miércoles, 19 de mayo de 2021

LOS OVNIS DEL PENTAGONO: ¿UNA TRAMA URDIDA POR ELIZONDO Y MELLON… Y LA CIA?

 





En 2017 el tema OVNI volvió a la rabiosa actualidad mundial tras la publicación de un sensacional artículo en el New York Times que demostraba que el Pentágono había destinado 22 millones de dólares a un programa secreto para el estudio de los No Identificados. La noticia de que en pleno siglo XXI las autoridades norteamericanas se dedicaban a investigar fenómenos aéreos no identificados provocó un revuelo sin precedentes. Pero lo que pocos sabían entonces es que todos los acontecimientos que se precipitaron desde entonces estaban perfectamente calculados en la sombra por dos extraños personajes. Y es que los artífices de este plan eran ni más ni menos que Lue Elizondo y Chris Mellon, dos antiguos miembros del Departamento de Defensa vinculados a la inteligencia. Ambos se conocieron cuando Elizondo dirigía el controvertido AATIP (Programa de Identificación de Amenazas Aeroespaciales Avanzadas) para el Pentágono. En algún momento Mellon supo de la existencia de este grupo dedicado a estudiar OVNIS y le impresionó, por su posición (director del Comité de Inteligencia del Senado) no conocer nada sobre este asunto. Tal como expresó en una entrevista para OpenMinds: «Me sorprendió porque yo estaba involucrado, tenía en mi mano casi todas las cosas espeluznantes cuando estaba allí (...) Y era algo que siempre me había interesado. Entonces, me sorprendió ver que tenían algo organizado». Al parecer Mellon ofreció su ayuda desinteresada a Elizondo para que su labor fuera debidamente reconocida y tuviera mayor repercusión en el Departamento de Defensa: «Lo que me motivó en gran medida, es que Lou estaba molesto, simplemente indignado, de que los pilotos militares no recibieran más apoyo (...) Como miembro de la comunidad de inteligencia y alguien que se preocupa por la seguridad nacional, estaba consternado y decidido a ver si podía hacer algo para ayudar a solucionar este problema». Pero según pudo averiguar en poco tiempo, la Oficina del Secretario de Defensa (OSD) no quería saber nada de las investigaciones de Elizondo por temor a que originaran mucho ruido, a sabiendas del desprestigio que conlleva todo lo relacionado con los OVNIS: «Tenían miedo de que incluso una simple sesión informativa con él (Elizondo), de alguna manera, manchara o comprometiera la reputación de Sterling». Sin embargo, Mellon movió algunos hilos para buscar más apoyos en las altas esferas de Washington: «Lo que traté de hacer fue presentar a Lou a algunas personas muy importantes en el departamento con las que sabía que tenía conexiones y que eran muy cercanas al secretario de defensa (...) Traté de ayudarlo. Primero trabajaron a través del sistema, y ​​se llevaron a cabo algunas reuniones, y se llevaron a cabo más reuniones informativas, etc., pero al final resultó imposible presentar esto frente a la secretaria». Y justo en este momento comienza la verdadera intrahistoria de los denominados OVNIS del Pentágono. Según cuentan ambos, Elizondo se hartó de esperar que sus superiores tomaran en serio sus investigaciones y decidió renunciar a su puesto. Pero antes de marcharse, como asegura el investigador Alejandro Rojas en un esclarecedor reportaje titulado «How US Intelligence Community Insiders Got the Senate’s Attention Regarding UFOs» (23/10/20): «Elizondo y Mellon tramaron su plan. Mellón afirmó sin temor a comprometer su papel en esta trama, que: «Teníamos una estrategia desde el principio y un plan antes de que se fuera (...) Discutimos cómo sería eso, y lo hemos estado ejecutando desde entonces».

Junto a la presentación de la Academia de las Estrellas de Tom DeLogue la publicación en 2017 de un artículo en el New York Times (Helene Cooper, Ralph Blumenthal y Leslie Kean) supuso la irrupción imparable de los OVNIS del Pentágono en el panorama ufológico mundial.


