jueves, 7 de agosto de 2025

INFORME CONDON: LA MENTIRA OFICIAL QUE ENTERRÓ A LOS OVNIS




Durante décadas, el llamado Informe Condon ha sido considerado la evaluación científica definitiva sobre los objetos voladores no identificados (OVNIs). Y sus conclusiones negativas tomadas como palabra de ley.

Y aunque durante un tiempo se pensó que su escepticismo ante la realidad “extraterrestre” del fenómeno era legitima, pronto se descubrieron demasiadas lagunas en su investigación. Pero vayamos por el principio:

En plena efervescencia del fenómeno OVNI en Estados Unidos, y con la presión pública creciendo ante acusaciones de falta de transparencia, la Fuerza Aérea encargó a la Universidad de Colorado un estudio riguroso para investigar los reportes y, en teoría, cerrar el debate de forma concluyente.

Dirigido por el físico Edward U. Condon y publicado en 1969, el informe concluyó que el fenómeno OVNI “no justificaba una investigación científica adicional”, lo que desembocó en el cierre del Proyecto Blue Book, el último programa oficial de estudio de OVNIs por parte del gobierno estadounidense. Sin embargo, el informe fue objeto de duras críticas, tanto por su contenido como por las irregularidades en su desarrollo. Según el testimonio en primera persona del científico G. David Thayer, quien participó activamente en el proyecto, el estudio estuvo plagado de malentendidos, sesgos, decisiones unilaterales y una profunda desconfianza entre sus protagonistas.

Thayer se unió al proyecto en el verano de 1968, después de que el informe contratado al Stanford Research Institute resultara inútil para los objetivos del equipo: “el borrador preliminar… no contenía ningún análisis de casos reales de OVNIs, por la muy buena razón de que el contrato no lo exigía”. Fue entonces cuando Edward Condon, director del proyecto, pidió ayuda externa para resolver la situación. En una anécdota reveladora, Thayer recuerda haber aceptado el trabajo diciendo: “la notoriedad es mejor que el anonimato”, aunque luego aclararía que usó “notoriedad” en el sentido negativo. Su trabajo, junto con su asistente Burgette “Scotty” Hart, consistía en analizar los mejores casos radar-visuales del archivo para determinar si podían explicarse por efectos de propagación anómalos.

La figura de Edward Condon emerge del relato como alguien carismático pero profundamente parcial: “Condon me pareció un individuo flemático… parecía alguien que no quería que nadie supiera quién era realmente”. Aunque Condon le encargó revisar los casos más creíbles, Thayer sospechaba que su estrategia era usar los mejores casos para desacreditar todo el fenómeno: “Creo que él sentía que todos los casos OVNI eran ‘ridículos’, y por lo tanto la mejor manera de desacreditarlos era concentrarse en los mejores”. Una muestra del escepticismo de Condon quedó en evidencia durante una reunión del equipo cuando, al escuchar sobre el caso Lakenheath, respondió: “Creo que deberíamos publicarlo como un ejemplo de la basura que recibimos de la gente”. Más tarde, el archivo oficial del caso demostraría que la carta inicial de denuncia estaba bien fundada.

El enfrentamiento entre Condon y el físico James E. McDonald fue uno de los episodios más amargos del proyecto. McDonald, un defensor abierto de la hipótesis extraterrestre, era una presencia constante y conflictiva recuerda el autor. “Mi experiencia fue que el nombre de McDonald no podía ser mencionado en presencia de Condon sin alterarlo”. Años después, Condon diría a Thayer por teléfono que había “quemado los malditos archivos” del proyecto. Sin embargo, Thayer más tarde descubriría que los documentos estaban a salvo en la Sociedad Filosófica Americana en Filadelfia. El conflicto alcanzó niveles casi personales. Cuando Thayer intentó escribir un artículo para el AIAA Journal sobre el caso Lakenheath, McDonald se negó inicialmente a ayudarlo, diciendo que había estado “subimpresionado” por su trabajo. Finalmente, McDonald accedió a enviarle los archivos, explicando que Condon le había bloqueado el acceso a los documentos poco antes de retirarlos él mismo de la biblioteca.

Thayer relata varios momentos desconcertantes durante la investigación del proyecto. Uno de ellos fue la decisión de Condon de cambiar sistemáticamente “a UFO” por “an UFO” en los textos, justificándolo con el argumento de que debía pronunciarse “oofo” porque “rima con ‘goofy’”. En otro caso, al escribir sobre Lakenheath, descubrió que todos los nombres geográficos habían sido reemplazados por letras: “para evitar que los locos usaran los casos del Proyecto para sus propios análisis”, supuestamente dijo Condon.

