sábado, 28 de agosto de 2021

EL ARTE SE ANTICIPA TAMBIEN A LOS UAPS



Una vez más el arte, en todo caso la imaginería humana parece anticiparse de forma pasmosa al fenómeno OVNI, incluso a los UAPS. Hace unos días la publicación de unas imágenes ha provocado cierto revuelo en las RRSS al presentar unos objetos saliendo del mar que parecían imitar el famoso OVNI/UAP del Nimitz. La duda que surgió inmediatamente era conocer si las ilustraciones estaban inspiradas por las informaciones de los OVNIS del Pentágono. El autor de las mismas,  el artista británico Colin Price ha confirmado al autor de este blog, en una comunicación personal, que su creación es anterior: "Desafortunadamente la imagen no tiene nada que ver con el incidente del tic tac. Esta imagen fue hecha algún tiempo antes de que el tic tac saliera a la luz. Las creé para mi trabajo personal. Hice algunas en una serie en ese momento. Así que, de nuevo, no tiene nada que ver con los incidentes del tic tac". 

La ilustración de Colin Price (arriba) guarda notables semejanzas con el extraordinario suceso del Nimitz (abajo)




Sin duda esta coincidencia vuelve a demostrar que el fenómeno OVNI tiene amplias ramificaciones que apenas podemos entender, ya que no es la primera vez que el arte se anticipa a un encuentro ufológico.




JOSE ANTONIO CARAV@CA



Prohibido la reproducción total o parcial del material incluido en el presente blog sin previa autorización del autor. Propiedad de José Antonio Caravaca.

martes, 24 de agosto de 2021

LESLIE KEAN: EL GOBIERNO ESTADOUNIDENSE NUNCA RECONOCERA ABIERTAMENTE LA EXISTENCIA DE SERES EXTRATERRESTRES

 


 

 


El periodista Leonard David ha publicado un artículo titulado «The new reality of UFOs: An interview with journalist Leslie Keane» (24/08/2021) donde recoge una entrevista realizada a  la investigadora Leslie Ken hablando sobre los últimos acontecimientos y noticias surgidas al calor de los OVNIS del Pentágono: «En los últimos años se ha producido un gran cambio en la percepción del fenómeno ovni, tanto por parte del público como por parte de los funcionarios del gobierno.Leslie Kean es una veterana reportera de investigación que ha dedicado más de 20 años a profundizar en el tema, antes tabú, de los objetos voladores no identificados (ovnis). Según ella, los OVNIS son ahora reales. Aunque, a pesar de las observaciones realizadas con tecnologías muy avanzadas, no tenemos ni idea de qué son ni de dónde vienen. Aunque Kean nunca ha visto un OVNI, sus propios encuentros cercanos con cientos de documentos gubernamentales, informes de aviación, datos de radar y estudios de casos con pruebas físicas que los corroboran, así como entrevistas a docenas de funcionarios de alto nivel y testigos de la aviación de todo el mundo, han reforzado su creencia de que los OVNIS son dignos de estudio científico. "Creo que podemos haber llegado por fin al umbral de un nuevo paradigma", dijo Kean. Kean es autora del bestseller del New York Times "UFOs: Generals, Pilots and Government Officials Go on the Record (Harmony Books/The Crown Publishing Group, 2010). Más recientemente, fue coautora de artículos reveladores en The New York Times que se centraban en los avistamientos de OVNIS, que el ejército estadounidense ha rebautizado recientemente como fenómeno aéreo no identificado (UAP), y los programas gubernamentales para investigarlos. También escribió "UFOs: Shifting the narrative from threat to science", un artículo publicado en The Debrief a principios de este mes. Space.com se reunió recientemente con Kean para hablar de lo que cree que se avecina en relación con los OVNIS, de lo que impide a la comunidad científica asumir el reto de descubrir si algún OVNI es extraterrestre, y de mucho más.

  

Space.com: ¿Cuál es la mejor manera de definir la situación actual, teniendo en cuenta el artículo que escribió en colaboración con el NY Times y que catapultó el asunto a la opinión pública?

Kean: Hemos visto un gran cambio radical desde nuestra historia del New York Times de diciembre de 2017 que incluyó dos videos de la Marina. El gobierno ha reconocido la realidad de los OVNIS y el hecho de que impactan en la seguridad nacional, y eso por sí solo es un cambio importante. Tenemos más videos de la Marina de objetos inexplicables, un grupo de trabajo oficial de UAP, y más recientemente un informe del gobierno sobre UAP que fue solicitado por el Comité Selecto del Senado sobre Inteligencia. El informe afirmaba que no hay pruebas de que los UAP sean nuestros, rusos o chinos. Este informe obligó a muchas agencias a compartir la información por primera vez y consiguió que los responsables políticos prestaran más atención a los UAP, y algunos pidieron que se abrieran audiencias en el Congreso. Incluso antes del informe del UAP de junio de 2021, funcionarios de alto nivel han hecho declaraciones sobre la necesidad de seguir investigando estos objetos inexplicables que muestran una tecnología superior a la que poseemos. El tabú que impide tomarse el tema en serio está disminuyendo, y los científicos han salido a la palestra abogando por estudios sobre los UAP en Scientific American. Estos hechos no tienen precedentes. Y los medios de comunicación no se cansan de hablar de los OVNIS. Recientemente, por primera vez, los OVNIS fueron cubiertos tanto por The New Yorker como por el programa de la CBS, "60 Minutes".

