miércoles, 28 de junio de 2023

LA NUEVA NARRATIVA UAP: EL OBJETIVO ENCUBIERTO DEL DEPARTAMENTO DE DEFENSA ESTADOUNIDENSE

 





Que las palabras "aéreo" y "objeto" hayan desaparecido de la nueva nomenclatura oficial para definir al fenómeno OVNI es toda una declaración de intenciones de por dónde van a ir los tiros en el futuro. A nadie se le escapa que "fenómenos anómalos no identificados" es un término tan amplio y ambiguo, que es muy probable que al final se diluya sin llegar a ninguna parte.

Y es que desde 2017, la interpretación que el Departamento de Defensa estadounidense quiere trasladar de los avistamientos de extrañas "cosas" en el cielo, entra de lleno en el terreno de los intereses militares, geopolíticos y de inteligencia. No es casualidad que en medio de la vorágine suscitada por la nueva narrativa OVNI se hayan introducido conceptos como globos espías, drones o aviones no tripulados, ya que precisamente ese es el caladero que interesa sobremanera al Pentágono. Las autoridades no están preocupadas especialmente por las observaciones de alta extrañeza más que para citarlas de forma tangencial para asegurarse una gran repercusión en los medios de comunicación de sus discursos. Pero en el fondo lo que están buscando, o mejor dicho propiciando, es que la ciudadanía levante la mirada al cielo en busca de potenciales enemigos. La amenaza para la seguridad nacional no lo representan los OVNIS de antaño sino la incipiente y apabullante tecnología aeronáutica que ha engendrado en los últimos años toda una suerte de armatostes futuristas que pueden confundir al más versado en estas materias. Esos objetos manufacturados en la Tierra ocupan y preocupan mucho a las autoridades.

Pero había un problema. El terrible estigma que el gobierno estadounidense había forjado en torno a los OVNIS desde mediados del siglo pasado, impedía que en la actualidad sus tropas informaran del avistamiento de aeronaves poco convencionales por temor a ser ridiculizados. Habían caído en su propia trampa, y potenciales "enemigos" volaban plácidamente cerca de instalaciones militares, zonas de pruebas altamente secretas y recintos nucleares a sabiendas que esto no trascendía por ningún canal oficial.

Por tanto, era obvio que había que cambiar de estrategia, y eso, por cauces burocráticos o formativos podría acarrear años de arduo trabajo y esfuerzo. Sin embargo había un camino más cómodo y rápido. Crear una nueva y sugestiva narrativa UAP basada en la seguridad nacional y en un puñado de presuntos incidentes de difícil explicación. La prensa, la opinión pública y los investigadores entrarían al trapo sin preguntar y se encargarían de  situar el asunto en lo más alto del escalafón mediático. El trabajo de remodelación estaba hecho en un tiempo récord. Ahora nadie se reiría de los pilotos por informar del avistamiento de una extraña luz o una pequeña aeronave no identificada. Los votantes y los propios congresistas eran conscientes que insolentes aeronaves sin dueños volaban sobre sus cabezas y que hacía falta inversiones para descubrir al culpable de esta osadía. Y todo con la zanahoria delante de la incógnita extraterrestre… de lo contrario, el asunto se convertía en un simple y vulgar trámite para solicitar fondos que apenas atraería la atención de nadie…

Y esto ni más ni menos es el resultado más evidente de todo el revuelo generado desde 2017. Los protocolos se han actualizado, y la información fluye por los canales adecuados. Nada escapa del control de las autoridades. Millones de vigilantes anónimos velan por la seguridad en los cielos de Estados Unidos, y el congreso está abierto a abrir la caja de caudales para mejorar sus sistemas de vigilancia y respuestas para los invasores aéreos…

Pero toda acción atrevida como la presente tiene sus consabidos riesgos. Y se está jugando con fuego. No en vano existen abundantes sospechas que el gobierno norteamericano guarda secretos sobre los genuinos OVNIS desde hace mucho tiempo. No sabemos cuántos ni de qué cuantía, pero si agitas mucho el avispero corres el riesgo de que te piquen… Veremos en que acaba está “loca” historia de los UAPS…




JOSE ANTONIO CARAV@CA


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