Kenneth Arnold, el considerado padre de la ufología moderna, cambió varias veces su percepción del extraño fenómeno que había observado el 24 de junio de 1947 sobre el Monte Rainier... Un hecho poco conocido y divulgado a lo largo de los años
Si bien en un principio pensó que podría tratarse de una nueva arma secreta, tipo caza de combate o proyectil balístico, posteriormente, ante la falta de respuestas de las autoridades, defendió que eran naves del espacio exterior...
Sin embargo, su postura seguiría evolucionando con el paso del tiempo.
El famoso piloto llegó a decir que aquellos 9 "objetos" eran, en realidad, criaturas de la estratosfera que podían cambiar la densidad de sus cuerpos hasta prácticamente poder atravesar las montañas. Pero la cosa no quedó ahí...
Kenneth Arnold terminó abrazando una desconcertante hipótesis... Los platillos volantes no llegaban desde planetas lejanos, sino del lugar a donde todos vamos cuando morimos... Los OVNIs eran una forma adoptada por nuestros espíritus para viajar a través de las diferentes dimensiones una vez abandonamos el cuerpo físico... Nuestras almas, según Arnold eran naves etéreas... Sin duda una vuelta de tuerca inesperada en boca del hombre que dio el pistoletazo de salida a la era de los platillos volantes, que aún llega hasta nuestros días...
JOSE ANTONIO CARAV@CA
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