 

Space.com: ¿Cree usted que el enfoque de los "UAP" es el mismo que el de décadas pasadas de informes sobre "OVNIs"? ¿Son una misma cosa o no, en su opinión?

Kean: No creo que haya ninguna diferencia en la forma en que los informes describen el fenómeno. Los documentos del gobierno, como el famoso Memorándum de Twining de 1947, describen el comportamiento de los objetos de la misma forma que lo hicieron los documentos posteriores, y de la misma manera que se informa hoy en día. La diferencia es que hoy disponemos de mejor tecnología de cámaras, radares, satélites y sensores que hace décadas, lo que aumenta la especificidad de los datos sobre los UAP (que siguen siendo clasificados). El término "UAP" se ha convertido gradualmente en el término preferido por el gobierno y los militares, porque abarca una gama más amplia de fenómenos que el término "OVNI". Pero como "UAP" se utilizó principalmente para evitar el estigma y la carga asociada a "OVNI", realmente no hay mucha diferencia entre los dos, aparte de la impresión que crea el acrónimo. Una parece más cultural, la otra más oficial. El término "UAP" elimina cualquier asociación con las teorías de la conspiración, o programas como "Expediente X", o el elemento marginal. Aun así, el término "OVNI" ha existido siempre y tiene un mayor atractivo. En mis informes utilizo los términos indistintamente, dependiendo del contexto.

 

Space.com: Dada su larga y fructífera investigación sobre el tema OVNI, ¿qué es lo que más le ha sorprendido? Del mismo modo, ¿qué es lo que más le ha decepcionado?

Kean: Especialmente en los primeros años de mis informes, lo que más me sorprendió fue la falta de curiosidad entre los científicos y los responsables políticos sobre los OVNIS. También me sorprendió lo arraigado y poderoso que estaba el estigma en los medios de comunicación y en la cultura en general. Me desconcertó que casi todo el mundo no se sintiera impactado por las posibles implicaciones de las pruebas sobre este fenómeno. No tardé en darme cuenta de que la mayoría de las personas en posición de marcar la diferencia estaban desinformadas y, comprensiblemente, tenían otras prioridades. Aun así, teniendo en cuenta lo fascinada que estaba con esto y lo que podría significar que incluso un OVNI fuera extraterrestre, me resultaba muy difícil de entender esta apatía y desinterés. Muchas veces me sorprendió que periodistas de investigación consumados no se lanzaran a investigar este tema. Como freelance, no podia abrir las mismas puertas que The Washington Post, The New York Times o The New Yorker. Sin embargo, se mantuvieron esencialmente en silencio. Eso me resultaba frustrante. Pero, por supuesto, ahora todo ha cambiado. También me frustraba que no existiera una agencia gubernamental que recibiera informes de agentes de policía, pilotos comerciales y otros testigos creíbles, y que realizara investigaciones cuando fuera necesario. Puedes imaginar mi sorpresa cuando me enteré del programa Advanced Aerospace Threat Identification Program (AATIP) en 2017. Sin embargo, al estar limitado solo a casos militares y ser secreto, no era exactamente lo que esperaba.

 

Space.com: Con toda la cháchara que hay ahora sobre los UAP, el informe preliminar de los UAP, etc., ¿dónde estamos ahora y qué es lo siguiente?

