domingo, 30 de marzo de 2014

INCIDENTE CASH/LANDRUM... LA NOCHE DEL JUICIO FINAL

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En ocasiones las personas que han denunciado el avistamiento de un OVNI han sufrido en sus propias carnes las consecuencias de enfrentarse a este enigmático fenómeno. Y es que, a veces, las secuelas físicas que han padecido los testigos tras una interacción con los No Identificados o sus tripulantes, han marcado profundamente sus vidas. Probablemente uno de los incidentes de supuestas lesiones provocadas por un OVNI, mas documentados del mundo, sea el protagonizado por 2 mujeres y un niño en los Estados Unidos. El suceso ocurrió el 29 de diciembre de 1980, cuando Betty Cash (51 años), Vickie Landrum (57 años) y el pequeño Colby Landrum (7 años), tuvieron un encuentro cercano con una extraña aeronave que les cambiaría por completo la vida. Aquella noche, sobre las 21.00 horas, circulaban por una solitaria carretera (FM 1485) cerca de Huffman, al este de Texas, cuando avistaron un enorme OVNI luminoso flotando por encima de los arboles. Según Betty el objeto: “con forma de diamante y tan alto como una torre de agua” podría medir 7,5 metros de altura por 3,5 metros de ancho, aunque para su compañera aquel objeto tendría al menos 15 metros de altura por 7,5 metros de anchura. Tenía un color “gris metálico opaco”, según Vickie, con unas luces azules en su centro y emitía un “sonido poderoso como un lanzallamas” intercalado con “pitidos” intermitentes. La fuerza de las llamas y la extraordinaria luminosidad desprendida por el objeto hacía casi imposible distinguir con claridad los detalles del aparato. Las testigos también distinguieron un olor “como el gas de los encendedores”.  
 
Betty Cash y Vikie Landrum fueron protagonistas de uno de los incidentes mas polémicos ocurridos en los Estados Unidos.



El OVNI aunque estaba a unos 40 metros de distancia de los testigos había elevado enormemente la temperatura en el interior del vehículo. La Sra. Cash detuvo el coche ante los gritos de Vickie que le decía que si se acercaban se quemarían por completo. Betty aseguraría más tarde que: “sentí que me estaba quemando por dentro. La luz me cegaba tanto que no era capaz de ver para mover el automóvil hacia atrás y tenía miedo de moverlo hacia adelante, más cerca del objeto”. En aquel momento, el artefacto se había aproximado a los testigos situándose sobre el asfalto a unos 7 metros de altura y obstruyendo el paso de la carretera con sus potentes llamaradas. En un primer instante, la Sra. Landrum, de fuertes convicciones cristianas, pensaba que aquella luz obedecía al “retorno de Jesucristo a la tierra”, de hecho le dijo a su nieto que: “Ese es Jesús. Él no nos dañará”. La imagen resplandeciente en la oscura noche destacaba sobremanera en el firmamento asustando y desconcertando por completo a las dos mujeres. En esos momentos, Vickie bajo del coche comprobando que los alrededores del OVNI estaban fuertemente iluminados “como si todo el bosque estuviera quemándose”. Desde el exterior del automóvil era más evidente, aún, la intensa ola de calor desprendida por el artefacto, pese a que la temperatura en la zona era de 4´5 grados. En una entrevista concedida a los capitanes de la USAF, Terry Davis y  John Camp, en agosto de 1981, en la base de Bergstrom, Betty dijo que: “Caminé hacia la parte delantera del coche y la luz era muy brillante, además ... el calor era tan intenso, que no sabía si correr, para volver al coche … y me quedé allí durante pocos minutos. No mucho tiempo porque estaba tan caliente y la luz era tan brillante” que “quemaba”  los ojos”
 
Vehículo de las testigos.



