En cualquier otro contexto
alejado del circo ufológico (dicho esto con todo el respeto), un libro como IMMINENT
(2024) repleto de denuncias de encubrimiento oficial seria tomado muy en serio. Y seria tomado en serio porque su el autor es ni más ni menos que un exagente de la DIA, involucrado, hasta el tuétano, en la
investigación gubernamental del tema UAP/OVNI durante años. La
mayoría de los medios hablarían del mayor escándalo de todos los tiempos. No en vano, Lue Elizondo gozaba de
altas credenciales de seguridad y podía acceder a muchas informaciones y tenía envidiables contactos al más alto nivel científico, militar, político y de inteligencia
relacionados con los UAPs (fenómenos anómalos no identificados). Pero por
desgracia, en el resbaladizo terreno de la ufología no es tan fácil. Y las
palabras sin peso, se las lleva el viento.
Pero vayamos por partes. Muchos
aficionados y estudiosos de habla hispana aún no conocen el contenido de este esperado
manuscrito y haremos un recorrido por su páginas, tanto para analizar como para
informar. El libro, es una rara avis, ya que se mueve entre dos géneros literarios,
creo que con no demasiada fortuna. La parte autobiográfica, es una especie de
diario de abordo con pinceladas a brocha gorda de su pasado, con una pequeña oda
a su hoja de servicios militares y constantes alusiones a su amor patriótico. Y por otro
lado, la parte que nos interesa, el ensayo, aunque con pinceladas interesantes
(que veremos a continuación) y afirmaciones contundentes, adolece de estructura
documental o al menos referenciada con un poco de mayor rigurosidad que esté a
la altura de lo expresado. Su entrada en el universo de los UAPS es casi
accidental y requerido en primeras instancias para tareas de seguridad y control
de la información, aunque poco a poco fue ampliando por su curiosidad. Según
menciona el propio Elizondo uno de los primeros sucesos que le despierta el
interés es el conocido e inquietante evento sucedido en Colares (Brasil): “Me
enteré de que a mediados de la década de 1970, durante varios años
consecutivos, la gente que vivía a lo largo de la costa del noreste de Brasil
notó extrañas luces y aviones que sobrevolaban sus pequeños pueblos y aldeas
por la noche. Los objetos variaban en tamaño, desde orbes del tamaño de una
pelota de béisbol hasta enormes aviones que parecían poder transportar a los
ocupantes de una ciudad entera. Discos voladores, esferas, triángulos,
cilindros: la variedad de objetos abarcaba toda la gama. Los ciudadanos de
estas aldeas rurales no estaban acostumbrados a la iluminación nocturna más
allá de las luces de los coches y camiones que pasaban. Ahora, de repente, un
aldeano que camina para visitar a un vecino después del anochecer podría verse
bañado por el brillo de algo enorme que flotaba en el cielo. Durante siglos,
los seres humanos de todo el planeta han informado de este tipo de cosas. Pero
en Brasil, estos fenómenos voladores parecían estar dirigidos a seres humanos.
La gente informó haber sido perseguida por un orbe amarillo. Después de varios
metros de persecución, la luz se volvió azul antes de lanzar una desagradable
explosión similar a un láser que quemó a las víctimas o las dejó inconscientes.
Otras personas afirmaron que aeronaves flotantes intentaron levantarlos del
suelo (con redes y ganchos) y arrastrarlos hacia los barcos. ¿Fueron estos
ganchos y redes una metáfora de alguna tecnología avanzada como un rayo tractor,
o en realidad se estaban utilizando herramientas primitivas como ganchos y
redes? Todo me parecía tan extraño".
Y comienza a deducir ciertas
cosas que posteriormente amplia con respecto a los ocupantes: “En algunos
casos, los testigos lograron vislumbrar a sus atacantes. Las descripciones de
los ocupantes de estos vehículos de otro mundo se dividieron en dos tipos. Entidades
que parecían ser humanoides adultos, altos y pálidos, y otros seres con cabezas
desproporcionadamente grandes y cuerpos frágiles de aproximadamente tres o
cuatro pies de altura. Como supe más tarde, esas dos descripciones (los
llamados nórdicos y grises) encajan en el perfil de supuestos extraterrestres observados
en innumerables encuentros cercanos en todo el mundo. Si se trataba de alguna
forma de histeria colectiva, entonces había estado afectando a todo el mundo
durante décadas”.