Kean: En los últimos tres años y medio hemos hecho grandes progresos. Antes de la publicación del informe UAP de la Oficina del Director de Inteligencia Nacional (ODNI), el 25 de junio, hubo un gran impulso, y tenemos que mantenerlo. Pero cuando las cosas se calman, soy consciente de que todavía hay muchas cosas en marcha entre bastidores. Para nuestros próximos pasos, necesitamos contar con un grupo de trabajo bien financiado y con más personal que pueda acceder a la información de todas las agencias gubernamentales y consolidarla. Los mejores expertos de muchos campos deben analizar estos datos. Tenemos que entender la raíz del fallo de inteligencia que ha obstaculizado una investigación gubernamental significativa sobre el UAP. Los informes del grupo de trabajo para el público y los comités del Senado deben seguir publicándose con regularidad. Y, por supuesto, creo que debería publicarse mucha más información. Hay vídeos y fotografías en los archivos del DOD [Departamento de Defensa] que son muy superiores a los que hemos visto hasta ahora. Creo que el público tiene derecho a conocer estos y otros datos, como declaró el [ex] senador Harry Reid, que inició el programa gubernamental [AATIP]. El secretismo es excesivo en este caso, a pesar de la necesidad de cierta clasificación por motivos de seguridad nacional.Quizás tengamos la suerte de ver audiencias abiertas en el Congreso sobre el UAP. Y finalmente, puede que se nos emita una declaración definitiva de que estos objetos no son rusos o chinos. Se ha establecido que no son nuestros, pero no se ha cerrado del todo la puerta a que los UAP sean tecnología de un adversario extranjero. Algunos que están en posición de saber han declarado que estos objetos no son creados por Rusia o China. Es necesario que esto se declare como un hecho en algunos de los informes que se entreguen a posteriori. Quizás algún día esos dos países se unan a Estados Unidos para reconocer esta realidad. En ese momento habremos cruzado una línea hacia un nuevo mundo.

 

Space.com: En mi opinión, el público está experimentando una nueva ola de frenesí por los OVNIS, algo que vi en la década de 1950. Hay charlatanes en este terreno que trabajan duro para ganar dinero. Hay investigadores dedicados a tratar de desentrañar esta saga. ¿Qué opina sobre cómo el público debe ser cauteloso, pero seguir abierto a llegar al fondo de la historia de los ovnis?

 Kean: Aconsejaría al público que tuviera cuidado de a quién escucha. Hay que centrarse en la información oficial, proporcionada por funcionarios y ex funcionarios del gobierno y otras personas con credenciales que están en posición de tener conocimiento. A menudo hablan en generalidades porque han estado expuestos a mucha información clasificada y sólo pueden llegar hasta cierto punto en lo que pueden decir públicamente. Pero sus palabras tienen mucho peso y deben tomarse en serio. Recomiendo prestar atención a las investigaciones en profundidad, como las de The Debrief y The Drive. Afortunadamente, este tema trasciende la política, y debemos mantenerlo así. Todos debemos desconfiar de las personas con opiniones conspirativas extremas que tratan de influir en el público para su propio beneficio. Cualquier afirmación de este tipo debe estar respaldada por hechos, nombres y documentos que puedan ser corroborados, o no tienen ningún valor. Animo a la gente a tener esto en cuenta cuando se encuentren con lo que usted describe como "charlatanes".

 

Space.com: ¿Espera una "divulgación total" de los OVNIS a corto plazo? Si es así, ¿está el público preparado para esta revelación y el añadido relacionado con la posible desconfianza en el gobierno?

Kean: Depende de lo que se entienda por "divulgación total". Algunas personas piensan que esto significa que los funcionarios del gobierno se levantarán y anunciarán que hemos sido visitados por naves extraterrestres durante más de 70 años y que lo sabíamos todo el tiempo. No creo que esto vaya a ocurrir nunca. Sin embargo, si llegamos a un punto en el que se convierte en un hecho oficial y declarado -aceptado universalmente- que estos objetos no son nuestros, ni rusos, ni chinos, ni hechos por ningún país de la Tierra, esto sería la revelación de al menos algunos OVNIS originados fuera de este planeta. Al mismo tiempo, sospecho que cualquier admisión en este sentido iría acompañada de la advertencia de que no sabemos qué son, de dónde vienen o por qué están aquí. Esta claridad no se establecerá necesariamente a corto plazo. Todo va por pasos, a veces pequeños, y lleva tiempo. Creo que el proceso seguirá siendo de divulgación gradual, y esto ayudará a minimizar la desconfianza en el gobierno. Nos da a todos tiempo para asimilar y explorar -y desafiar- cada paso en el camino. Estamos más cerca que nunca de un nuevo nivel de confirmación. Sin embargo, estoy segura de que hay mucha resistencia a este cambio de paradigma.

 

Space.com: Por último, ¿es necesario "internacionalizar" este diálogo UAP/UFO?

Kean: Sin duda. Algunas fuentes me han dicho que otros países se han puesto en contacto con nosotros desde que se publicó el informe UAP de junio. China ha creado su propio grupo de trabajo sobre el UAP. América del Sur está investigando activamente el UAP. La cooperación internacional entre los funcionarios gubernamentales y los científicos es crucial para avanzar. Y creo que los científicos deben seguir el ejemplo de Avi Loeb, de Harvard, e implicarse más, iniciando sus propias exploraciones independientes e internacionales de este fenómeno. Podrían decirnos más que nuestro gobierno, porque pueden hacer públicos sus resultados».