De la parte inferior del “diamante de fuego” emanaban, a intervalos regulares, un flujo intenso de llamaradas de color rojizo-naranja. Tal era la magnitud del calor que procedía del objeto que cuando Betty regreso a su coche apenas podía tocar la manija de la puerta y tuvo que ayudarse del abrigo para poder entrar de nuevo al vehículo, además las huellas dactilares de la testigo quedaron impresionadas en el salpicadero debido a la alta temperatura que también se registraba en el interior del vehículo que hizo que algunas partes de plástico estuvieran casi derretidas. Vickie también bajo del coche, pero los llamamientos de su nieto hizo que sólo estuviera unos 2 minutos en el exterior. Cuando finalmente el OVNI comenzó a desplazarse, después de 10 minutos estacionario, las mujeres continuaron su marcha observando en la distancia las evoluciones del “diamante”. 
 
El artefacto emitía potentes llamaradas por su parte inferior. Su luminosidad era tal que impedía ver con definición al objeto. La luz del presunto OVNI quemaba los ojos. Imagen Chris Lambright. Gentileza del investigador Curtis Collins.



Pero lo más desconcertante de la experiencia es que, en esos momentos, las testigos afirmaron que irrumpieron en escena alrededor de 23 helicópteros, algunos de ellos lo identificaron posteriormente como los CH-47 Chinook, utilizados tanto por el Ejército como por la Infantería de Marina de los Estados Unidos. La Sra. Cash informó a los investigadores que los helicópteros parecían querer rodear al “diamante de fuego”. El objeto y los helicópteros se alejaron en la noche. El investigador John Schuessler, autor del libro “The Cash-Landrum UFO Incident” (1998), logró encontrar más testigos del increíble incidente. Jerry MacDonald, un constructor petrolífero que aquella noche desde el patio trasero de su domicilio observó: “una especie de forma triangular o de diamante (…) con dos antorchas paralelas que despedían llamas azuladas en su parte posterior” mientras pasaba por encima de su casa. Schuessler también localizó a un oficial de policía de Dayton, L.L. Walker que había visto: “helicópteros que estaban volando en formación de tres, iluminando el suelo con focos como si estuvieran buscando algo. Una segunda formación los seguía a unos 5 kilómetros”.  Belle Magee empleada de una panadería recuerda que aquella noche a unos 13 kilómetros de Dayton observó una potente luz en el cielo volando en dirección a New Caney. John Shuessler indicó que el pavimento en el lugar donde supuestamente estaba flotando el objeto estaba derretido, aunque no pudo detectar radioactividad en la zona ni en el coche de las testigos. Sin embargo algunos investigadores indicaron que las radiaciones ionizantes de alta energía pueden provocar daño en los seres humanos y no ser detectables en el aérea de acción.
Por su parte la USAF realizó una investigación oficial, a través del “Inspector General del Ejercito” el teniente general George Serran que entrevistó a la Betty Cash, Vickie Landrum y al oficial de policía llegando a la conclusión en su informe que las testigos: “son creíbles… El policía y su esposa son también testigos creíbles. No hubo percepción de que los testigos estuvieran tratando de exagerar la verdad. Todos aquellos entrevistados se mostraron extremadamente cooperativos y dispuestos a ayudar de cualquier forma. En el curso de las pesquisas, el oficial investigador trató de concentrarse en la razón de cualquier entidad u organización que pudiera haber tenido helicópteros volando aquel atardecer. No hubo ni se presentó ninguna evidencia que pudiera indicar que helicópteros del Ejército, la Guardia Nacional o la Reserva del Ejército estuvieran involucradas”.




RADIACION LETAL
Tras esta experiencia las mujeres sufrieron unas terribles secuelas físicas. Esa misma noche, Betty Cash además de sufrir vómitos, comprobó estupefacta que su piel estaba completamente roja,  sobre todo el cuello, la cara y el cuero cabelludo que también se vieron salpicadas de ampollas. Las quemaduras eran parecidas a las sufridas por una larga exposición al sol sin ningún tipo de protección y los primeros síntomas aparecieron apenas 30 minutos después de presenciar el vuelo de aquel extraño objeto. Las ampollas tenían el tamaño de una pelota de golf sobre el cuello y la cara, donde incluso le cubrían el parpado. 
 