En Kuwait en 2003, Lue
Elizondo vive un extraño episodio que ahora en su despacho del AATIP adquiere
un nuevo significado. Todo comienza cuando es reclamado para examinar dos tanques de combate que han sufrido un
extraño ataque que ha perforado su blindaje de manera sorprendente: “El rayo
reveló un pequeño agujero perforado en el lado blindado del tanque.
Perfectamente redondo, sin bordes ásperos. Superficialmente, no vi signos de
abrasión por calor o vitrificación del metal. Inclinó la linterna. El agujero
atravesó el cuerpo del tanque y salió por el otro lado […] Era como si alguien
hubiera usado un cuchillo de juntar muy afilado para tomar una muestra del
vehículo. La única pista que teníamos procedía de un pastor de cabras, un
beduino que había cuidado su rebaño durante la noche. Le dijo a la Policía
Militar que había visto un destello verde brillante en el cielo nocturno,
directamente sobre los tanques.” Un aspecto que ha llamado la atención de EMMINENT
es la labor Lue Elizondo en un proyecto secreto de visión remota de la mano el
oficial de inteligencia Eugene “Gene” Lessman y donde obtuvo grandes logros sin
dificultad: “Con la práctica, mejoré. Más tarde llevaría conmigo las técnicas
que aprendí a tareas posteriores. Después de un tiempo, la visualización remota
se convirtió en algo natural para mí. Pude ponerme en la zona sin ningún tipo
de protocolo o ritual”. Otro preámbulo anómalo
en su biografía. Pero volvamos al AATIP. Elizondo habla de su estrecha relación
con el agente de la CIA William “Will”
Livingston que se convierte en su sombra durante sus pesquisas sobre UAPS, al
que define de la siguiente manera: "formó parte de todos los programas que
eran demasiado sensibles para ser reconocidos públicamente, de ahí su
participación".
Las revelaciones comienza a
calentarse cuando recita el legendario memorando de Wilson/Davis como si fuera un
texto sagrado redactado por Eric Davis (uno de los habituales del AAWSAP/AATIP),
donde una charla entre dos personas se transforma en una revelación casi divina.
En la década de 1990, Eric tuvo una conversación con el vicealmirante Thomas R.
Wilson, entonces Director de Inteligencia del Estado Mayor Conjunto, sobre un
programa ultra secreto centrado en recuperar y aplicar ingeniería inversa a
vehículos de origen desconocido. Eric resumió esta confesión en un memorando de
13 páginas, que compartió con colegas afines, incluido el Dr. Edgar Mitchell, el
astronauta, guardó este documento en su caja fuerte, la cual fue abierta tras
su muerte, revelando el contenido del memorando al público. El documento
detalla la existencia de un programa secreto financiado por los contribuyentes
estadounidenses sin supervisión adecuada: “Descubrió que el contratista era
parte de un programa extremadamente secreto centrado en recuperar y aplicar
ingeniería inversa a vehículos avanzados estrellados de origen desconocido y no
fabricados por humanos. Me enteré de que el programa más amplio se conoce como
Programa Legado e involucra a varios elementos del gobierno de los EE. UU. y de
contratistas de defensa de los EE. UU. Los contratistas tomaron posesión de los
restos y la seguridad que rodeaba a estos proyectos era más que ultrasecreta”.
Y este es el principio del problema del libro de Elizondo. En cuanto comienzan
a llegar rumores y viejas historias al AATIP, deciden emprender una vía
paralela a la encuesta de informes de pilotos de combate donde primaba el rigor
científico. En este apartado las iniciales dudas ya no existían y Elizondo y el
AATIP compran por completo el relato de la conspiración ovni que lleva
circulando más de 70 años por los mentideros de la comunidad ufológica norteamericana.
El relato construido en torno a esta rumorología no tiene límites: “El
memorándum es aterrador en muchos niveles. El contribuyente estadounidense ha
estado pagando la factura de estas recuperaciones y los posteriores análisis y
esfuerzos de ingeniería inversa, pero sin una supervisión adecuada del Congreso”.
Y todo porque Elizondo y compañía asumen que todo que se cuenta en estos
papeles es verdad. Y en esta vía, no es de extrañar que aparezca otro clásico.