 

 


JOSE ANTONIO CARAV@CA

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sábado, 14 de agosto de 2021

“LOS OVNIS SON UN DIVERTIMENTO SIN BASE CIENTÍFICA”

 






Eso es al menos lo que asegura el escritor Joel Achenbach en un polémico artículo publicado en el «Washington Post» titulado «Queridos terrícolas: dejen de obsesionarse con los OVNIS» (11/08/2021) donde asegura que no existe ninguna evidencia sobre los denominados OVNIS del Pentágono. Para Achenbach, licenciado en Ciencias Políticas, la creencia en los visitantes  extraterrestres es poco menos que un pasatiempo carente de interés científico y del que nunca se va extraer ninguna información trascendental. Pero si analizamos el texto de este reconocido escéptico en materia OVNI comprobaremos que su crónica está repleta de tópicos y, sobre todo, de un nulo convencimiento de que detrás de cualquier avistamiento OVNI, por muy contrastado que esté, incluso por medios técnicos, halla absolutamente nada extraordinario digno de estudio. Vayamos por pasos.

Para empezar, como es usual en muchos negadores profesionales, comienza su escrito con desdén demostrando una extraña dualidad atracción/repulsión con el tema de los OVNIS. Por un lado parece que fuera una molestia ocuparse de un asunto sin la mayor importancia, casi ridículo, aunque por otro lado admite que siempre está ojo avizor a cualquier noticia que se produzca en torno a los No Identificados: «Los amigos y colegas me han instado a que escribiera algo sobre los OVNIS, porque el tema vuelve a estar de moda y yo soy una especie de reportero de los extraterrestres en plantilla». Suele ser habitual que los escépticos imaginen que sus peroratas son esperadas por legiones de lectores y que tienen más repercusión de la que verdaderamente tienen. Pero lo más sorprendente es que este perfil de «pensadores» no tienen reparos en admitir públicamente que están cerrados en banda, demostrando una inexistente «imparcialidad», en admitir algo extraño en el fenómeno OVNI. El porcentaje de Achenbach es elogiable: «Mi fuerte sospecha es que el número de avistamientos de OVNIs que implican seres alienígenas reales, del espacio profundo, con los tentáculos, antenas y más, es cero. Yo pondría la probabilidad en 0,0000 y luego añadiría algunos ceros más, antes de finalmente, a regañadientes -porque soy tan flexible intelectualmente- poner un pequeño 1 en algún lugar a la derecha, un centinela solitario, porque ¿Quién sabe? (Sí, estoy diciendo que hay una posibilidad)». Un triunfo del sano escepticismo, una posibilidad después de un batallón de ceros. Aunque inmediatamente reconoce que la notoriedad de los OVNIS a nivel popular es imparable ya que el escepticismo se «vende» muy mal: «Sin embargo, esta postura escéptica es la más aburrida. Una mejor historia sería que, después de todas estas décadas como escéptico, me he convertido, porque la reciente racha de avistamientos de OVNIS me ha persuadido de que estos son, de hecho, naves espaciales de algún otro lugar del universo, o tal vez del futuro, que incluso podrían ser humanos que vienen del futuro, como estudiantes de posgrado que obtienen su doctorado en paleoantropología. Esta es una historia mucho más buena». Con la excusa de los marcianitos verdes borran de un plumazo cualquier indicio de anomalía en un fenómeno tan amplio. E incidiendo en su negacionismo a ultranza, el imperterrito Achenbach insiste en sus afirmaciones: «La narrativa clásica de los OVNIS -la conjetura interesante, la de los seres extraterrestres- implica una montaña de incógnitas e interrogantes. Hablamos de naves espaciales escurridizas pilotadas por seres desconocidos, de biología desconocida, que utilizan tecnologías desconocidas. Cuyos motivos son desconocidos. Y que vienen de... alguna parte. Y que ahora mismo están... ¿escondidos? ¿Observándonos? Su ubicación no puede ser discernida porque tienen tecnologías especiales para el camuflaje. Pero que, afortunadamente, no son perfectas, lo que permite a los pilotos militares verlos, a veces, e incluso captarlos en vídeos de mala calidad». Con la excusa de que ninguna idea es tan sugerente como la hipótesis extraterrestre, y menos una que lo niegue, el periodista concluye que la mayoría de la gente seguirá creyendo en alienígenas. Pero cuando se tiene que referir al famoso informe UAP entregado al congreso de los Estados Unidos inmediatamente desvía la atención: «Convengamos en que las bolsas de plástico, los pájaros, los cristales de hielo, la humedad y las fluctuaciones térmicas no son explicaciones emocionantes para las observaciones misteriosas. Lo que es emocionante son las naves espaciales extraterrestres. Por eso el Times, al cubrir el informe de inteligencia, escribió: "No había ninguna prueba afirmativa de que los fenómenos inexplicables sean naves espaciales extraterrestres en el informe. Pero como el gobierno no ha ofrecido ninguna explicación para tantos de los episodios, el nuevo informe seguramente alimentará el entusiasmo de quienes creen que podrían serlo." Esto es cierto, pero hay que tener en cuenta que el informe de inteligencia no menciona realmente "naves espaciales extraterrestres" ni nada por el estilo. No sólo no aporta "pruebas afirmativas" de tales vehículos extraterrestres, sino que no aborda el tema». 