Algunos sectores de la prensa no dudaron en calificar el suceso como un "ataque" OVNI sobre los testigos.



Al día siguiente casi estaba muy débil y no podía moverse de la cama. Cuando Betty fue atendida por los médicos ocultó, por temor al ridículo, su extraordinario avistamiento, dificultando a los facultativos delimitar y focalizar el origen de sus graves molestias. Sin embargo al final llegaron a la conclusión que la Sra. Cash estaba afectada por una radiación aguda, que le obligó a estar varias semanas hospitalizada. Además, para comprobar el impacto físico del suceso sobre Betty, hay que señalar que días después del incidente, la mujer perdió casi la mitad del cabello de la cabeza y tuvo diferentes erupciones en la piel, algunas del tamaño de una moneda grande, que dejaban cicatrices permanentes. A su vez, Vickie y Colby tuvieron diversos problemas dermatológicos y su piel parecía más indefensa ante las infecciones a raíz del avistamiento. Aunque quizás la lesión más grave sufrida por Vickie haya sido a nivel oftalmológico, ya que su vista se vio gravemente afectada con el paso del tiempo, de hecho sus ojos estuvieron lagrimosos e irritados durante 3 meses. Sus párpados se infectaron muy rápidamente y nunca se han recuperado del todo. Su nieto también ha tenido problemas pero a menor nivel. Recordar que Betty estuvo alrededor de 10 minutos expuesta al objeto fuera del vehículo, Vickie 2 minutos y Colby no llegó a descender en ningún momento del coche, por lo que las consecuencias sobre los testigos variaba, manifiestamente, en función del tiempo de exposición directa al OVNI. Como detalle interesante los médicos señalaron que unas semanas después del suceso, Vickie había perdido cerca del 30% de su cabello y tenía grandes parches de calvicie en la cabeza. Cuando el pelo volvía a crecer era de una textura diferente más fino y rizado que el original. Su nieto Colby solo perdió una pequeña porción de pelo de la coronilla. En agosto de 1981, Vickie Landrum, debido a los diferentes daños ocasionados por su exposición al inquietante OVNI, pasó de pesar 62 kilográmos a 50 kilógramos en 8 meses (12 kilogramos de perdida).
 
La Sra. Landrum muestra a la prensa la perdida de cabello que sufrió a los pocos días del incidente.
Las testigos sufrieron diversas y notorias secuelas físicas tras su inusual encuentro cercano.
La Sra. Landrum sufrió unas extrañas "quemaduras" que fueron visibles durante largo tiempo.



Los médicos que atendieron a los testigos también llegaron a la inquietante conclusión que aquella noche estuvieron expuestas a algún tipo de radiación que les causó diversos males como: "quemaduras, lesiones oculares, pérdida de cabello, ulceras de piel, diarrea y vómitos". En septiembre de 1991 el médico personal de la Sra. Cash, el Dr. Brian McClelland, dijo al Houston Post que su estado era "un caso de libro" de envenenamiento por radiación comparable a estar a unos "5 u 8 kilómetros del epicentro de Hiroshima”. Un radiólogo escribió en un informe en poder de la MUFON (Mutual UFO Network): “Tenemos fuertes evidencias que estos pacientes han sufrido daños secundarios producidos por una radiación ionizante. También es posible que haya habido un componente infrarrojo o ultravioleta.” Según los expertos la exposición a altas dosis de radiación ionizante puede causar: "quemaduras de la piel, caída del cabello, náuseas, enfermedades  e incluso la muerte. Los efectos dependerán de la cantidad de radiación ionizante recibida y de la duración de la irradiación, y de factores personales tales como el sexo o la edad”. Aunque otros especialistas, como Brad Sparks, indica que pese a la similitud de los síntomas, las testigos no pudieron estar expuestas a una radiación ionizante, ya que hubiesen muerto a los pocos días teniendo en cuenta la premura con la que se presentaron las primeras señales. Sin embargo, Sparks señala que, a su juicio, lo más probable es que estuvieran expuestas a algún tipo de contaminación química, quizás un aerosol.
 La más afectada fue precisamente Betty Cash, que permaneció mayor tiempo frente al OVNI, unos 10 minutos a una distancia de 40 metros. Su salud se debilitó enormemente desde aquél día, hasta el punto de sufrir un cáncer de mama. A lo largo de los años sufrió varias hospitalizaciones graves, hasta que en noviembre de 1998, la señora Cash sufrió un derrame cerebral, del que no se recuperó totalmente, falleciendo a los 69 años, el 29 de diciembre de 1998, justamente 18 años después de su fatídico encuentro. 
 