Roswell: “Fue entonces cuando comencé a aprender sobre la historia secreta del
gobierno de Estados Unidos con la UAP. En los albores de la era nuclear, los
UAP comenzaron a aparecer en mayor número y, en ocasiones, colapsaron. Roswell
fue uno de esos incidentes… Un UAP cayó ese día en las proximidades de una
instalación de pruebas del gobierno en Nuevo México y se dividió en dos lugares
del accidente. Al principio, los investigadores del gobierno asumieron que la
nave Roswell era de otra nación, posiblemente algún tipo de misión de
reconocimiento que salió mal. Pero en cuestión de horas, el ejército
estadounidense se dio cuenta de la verdad: estas naves no fueron hechas por
humanos. Se planteó la hipótesis de que el UAP que se estrelló en Roswell había
estado realizando algún tipo de reconocimiento de nuestro incipiente programa
atómico cuando sucedió lo inesperado. Un pulso electromagnético generado desde
uno de los campos de pruebas cercanos intervino inadvertidamente con la
tecnología de la nave y provocó que se estrellara”. El exdirector del AATIP da
veracidad al episodio de Roswell e incluso asegura que conocen los motivos que
llevaron al accidente, un fuerte impulso electromagnético que podría ser utilizado
como arma contra los UAPS: “De cualquier manera, si los UAP todavía son
vulnerables a la interrupción por un EMP, podríamos, en teoría, provocar otro
accidente intencionalmente para recuperar la nave. Pero a estas alturas quizá
ya sepan que nosotros sabemos esto. Si alguna vez empleáramos un arma de este
tipo contra estas naves, nos preocupa que sería visto como un acto de guerra o
una provocación. Pero, ¿las incursiones en nuestro espacio aéreo más
restringido no eran ya un acto de guerra? ¿Una provocación?” Resulta muy delatador,
si hacemos memoria, ya que el discurso público de Elizondo en sus primeros años
de carrera ufológica pretendía ser objetivo, barajando continuamente la
posibilidad de que, quizás, los misteriosos avistamientos que estaban investigando
fuesen provocados por algún prototipo secreto ruso o chino, mientras que en la
mesa de trabajo diario en el AATIP tenía las convicciones extraterrenas más
presentes. Para enfatizar su postura, ante la ausencia de pruebas, Elizondo
recurre constantemente, en las páginas de su libro, a una fuerte campaña de descredito
por parte de las autoridades para que no se conozca la verdad no humana de los
platillos volantes. Por tanto, desde casi un inicio, en el AATIP, estaban
convencidos de la realidad extraordinaria de los fenómenos que estaban
investigando. Otra constante en IMMINENT es la supuesta relación entre los UAPS
y los emplazamientos nucleares. Por ello menciona el suceso del bosque de
Rendlesham y comenta que a veces los testigos de eventos importantes son
sometidos a interrogatorios para alterar sus recuerdos: “Desde entonces,
algunos de los militares han revelado lo que sucedió en esa habitación. Se les
dijo que nunca hablaran de lo que vieron, se les administró algún tipo de droga
y se les hipnotizó, presumiblemente para distorsionar sus recuerdos”. Lo
nuclear, junto al despliegue de UAPS en las proximidades de zonas de maniobras militares es interpretado como como
amenaza para la seguridad nacional y como un ariete para derribar el ferrero
hermetismo de la cúpula de la DIA que se resiste a valorar la importancia de la
cuestión UAP. Y confirmando las sospechas de la procedencia no humana del
fenómeno, Elizondo asegura que otras naciones tienen el mismo conocimiento que ellos:
“Estaba claro que otras naciones se habían hecho muchas de las mismas preguntas
sobre los orígenes de los visitantes espaciales. Lo sabemos gracias a la
inteligencia extranjera que se ha filtrado hasta nosotros. Un contacto me
mostró un pequeño folleto ruso con mapas que señalaban la ubicación de dos
accidentes a lo largo de los Montes Urales”. Elizondo afirma que las
investigaciones del AATIP interesaban en el Departamento de Defensa: “Inicialmente,
el equipo AAWSAP/AATIP disfrutó de un buen grado de apoyo por parte de los
líderes de la DIA. Los memorandos enviados y enviados por el teniente general
Michael Maples y el subdirector Robert Cardillo inicialmente se referían al
esfuerzo en términos positivos. Tuve el privilegio de leer yo mismo algunos de
los comentarios de estos informes. Mientras Jim Lacatski y sus contratistas
hacían circular resúmenes ejecutivos, las respuestas por correo electrónico que
recibían a través de servidores internos seguros eran infaliblemente positivas”.
