viernes, 12 de diciembre de 2025

¿DE VERDAD ALGUIEN CREE QUE REVELAR LA EXISTENCIA DE VIDA NO HUMANA ENTRE NOSOTROS PONDRÍA EN RIESGO LA SEGURIDAD NACIONAL DE LOS ESTADOS UNIDOS?

 





Por algún motivo que no termino de entender una parte considerable de denunciantes, políticos, divulgadores y “confidentes” del fenómeno OVNI que han aparecido en los últimos 8 años repite, una y otra vez, el mismo mantra: “No puedo contar más porque estaría violando acuerdos de confidencialidad vinculados a la seguridad nacional de Estados Unidos”.

Es la excusa perfecta, pero también, si lo pensamos dos segundos, un argumento que se desploma como un castillo de naipes si lo sometemos a escrutinio.
Imaginemos por un momento un titular compartido por miles de medios de comunicación del mundo: “La humanidad no está sola: existen inteligencias no humanas que nos visitan.”
Esta noticia es la mayor exclusiva de la historia, no se trata de un dato militar, ni una divulgación de secretos. No es una lista de códigos de lanzamiento nuclear. No es la ubicación de silos, ni una filtración de la capacidad de defensa estratégica, ni procedimientos de seguridad de los Estados Unidos. Es, simplemente, la confirmación de que compartimos el universo, quizá incluso el planeta, con otra inteligencia.
Y ese anuncio, a lo sumo tambalearía egos, intereses, creencias y el establishment dominante, pero de ninguna de las maneras la seguridad nacional tal y como se nos vende desde hace unos años.

Pensar que semejante declaración sería un atentado contra Estados Unidos es desproporcionado y, de paso, concede a ese país, no sé muy bien por qué, el monopolio de controlar los tiempos del mayor descubrimiento de la historia. En realidad, sería un hito científico, social y cultural. Un Renacimiento 2.0.
Si mañana alguien apareciera ante las cámaras con pruebas sólidas e irrefutables de la existencia de inteligencias no humanas o seres extraterrestres, no necesitaría escoltas: necesitaría un equipo de asistentes para gestionar entrevistas, ruedas de prensa, premios, invitaciones internacionales y probablemente un asiento vitalicio en la ONU.
La comunidad científica se lanzaría de inmediato a estudiar el fenómeno. Las universidades competirían por liderar proyectos de investigación. Y el público convertiría las redes sociales en un hervidero durante meses.
Lejos de los escenarios apocalípticos que algunos imaginan, la reacción social tampoco sería un estallido de locura colectiva. La sociedad de 2025 está más que entrenada, o “vacunada”, contra todo tipo de anuncios impactantes: crisis globales, pandemias, avances tecnológicos vertiginosos, guerras, escándalos y una avalancha diaria de noticias sorprendentes. Además, lo más importante es que esta revelación no partiría de cero. El fenómeno OVNI lleva décadas instalado en el debate público, entre polémicas, testimonios, desclasificaciones y titulares recurrentes. Para bien o para mal, el terreno ya está allanado; la conmoción estaría ahí, sin duda, pero difícilmente derivaría en un caos social.
Convine subrayar de nuevo que la revelación de la existencia de inteligencia no humana no es un asunto exclusivo de Estados Unidos. No se trata de secretos estratégicos de un país, sino de un hallazgo de importancia planetaria, que afectaría a toda la humanidad. Tratar de encuadrarlo como un asunto de “seguridad nacional estadounidense” no solo es ridículo, sino que minimiza la magnitud de lo que sería el descubrimiento más trascendental de nuestra historia.
No hay que mezclar conceptos.

Insisto, la confesión de la realidad OVNI no requiere, de ninguna de las maneras, divulgar la ubicación de instalaciones secretas ni exponer tecnología clasificada. Basta con decir: existe vida inteligente no humana, y aquí está la evidencia. Punto. Entonces, ¿por qué tantos “denunciantes” insisten en que no pueden hablar? Porque es una postura cómoda. Porque confiere al testigo un status de poder. Porque crea expectativa sin compromiso. Porque coloca al informante en un pedestal sin tener que ofrecer lo único que realmente importa a estas alturas, una sola evidencia verificable.
Pero, sobre todo, porque evita enfrentar la pregunta esencial:
Si la información es tan monumental, ¿qué fuerza real podría tener un contrato de confidencialidad frente al impacto histórico de compartirla? La respuesta es obvia: ninguna.
Y eso nos lleva a cuestionarnos si realmente existe tal secreto.
Otra excusa habitual es el supuesto “temor por su integridad física”. Muchos confidentes aseguran que no pueden hablar porque serían perseguidos o incluso asesinados por fuerzas oscuras interesadas en mantener el secreto. Pero, si lo pensamos con calma, la lógica va en sentido contrario: quien revelara una noticia de tal magnitud se convertiría automáticamente en una figura histórica, un héroe protegido por la atención mediática y la opinión pública. Y, en el improbable caso de que algo le ocurriera, el efecto sería devastador para quienes intentaran silenciarlo, ya que solo añadirían un nivel más de infamia intolerable a sus actuaciones y confirmarían, ante millones de personas, que están en contra de la verdad y que ellos son los responsables del ocultamiento.