Es autor de libro "Captured by Aliens: The Search for Life and Truth in a Very Large Universe" (1999): "El periodista del "Washington Post" Achenbach -autor de "Why Things Are" y comentarista de la National Public Radio- sitúa el debate sobre los extraterrestres en el contexto del programa espacial, los descubrimientos astronómicos y el hambre de significado y alimento espiritual en una época en la que la ciencia a menudo no proporciona las respuestas que la gente desea. Descubre que el tema de la vida extraterrestre está envenenado por las ilusiones, por el anhelo de establecer contacto con nuestros hermanos del espacio".






Y sobre los incidentes UAPS más extraños Achenbach se los despacha, como no podía ser de otro modo, en un momento y sin pestañear: «El informe de inteligencia señala que un pequeño subgrupo de los UAP "presenta características de vuelo inusuales", y los defensores de los OVNIS dicen que estos vehículos se mueven de manera que desafían las leyes de la física. A mi entender, esto sugiere una explicación prosaica, que es la percepción errónea, el mal funcionamiento de los instrumentos, etc. Sin embargo, no se puede descartar lo contrario: No podemos arrogarnos la suposición de que las leyes físicas conocidas son incontrovertibles o exhaustivas. Pero soy reacio a escribir sobre objetos que desafían la física porque ya estoy bastante ocupado cubriendo historias que implican cosas que obedecen las leyes de la física. No creo que esto haga que el alcance de mi periodismo sea demasiado estrecho». A continuación el periodista establece una argumentación curiosa para consolidar sus ideas: «Una cosa que descubrí mientras informaba sobre mi libro es que la gente que cree en ideas que yo encontraba extremadamente improbables no estaba loca ni era inculta. Ni tampoco desinformados. También investigaban. Simplemente procesaban la información de forma diferente. Tenían diferentes fuentes de información. Utilizaban diferentes factores y estimaciones de probabilidad en sus ecuaciones mentales cuando buscaban respuestas. Así que sus respuestas eran diferentes a las mías. Podían tener razón. Yo podría estar equivocado. (Pero yo tengo razón)». No estaría mal recordarle al arrogante licenciado que aceptar la existencia de un fenómeno inexplicado no lleva implícito creer en la existencia de alienígenas con tentáculos y antenas en la cabeza. Pero no obstante, parece que el único propósito de Achenbach es demostrar que los UAPS no son nada interesantes desde el punto de vista científico: «El escepticismo sobre los OVNIS puede confundirse a veces con el antropocentrismo, una especie de arrogancia biológica. La cuestión de si el avistamiento de un OVNI implica una nave espacial alienígena real puede convertirse, con una velocidad de vértigo, en un debate filosófico, con una crítica de fondo. El creyente le dice al escéptico: "¿Así que crees que en todo el universo, entre miles de millones y miles de millones de galaxias, cada una con miles de millones y miles de millones de estrellas e incontables planetas, los humanos somos la única forma de vida inteligente?". Un complemento a esto es la afirmación de que, entre los seres inteligentes del universo, los humanos son probablemente relativamente primitivos, ya que sólo hemos existido durante, qué, 100.000 años o así, y los Antiguos de ahí fuera pueden estar miles de millones de años por delante de nosotros».  Pero si aun no ha quedado evidenciado que el periodista persigue descontextualizar el objetivo central de la supuesta petición de sus legiones de fans, llevando la discusión al terreno más especulativo y sensacionalista, su siguiente párrafo es esclarecedor: «Lo que es más antropocéntrico es asumir que los seres humanos somos tan fascinantes que los extraterrestres quieren visitarnos y estudiarnos. Los extraterrestres parecen un poco obsesionados con nosotros. No se trata de viajes turísticos. Algunos relatos de ovnis imaginan que tenemos algo que a los extraterrestres les falta. Como: sentimientos. Cuando estás condenado a vivir como un reptiliano inteligente de Rigel vas a recorrer un largo camino para conseguir un poco de ADN humano cálido y difuso. Otro tema común es que los humanos fuimos, de hecho, diseñados por los alienígenas. Somos su preciada creación. En este escenario, no sólo somos una especie de primate de gran éxito (hasta ahora). ¡Somos súper especiales! Eso está sacado del Libro del Génesis». Y en medio de todo este barullo de conceptos e ideas aparece otro clásico de estos debates: «La ecuación de Drake es una herramienta muy útil para pensar en las probabilidades. Desarrollada por el astrónomo Frank Drake en los primeros años de la radioastronomía, proporciona una estimación del número de civilizaciones extraterrestres que son comunicativas. Es decir, si giramos un instrumento, como un receptor de radio, hacia el espacio profundo, ¿qué probabilidad hay de que recibamos una señal? Lo inteligente de la ecuación de Drake es que no pretende dar una respuesta, porque muchos de los factores no se conocen. No sabemos la probabilidad de que la vida aparezca en un planeta, ni la probabilidad de que evolucione hasta convertirse en formas de vida inteligentes y comunicativas que consigan permanecer mucho tiempo. Volviendo a Gould: Cuando le pregunté sobre la vida inteligente más allá de la Tierra, me respondió: "No hay datos". Esto era cierto entonces, y sigue siéndolo hoy, con la advertencia de que los astrónomos han descubierto que los planetas son comunes, y muchos parecen ser pequeños planetas rocosos similares a la Tierra. La abundancia de hábitats plausibles para la vida aumenta las probabilidades de que la vida sea común y, por lo tanto, tenga muchas oportunidades de alcanzar -mediante el ensayo y error de la selección natural- la complejidad y quizás la inteligencia». Al final de su exposición concluye con solemnidad que: «Mi hipótesis es que la vida inteligente está ahí fuera. Lo que ocurrió en la Tierra probablemente ha ocurrido, u ocurrirá, en otros mundos, quizás con frecuencia. Pero esto es sólo una corazonada. No es una creencia. Y, desde luego, no es una prueba de que esos UAP que flotan por ahí sean extraterrestres. Sin embargo, creo en un montón de otras cosas. Creo en la utilidad de la ciencia. Creo en las notas a pie de página. Creo en la revisión por pares. Creo en el valor de la experiencia. También creo que mantener opiniones provisionales y potencialmente sujetas a cambios no es un signo de debilidad intelectual, sino de modestia intelectual. Y creo que el futuro nos sorprenderá. Podría llegar un día en que establezcamos contacto con los Antiguos. Pero mientras tanto, los OVNIS son una diversión. Tenemos preocupaciones más urgentes que merecen toda nuestra atención. Los virus. Los seres humanos. La biosfera. La vida terrestre. Y nunca demos da sentado que alguien del espacio va a salvarnos». Bravo por el sano y justo escepticismo.