Pero todo empezó a torcerse cuando los informes de Jim Lacatski comenzaron a reflejar
cosas como estas: “Un día llegué a la oficina de nuestro grupo y encontré a Jim
y a un par de personas más analizando ideas para un gráfico que Jim había
concebido. En la parte superior había escrito la palabra Dios. En la parte
inferior estaban los humanos. En el medio estaban los Ángeles. Ahí es donde la
conversación se enredó. Si consideráramos esta posibilidad como una
posibilidad, habría que plantearse ciertas preguntas hipotéticas. ¿Los ángeles
estaban a medio camino entre los humanos y Dios?”. El problema estriba que estas
especulaciones se incluyeron en informes oficiales: “Jim se negó a perder el
foco en el alcance general de AAWSAP/AATIP, ya que sentía que todo estaba
interrelacionado. Sintió que si podía mostrar al liderazgo de la DIA y del
Departamento de Defensa los resultados de sus esfuerzos, cualquier individuo
racional vería el valor de continuar con sus investigaciones anómalas. El único
problema: el informe que Jim quería compartir con el liderazgo incluía palabras
como arcángeles, ángeles, demonios y reino espiritual. Un puente, o dos,
demasiado lejos para la mayoría”. Y Elizondo se cuestiona aún como comenzaron
los supervisores de la DIA a desconfiar de sus trabajos, y más que él mismo no
estaba convencido de incluir estas arriesgadas y nada científicas suposiciones:
“Desafortunadamente, la atmósfera actual dentro de DIA era ahora hostil a este
trabajo, y si queríamos tener alguna posibilidad de éxito, necesitábamos
ajustar nuestro mensaje·”. Pero ya era tarde. El AATIP estaba herido de muerte
ante sus revisores. A estos niveles se esperaría un peldaño más, ya sea por el
lado de las pruebas o la documentación.
Por el camino de su
exposición, Elizondo menciona el asunto de los extraños orbes luminosos
llegando a conclusiones desconcertantes por su aparente rotundidad: “Me
sorprendió la frecuencia con la que estos orbes han sido reportados, ya sea por
pilotos comerciales o militares o por testigos en el terreno, particularmente
alrededor de campos de pruebas militares e instalaciones militares sensibles de
Estados Unidos […] La clasificación de estos orbes realmente varía bastante.
Los hay de diferentes colores y tamaños; Algunos de los colores reportados
fueron blanco, amarillo, azul, rojo y verde. Los informes que he visto
sugirieron que los orbes azules en particular tenían una consecuencia biológica
muy negativa, lo que significa que si te acercabas a uno de ellos, podías
sufrir lesiones”. Elizondo cree que las pequeñas esferas luminosas de color
azul son perjudiciales para la salud humana y que otras orbes pueden ser
equipos de reconocimiento. Sus propios encuentros con esferas luminosas es
sorprendente en esta trama digna de una película de espionaje: “Me sorprendió
descubrir que muchos de mis colegas y yo comenzamos a experimentar de primera
mano algunos de estos orbes en nuestros hogares. De hecho, mi esposa era
completamente escéptica sobre todo esto, hasta que vio con sus propios ojos un
orbe en nuestra casa. Teníamos un largo pasillo principal en la casa, y una
noche una pelota verde y brillante, probablemente del tamaño de una pelota de
baloncesto, con bordes suaves que no estaban definidos, flotó lentamente desde
la cocina hasta la puerta de nuestro dormitorio, justo por debajo de la altura
del techo. , luego desapareció en una pared. Con la esperanza de que Jenn lo
viera, me volví hacia ella y noté la expresión de perplejidad en su rostro. De
hecho, lo vio durante los diez segundos completos que estuvo en nuestra casa. En
otra ocasión, los niños informaron haber visto aparecer un orbe en el aire,
flotar cerca de ellos durante unos segundos y luego alejarse flotando.