¿Qué país no querría liderar la divulgación del hallazgo de vida no humana en nuestro planeta?

La humanidad, puede lidiar perfectamente con la idea de no estar sola. Lo que no puede, y no debería, seguir tolerando es que se escuden en amenazas de seguridad nacional para evitar presentar pruebas. Confirmar la existencia de inteligencia no humana abriría una era.
Y quien diera esa noticia no necesitaría protección: necesitaría un robusto cuello para soportar una colección de medallas.
Además, de las declaraciones de los implicados se desprende que no se trata de robar ninguna evidencia de una caja fuerte cerrada a cal y canto, ni de transportar el cuerpo de un extraterrestre hasta una sala de prensa, sino que estas personas dan a entender que ya poseen esos datos vitales, lo que hace que la situación resulte aún más ilógica.
Y otro dato importante: nadie niega que el estamento militar pueda querer mantener este asunto en secreto por sus propios intereses o por el temor a las repercusiones que, según sus expertos, podría tener para la sociedad. Es evidente que, en esta interpretación de los hechos, la existencia de tecnologías avanzadas, sistemas de propulsión desconocidos o posibles aplicaciones armamentísticas puede generar tensiones entre potencias y alimentar los intereses de la industria de defensa, eso no se discute. Sin embargo, lo que aquí se está debatiendo es algo completamente distinto: la actuación por iniciativa propia de un persona o conjunto de personas, para revelar públicamente la existencia de esta increíble realidad. Por lo que este acto de divulgación no debe confundirse con las consecuencias geopolíticas ni con los intereses particulares de agencias de inteligencia, contratistas del Pentágono o el propio Departamento de Defensa. Esa distinción es fundamental para comprender la naturaleza del argumento que estamos exponiendo.

Por tanto, la conclusión más sensata podría ser que no existe una verdad absoluta, rígida y tan “cuadriculada” como a veces se nos pretende hacer creer.

¿Y SI LA VERDAD ES OTRA?

Existe otra posibilidad que rara vez se aborda. Es muy posible que el fenómeno OVNI no sea tan “naif” como hemos pensado siempre. La ideas de que estamos enfrentados a naves espaciales de chapa y tornillos y astronautas de otros mundos quizás no sea la correcta. Aun siendo real y no humano, es muy probable que estas manifestaciones sean tan complejas, extrañas o difíciles de encajar en nuestras categorías actuales que resulte complicado presentarlas ante los medios sin caer en el absurdo o en la incomprensión. Ese escenario sí podría explicar el mutismo, la ausencia de pruebas claras o la sensación de que siempre falta una pieza del interminable puzle. También podría justificar que muchos de estos confidentes interpreten mal lo que han visto o vivido, construyendo narrativas equivocadas que mezclan experiencias reales con conclusiones precipitadas. En otras palabras: no es que “no puedan hablar”, sino que quizá no saben muy bien cómo contar algo que aún no entendemos del todo.



JOSE ANTONIO CARAV@CA


Prohibido la reproducción total o parcial del material incluido en el presente blog sin previa autorización del autor. Propiedad de José Antonio Caravaca.




lunes, 8 de diciembre de 2025

LUIS ELIZONDO: EL "MAGO" OVNI



Luis Elizondo ha sabido proyectar ante la opinión pública y los medios de comunicación una imagen de autoridad que, en realidad, se sostiene sobre una base mucho más frágil de lo que suele creerse. Aunque estuvo vinculado al AATIP (The Advanced Aerospace Threat Identification Program), su cargo no fue oficial, carecía de formación específica, no estaba remunerado, no tenía personal a su cargo, ni contaba con financiación propia. Fue, más bien, una función que él mismo asumió por interés particular. Sin embargo, con el paso del tiempo, esta circunstancia ha generado un efecto de validación engañosa: mucha gente ha llegado a pensar que fue el director de una "todopoderosa" oficina OVNI del Pentágono y que tenía acceso privilegiado a una enorme cantidad de información secreta, algo que no se correspondía para nada con la triste realidad.

AATIP, en el fondo, no fue más que una iniciativa impulsada por un reducido grupo de personas convencidas de la realidad del fenómeno OVNI, todas ellas integradas, de un modo u otro, en el organigrama del Departamento de Defensa, el ámbito militar o los servicios de inteligencia.

