sábado, 17 de julio de 2021

“EL RECONOCIMIENTO DE LO DESCONOCIDO TIENE TANTA RELEVANCIA PERIODÍSTICA COMO LA IDENTIFICACIÓN DE LO CONOCIDO”

 


 



El periodista Tom Rogan en un artículo titulado «Why does stigma still soar with UFOs?» (16/07/2021) analiza algunos aspectos interesantes sobre los OVNIS del Pentágono y su tratamiento por los medios de comunicación: «Incluso después de que el gobierno de EE.UU. evaluara el mes pasado que algunos objetos voladores no identificados son probablemente "objetos físicos" de origen, intención y capacidad desconocidos, el tema de los OVNIS sigue estando plagado de escepticismo y estigma. Al menos, en los ámbitos militar, mediático y científico. Para un piloto militar, informar de un avistamiento OVNI a sus mandos es provocar malestar en los oficiales superiores. Tal vez un grado malsano de burla por parte de sus compañeros de escuadrón. Y quizás incluso una visita obligada al médico de vuelo. Resulta sorprendente que Luis Elizondo y Chris Mellon, que en su día dirigieron los esfuerzos de investigación relacionados con los OVNIS en el Pentágono, sean los únicos funcionarios de la comunidad de inteligencia que han tenido el valor de decirlo públicamente.

También es sorprendente, al menos para mí, que para un periodista hacer preguntas relacionadas con los OVNIS a un funcionario de rango del gabinete en compañía de otros periodistas sea provocar risas humillantes. Y los científicos escépticos siguen encontrando mucha más atención en los medios de comunicación que los que hacen preguntas menos convencionales. Por supuesto algo de todo esto es comprensible. El tema OVNI conlleva muchas más preguntas que respuestas asequibles. Y el asunto siempre ha tenido una afinidad con individuos algo extraños. ¿Por qué perseguir algo que produce cejas levantadas en lugar de conclusiones sensatas?En contra de lo que afirman algunos entusiastas de los OVNIS, la historia tampoco es un aliado perfecto para el estudio serio del tema. Es cierto que los avistamientos de OVNIS se remontan a miles de años atrás. Por ejemplo, Plutarco nos habla de un encuentro en el siglo I a.C. entre ejércitos romanos y púnicos en la actual Turquía. El historiador afirma que, cuando los dos ejércitos se pusieron en formación para la batalla, "sin ningún cambio aparente en el tiempo... el cielo estalló en pedazos, y se vio un cuerpo enorme, parecido a una llama, que cayó entre los dos ejércitos. Su forma era muy parecida a la de una jarra de vino, y su color, como el de la plata fundida. Ambos bandos se asombraron al verlo y se separaron".

¿Asombroso? Sí. ¿Prueba de alienígenas o seres extradimensionales? Ni mucho menos. Como muchos historiadores de su formación y de su época, Plutarco desdibujó sus historias con adornos que ofrecían un mensaje filosófico. Y aunque la oleada de avistamientos de OVNIS de finales de los años cuarenta y cincuenta es ciertamente convincente, esa oleada se produjo sin los datos que tenemos hoy. Porque lo que ha cambiado en los últimos 20 años es la evolución de la tecnología hasta un punto en el que puede proporcionar un complemento a los relatos de los testigos oculares más creíbles. Es decir, situaciones en las que satélites, sonares, radares, infrarrojos y otros sistemas de captación del espectro electromagnético muy avanzados proporcionan datos muy precisos y fiables sobre los OVNIS. Y lo hacen junto a personal militar entrenado para identificar a simple vista objetos sobre o bajo el agua o en el aire y el espacio. Lo que resulta extraño es que muchos de los medios de comunicación, científicos y militares sigan siendo reticentes a la hora de abordar este segmento verdaderamente extraordinario de los avistamientos de OVNIS. Sucesos que tras una exhaustiva recopilación y análisis de datos, no pueden encajar en la explicación convencional. Las creencias es a veces un problema. Por ejemplo, las Fuerzas Aéreas tienen fama, dentro del ejército, de ser más reticentes que la Marina a la hora de hablar sobre OVNIS debido a una tradición de oficiales superiores que creían que los OVNIS tenían implicaciones teológicas negativas. También debemos reconocer la necesidad de los miembros de la comunidad científica de acceder a becas de investigación y a la credibilidad de la revisión por pares. Aunque las cosas están cambiando poco a poco, los OVNIS no siempre han sido compañeros agradables de tales ambiciones. Ni tampoco un territorio para las oportunidades de subvención.