En muy poco tiempo Lue Elizondo y Chris Mellon se han erigido como dos de los personajes mas influyentes de la ufología norteamericana





Rojas lo explica con detalle cuales fueron los primeros movimientos de esta singular pareja de baile: «Elizondo y Mellon comenzaron a acercarse a los periodistas con sus videos, documentos y datos sobre los OVNIS». Y el 4 de octubre de 2017, por mediación de varios amigos, Elizondo se entrevistó con Leslie Kean. La propia periodista lo narró a OpenMinds: «Bajé y fui a Washington, y pasamos tres o cuatro horas juntos (...) Me mostraron los videos que finalmente se publicaron con nuestra historia (...) En ese momento me di cuenta de que era una historia a nivel del New York Times, dada la documentación de la disponía el programa y por las personas involucradas y todo lo demás (...) Y así fue como empezó todo». Pero las maniobras planeadas por Mellon y Elizondo no acabaron ahí. Ni mucho menos. Rojas cuenta que: «Mientras Kean y Bender trabajaban en el desarrollo de sus historias sobre el AATIP, el mundo conoció a Elizondo el 10 de octubre de 2017, con el lanzamiento de la Academia de Artes y Ciencias, la "To the Stars" de Tom DeLonge (originalmente TTS / AAS, ahora conocida como TTSA). El anuncio se hizo junto al artículo de Kean en “The Huffington Post”». Y es que mientras se filtraban, a través de la prensa, las primeras informaciones y videos, había en marcha otro movimiento que iba a influir notablemente en el devenir de la ufología norteamericana. Se trataba de una conferencia de prensa organizada por DeLonge en compañía de algunos miembros de su equipo para presentar la TTSA. Allí estaban Elizondo y Mellon como si nunca hubieran roto un plato. Pero hay datos muy curiosos y sospechosos en esta trama. La reunión de Elizondo y Kean se produjo solo un día después de su renuncia a su trabajo para el Departamento de Defensa: «Tenía especial curiosidad por conocer a Luis Elizondo porque dirigía un programa en el DOD que involucraba el estudio de amenazas aéreas anómalas (...) Lue había renunciado a este puesto literalmente el día antes de que nos conociéramos». Pero hay más. Después de todo el revuelo formado por la TTSA a finales de 2020 se disuelve con un azucarillo, olvidándose por completo de todas sus promesas, a sus seguidores y patrocinadores, de aportar pruebas irrefutables sobre el fenómeno OVNI para reconvertirse en una empresa de entretenimiento. Por lo que las sospechas sobre quien estaba realmente detrás de la TTSA aumentan a medida que se van conociendo todos estos datos. Y es que nadie era consciente en 2017, entre tantas revelaciones al más alto nivel y el escándalo mediático producido tras la publicación del artículo del New York Times, que Mellon y Elizondo eran los que movían los hilos. Y es que lo más sorprendente, y lo que realmente produjo el gigantesco incendio informativo, es que la propia Marina estadounidense, al contrario de otras ocasiones, ratificó públicamente las informaciones publicitadas por Elizondo, aseverando que se tomaban muy en serio los avistamientos sobre OVNIS. Y aunque la mayoría de investigadores vieron este reconocimiento oficial como una medida casi ineludible por parte de las autoridades ante la magnitud de la «filtración», es muy probable que todo obedeciera al mismo plan trazado por ambos extrabajadores (?) del Departamento de Defensa. Pero ¿dónde nos lleva esto? Rojas dice que: «En menos de tres años, la estrategia de Mellon y Elizondo ha dado como resultado que el gobierno de los EE. UU. admita que se toman en serio la UAP, revirtiendo sus negativas de décadas de este hecho, y que el comité de Inteligencia del Senado se haya dado cuenta y por ello solicita más información». Pese a que es evidente que la campaña emprendida por Mellon y Elizondo ha conseguido elevar el interés por los OVNIS de la comunidad científica, los medios de comunicación, la sociedad, la clase política y los estamentos militares y de inteligencia hasta cotas insospechadas hace unos años, no es menos cierto que el material facilitado hasta el momento ni es concluyente ni definitorio de la existencia de un fenómeno anómalo de altísima extrañeza. Los videos e imágenes filtrados están muy lejos de poder ser considerados como pruebas fehacientes de la realidad de los OVNIS como un fenómeno completamente desconocido para nuestra ciencia. Y es que los análisis de estas supuestas evidencias son insuficientes para convencer a los escépticos. Pero lo más extraño es que, aunque la Marina ha autentificado que dichas filmaciones y fotografías han sido logradas por personal militar, no han emitido ningún juicio sobre las mismas pese a que están originando gran repercusión en los medios. A nadie se le escapa que parte de este material supuestamente filtrado es perfectamente identificable por los expertos del ejercito y si quisieran, hubieran evitado el sensacionalismo que acompaña a estas imágenes. Por tanto, de alguna manera las autoridades están siendo, por alguna razón que se nos escapa, muy permisivos con el tratamiento que la prensa realiza sobre estas informaciones y parecen muy interesados en que se propague la idea de los OVNIS como objetos No identificados y como posibles amenazas.