De hecho, los responsables del famoso programa AAWSAP (Advanced Aerospace Weapon Systems Applications Program), que sí disponía de presupuesto y medios, nunca han reconocido a Elizondo un papel relevante más allá de lo meramente testimonial, sin acceso significativo a bases de datos ni a informes internos. Esto resulta especialmente evidente cuando se analizan sus intervenciones públicas y se les da su verdadero contexto: cuando habla de Roswell, por ejemplo, sus conocimientos no difieren demasiado de los de cualquier aficionado mejor o peor informado. Sus desastrosos análisis de supuestas fotografías de OVNIs lo dejan en evidencia por su falta de experiencia técnica en este ámbito. Todo apunta a que su conocimiento en materia fotográfica era muy limitado, que no tenía acceso a imágenes de calidad y que, en algunos casos, ni siquiera supo distinguir si lo que tenía delante era un simple truco o una imagen auténtica. Por todo ello, su vinculación con el AATIP no le otorga ni el estatus ni la autoridad que a menudo se le atribuye para hablar u opinar con la supuesta legitimidad que muchos le presuponen. Su papel dentro del programa, limitado y no oficial no justifica que sus declaraciones sean interpretadas como si procedieran de una fuente institucional privilegiada o experto consolidado.

Algo parecido ocurre con sus opiniones sobre el incidente del OVNI estrellado de Magenta (Italia, 1933), donde mezcla de forma intencionada impresiones personales con supuesta información que pudo conocer durante su etapa en el AATIP. Ahí reside, probablemente, el verdadero núcleo de la confusión y el modus operandi de Elizondo: desdibujar deliberadamente la línea que separa lo que realmente sabe de lo que cree o interpreta. Esa estudiada ambigüedad, cuidadosamente medida, acaba proyectándose tanto en la prensa como entre los aficionados, alimentando la sensación de que dispone de información privilegiada cuando, en muchos casos, solo está trasladando opiniones personales y conjeturas sin ninguna verificación. De hecho, una parte relevante de sus declaraciones procede de conversaciones privadas y no oficiales con personas que comparten su misma visión sobre los OVNIs, lo que refuerza la idea de que estamos frente a un relato circular basado en afinidades ideológicas más que en datos verificables.

Un mecanismo similar se repite en uno de sus compañeros habituales de viaje. Christopher Mellon, otro vocero que siempre asegura que sabe más de lo que cuenta, menciona el supuesto accidente OVNI de Kingman en 1953, un caso cuya veracidad es muy discutida entre los propios investigadores. En ambos ejemplos, se apela al peso del cargo y al entorno institucional para dar solidez a relatos que, en el fondo, siguen siendo extremadamente controvertidos y basados en opiniones.

Desde su meteórica irrupción mediática en 2017, Luis Elizondo ha fomentado y explotado la imagen de “garganta profunda”, situándose estratégicamente  en el centro del debate ufológico a base de grandes expectativas, promesas incumplidas y un discurso ambiguo repleto de sugerentes silencios. Año tras año ha insinuado revelaciones trascendentales que nunca terminan de materializarse, alimentando la esperanza de una “divulgación inminente” que siempre parece estar a la vuelta de la esquina, pero que nunca llega. Sus intervenciones públicas repiten una y otra vez los mismos argumentos, apoyados más en la quimera de lo que sabe y calla, que en información valida. Mientras tanto su capacidad real para aportar algo concreto más allá de la especulación se ha mostrado claramente limitado, e incluso ha protagonizado sonados errores. Lejos de dar ese paso definitivo que muchos esperaban, su trayectoria ha quedado marcada por la inoperancia para transformar las promesas en hechos, consolidando más una narrativa de expectativas eternamente aplazadas que un avance real en el conocimiento del fenómeno OVNI.

La pregunta que se desprende de todo este recorrido resulta inevitable: ¿estamos ante simples “oportunistas” que han sabido moverse con habilidad en un terreno fértil para la especulación, o ante peones bien situados dentro de una narrativa cuidadosamente construida y teledirigida por una mano en la sombra?





JOSE ANTONIO CARAV@CA


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jueves, 20 de noviembre de 2025

LA ANOMALIA DEL MAR BALTICO




Lo que comenzó como una expedición submarina rutinaria en busca de un barco con cargamento de  champán terminó convirtiéndose en un misterio. En 2011, el explorador sueco Dennis Åsberg, cofundador de Ocean X, vio en la pantalla del sonar algo que jamás olvidaría: “Esta cosa aparece de golpe en la pantalla… estamos hablando de 60 metros de diámetro, una cosa redonda en medio del océano” Lo que a simple vista parecía un círculo perfecto escondía detalles que desafiaban cualquier explicación natural: pasillos, ángulos de 90 grados, paredes lisas e incluso un agujero que parecía “respirar”, expulsando y absorbiendo sedimento como si tuviera vida propia. Los buzos que descendieron informaron de temperaturas anómalas cercanas a cero grados y se toparon con un material tan duro que no pudieron ni siquiera tomar muestras adecuadas. Bajo el sedimento, todo era de un tono “oscuro, casi negro” 