Describieron lo que habían visto lo mejor que pudieron, primero a mi esposa y
nuevamente a mí cuando les pregunté. Su descripción hizo que se me helara la
sangre. El objeto era tridimensional pero aún translúcido y estaba bañado por
una espeluznante luz verde. El objeto se comportó como guiado por alguna
inteligencia. Se estacionó en el aire, luego se alejó por el pasillo antes de
desaparecer por completo. ¿Qué diablos estaba pasando? ¿Se enviaron estas cosas
sondas para inspeccionar mi casa? ¿Se estaba utilizando algún tipo de
tecnología adversaria para realizar vigilancia contra mi familia y contra mí? O
peor aún, ¿fue todo esto parte del problema de la UAP? ¿Quizás otra
inteligencia más avanzada nos estaba investigando a mí y a mis colegas porque
sabían que los estábamos investigando a ellos? ¿O todo presagiaba algo más
siniestro?”. Y de nuevo remata sus comentarios con una información escueta pero
fascinante: “Will Livingston, el consultor médico del equipo, también había
estudiado un caso de orbes azules que atravesaban el cuerpo de una mujer y la
enfermaban. En Skinwalker Ranch, dos perros propiedad de un ranchero
persiguieron un orbe azul en el campo, solo para desaparecer con un aullido,
dejando nada más que dos manchas de grasa en la artemisa que contenía restos de
la biología de los dos perros: el cuerpo”. El tema de las lesiones es llamativo
y parece contrastado: “Desafortunadamente, varios miembros de nuestro equipo
(excluyéndome a mí) experimentaron efectos biológicos graves que resultaron en
problemas médicos que pusieron en peligro sus vidas. Estos efectos biológicos
también se extendieron a los miembros de su familia, incluidos sus hijos. Si
bien no puedo entrar en detalles aquí, me enteré de militares y oficiales de
inteligencia que sucumbieron a sus heridas y perdieron la vida debido a los
efectos biológicos de los encuentros con UAP”. Sin duda conocer estos detalles choca de
frente con ese Elizondo prudente y dubitativo que aparecía en los medios de comunicación
frecuentemente.
Y en este viaje que nos
propone el exdirector del AATIP nos encontramos con los implantes que supuestamente
los ocupantes de los UAPS colocan a los humanos: “Una vez manejé yo mismo uno
de estos implantes, que me proporcionó un hospital del Departamento de Asuntos
de Veteranos, donde se lo habían extraído a un miembro del servicio militar
estadounidense que se había topado con un UAP. El material, no más largo ni más
ancho que la articulación de uno de los dedos, parecía más bien un microchip
encapsulado por una cubierta viscosa de tejido semitranslúcido. Se parecía
mucho al nácar. Bajo el microscopio, de alguna manera todavía se movía. El
médico planteó la hipótesis de que tenía su propio metabolismo. AAWSAP/AATIP
también había obtenido fotografías de este tipo de objetos diminutos de pilotos
militares extranjeros vivos. Algunas de las muestras que se han extraído de
individuos supuestamente fueron enviadas a varias instituciones médicas, como
los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, la Administración
de Alimentos y Medicamentos, los Institutos Nacionales de Salud y un centro de
investigación del ejército estadounidense en Fort Detrick en Maryland, donde
algunos de los virus más mortales están bajo llave y bajo la atenta mirada de
guardias armados […] Escuché historias similares cuando investigué implantes
extraídos de soldados que por lo demás estaban sanos. Los médicos tuvieron que
esforzarse mucho para precisar y recortar los objetos. Con mi experiencia en
microbiología, estaba perplejo de cómo objetos altamente móviles como estos
podían moverse sin crear un camino devastador de destrucción de tejido dentro
del cuerpo humano. ¿Dónde estaba la respuesta de los glóbulos blancos? ¿Dónde
estaba la destructiva cascada inmune? Sabía desde que estudié los tripanosomas
en la Universidad de Miami que cada vez que estas espiroquetas se movían debajo
de la piel, provocaban una enorme respuesta inmune. ¿Dónde quedó esta respuesta
con respecto a los implantes? […] Los médicos informaron haber detectado el
implante en movimiento, pero no hubo signos evidentes de destrucción de la vía.
Como un bombardero furtivo, el implante se movía sin ningún rastro o firma,
casi como si evadiera el movimiento natural”. Extraídos del cuerpo, señala Lue
Elizondo, estos pequeños artilugios perdían energía hasta que dejaban de
moverse. De nuevo informaciones increíbles sin más aportes.