¿Y los medios de comunicación? Ya he escrito anteriormente sobre por qué la mayoría de los periodistas de los medios de comunicación tradicionales no quieren cubrir los OVNIS. Aquí hay notables excepciones. Sin embargo, son puntos aislados en un paisaje mediático masivo. Lo que quiero decir es que, con las fuentes de alta credibilidad con las que he podido hablar, me cuesta entender por qué los periodistas más veteranos siguen riéndose de este tema. A veces, literalmente. Después de todo, ¡al menos algunos de estos periodistas deben tener fuentes tan buenas, si no mejores, que las mías! No creo que la respuesta sea, como sugieren algunos, que estos periodistas actúan con más prudencia que yo. He denunciado a los charlatanes que se aprovechan fraudulentamente de los que "quieren creer". Cuando tienes a gente del gobierno, en activo y extrabajadores, que no se conocen entre sí, diciéndote lo mismo y, a veces, mostrándote imágenes, merece la pena informar.

Aunque  el titular a menudo es: "Simplemente no sabemos lo que es". Pero existe otra frase recurrente que dice: "Estamos muy seguros de que se trata de tecnología que no pertenece a China, Rusia o Elon Musk", aunque seguramente eso no debería impedir que se informe en ese sentido. El reconocimiento de lo desconocido tiene tanta relevancia periodística como la identificación de lo conocido. Soy el primero en reconocer que algunas afirmaciones procedentes de las fuentes requieren ser verificadas antes de informar. Me atengo a esa norma y me he abstenido de informar sobre lo que serían algunas cosas muy interesantes que creo que son probablemente ciertas pero que aún no puedo confirmarlas. También reconozco por qué algunas fuentes y métodos que el gobierno ha utilizado para recopilar datos sobre OVNIS deben permanecer en secreto por razones de seguridad nacional. Sin embargo, debería haber más información sobre los OVNIS por una sencilla razón: Existen suficientes fuentes creíbles que dan testimonio de la existencia de cosas extraordinarias. Confiamos en estas fuentes cuando nos hablan de Corea del Norte, Irán, China y Rusia. Entonces, ¿por qué no informar cuando múltiples fuentes afirman cosas parecidas "los OVNIS representan una realidad desconocida indicativa de la existencia de una máquina inteligente y controlada con una capacidad de vuelo no convencional. Ah, y también le gustan nuestras emplazamientos nucleares". Al menos el informe del gobierno sobre los OVNIS proporciona algunas respuestas. Señala que "los relatos de los pilotos de combate, de los analistas de las fuerzas armadas y de la comunidad de inteligencia señalan el desprecio asociado a la observación de los UAP, a la notificación de los mismos o al intento de discutirlos con los colegas".

En cualquier caso, esta preocupación por el estigma es algo que los medios de comunicación y los militares tienen que superar. Como me dijo Tim McMillan (probablemente el mejor periodista sobre el tema OVNI) de "The Debrief", cuando se trata tanto de los medios de comunicación como de los militares, "cualquier estigma debería ser irrelevante porque la seguridad nacional es el trabajo del Departamento de Defensa y la única manera de resolver este misterio es facilitando oportunidades para investigarlo". Ya sea la comunidad científica, el ejército o los medios de comunicación, la misión requiere una consideración más agresiva sobre este tema. Y no sólo cada vez que el Pentágono decida hacer una declaración sobre los OVNIS ».

 




JOSE ANTONIO CARAV@CA


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