aparentemente solo es accesible para la mayoría de los humanos en circunstancias especiales, como en trance, durante las ECM, en la muerte o durante un Encuentro cercano. Por ejemplo, el científico, erudito y místico sueco del siglo XVII, Emanuel Swedenborg, informó que tal reino existía y era accesible a través de la conciencia. A veces permaneció en trance durante más de 24 horas, afirmando que se estaba comunicando con sus amigos en este mundo espiritual. Mucho antes de que los OVNIs fueran el tema de la prensa popular, Swedenborg insistió en que dentro de este reino también se podía interactuar con seres de otros mundos. A principios de este siglo, el influyente teólogo jesuita, filósofo y paleontólogo Pierre Teilhard de Chardin (1955) presentó varias ideas controvertidas que no fueron bien recibidas por la jerarquía católica. Inventó el término noosfera, que era la conciencia equivalente a la biosfera, el reino de todos los seres vivos en la superficie del planeta. Chardin sugirió que todos los seres vivos estaban conectados tanto física como psíquicamente y que la conciencia evolucionaría para volverse cada vez más dominante».


Por tanto, visionarios y místicos en todo el mundo han reportado a lo largo de los siglos encuentros con seres y entidades desconocidas que se manifestaban desde una realidad paralela o ampliada. A tenor de todas estas informaciones es probable que en determinadas circunstancias nuestra psique pueda ser arrastrada por un desconocido agente externo hasta porciones desconocidas de nuestra propia conciencia que nos conectan con ese otro universo invisible. Esta interacción provoca un «tsunami psíquico» que nos sumerge, embriagando nuestros sentidos en una realidad más allá de todo lo conocido. Y, probablemente, si nuestra psique fuera capaz de decodificar convenientemente esta nueva realidad, alejándola de nuestros propios conocimientos, anhelos, miedos, esperanzas, deseos, etc., que solo producen «interferencias psicodélicas», podríamos acceder, seguramente, al conocimiento profundo y atávico que nos ofrecen estas experiencias… más allá de su significación visual y arquetípica

 





JOSE ANTONIO CARAV@CA



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