Pero el desconcierto no acababa en la forma del supuesto "objeto". Desde las primeras expediciones, anotaron fallas en los equipos cuando se acercaban a la anomalía: GPS inutilizados, drones y ROV que se apagaban sin razón aparente, radares que mostraban ecos inexistentes y brújulas que giraban sin sentido. “Hace que nuestros instrumentos se vuelvan locos… rompe el GPS, los ROV, los drones” relató Dennis, convencido de que la zona emite algún tipo de anomalía electromagnética todavía inexplicada  Además hay que sumar fenómenos meteorológicos puntuales —incluyendo tormentas eléctricas localizadas únicamente sobre el punto del hallazgo— que se repitieron año tras año, siempre en torno al "objeto".

Para su descubridor hay otro aspecto inquietante en esta historia, la presencia constante de barcos militares por la zona. Dennis asegura haber filmado naves francesas, alemanas, británicas y estadounidenses merodeando sin explicación alrededor del área de estudio, e incluso una corbeta sueca que se acercó directamente a su embarcación. Sin embargo, cuando preguntó a las autoridades militares si habían estado allí, la respuesta fue un desconcertante —y, según él, falso— “no” repetido varias veces: “Yo los he filmado… y no dijeron nada” 

El descubrimiento originó un gran debate en redes sociales pero pareció estancarse hasta que en 2024, de un dato que reabrió el caso por completo. El sub-bottom profiling reveló que la estructura no está unida al lecho marino: “No es una formación geológica” sentenciaron los científicos involucrados tras revisar los datos. Entre las teorías en juego para explicar esta famosa anomalía, que muchos ven similitudes con el Halcón Milenario de las Guerra de las Galaxias, Dennis maneja dos posibilidades. La primera: que se trate de una estructura artificial muy antigua, quizá construida antes de la Edad de Hielo, cuando el nivel del agua era diferente. La segunda: que el objeto sea un artefacto no humano, una tecnología desconocida que encajaría con los fenómenos electromagnéticos recurrentes y el silencio militar que rodea el caso.

Lo que sí descartan tanto científicos como geólogos es lo que no es: ni volcán, ni meteorito, ni formación rocosa, ni simple bloque glaciar. Nada encaja con los ángulos rectos, los pasillos o el círculo perfecto de 60 metros. Lo curioso, para añadir más misterio al asunto, es que un día después de una expedición en 2023, un meteorito explotó sobre el propio mar Báltico. “Hubo un boom sónico y mucha gente lo vio” recuerda Dennis, sin afirmar conexión alguna pero admitiendo que la coincidencia resulta difícil de ignorar 

En una reciente entrevista el explorador señala que: “Tengo que saber la verdad. No puedo dejarlo”. Después de 13 años de expediciones, fallos electrónicos, vigilancia militar y datos que desafían cualquier explicación geológica, Åsberg continúa convencido de que está ante algo único: “Tiene ángulos rectos, paredes, pasillos, agujeros… incluso una pieza triangular perfecta. Nunca he visto nada parecido” 


(Entrevista: “We Found A UFO At The Bottom Of The Baltic Sea!” -Treasure Hunter Dennis Asberg)




JOSE ANTONIO CARAV@CA


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jueves, 6 de noviembre de 2025

EL MAYOR PROGRAMA SECRETO DE OVNIS DEL GOBIERNO DE EE. UU. SE GESTÓ EN LAS VEGAS





Durante décadas, las autoridades estadounidenses insistieron en que los avistamientos de objetos no identificados eran, en su inmensa mayoría, fenómenos explicables. Pero en los despachos de inteligencia y dentro del Pentágono existía otra verdad: una carrera militar clandestina, un pulso tecnológico para intentar descifrar el modo en que operan las misteriosas naves vistas en los cielos y océanos desde hace más de 80 años. Esa carrera, y el mayor programa de investigación ovni jamás financiado por el Gobierno de EE. UU., tuvo su cuartel general en Las Vegas. Eso al menos asegura el periodista George Knapp, del canal 8 News Now en una reciente entrevista para un canal de televisión de Las Vegas. Knapp se refiere al AAWSAP (Advanced Aerospace Weapons System Application Program) que fue gestionado en total secreto con un presupuesto inicial de 22 millones de dólares, gracias al impulso directo del fallecido senador por Nevada, Harry Reid. Reid, antes de morir, aseguró que existe un desafio entre potencias por conocer esta realidad: “La carrera es real y será mejor que la ganemos.”