 

 





JOSE ANTONIO CARAV@CA

 

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sábado, 7 de agosto de 2021

UN ASTRONOMO ADVIERTE QUE LA CIENCIA NO PUEDE DESCARTAR NINGUNA HIPOTESIS EN LA INVESTIGACIÓN SOBRE LOS UAPS

 






Caleb A. Scharf director de astrobiología en la Universidad de Columbia y ha escrito un interesante artículo titulado «O UFOs, Where Art Thou?» (05/08/2021) en el portal de «Scientific American» donde expone su particular punto de vista sobre la investigación que se debería aplicar a los UAPS: «Justo antes de la publicación en junio del tan esperado informe del Pentágono sobre los fenómenos aéreos no identificados (UAP), me senté a intentar crear una lista de los mayores obstáculos para el análisis científico de los UAP. Lo que se me ocurrió entonces fueron cinco retos principales que se describen aquí, junto con una comparación con algunas de las afirmaciones hechas en el informe gubernamental publicado. Aunque sólo tiene nueve páginas, ese informe resulta ser minucioso, cuidadoso y científicamente preciso, ya que expresa plenamente la poca certeza que puede extraerse de los datos disponibles. Como dice el refrán: Cuanto más cambian las cosas, más siguen siendo las mismas.

Desafío nº 1: Todos los incidentes UAP/UFO son irrepetibles: no podemos volver atrás y realizar el "experimento" de esa observación exacta de nuevo.

Para la ciencia en general, este tipo de cosas representan un gran dolor de cabeza. La falta de respetabilidad o replicación plantea un reto muy importante para la interpretación de los datos (especialmente si esos datos son ruidosos e incompletos); para rellenar las lagunas evidentes; y para eliminar o apoyar cualquier hipótesis. Como afirma el informe del Pentágono "Los datos limitados dejan la mayoría de los UAP sin explicar...." Limitado, anecdótico y no repetible no son las palabras que se quieren usar, pero se aplican aquí.

Desafío nº 2: No hay nada sistemático en la forma en que se registran o notifican los incidentes. Los diferentes sistemas de cámaras, sistemas de radar, procesamiento de datos, observadores y circunstancias ambientales significan que cada incidente es, en efecto, un experimento no controlado, con pocas formas de determinar la calidad real y la sensibilidad de los datos. 