Pese a las numerosas controversias, Thayer concluye que la mayoría del equipo científico trabajó con honestidad e integridad: “Todos ellos, con las dos excepciones de Condon y Bob Lowe… hicieron su mayor esfuerzo por realizar una evaluación justa y objetiva de los datos”.

Thayer opina que el informe final, más allá de las secciones escritas por Condon, sí constituye un estudio científico serio. Aunque critica con dureza la introducción y conclusiones del propio director: “son o trivialidades o tonterías… tan poco relacionadas con el contenido del informe que el lector haría bien en saltárselas por completo”. Y sobre el debate general de los OVNIs, el autor es realista: “Ni resultados positivos ni negativos fueron obtenidos… resolver el problema de los OVNIs con un contrato de medio millón de dólares es como echar un balde de agua al océano y tratar de medir el aumento del nivel del mar”.

 

EPÍLOGO TRÁGICO

El suicidio de McDonald en 1971 puso un punto final trágico a uno de los episodios más intensos de la investigación OVNI. Condon también falleció pocos años después. El informe no resolvió nada, pero sigue suscitando mucha polémica.

 



JOSE ANTONIO CARAV@CA

Fuente: “Inside the Colorado UFO Project” por G. David Thayer.


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miércoles, 6 de agosto de 2025

¿TECNOLOGÍA NO HUMANA EN ÓRBITA EN LOS AÑOS 50?




En una entrevista concedida al programa Reality Check, al periodista Ross Coulthart, la Dra. Beatrice Villarroel, investigadora del Instituto Nórdico de Física Teórica y líder del proyecto VASCO (Vanishing and Appearing Sources during a Century of Observations), ha compartido los sorprendentes hallazgos de su equipo: la posible existencia de objetos tecnológicos no humanos en órbita terrestre antes de que comenzara la era espacial.

A través del análisis de antiguas placas fotográficas astronómicas tomadas antes de 1957 —cuando la humanidad aún no había lanzado ningún satélite— el equipo ha detectado miles de "transitorios": breves destellos de luz similares a estrellas que aparecen y desaparecen sin dejar rastro.Un hallazgo impactante sacude al mundo científico: la posibilidad de que objetos artificiales —potencialmente tecnológicos— hayan orbitado la Tierra antes del lanzamiento del primer satélite humano en 1957.


“Hemos encontrado algo súper interesante”, afirmó Villarroel. “Y de hecho, es un número de hallazgos que se han hecho durante el último año gracias a que he trabajado con gente realmente buena que se ha unido al equipo”.

Uno de los hallazgos más notables fue registrado en una placa tomada el 27 de julio de 1952, coincidiendo con un episodio ampliamente documentado de avistamientos OVNI sobre Washington D.C., conocido como el Washington Flap. En esa imagen, se observan cinco puntos de luz alineados. “Estos cinco puntos ocurren el 27 de julio de 1952, que es el segundo fin de semana del Washington Flap”, explicó. Y añadió que en ese momento ni siquiera sabían que dicha fecha coincidía con ese evento histórico. “Reportamos lo que vimos... un año antes de que escuchara sobre el Washington Flap”.

Además, Villarroel señala una correlación estadística significativa entre la aparición de estos transitorios, pruebas nucleares y avistamientos OVNI. “Sí, sorprendentemente encuentra correlación entre mis transitorios... y las pruebas de bombas nucleares y los avistamientos de OVNIs”.

Los objetos detectados no parecen ser naturales. No dejan rastros, como lo haría un meteorito en una exposición de 50 minutos, y aparecen como puntos definidos, como estrellas.

“Si tienes algo que se mueve y solo a veces la luz solar cae sobre el espejo, tienes algo muy plano y extremadamente reflectante, puede emitir un destello”, explicó. “Hoy tenemos miles de estos destellos en el cielo debido a toda la basura espacial que los humanos hemos creado”.

Pero lo que más desconcierta es lo que sucede cuando se observa en la sombra de la Tierra.

“Nuestro árbitro dio una idea brillante durante la revisión... dijo: ‘si quieren demostrar que realmente son reflejos solares, entonces muéstrennos cómo se ven en la sombra de la Tierra’”. El resultado: “Tenemos un enorme déficit de transitorios allí... fue un shock menor porque era un déficit muy pronunciado”. Esto implica que los transitorios parecen depender de la luz solar, como si fueran reflejos en superficies artificiales. Si fueran defectos de la placa, no evitarían la sombra de la Tierra. “Los defectos de placa van a estar en cualquier parte de la placa... no van a evitar deliberadamente la sombra de la Tierra que se mueve”.

Y lo más contundente: “Creo que es más probable que alguien sea tragado por un agujero negro supermasivo mañana que que esto ocurra por casualidad”. En un momento dado de la entrevista Ross Coulthart preguntó:  —¿Estamos hablando de la posibilidad de una tecnología no humana que estaba vigilando este planeta en ese momento crucial de la historia de los OVNIs?