Durante más de ocho décadas, EE. UU. dijo públicamente que los ovnis no representaban un peligro. Sin embargo, puertas adentro, las agencias de inteligencia reconocían que era necesario adelantarse a Rusia y China en la comprensión, y eventual reproducción, de la tecnología desconocida vista repetidamente por pilotos y radaristas.

Knapp afirmó que: “Las agencias de inteligencia y el Pentágono reconocieron que existe una competencia extremadamente seria para descifrar la tecnología UAP antes de que lo hagan Rusia o China.”

El Dr. Lacatski, agente de carrera de la DIA (Defense Intelligence Agency), pasó décadas analizando tecnología enemiga capaz de destruir naciones enteras. Su compromiso con el secreto era absoluto. Knapp lo describe así: “Era y es un guardián de secretos, y consideraba su juramento y su autorización de seguridad como algo sagrado.”

Hoy, retirado parcialmente, comparte con extremo cuidado aquello que aún puede divulgar. Lacatski fue quien diseñó y dirigió AAWSAP, despues de conocer los extraños eventos extraños que ocurrían en el denominado Skinwalker Ranch, un remoto enclave de Utah conocido por fenómenos inexplicables. Tras visitar el lugar acompañado por su propietario, Robert Bigelow, quedó convencido de que había que investigar a fondo estos hechos anómalos: “Queremos aprender qué puede convertirse también en un arma. Y básicamente ese era nuestro trabajo.”

AAWSAP se alojó dentro de una filial de Bigelow Aerospace y reunió un equipo de 50 investigadores a tiempo completo, operando en casi total clandestinidad. Sus resultados fueron extraordinarios:

114 informes técnicos y científicos.

La mayor base de datos ovni del mundo, compilada por personal del gobierno.

Casos verificados por radar, pilotos y testigos profesionales.

Han pasado catorce años desde el fin oficial del programa, y la DIA aún no ha desclasificado los archivos. Pero Lacatski sí lo ha hecho parcialmente a través de su nuevo libro, New Insights, que presenta material extraído directamente de esos informes. Knapp subraya que: “El material del libro proviene de archivos del gobierno… recopilado por personal del gobierno en un programa financiado por el gobierno.”

Las revelaciones contenidas en esos archivos son inquietantes según el periodista de Nevada:

1.- Naves gigantes que cambiaban de forma en pleno vuelo, observadas por pilotos comerciales.

2.- Testigos que sufrieron cambios fisiológicos tras un encuentro cercano.

3.- Consecuencias médicas severas en múltiples casos investigados.

4.- Fenómenos paranormales en hogares de personas que previamente habían visto luces o triángulos en el cielo.

5.- Actividad extrema en torno a Skinwalker Ranch, incluyendo criaturas, mutilaciones y episodios semejantes a los “hombres de negro”.

Quizás la afirmación más sorprendente que Lacatski reconoce abiertamente es que el gobierno de EE. UU. posee al menos un artefacto recuperado de origen desconocido.

Knapp confirmó que: “El gobierno tiene en su poder, al menos, una nave recuperada de origen desconocido… una máquina voladora sin alas, sin motor, sin combustible y sin depósitos de combustible.” Cuando Knapp le preguntó cómo puede un objeto sin motor ni alas ser considerado un vehículo, Lacatski responde sin rodeos: “Puedes verla volar. Quiero decir… puedes estar bastante seguro de que no estamos tratando con humanos.”

Aunque AAWSAP estaba cumpliendo todos sus objetivos en apenas 27 meses, la financiación se cortó bruscamente. Las teorías abundan, pero un correo del propio Lacatski apuntó al responsable decisivo: Harry Reid. El senador temía que detalles del programa se filtraran desde su oficina, donde sospechaba que alguien estaba infiltrado para sabotear su campaña de 2010. Knapp señala que: “Él estaba preocupado de que la historia saliera a la luz. Que nos afectara… que dejara de ser senador de los Estados Unidos.”

Paradójicamente, Reid ganó con holgura y, ya como líder de la minoría, garantizó que parte de la investigación continuara en otros canales.

Aunque evidentemente no se trata de una divulgación oficial, Lacatski está convencido que: “Podemos estar bastante seguros de que no son humanos.”

Ahora solo falta una confirmación o validación oficial para estas sensacionales informaciones que siguen, al igual que los ovnis, en el aire...