El investigador John Schuessler con los testigos en el lugar del avistamiento.



El Dr. Brian McClelland, estaba convencido que las mujeres tenían contaminación por radiación a unos niveles de 2/3 gray (Gy), teniendo en cuenta que un nivel de más de 5 Gy conduce a la muerte en unas dos semanas. La Oficina de Control de Radiación del Departamento de Salud de Texas inició una investigación que nunca se hizo pública. Como evidencia que los problemas de salud estaban en clara correspondencia con la exposición con el artefacto, la Sra. Landrum que cuando salió del vehículo apoyó su mano sobre el techo, desarrollo una extraña enfermedad solo en 4 dedos de esta extremidad. Concretamente, el Dr. Niemtzow, descubrió que las uñas de estos dedos habían desarrollado “líneas de tejido muerto” de forma similar a los pacientes de cáncer tratados con quimioterapia. Lo curioso es que el Dr. McClelland declaró que una fuente interna le informó que el OVNI observado por las mujeres era una aeronave nuclear experimental llamada WASP II. El Dr. Joseph Allen Hynek afirmaba sin tapujos que: “se trataba de un hecho real, pero no sabemos si se trata de una maniobra del gobierno o de la aparición de un OVNI”. Para concluir: “algo ocurrió, eso es bien seguro. Esas mujeres no se arrancaron el cabello ni se cegaron a sí mismas”.



LA IMPLICACION MILITAR
El hecho que el OVNI estuviera acompañado por helicópteros militares hizo que las testigos pidieran explicaciones y responsabilidades al gobierno de los Estados Unidos al considerar que podría tratarse de algún tipo de prototipo experimental que se le fue de las manos. De hecho en la entrevista mantenida con los oficiales de la USAF, la Sra. Cash fue tajante al señalar que los helicópteros tenían los distintivos de la USAF. Por ello, en agosto de 1986, la Sra. Cash y la Sra. Landrum presentaron una demanda civil contra el gobierno estadounidense reclamando 20 millones de dólares por los daños sufridos por lo que consideraban un artefacto propiedad del ejército. El juez de Tribunal Ross Sterling sobreseyó el caso después de que el ejército, la armada, la USAF y la NASA informaran que no disponían de ningún tipo de dispositivo como el descrito por las testigos. Schuessler cree que existe una campaña deliberada para ocultar información cuando dice que: “los médicos no querían hablar demasiado por miedo a infligir el principio de confidencialidad del paciente, aunque creían que las lesiones eran autenticas. También me entrevisté con generales y congresistas, quienes me dieron un sinfín de respuestas. La mayoría de ellas contradictorias o mentiras descaradas. Todo eso me hizo pensar que estaba ante un caso importante, porque las altas jerarquías hacían lo indecible para negarlo”.
 
La implicación de helicópteros militares en el incidente, provocó que desde un primer momento las miradas apuntaran hacia el gobierno estadounidense como responsable del suceso.