A lo que Villarroel respondió: “No encuentro ninguna otra forma de ver estos datos... Para mí, esto parece tecnológico. Pero podría estar equivocada... Tal vez haya algún nuevo fenómeno físico que nadie conoce todavía”.

Incluso se atrevió a estimar el número de estos objetos visibles en las placas:

“Creo que uno podría estimar que hay entre 70,000 y 200,000 de estos objetos en cualquier momento en los primeros años 50, y tal vez aún hoy”.

¿Podrían ser basura espacial? No. “No había tecnología humana en el espacio en los años 50”, subraya la entrevistadora. Villarroel simplemente se pregunta: “Entonces, si no fuimos nosotros, ¿quién fue?”

En cuanto al argumento de que podrían ser defectos de las placas fotográficas, la científica es clara: “Creo que una señal real ha estado escondida entre el ruido”. También respondió a una de las grandes preguntas: ¿podrían ser objetos en la atmósfera terrestre?

“No, si hubieran estado en la atmósfera, dadas las dimensiones del telescopio, habrían aparecido borrosos... pero estos parecen estrellas. Lo que indica que están muy, muy lejos... más allá de los 100 kilómetros”. Otra evidencia impactante de su estudio: “A 42,164 km de altitud, solo el 0.33% de los transitorios ocurrió dentro de la sombra de la Tierra”, lo que refuerza la teoría del reflejo solar y debilita la hipótesis del defecto en la placa.

Para la astrónoma no hay dudas cuando Ross Coulthart afirma que: “Estás presentando pruebas convincentes que sugieren que potencialmente hubo una tecnología de algún tipo... objetos artificiales construidos en órbita terrestre geoestacionaria a principios de los años 50, antes de que los humanos entraran en el espacio”. Y Villarroel asiente: “Exactamente. De eso tratan los artículos”. Ante la posibilidad de recibir críticas, Villarroel admite:

“Claro que espero un contraataque. Y tiene que suceder. Es parte del proceso”. Y se reafirma:

“No me siento sincera conmigo misma si endulzo demasiado mis palabras... Creo que lo que vemos es real”. Finalmente el periodista le pregunta si cree que estamos solos en el universo, su respuesta tajante: “Supongo que diría que nunca hemos estado solos”.



JOSE ANTONIO CARAV@CA

Fuente: "Exclusive: Astronomer's new data finds possible nonhuman intelligence in space | Reality Check" (05/08/25) Entrevista en Reality Check con la astrónoma Dr. Beatrice Villarroel – Nordic Institute for Theoretical Physics, Suecia https://www.youtube.com/watch?app=desktop&v=Ylw_NRxJEgM


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viernes, 1 de agosto de 2025

SCHUMER VS. LOS SECRETOS DEL GOBIERNO: UNA LEY DE 20 MILLONES DE DÓLARES PARA DESCLASIFICAR LOS FENÓMENOS ANÓMALOS NO IDENTIFICADOS





Por tercera vez, la Ley de Autorización de Defensa Nacional (NDAA, por sus siglas en inglés) sirve como vehículo para presentar una legislación enfocada en los Fenómenos Anómalos No Identificados (UAP, por su nombre en inglés). Esta nueva propuesta, conocida informalmente como el “Schumer Act”, representa el intento más ambicioso hasta la fecha de desenmascarar décadas de presunto secretismo gubernamental. Con un presupuesto de 20 millones de dólares, la ley propone la creación de una Junta de Revisión independiente con poder de citación legal, acceso a programas clasificados, e incluso autoridad para ejercer expropiación por dominio eminente sobre tecnología y materiales en poder de contratistas privados.

UN PRIMER GOLPE A LA SECRECÍA

El proyecto de ley no escatima palabras:

“Todos los registros del Gobierno Federal relativos a fenómenos anómalos no identificados deben presumirse como divulgables de forma inmediata y todos los registros deben ser finalmente divulgados para permitir al público estar completamente informado sobre la historia del conocimiento y participación del Gobierno Federal en relación con los fenómenos anómalos no identificados”. Esta frase deja clara la intención de acabar con el secretismo institucional que ha rodeado estos temas durante más de 80 años. Casos como el de Paul Bennewitz, engañado por miembros de la Fuerza Aérea, cobran relevancia bajo esta nueva luz de transparencia.

EL PELIGRO DE LOS VACÍOS LEGALES

Aunque el Pentágono ha declarado repetidamente que los UAP no constituyen una amenaza directa, su alto nivel de clasificación contradice esta posición. El nuevo texto advierte:

“La legislación es necesaria porque evidencia y testimonios creíbles indican que existen registros gubernamentales sobre fenómenos anómalos no identificados que no han sido desclasificados ni están sujetos a revisión obligatoria de desclasificación”.