JOSE ANTONIO CARAV@CA


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lunes, 3 de noviembre de 2025

EL ENCUENTRO CERCANO ENTRE HYNEK Y SPIELBERG




En 1977, el estreno de la esperada Close Encounters of the Third Kind (Encuentros Cercanos del Tercer Tipo, traducida en España como Encuentros en la Tercera Fase) marcó un antes y un después en la historia del cine de alienígenas. Más allá de sus efectos visuales revolucionarios o la partitura inolvidable de John Williams, la película fue, el primer reflejo fiel en la gran pantalla de lo que era el fenómeno OVNI alejado del sensacionalismo y de la fantasía desbordada que hasta entonces dominaban las historias sobre extraterrestres en el cine. Y todo fue posible gracias al encuentro del director Steven Spielberg con el astrónomo y ufólogo Dr. J. Allen Hynek, cuya investigación científica inspiró directamente el título, la estructura y el tono general de la historia.

Hynek, harto conocido en el medio ufológico internacional, y considerado por muchos como el padre de la ufología científica, había publicado en 1972 su libro The UFO Experience: A Scientific Inquiry, donde propuso una tipología rigurosa para clasificar los incidentes OVNIs: los encuentros cercanos del primer, segundo y tercer tipo. Aquella idea, nacida de su trabajo como asesor de la Fuerza Aérea estadounidense en proyectos como Blue Book, llamó poderosamente la atención de Spielberg, quien buscaba una aproximación más seria y documental al misterio de los platillos volantes de lo que hasta la fecha había ofrecido Hollywood.

De hecho el joven cineasta convirtió el texto de Hynek en lectura obligatoria para todo su equipo creativo para que supieran captar la idea de su guión. Incluso cambió el título definitivo de la película por Close Encounters of the Third Kind. Sin embargo, en un primer momento, ese homenaje casi provoca un conflicto entre el científico y el estudio.

El 8 de enero de 1976, Hynek envió una carta a Columbia Pictures expresando su malestar al descubrir, por una revista, que el título de su libro sería usado en una película de Spielberg. Aunque el astrónomo se sintió halagado por la inspiración, lamentó no haber sido informado directamente por el afamado director.

Spielberg personalmente respondió con una carta de disculpa, explicando que había sido un amigo quien le sugirió el título tras leer la obra de Hynek. El malentendido se resolvió amistosamente mediante un acuerdo de compensación y colaboración profesional. La productora pagó a Hynek:

• 1.000 dólares por el uso del término Close Encounters of the Third Kind.

• 1.000 dólares adicionales por los derechos para emplear historias y conceptos de su libro.

• Y 500 dólares diarios durante tres días como asesor técnico en el rodaje.

Hynek, con su característico humor, más tarde comentó: “Nunca pensé que un profesor de astronomía caería tan bajo”, y bromeó diciendo que si Spielberg hacía una secuela, “esperaba ser un mejor hombre de negocios la próxima vez”. A pesar del tropiezo inicial, Hynek y Spielberg desarrollaron una relación cordial. El científico fue descrito por sus colegas como un hombre tranquilo, poco dado a la confrontación y siempre dispuesto a colaborar. 

Durante el rodaje, Hynek pasó tres días en el set de Mobile, Alabama, donde un hangar fue transformado en el escenario del encuentro final con la nave nodriza. Escena cumbre del film. Allí, además de asesorar en aspectos técnicos, tuvo una breve aparición en pantalla: un cameo de apenas seis segundos, en el que se lo ve avanzando hacia la nave con su inconfundible barba y pipa, mientras otros científicos observan asombrados el encuentro con los alienígenas. Spielberg había filmado originalmente una versión más larga en la que los extraterrestres interactuaban con Hynek, pero el propio astrónomo agradeció que esa parte fuera eliminada, considerándola “cursi como el infierno”.

Evidentemente la influencia de Hynek se extendió mucho más allá del título. Varias escenas se inspiraron directamente en casos reales documentados en su obra, como el del policía Dale Spaur, quien persiguió un objeto luminoso durante kilómetros, recreado casi al detalle en la secuencia de los patrulleros.

El personaje del investigador francés Claude Lacombe, interpretado por François Truffaut, fue un homenaje al colega y amigo de Hynek, el científico francés Jacques Vallée. El diseñador de efectos especiales Douglas Trumbull explicó que la visión de Spielberg, en sintonía con la de Hynek, era “mostrar la fascinación, la belleza y el asombro” del contacto con lo desconocido, en lugar del terror y la invasión.

Tras el estreno, Hynek se declaró “muy complacido” con la película y confesó que “amaba a Spielberg”. Su participación lo catapultó a la cultura popular: su nombre apareció en programas de televisión, artículos de prensa y hasta en el juego de mesa Trivial Pursuit.

Close Encounters provocó un auténtico fenómeno social. El Centro para Estudios OVNI (CUFOS), fundado por Hynek, recibió una avalancha de informes de avistamientos, donaciones y solicitudes de información. Incluso Spielberg realizó una contribución económica al centro, como muestra de gratitud.

Hynek esperaba que la película ayudara a que hablar de OVNIs dejara de ser una “mala palabra”. Su deseo se cumplió en parte ya que el filme legitimó el tema en la cultura de masas y abrió la puerta a un debate más formal.

