Lo primero que ocurrió en este revival ufológico que estamos viviendo
desde 2017, ante la sorpresa generalizada, fue el remplazo de la nomenclatura OVNI,
por unas siglas hermanas de las mismas características UAPS (Fenómeno Aéreos No
Identificados), aunque al final, después de algún otro intento fallido, nos
hemos quedado con el epígrafe Fenómenos Anómalos No Identificados.
Del mismo modo la palabra extraterrestre, igual o más manida
que OVNI, ha sufrido otro cambio. Y de nuevo se recurre a unas iniciales, INH, para
indicar que la naturaleza de las observaciones puede obedecer a: Inteligencias
No Humanas. Se podrían considerar estas permutas dentro de una directriz
general para acabar con la estigmatización de estos fenómenos, y empezar desde
cero, sin apriorismos. Y aunque con la utilización de UAP parece que así ha
sido, a tenor de las declaraciones de gente como Lue Elizondo y Leslie Kean, se
traduce que en el otro cambio podrían existir otras razones más desconcertantes.
Y es que, por primera vez, la oficialidad parece admitir que
no queda tan claro que los informes de los pilotos de combate sean producto de
la llegada a nuestro planeta por parte de seres del espacio exterior a bordo de
sus relucientes naves. Por tanto, al decir INH se abre un más que interesante
abanico de posibilidades.
Pero aunque muchos creen que se ha elegido este término
porque es más plural y dinámico,
abarcando desde los viajeros temporales a los visitantes de otras dimensiones,
es muy probable que se haya utilizado, y aquí está el dato importante, porque las
manifestaciones de los UAP llevan aparejados una fenomenología paranormal y
forteana muy difícil de encasillar en el epígrafe extraterrestre. Esta es la
verdadera caja de los truenos que nos traen los consabidos OVNIS del Pentágono.
Los UAPS podrían no ser extraterrestres y obedecer a otro tipo de cuestiones
más metafísicas. ¿A cuáles? Tal y como explican algunos de los implicados en el estudio de los UAPS, estos “objetos” desafían nuestro concepto de la
realidad, pero no me refiero a la realidad como constructo cultural, social,
político, religioso o económico, sino que estas manifestaciones manipulan el
espacio y tiempo y las leyes de nuestro universo de una manera que no podemos
comprender y poniendo en serios aprietos nuestros conocimientos del universo y
la propia realidad que lo sustenta.
JOSE ANTONIO CARAV@CA
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He creído en la HET toda mi vida, pero actualmente me he vuelto bastante escéptico, porque después de tantas décadas hablando de ovnis no existe ninguna prueba irrefutable de que estos sean de origen extraterrestre. ¿Por qué me voy a creer ahora lo que digan unos agentes del Pentágono ue cuentan las mismas historias de siempre? Los americanos llevan décadas nareando la perdiz y nunca hay nada claro. Que presenten pruebas irrefutables y entonces les creeré. Si de verdad hay inteligencias no humanas tras el fenómeno ovni y tienen pruebas de ello, no tienen ningún derecho a ocultárselo a la humanidad, y si se inventan todas estas historias con algún fin que se me escapa (político, geoestratégico, recuperación de poder...) deberían dejar de hacerlo.
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