El abogado encargado de la demanda, Peter Gersten, coincidiendo con la muerte de una de sus clientes, la Sra. Cash en 1998 afirmó en una nota pública que: “En 1981 representé a tres personas en una demanda contra el Gobierno de Estados Unidos por lesiones producidas por el contacto con un objeto aéreo inusual.  Betty Cash, Vickie Landrum y Colby Landrum son las únicas tres personas que han demandado a nuestro gobierno por las lesiones provocadas por un OVNI. Betty Cash era una luchadora y una heroína. Ella luchó contra el gobierno de los EE.UU. e, incluso en la derrota, demostró un espíritu y tenacidad que ahora será su epitafio.  Rendimos homenaje a una mujer muy valiente... y una víctima de la insensibilidad de este gobierno con los derechos de la persona”. Para algunos especialistas, aquella noche las testigos se toparon con una aeronave militar secreta de forma lenticular denominada LVR.  La propulsión de este vehículo consistía en dos motores de cohetes nucleares.  El proyecto se clasificó como secreto desde su creación en 1962 hasta el 28 de diciembre 1999, cuando fue autorizada para su desclasificación. Sin embargo el gobierno sigue negando cualquier tipo de vinculación con este enigmático y letal incidente.



UN “DIAMANTE DE FUEGO” SIN DUEÑO...
Pese a todo, a lo largo de los años, las conjeturas sobre el artefacto que ocasionó las graves lesiones a los testigos no han dejado de crecer. La participación o implicación del ejército estadounidense ha hecho especular a diversos investigadores sobre la naturaleza del misterioso “diamante”. 
 
Un sospechoso. EL Delta Clipper ó DC-X, fue un vehículo experimental, diseñado por McDonnell Douglas, y era capaz de despegar y aterrizar verticalmente. Aunque las primeras pruebas oficiales se realizaron en 1993, es probable que las primeras experiencias fueran secretas y muchos años atrás




Desde el prototipo secreto, hasta la prueba en vuelo de un verdadero OVNI recuperado por los militares y que por error salió del campo de pruebas. La existencia en el lugar de un gran número de helicópteros hace pensar que debió de tratarse de una operación planificada con anterioridad. Sin embargo, sigue habiendo investigadores que sostienen que los testigos realmente observaron las evoluciones de un OVNI y su seguimiento por parte de los helicópteros militares que fueron enviados para interceptarlo. El ufólogo John Schuessler está convencido que: “el caso era genuino. Cash y Landrum vieron un OVNI (que quizás estuviera en dificultades o no). El ejército desplegó una flota de helicópteros para seguirlo.” Sin embargo, Curtis Collins, uno de los investigadores que mejor conoce el caso, ofreció su punto de vista al autor del presente reportaje: “Este es un caso fascinante, pero sus incógnitas son muchas. No hubo ninguna investigación oficial por parte de la policía o de la Fuerza Aérea, sólo las emprendidas por los investigadores OVNIs dirigidos por John F. Schuessler. En el estudio de este incidente, es evidente que casi todo nuestro conocimiento es imperfecto, basado en la información altamente “selectiva” ofrecida por Schuessler. La historia central del evento es bastante cercana a lo que informaron los testigos, pero el análisis de las supuestas lesiones, rastros físicos, pruebas y testigos secundarios, todos tienen graves problemas probatorios. Schuessler y su equipo eran ingenieros aeroespaciales con amplios conocimientos, pero poco profesionales como investigadores. Debido a sus ideas preconcebidas como defensores de los viajes espaciales extraterrestres, entraron en el caso buscando encajar los acontecimientos en su paradigma OVNI. Otro sesgo se ha introducido en el evento, la de los propios testigos. Se negaron a considerar cualquier otra respuesta además de la teoría de la prueba militar. El caso es digno de estudio, pero el primer gran paso es reconocer que se ha convertido en una leyenda. Para llegar a la verdad tenemos que eliminar las capas del mito”.
Al margen de estas especulaciones, las terribles secuelas físicas que han acompañado a los testigos son la mejor evidencia de que a veces los encuentros con OVNIs tienen consecuencias nefastas para el ser humano ajenas a las discusiones sobre su realidad o no. Pese a que en este incidente aun estar por determinar quién puede estar detrás de estos “daños colaterales”, o una fuerza desconocida o el ejercito de las barras y estrellas...






JOSE ANTONIO CARAV@CA

 

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