Una
parte interesante del libro menciona estudios clínicos para determinar si
existen causas fisiológicas que promuevan, faciliten o produzcan estos
encuentros con los UAPS: “A primera vista, Garry [Noñan] coincidió con Will en
que todas estas personas habían sufrido cicatrices cerebrales. Me dijeron que
esto es lo que los médicos llaman enfermedad de la sustancia blanca porque las
cicatrices aparecen blancas en las imágenes médicas. Después de revisar los
archivos, Garry notó algo más. Los 105 pacientes tenían alto funcionamiento y
coeficiente intelectual alto. Todos tenían una parte del cerebro
sobredesarrollada conocida como caudado-putamen. Esta es el área del cerebro
que muchos investigadores han comenzado a asociar con la intuición, aunque
algunos científicos propusieron el vínculo ya en la década de 1960 […] En otras
palabras, algunas personas con un putamen caudado más grande eran como
supercomputadoras orgánicas, capaces de procesar más datos que la persona
promedio y ser más perceptivo ante cosas que la mayoría de la gente no
percibiría o no podría percibir […] Incluso se podría inferir que sus putamens
caudados habían otorgado a estas personas algo así como un sexto sentido. Sus
cerebros eran como antenas que les permitían sintonizar ciertos misterios del
universo [….] Nolan soñaba con hacer algunos estudios de ADN sobre una cuestión
más importante. A su modo de ver, el caudado-putamen era el
"hardware" que permitía a estos cerebros realizar su trabajo. El ADN
fue el modelo para el hardware. Si pudiéramos obtener los permisos adecuados de
los pacientes y proponer el tipo de estudio adecuado, tal vez podríamos
identificar un gen que predispusiera a una persona a una mayor intuición,
capacidad psíquica y, sí, tal vez incluso atracción por los UAP”. Esta idea se
unió a otra tambien sugestiva: “Lo más interesante para mí fue el
descubrimiento de Will y Garry de la conexión con los pueblos indígenas de
América del Norte. Resultó que casi todas las personas en los estudios de Will
(funcionarios militares y de inteligencia con capacidades de visión remota y/o
encuentros con UAP y efectos biológicos) tenían ADN de nativos americanos.
Específicamente, sangre Cherokee”. En esta misma linea de pensamiento, sobre la
propulsión de los UAPS, Elizondo introducía un extraño pero no desconocido
concepto entre los ufólogos: “Por estas y otras razones, algunos investigadores
piensan que los pilotos de estos UAP poseen habilidades psíquicas altamente
evolucionadas. ¿Pero existe una posibilidad más profunda? ¿Qué pasaría si una
mayor conciencia y la manipulación física de la realidad fueran componentes
críticos del sistema de propulsión del avión? Suena como algo sacado del manual
Jedi: una fuente de energía integral al universo que es inherentemente
inteligente y puede mantener a los aviones volando. Desde un punto de vista científico,
no comparto necesariamente esta idea, pero tampoco se puede descartar”.
Y
tras estos aportes que invitan a la reflexión Elizondo regresa de cabeza a la
teoría de la conspiración: “Varios de los altos funcionarios con los que
trabajé finalmente me dijeron que cuando uno de mis colegas trabajó en la CIA
algunas décadas antes, le entregaron un informe/autopsia oficial de la
disección de un cuerpo no humano que se recuperó de un UAP estrellado no
especificado. Este colega me pidió que no usara su nombre. El informe afirmaba
que el cerebro no tenía circunvoluciones (la parte exterior arrugada del
cerebro). Más bien, lo que se describió fue una superficie lisa, similar a la
de los animales de menor funcionamiento aquí en la Tierra. También describía un
intestino y un hígado unidos y un corazón de tres cámaras, como los reptiles.
El autor de la autopsia llegó a la conclusión de que el cadáver no parecía
tener la capacidad cerebral necesaria para diseñar y crear aviones capaces de
una maniobrabilidad tan sorprendente. Se postuló que podría ser una especie de
autómata biológico, creado por algo más con un intelecto superior.” Y es que
Elizondo cree que los extraterrestres bajos y de gran cabeza podrían ser productos
de laboratorio (unos clones) elaborados por los humanoides altos para realizar
ciertas labores: “algunos investigadores y “experimentadores” han especulado
que una especie, los llamados extraterrestres nórdicos, ha creado a las
especies menores, llamadas los Grises, como sus secuaces para hacer el trabajo
sucio”.