Cada vez parece mas claro que Tom DeLongue y su TTSA cumplieron el objetivo de introducir a Elizondo y Mellon en la comunidad OVNI internacional.





Y aunque tanto Mellon y Elizondo se erigen como los artífices y adalides de este gran cambio en el estamento militar, no está nada claro cuál es su grado de involucración en el asunto, y lo más importante, cuál es el verdadero objetivo y propósito de este aparente aperturismo gubernamental. Hay que recordar que cuando el Departamento de Defensa controlaba al 100% la situación, y podía evitar las filtraciones, no hacía el menor caso al AATIP y pensaba que los OVNIS eran un tema muy controvertido que no merecía la pena investigarlo o tomarlo en serio. Pero ahora, es todo lo contrario. Desde la irrupción pública de Elizondo y Mellon, las autoridades consideran no solo de gran interés al fenómeno OVNI, sino que lo califican una potencial amenaza para la seguridad nacional. ¿En que momento se dieron cuenta de su error? ¿Qué hay de verdad tras los OVNIS del Pentágono? Lo único que parece aclarado a día de hoy, es que los acontecimientos derivados desde 2017 están perfectamente trazados con unos propósitos que se nos antojan confusos y desconcertantes pero que a la vez parecen seguir una hoja de ruta convenientemente consensuada por la inteligencia norteamericana. También queda demostrado que tanto Mellon como Elizondo siguen teniendo contactos con sus antiguos empleadores y que, de hecho, no podría descartarse completamente que aún podrían estar trabajando o colaborando en secreto con alguna agencia del Departamento de Defensa. De hecho, la TTSA parece que se «creó» con la única intención de servir de plataforma mediática para que ambos personajes fueran conocidos por el público y situarse en una posición adecuada para trasladar su mensaje a la sociedad y los medios. Pero sin duda lo más sospechoso de esta situación son los ambiguos mensajes que Elizondo y Mellon introducen en sus alocuciones con la prensa sobre el origen oculto tras los OVNIS. Mientras que en algunas entrevistas afirman de manera explícita que estos fenómenos no tienen nada que ver ningún tipo de tecnología que haya sido desarrollada en nuestro planeta, por otro lado, apuntan, sin vacilar, contradiciéndose a ellos mismos, a la posibilidad de que alguna nación haya podido dar un salto tecnológico sin precedentes y que los Estados Unidos están en peligro. Esta doble postura es insostenible. Si Lue Elizondo, que es un analista de amplia experiencia, tras investigar estos avistamientos ha llegado a la conclusión de que el fenómeno OVNI tiene un origen interdimensional y desconocido no parece lógico que también sostenga que los OVNIS son de manufactura china o rusa, a no ser, que, lo que realmente busque con sus algunas de sus afirmaciones, es el impacto mediático con las constantes alusiones a un factor exógeno y extraordinario. Sin embargo, es interesante reseñar que Elizondo nunca utiliza la palabra extraterrestre para referirse a estos avistamientos. Por tanto, lo que se traduce de todo esto es que el argumentario está montado y presentado de tal manera, para, que, en un momento dado, la opinión pública acepte ambas realidades: la convencional y la anómala. Aunque habrá que esperar para comprobar hacía que lado de la balanza se desequilibra el misterio definitivamente o si por el contrario se quedará oscilando eternamente. Sin embargo, al margen de estas consideraciones, todo apunta a que los OVNIS del Pentágono son fruto de una enorme operación de inteligencia con unos objetivos finales que poco o nada tendrán que ver con los genuinos OVNIS.






JOSE ANTONIO CARAV@CA



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