Esto se debe en parte a exenciones contenidas en leyes como la Ley de Energía Atómica de 1954, que protege programas vinculados a energía nuclear y permite ocultar incluso tecnología de origen no humano si ha sido etiquetada como parte del “Programa de Energía Atómica”.

“Información sobre los programas de energía atómica de otras naciones que ha sido removida de la categoría de Datos Restringidos para uso de la comunidad de inteligencia [...] está excluida de las provisiones de desclasificación automática”.

Este escudo legal podría haber permitido la recuperación secreta de tecnología exótica durante décadas.

OBJETIVO: LA CASA BLANCA Y EL DEPARTAMENTO DE ENERGÍA

El Acta acusa de manera directa al Poder Ejecutivo de obstaculizar la transparencia:

“La legislación es necesaria porque [...] la Ley de Libertad de Información (FOIA) implementada por el Poder Ejecutivo ha demostrado ser inadecuada para lograr la divulgación pública oportuna de los registros gubernamentales sobre fenómenos anómalos no identificados”.

Y va más allá:

“La legislación es necesaria para restaurar la supervisión adecuada por parte de funcionarios electos [...] que ha estado ausente hasta la promulgación de esta ley”.

La implicación es clara: si programas secretos de recuperación y estudio de tecnología no humana existieran, podrían estar operando de forma autónoma desde hace décadas, sin supervisión real ni conocimiento de los actuales funcionarios electos.

LA JUNTA DE REVISIÓN: INDEPENDIENTE, PODEROSA Y CON ACCESO TOTAL

Para supervisar el proceso de desclasificación, se propone una Junta de Revisión conformada por al menos nueve ciudadanos imparciales, todos con altos niveles de reputación profesional y sin vínculos previos con programas secretos:

“Ninguno de ellos deberá haber tenido participación anterior o actual en programas heredados relacionados con la recolección, explotación o ingeniería inversa de tecnologías de origen desconocido, ni en el examen de evidencia biológica de inteligencia no humana”.

Entre sus miembros deberá haber un científico, un historiador, un ingeniero, un economista, y al menos un exfuncionario de seguridad nacional o de relaciones exteriores.

La Junta tendrá autoridad legal para:

“Solicitar al Fiscal General que emita citaciones judiciales para obligar a particulares a testificar, entregar registros e información”.

Además, se le concederán las mismas autorizaciones de seguridad que poseen los programas presidenciales más sensibles.

DOMINIO EMINENTE Y MATERIALES NO HUMANOS

Una de las disposiciones más impactantes es la capacidad del gobierno para confiscar tecnología o evidencia biológica de origen no humano que esté en poder de entidades privadas:

“El Gobierno Federal ejercerá el dominio eminente sobre cualquier y toda tecnología recuperada de origen desconocido y evidencia biológica de inteligencia no humana [...] en interés del bien público”.

PLANEACIÓN DE DIVULGACIÓN Y RELACIONES INTERNACIONALES

El Acta también propone un Plan de Divulgación Controlada, donde cada documento no desclasificado deberá acompañarse de:

“Una justificación escrita no clasificada para su divulgación o aplazamiento, incluyendo una explicación de los estándares aplicados”.

Además, se faculta al Departamento de Estado a contactar gobiernos extranjeros que puedan poseer material relevante.

Esto último podría tener un aliado inesperado en el actual Secretario de Estado, Marco Rubio, exsenador y ferviente defensor de la transparencia en temas UAP.

PROTECCIÓN A TESTIGOS Y DENUNCIANTES

El texto extiende las protecciones legales a todos los testigos, observadores cercanos y exempleados de programas secretos que colaboren con la Junta. Los denunciantes, como David Grusch, han sufrido represalias severas, y este apartado busca restaurar la confianza en el proceso.

“Los testigos, observadores cercanos y denunciantes que proporcionen información directamente a la Junta tendrán las protecciones legales especificadas en la Ley Nacional de Defensa para el Año Fiscal 2023”.

EL CAMINO POR DELANTE

Aunque la propuesta ha sido celebrada por miembros del Congreso como Eric Burlison y Anna Paulina Luna, aún queda un largo recorrido legislativo. El próximo paso será su tratamiento en la Cámara de Representantes, donde se esperan esfuerzos similares.

Con audiencias pendientes para septiembre y crecientes tensiones con agencias como AARO, el éxito de esta legislación dependerá del respaldo político, la presión ciudadana y la disposición real del Ejecutivo a compartir secretos celosamente guardados durante décadas.

Fuente: Baptiste Friscourt, artículo publicado el 30 de julio de 2025: “Sen. Schumer's new UAP act targets the White House and the Department of Energy using a 20,000,000$ Review Board”.



JOSE ANTONIO CARAV@CA


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