De
nuevo el abismo de la especulación. Pero Elizondo cree que ha dado en hueso con
el programa Legado y busca evidencias por tierra, mar y aire: “Nos dijeron
específicamente que un contratista de defensa, asociado con el Programa Legado,
estaba en posesión de materiales UAP de origen no humano, fabricados por alguna
civilización de algún planeta distante. Cuando Jay fue a preguntar por
nosotros, el contratista reconoció que sí, que estaban en posesión de este
material. Dijeron que nos darían acceso a él, pero primero necesitábamos
obtener permiso del secretario de la Fuerza Aérea de Estados Unidos […] Ya
sabíamos o sospechábamos que un puñado de empresas aeroespaciales habían sido
autorizadas a aceptar y conservar para siempre cualquier tecnología
extraterrestre que llegara a manos del gobierno de Estados Unidos.”. Pero todo
cae en saco roto. Una constante en el AATIP. Siempre que se abre una puerta se
cierran dos. Y Elizondo señala a la USAF como encubridora de la verdad: “Ahora
sabíamos que la Fuerza Aérea había sido durante mucho tiempo un actor clave en
los esfuerzos de Legado y este contratista probablemente se divirtió mucho al
enviarnos a esta estúpida misión. En realidad, no tenían intención de darnos
esto. Fue un recordatorio directo del poder del complejo militar-industrial y
específicamente de su poder cuando se trata del programa Legado UAP”. Pero Elizondo
da nombres: “Altos funcionarios me dijeron continuamente y de manera
confidencial que grandes compañías aeroespaciales han sido parte del Programa Legado
para recuperar y aplicar ingeniería inversa a los materiales del accidente. Los
grandes nombres incluyeron Lockheed Martin, TRW, McDonnell Douglas, Northrop
Grumman, Boeing, Raytheon, BAE Systems y Aerospace Corporation, todos los
cuales han sido durante mucho tiempo miembros principales del complejo
militar-industrial estadounidense. También me dijeron que Monsanto, una
corporación de biotecnología absorbida por Bayer en 2018, puede haber estado
involucrada históricamente, probablemente tratando con especímenes biológicos […]
finalmente, después de presionar incansablemente, me enteré de que las muestras
biológicas no humanas se habían movido muchas veces y algunas ahora estaban en
Fort Detrick, Maryland, o en la Administración de Alimentos y Medicamentos de
Estados Unidos.” Una curiosidad del libro. Sin explicar cómo sabe esto al
detalle, Elizondo detalla que desde 1947, cuando se inició el Programa Legado solo
algunos presidentes de EE. UU. han sido informados sobre el tema, pero sin
recibir todos los detalles. Los presidentes que han sido informados en alguna
medida incluyen a Truman, Eisenhower, JFK, LBJ, Carter, Reagan, George HW Bush
y Trump. Carter, conocido por su curiosidad, reveló la existencia del programa
psíquico Stargate a los medios. Nixon no fue completamente conocedor del asunto
debido a su imprevisibilidad, aunque se cree que vio imágenes de cuerpos no
humanos. Ford no fue informado, probablemente debido a su enfoque en la crisis
de Watergate, aunque tenía experiencia previa con los UAP. Reagan, quien estaba
fascinado por el tema, promovió la Iniciativa de Defensa Estratégica (IDE),
también conocida como "Star Wars", que posiblemente tenía vínculos
con los UAP además de las armas nucleares. Se dice que Reagan incluso sugirió a
Mikhail Gorbachev, líder de la URSS, que EE. UU. y la URSS deberían cooperar en
caso de una invasión extraterrestre: "tengo razones para creer que [a Nixon] le mostraron imágenes de cuerpos no humanos" concluye Elizondo.
Tambien destaca, en el tono general del libro,
la propuesta de Hal Putthof (otro habitual del AAWSAP/AATIP) sobre el
funcionamiento de los UAPS cuando afirma que estas naves operan dentro de una
"burbuja" que las aísla de la gravedad y altera el espacio-tiempo del
entorno. Esta burbuja permite que las naves realicen maniobras imposibles para
la tecnología convencional, como acelerar instantáneamente o volar sin motores
ni alas. Los ocupantes de la nave experimentan el tiempo de forma normal, pero
para un observador externo, la nave parece moverse a velocidades extremas. Además,
la burbuja distorsiona la luz y otras formas de radiación, lo que dificulta la
detección de los UAP y causa que las imágenes aparezcan borrosas. Esta
distorsión también puede explicar los efectos biológicos adversos en los
testigos que se acercan demasiado a la nave, debido a la exposición a radiación
alterada. La teoría sugiere que la burbuja elimina la fricción y la
resistencia, permitiendo a la nave moverse sin esfuerzo a través de diferentes
medios, como el aire, el agua o el espacio. También se postula que la burbuja
afecta la percepción del tiempo y el tamaño de la nave, haciendo que estas
naves parezcan más misteriosas y desafiantes para nuestras leyes físicas.