Con el paso de los años, Close Encounters of the Third Kind ha mantenido su estatus como un hito cultural y una obra fiel al enigma OVNI. En ese sentido, podríamos decir que la relación entre Hynek y Spielberg fue, en sí misma, un “encuentro cercano” del mejor tipo.



JOSE ANTONIO CARAV@CA

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domingo, 19 de octubre de 2025

ELIZONDO: MAESTRO DE LA CONFUSIÓN



Luis Elizondo, sin duda, es una de las figuras centrales de la nueva narrativa UAP, pero sus tácticas comunicativas lo han convertido, con el paso del tiempo, en la personificación del trilero que juega con la ambigüedad de forma constante para mantener su status de "garganta profunda." Desde que se dio a conocer en 2017, sus apariciones públicas y entrevistas han seguido un patrón calculado y ajustado a guión, del que nunca se sale. Su discurso está medido al milímetro para aparentar siempre que sabe mucho mas de lo que cuenta. De hecho, esto se cumple a rajatabla en una de sus últimas entrevistas donde ha hablado del caso Roswell, en su tono habitual, de abrir y cerrar la puerta en un segundo: "Lo que se me ha permitido decir es que se recuperaron muestras biológicas en el accidente de Roswell". Siempre se escuda en declaraciones que remiten a supuestas restricciones de seguridad que le impiden hablar, aunque si le está permitido soltar "titulares". Esta táctica ya aburre. 

Desde hace 8 años, el bueno de Elizondo no hace más que avivar la constante promesa de grandes revelaciones, siempre a punto de materializarse pero que nunca llegan. Y aunque parezca increíble este es el motor que lo mantiene relevante en ciertos sectores de la ufología norteamericana. Ni sus meteduras de patas injustificables presentado fotografías UAPs falsas ha hecho que, por el momento, se le relegue de su trono nunca merecido.




JOSE ANTONIO CARAV@CA


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jueves, 11 de septiembre de 2025

NUEVA AUDIENCIA UAP: CONGRESISTAS DENUNCIAN SECRETISMO Y EXIGEN DESCLASIFICACIÓN

 




En una nueva audiencia celebrada en el Congreso de Estados Unidos (09/09/25), el tema de los Fenómenos Anómalos No Identificados (UAP, por sus siglas en inglés) volvió a colocarse en el centro del debate nacional. En esta nueva audiencia, legisladores y testigos coincidieron en un mismo eje: las amenazas a la seguridad nacional, los encubrimientos sistemáticos por parte del Gobierno y las represalias sufridas por denunciantes que se atrevieron a sacar la verdad a la luz.

La sesión, presidida por Anna Paulina Luna (republicana por Florida), llevó por título: “Restauración de la confianza pública a través de la transparencia de los UAP y la protección de los denunciantes”. Luna abrió con un discurso enérgico:

“No se trata de ciencia ficción ni de especulación. Se trata de seguridad nacional, de responsabilidad del Gobierno y del derecho del pueblo estadounidense a la verdad”.

ACUSACIONES DE ENCUBRIMIENTO

Luna denunció que los canales oficiales creados para recibir denuncias —como la Oficina de Resolución de Anomalías en Todos los Dominios (AARO)— se han convertido en “cementerios de testimonios” y acusó al exdirector Sean Kirkpatrick de “mentiroso documentado”. Aseguró que existen pruebas de tecnologías que superan las capacidades actuales conocidas y criticó que informes recientes han omitido datos clave de agencias como la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza.

“El pueblo estadounidense no necesita que se le proteja como a un niño. Lo que no puede tolerar es un gobierno que oculta la verdad y castiga a quienes se atreven a hablar”, advirtió Luna.

EL PRIMER TESTIMONIO: EL “CUADRADO ROJO” DE VANDENBERG

El primer testigo, Jeffrey Nuccetelli, exoficial de policía militar de la Fuerza Aérea, relató múltiples incidentes entre 2003 y 2005 en la Base Aérea Vandenberg, sede del Proyecto Nacional de Defensa de Misiles.

El más impactante fue el denominado “Plaza Roja de Vandenberg”: Contratistas de Boeing observaron un cuadrado rojo brillante suspendido sobre instalaciones críticas. Esa misma noche, guardias reportaron una enorme nave triangular, “más grande que un campo de fútbol”, que flotó durante 45 segundos antes de dispararse a velocidad imposible. Otro evento incluyó un objeto que descendió en la pista de la base y luego despegó con aceleración inexplicable.

Nuccetelli aseguró que testigos fueron amenazados e intimidados para que guardaran silencio. Él mismo relató haber visto, en 2005, una esfera luminosa de unos 30 pies que descendió sobre su patio trasero antes de elevarse y desaparecer entre las estrellas.

