La audiencia del Congreso de EE. UU. celebrada el 9 de
septiembre de 2025 sobre los Fenómenos Anómalos No Identificados (UAP), ha
puesto sobre la mesa nuevos y reveladores detalles que sugieren un
encubrimiento gubernamental de décadas sobre la naturaleza y el origen de estos
fenómenos. La posibilidad de una tecnología no humana y el uso de programas de
acceso especial para ocultar información al público y al mismo Congreso han
sido ejes centrales de la discusión. Aunque como en otras ocasiones se han echado
en falta evidencias o pruebas más allá de los relatos.
La presidenta del Grupo de Trabajo para la Desclasificación
de Secretos Federales, Anna Paulina Luna, inauguró una audiencia crucial
titulada «Restauración de la confianza pública a través de la transparencia de
los UAP y la protección de los denunciantes». Durante demasiado tiempo, la
cuestión de los Fenómenos Anómalos No Identificados (UAP) ha estado
"envuelta en el secreto, el estigma y, en algunos casos, el rechazo
absoluto". Esta audiencia no se trata de "ciencia ficción ni de
especulaciones", sino que aborda directamente temas de "seguridad
nacional, la responsabilidad del Gobierno y el derecho del pueblo
estadounidense a la verdad".
La presidenta Luna destacó la persistente falta de
transparencia por parte del Gobierno federal y las comunidades de inteligencia
en la investigación y divulgación de los UAP. Subrayó que, a pesar de los
intentos del Congreso por crear canales formales a través de oficinas como la
Oficina de Resolución de Anomalías en Todos los Dominios (AARO) y el Inspector
General de la Comunidad de Inteligencia, los informes de UAP a menudo son
"ignorados, ralentizados o recibidos con escepticismo". Ejemplos de
esta opacidad incluyen la supuesta obstrucción de investigaciones y el ataque a
testigos, incluso por parte del exdirector de la AARO, Sean Kirpatrick, quien
ha sido calificado como un "mentiroso documentado".
La audiencia puso de manifiesto que el gobierno federal ha
tenido un problema de sobreclasificación durante mucho tiempo lo que ha llevado
a una desconfianza generalizada. La falta de cooperación y transparencia por
parte del Departamento de Defensa y la comunidad de inteligencia ha sido un
"obstáculo importante" para la investigación del Congreso, limitando
el acceso a videos y archivos relacionados con incidentes de UAP.
La importancia de la audiencia radica en el deber de los
representantes electos de "seguir los hechos, dondequiera que nos
lleven", ya sea que los UAP representen "una tecnología adversaria,
un fenómeno natural o algo que supera la comprensión humana actual". Luna
enfatizó que "si estos objetos son de origen extranjero, suponen una
amenaza directa para nuestra seguridad nacional" y si son algo
desconocido, "exigen una investigación científica rigurosa, no burlas, ni
secretismo, ni silencio". Además, señaló que las "naciones
adversarias... también están estudiando estos fenómenos de forma
agresiva".
Un pilar fundamental de la audiencia fue la protección de los denunciantes, quienes "arriesgan perder sus empleos, carreras, medios de vida y reputaciones" al hablar. La presidenta Luna afirmó que es "inaceptable" silenciar a "observadores mejor entrenados", como los pilotos militares, quienes temen por su carrera si revelan información sobre UAP. La audiencia representa un llamado urgente a la acción y un esfuerzo por "exigir transparencia básica al Departamento de Defensa y a la comunidad de inteligencia y/o a los contratistas militares". El pueblo estadounidense "no es frágil" y no tolerará un Gobierno que "oculta la verdad y castiga a quienes se atreven a hablar".
El periodista de investigación George Knapp fue la
principal fuente de información sobre la supuesta colaboración entre el
gobierno y el sector privado. Según su testimonio, el Programa de Aplicación de
Sistemas Aeroespaciales Avanzados (AATIP), el mayor proyecto OVNI financiado
por el gobierno de EE. UU., reunió una enorme cantidad de información que sigue
siendo en su mayoría inédita, con un 95% aún sin publicar.