Llegando
a conclusiones, Elizondo baraja tres opciones para las intenciones de nuestros
escurridizos visitantes: “1.- Los visitantes son benévolos y no quieren
interferir con nuestra existencia. Sólo quieren seguir utilizando la Tierra
como estación galáctica para los recursos naturales. O, posiblemente, sean tan
benévolos que esperan salvarnos de nosotros mismos. 2.- Son malévolos; están
aquí para quitarnos y aparecerán en grandes cantidades en el futuro. 3.- . Son
neutrales; Al igual que los humanos, pueden hacer tanto el bien como el mal y
esperan observarnos y aprender de nosotros”.
Pero
cuando el AATIP pierde fuelle, para conseguir financiación e interés de sus
superiores el grupo ideó un plan para atraer UAPS a una determinada zona para
estudiarlos. La denominada operación "Interloper" consistía en
utilizar un grupo de portaaviones nucleares como cebo para atraer a los UAPS.
La estrategia era desplegar portaaviones, destructores, submarinos y otros
activos nucleares en un área específica del Atlántico, creando una atracción
irresistible para estos objetos. Con la trampa preparada, se dispondrían
activos encubiertos de recolección de datos cerca del área. Cuando apareciera
un UAP para investigar, se activarían todos los recursos de inteligencia para
recopilar información crucial sobre ellos. Pero esta “trampa” no se puso en
práctica.
La parte mas desastrosa y con un evidente desconocimiento de lo que ha ofrecido el fenómeno UAP en los últimos 77 años es cuando Lue Elizondo intenta argumentar, con escasa fortuna, la posibilidad de una potencial amenaza insinuando incluso que podemos estar al borde de una invasión "extraterrestre": "Todo lo que hemos visto en el siglo XX podría ser el preludio de una invasión. Es una posibilidad que no podemos ignorar". Sin duda esto solo se puede interpretar dentro del interés, por diversas razones, para fomentar una nueva narrativa que poco o nada tiene ver con la realidad de los informes.
El
capítulo final concluye con un llamado a la acción digno de un líder incitando
a la tropa antes de la batalla. Y para ello Elizondo instan al público a exigir
transparencia y a participar en la construcción de un futuro en el que la
humanidad reconozca que no estamos solos en el universo. El autor cree sinceramente
que, si tomamos las decisiones correctas, podemos avanzar hacia un futuro más
unido y consciente de nuestra posición en el cosmos.
Y
llegamos al final de esta crónica, no sin advertir al interesado que el libro IMMINENT
contiene muchas más cosas, como los problemas de Elizondo dentro de la DIA, sus
luchas internas, sus dificultades económicas, su infancia traumática, una
versión poco ilustrativa de los tres famosos videos UAP del NYT, el incidente
de Socorro, su pertenencia a la TTSA de Tom Delongue, su amistad con Christopher
Mellon, Harry Reid o Robert Bigelow, además de decenas de detalles más que pueden servir para componer, o al
menos intentarlo, la intrahistoria del AAWSAP/ATTIP y todo esos extraños acontecimientos
que estamos viviendo desde 2017. Un testimonio que hay que leer.
¿Y
qué podemos rematar de IMMINENT? El libro contiene afirmaciones
extraordinarias, increíbles y aterradoras que se escapan de las manos de su autor como granos de arena. Pese a ello se podría argumentar que tiene algunos planteamientos interesantes que podrían ser objeto de debate o ampliación. Aunque entre sus numerosos capítulos se echa en falta más datos
y evidencias, y quizás incluso algo más de trabajo con el borrador. Tampoco
ayuda que no se haya incluido algún caso impactante, que es lo mínimo que se
podría exigir de alguien con la presunta envergadura y trayectoria de Lue
Elizondo. Un inesperado truco final que hiciera levantarse al publico entre aplausos.
Pese
a que el exdirector del AATIP transmite una seguridad pasmosa en sus
alegatos sobre muchos entresijos del misterio UAP, creo que desconoce por
completo la mecánica interna de la ufología, que espera mucho más a estas alturas de la
película de cualquiera que ostente "galones" de la forma que hace el autor del libro. Como decía al principio hay un dicho popular que certifica que las
palabras se las lleva el viento, Y Elizondo no sabe o no quiere enterarse, que
un huracán se ha instalado permanentemente en el epicentro de la comunidad OVNI/UAP.
Si Lue Elizondo no ata en corto sus afirmaciones, lamentablemente puede
acabar a millones de kilómetros de distancia de la verdad y de los que le
aclaman como un mesías redentor.
JOSE ANTONIO CARAV@CA
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