Una vez más, el informe del Pentágono afirma efectivamente el mismo punto: "La cantidad limitada de informes de alta calidad sobre los fenómenos aéreos no identificados (UAP) obstaculiza nuestra capacidad para sacar conclusiones firmes sobre la naturaleza o la intención de los UAP". A continuación, el informe sugiere una tarea potencialmente útil de: "Consolidación coherente de los informes de todo el gobierno federal, estandarización de los informes, aumento de la recopilación y el análisis, y un proceso racionalizado de selección". Esto es realmente importante; el informe es muy, muy específico sobre la falta de idoneidad de los típicos equipos de sensores militares para este tipo de análisis. "Los sensores montados en las plataformas militares estadounidenses suelen estar diseñados para cumplir misiones específicas. Como resultado, esos sensores no son generalmente adecuados para identificar UAP".

Reputados astrónomos como Caleb A. Scharf abogan por la investigación seria y sistemática del fenómeno UAP/OVNI.




Reto nº 3: No hay una manera factible de tener en cuenta la "selección" de datos. No sabemos con qué frecuencia los pilotos u otros observadores ven algo inesperado pero, un minuto después, se dan cuenta de lo que están presenciando (o al menos se convencen de que lo han hecho) y, en consecuencia, no informan de nada. Podría haber miles de incidentes de este tipo, o muy pocos. No lo sabemos, y esos casos "mundanos" podrían representar en realidad todos los casos.

El informe sí habla del "estigma" que rodea al personal o a los observadores que informan de los UAP, pero también afirma que de los 144 informes que se estudiaron, sólo 18 incidentes (cubiertos en 21 de los informes) parecían demostrar "tecnología avanzada", en la medida en que había una apariencia de comportamiento aeronáutico inusual en funcionamiento. En un pequeño número (no especificado) de casos había incluso pruebas de que los sistemas de las aeronaves militares "procesaban energía de radiofrecuencia (RF)", sea lo que sea lo que eso signifique realmente; presumiblemente había un aumento del ruido de radio. Pero, en cuanto a todas las veces que no se informó de nada, ya sea porque algo se identificó rápidamente, o porque un piloto simplemente decidió no hacerlo, eso sigue siendo una total incógnita.

Desafío nº 4: Si algún incidente u observación está realmente asociado a algo tangible y físico, no sabemos si estamos ante un único fenómeno subyacente o ante muchos. Es un poco como entrar en un zoológico con los ojos vendados y tratar de entender lo que se oye y huele. Si sólo hay una especie, puede que lo entiendas, pero si hay 100 especies, decodificar tu experiencia va a ser muy difícil.

De nuevo, el informe da en el clavo, con una sección entera titulada "Los UAP probablemente carecen de una única explicación". Algunas de las posibilidades que se ofrecen son: "Desorden aéreo... pájaros, globos, vehículos aéreos no tripulados recreativos... desechos como bolsas de plástico... que embrollan una escena", así como fenómenos atmosféricos naturales (cristales de hielo, fluctuaciones térmicas que pueden registrarse en los sistemas infrarrojos y de radar), aviones clasificados y similares, y "sistemas adversarios" extranjeros. El informe del Pentágono también ofrece un resumen de los esfuerzos en curso, y las posibles direcciones futuras, para tratar de mejorar todos los análisis. Esto incluye una recopilación más sistemática de los datos de los sensores de las aeronaves militares, junto con los datos de la FAA, y la aplicación del aprendizaje automático para tamizar a través de la información actual e histórica para poder buscar "grupos", patrones y asociaciones con fenómenos conocidos como globos meteorológicos, movimientos de la fauna y otras bases de datos de vigilancia de la Tierra.

Desafío nº 5: La asociación popular de UAP con hipótesis que implican tecnología alienígena crea un grave sesgo de análisis. Por lo general, la ciencia trata de avanzar paso a paso hacia la búsqueda de apoyo para una hipótesis determinada o para la eliminación de hipótesis, y sopesa esas opciones de la manera más equitativa posible. Pero en este caso, una hipótesis que requeriría pruebas extraordinariamente sólidas para ser apoyada (como la famosa sentencia de Carl Sagan "Las afirmaciones extraordinarias requieren pruebas extraordinarias"), independientemente de lo que digan algunas personas, pesa mucho sobre cualquier análisis o discusión, y hay una comunidad ruidosa que siente que la respuesta ya se conoce. Eso es un problema.

De hecho, y de forma bastante irónica, los "estigmas socioculturales" en torno al registro de observaciones sorprendentes que se mencionan en el informe se ven sin duda exacerbados por elementos de la comunidad ufológica que expresan ideas o creencias que son, en fin, de naturaleza fantástica. En consecuencia, es probable que observadores como los pilotos profesionales altamente capacitados sean reticentes a mencionar cosas que les sorprenden mucho. Esto se relaciona con el punto 3 y crea un sesgo porque los incidentes no reportados, si se analizan más a fondo, podrían proporcionar una visión significativa, especialmente en cuanto a la frecuencia con la que los observadores humanos están simplemente confundidos, en lugar de ser testigos de fenómenos realmente inusuales.