Knapp afirmó que el gobierno ha transferido información sobre
estos fenómenos a contratistas
privados para eludir la Ley de Libertad de Información (FOIA) y mantener el
secreto. En uno de los detalles más controvertidos, Knapp confirmó que Robert Bigelow, un contratista de la
Agencia de Inteligencia de Defensa (DIA), llegó a un acuerdo con Lockheed
Martin para recibir "material inusual que había estado oculto y
protegido en una instalación en California". La frase clave del testimonio
de Knapp es que este material "no fue fabricado aquí". Esta
afirmación sugiere un origen no terrestre o al menos no convencional de dicho
material.
El Rep. Burchett resumió la posición del Congreso, afirmando:
"el gobierno tiene algo, y debe entregárnoslo. Nosotros pagamos sus
salarios... y el pueblo merece más de lo que recibe". Los testigos y
legisladores coincidieron en que la falta de transparencia alimenta la
desconfianza y las teorías de conspiración , y que la verdad sobre los UAP es
vital para la seguridad nacional y la confianza pública.
Durante la audiencia, la naturaleza de los UAP fue un tema
recurrente, con los representantes y testigos abordando directamente la
posibilidad de un origen no humano. La Sra. Crockett, por ejemplo, destacó que
si bien algunos UAP tienen explicaciones convencionales, otros carecen de
ellas, abriendo la puerta a lo desconocido.
Los testigos describieron sus encuentros:
- Jeffrey
Nusatelli notó
un patrón en los encuentros con UAP en Vandenberg, donde los objetos
"respondían" y "se acercaban, investigaban", lo que
sugiere un comportamiento intencional o inteligente. Sin embargo, cuando
se le preguntó directamente si creía que el objeto que vio era de
"origen extraterrestre", Nusatelli respondió que no podía
afirmarlo "con certeza".
- Alexandro
Wiggins afirmó
que el objeto que vio en el USS Jackson no tenía "explicación
terrestre posible". El Representante Moskowitz planteó dos opciones:
que la tecnología pertenecía a "un programa de armas de un gobierno
propio o extranjero, o no es de ningún gobierno y no es de aquí". Wiggins
estuvo de acuerdo con esta evaluación, dejando solo dos posibles
explicaciones: tecnología gubernamental secreta o tecnología no terrestre.
La Representante Mace concluyó que las opciones eran "tecnología
extranjera avanzada, o algo que no es de este planeta", a lo que
Wiggins respondió: "Así es".
- Dylan
Borland fue aún
más enfático. Al describir el "triángulo equilátero" que vio,
que no era ni tecnología estadounidense ni de un gobierno extranjero,
afirmó que tenía "conocimiento directo y experiencia de primera mano
con embarcaciones y tecnologías que no son nuestras". Borland sugirió
que la información sobre los programas de "recuperación de accidentes
de UAP" se fragmenta en "programas de acceso especial"
(SAP) para ocultar datos incluso al Congreso.
Resumen de Casos Clave
Los testimonios presentados en la audiencia se centraron en
casos específicos que demostraron la naturaleza inusual de los UAP:
- Caso
Vandenberg (2003-2005): Jeffrey Nusatelli describió "múltiples incursiones
de UAP" en la Base de la Fuerza Aérea Vandenberg. El caso más notable
fue el de una "enorme nave triangular, más grande que un campo de
fútbol", que flotó en silencio antes de acelerar a una
"velocidad imposible". Los testigos fueron amenazados para que
se mantuvieran en silencio.
- Caso
USS Jackson (2023): Alexandro Wiggins testificó sobre un objeto "autoluminoso en
forma de tic-tac" que emergió del océano y se unió a otros tres
objetos similares. Los cuatro objetos luego "desaparecieron
simultáneamente con una alta aceleración sincronizada, casi
instantánea", sin dejar rastro sónico o de propulsión.
- Caso
Langley (2012):
Dylan Borland relató haber visto un "triángulo equilátero de unos 30
metros" despegar cerca de un hangar de la NASA en la Base Aérea de
Langley. El objeto ascendió rápidamente "sin mostrar perturbaciones
cinéticas, sonido o desplazamiento de viento". La superficie de la
nave era de un material que parecía "fluido o dinámico".
Estos casos, junto con las referencias a programas secretos y
materiales no terrestres, refuerzan la conclusión de que la audiencia reveló
evidencia de secretismo gubernamental, represalias contra los denunciantes y la
posibilidad de que los UAP no sean un simple problema de seguridad aérea, sino
una cuestión de tecnología no conocida y de procedencia desconocida. La
urgencia por la transparencia y la desclasificación fue un tema central que
unió a los representantes de ambos partidos.
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