¿Dónde nos deja todo esto? Bueno, el informe del Pentágono sugiere formas de mejorar la recogida y el análisis de datos, como he descrito. También señala que si algunos UAP representan peligros físicos, o desafíos de seguridad, sería importante averiguarlo. En este sentido, es posible mitigar el riesgo investigando más a fondo los UAPS, independientemente de que la explicación sea finalmente mundana o extraordinaria.

Como científico que estudia las posibilidades de vida en otros lugares del cosmos, me encuentro diciendo "Bueno, parece que vale la pena trabajar más en esto". Pero no es porque crea que es probable que los extraterrestres o sus sondas puedan estar entrando en la atmósfera de la Tierra. Aunque como intelectual racional no puedo, ni debo, excluir definitivamente tales posibilidades, el punto nº 5 me molesta lo suficiente como para preferir seguir el enfoque gradual. Esta estrategia también tiene otras ventajas. En particular, creo que la idea de una recogida de datos mucho más sistemática (a partir de cosas como los sistemas de cámaras de última generación colocados en los aviones o en lugares de vigilancia) sería una actividad interesante independientemente de lo que ocurra realmente en nuestros cielos. Los nuevos tipos de datos de alta resolución con lapso de tiempo y la monitorización de alta fidelidad de nuestro entorno planetario podrían tener muchos beneficios adicionales mientras intentamos navegar por un mundo peligrosamente cambiante. Desde la atmósfera hasta la migración de los animales, pasando por la basura generada por el hombre que flota en el aire y en el mar, distinguir lo que realmente ocurre siempre va a ser de gran ayuda ».






JOSE ANTONIO CARAV@CA


Prohibido la reproducción total o parcial del material incluido en el presente blog sin previa autorización del autor. Propiedad de José Antonio Caravaca.


lunes, 2 de agosto de 2021

UAPS ¿DONDE DEJAMOS EL INDICE DE EXTRAÑEZA?

 





Las discusiones sobre el origen de los UAP en los últimos tiempos, y sobre todo tras la publicación del esperado informe presentado ante el Congreso de los Estados Unidos (25/06/2021) son interminables y en la mayoría de las ocasiones sin resultado alguno más allá de un infinito debate. De hecho el término con el cual se ha "redefinido" a los OVNIS en pleno siglo XXI, UAPS  ("fenómenos aéreos no identificados") es tan amplio, difuso y ambiguo que le resta casi la mayor parte de carga inexplicable que contenía las anteriores siglas. En la actualidad parece que bajo el manto de  esta nomenclatura casi cualquier cosa que vuela por el cielo, desde un globo, un dron, una bandada de pájaros o un rayo en bola pudiera ser etiquetada como no identificada. Obviamente siempre existirán “cosas” que por una razón u otra no puedan llegar a ser identificadas convenientemente, sin que esto sea una evidencia de la existencia de nada extraordinario ni anómalo. Simplemente está demostrado que los errores (humanos y técnicos) y la falta de información pueden crear falsos eventos OVNIS imposibles de solucionar. Sin embargo muchas de estas controversias se acabarían si aplicáramos convenientemente el índice de extrañeza a todos los informes acopiados por el Departamento de Defensa. Se debería realizar un importante cribado antes de presentar un suceso UAP ante la opinión pública o la comunidad científica. Haciendo especial hincapié en los incidentes con mayor grado de extrañeza. Y no solo me refiero a los suceso donde se registran objetos que despliegan velocidades o movimientos imposibles para nuestra aeronáutica, sino que el tamaño y la forma de los objetos observados pueden ofrecer datos vitales para comprender si estamos realmente frente a un fenómeno desconocido. Y es que no es lo mismo, desde el punto estrictamente analítico, que un piloto se refiera a un objeto de 2 metros de envergadura que a una aeronave de 30 metros, y tampoco es lo mismo que se hable de una artefacto circular o un punto de luz en el cielo, a que se describa un objeto en forma de platillo con ventanas o un cilindro sin alas. Y no quiero decir con esto que los otros sucesos no puedan ser intrigantes ni dignos de estudio, sino que para acelerar los procesos analíticos se debería prestar mayor atención en primer lugar a los relatos que contengan un índice disparado de características de altísima extrañeza. Por tanto, habría que conocer, para erradicar de una vez por todas los debates estériles y que no conducen a ninguna parte, cuantos expedientes de alta extrañeza contiene los archivos del Pentágono. Sobre estos casos se deberían centrar las investigaciones y análisis. Y lógicamente este índice de extrañeza tiene que contener entre otras características: movimientos inteligentes, tamaños y forma inusuales. Lo demás será dar vueltas en círculo en un eterno bucle para no llegar a ninguna parte.

 

 

JOSE ANTONIO CARAV@CA

 

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