“Hoy la pregunta no es si estos eventos son reales, sino si tenemos el valor de enfrentarlos”, afirmó.

ALEXANDRO WIGGINS: LOS “TIC-TAC” EMERGIDOS DEL OCÉANO

El jefe Alexandro Wiggins, especialista en operaciones de la Marina de EE. UU., narró un episodio ocurrido el 15 de febrero de 2023 frente a la costa sur de California, a bordo del USS Jackson: observó un objeto autoluminoso en forma de “tic-tac” que emergió del océano y se unió a otros tres objetos similares. Los cuatro desaparecieron de manera sincronizada y a altísima velocidad, sin estampidos sónicos ni señales de propulsión. Los datos fueron corroborados por sensores y grabaciones a bordo, algunas de las cuales ya han sido divulgadas por periodistas: “Cuando las tripulaciones observan objetos que desafían perfiles conocidos, eso es un problema de seguridad aérea y marítima. Debemos poder reportar sin temor a represalias”, enfatizó Wiggins.

El marino pidió al Congreso que garantice canales confidenciales para los denunciantes y que se desclasifiquen datos técnicos cuando sea posible, como registros infrarrojos y parámetros de radar.

EL PERIODISTA GEORGE KNAPP: LAS ACUSACIONES MAS GRAVES

El periodista de investigación George Knapp, con más de tres décadas cubriendo el fenómeno OVNI, aportó uno de los relatos más contundentes y polémicos de la audiencia. Su intervención puso sobre la mesa nombres, corporaciones y programas que, según él, forman parte de una red de ocultamiento deliberado del tema UAP. Knapp recordó su primer gran caso en 1989, cuando entrevistó a Bob Lazar, quien afirmó haber trabajado en la instalación S-4, cerca del Área 51. Lazar describió un programa secreto de ingeniería inversa destinado a desarmar naves no humanas recuperadas tras estrellamientos de OVNIs. Aunque en su momento fue ridiculizado, Knapp señaló que con los años ha encontrado documentación oficial y múltiples testigos que refuerzan la veracidad de esas afirmaciones: “A través de la Ley de Libertad de Información (FOIA) hemos obtenido papeles militares e informes de inteligencia que contradicen la versión oficial: el Gobierno sí sabe de estos objetos, los estudia y los ha tratado como materiales tangibles, no como ilusiones”, sostuvo. Knapp acusó directamente a contratistas privados, en particular a Lockheed Martin, de haber retenido materiales provenientes de estos programas secretos. Según su investigación, durante los años del programa AATIP, el empresario aeroespacial Robert Bigelow y un colega de la Agencia de Inteligencia de Defensa (DIA) se reunieron con altos ejecutivos de Lockheed para negociar la entrega de fragmentos de origen desconocido, almacenados en una instalación de California. “Ese material no fue fabricado aquí. Lockheed Martin lo mantuvo oculto durante años, lejos del escrutinio del Congreso y del público”, denunció Knapp.

El periodista también fue explícito al mencionar nombres propios asociados al secretismo. Uno de ellos fue Glenn Gaffney, ex alto funcionario de la CIA, a quien señaló como parte de la red de “guardianes” que han clasificado, administrado y restringido el acceso a información sobre UAP y posibles restos de naves no humanas. Knapp explicó que estos funcionarios operan como intermediarios entre las agencias de inteligencia y los contratistas militares, controlando qué se desclasifica y qué permanece oculto bajo programas de acceso especial. Knapp completó su relato ante la audiencia comparando estas prácticas con las de otras naciones. Recordó haber investigado en Rusia durante los años 90, cuando el Ministerio de Defensa y la KGB recopilaron miles de reportes de avistamientos para un programa de análisis secreto llamado Thread 3, cuyo objetivo declarado era aprovechar la tecnología de los ovnis para desarrollar armamento superior.

Con este paralelismo, subrayó que Estados Unidos no solo ha seguido el mismo camino, sino que ha permitido que corporaciones privadas acumulen materiales y pruebas físicas fuera de la supervisión democrática.

“El pueblo ha sido engañado durante décadas. Se nos dijo que no había nada de qué preocuparse, mientras que detrás de puertas cerradas se guardaban naves, restos y tecnologías que superan todo lo conocido”, concluyó Knapp.

DYLAN BORLAND: TRIANGULO VOLADOR

Uno de los testimonios más impactantes fue el del exespecialista en inteligencia geoespacial de la Fuerza Aérea, Dylan Borland, quien describió un encuentro ocurrido en 2012 en la Base Aérea de Langley: a la 1:30 a.m. observó un triángulo equilátero de 30 metros que despegó desde un hangar cercano a la NASA. La nave parecía “fluida”, con una superficie negra metálica y destellos dorados como de plasma. Su teléfono se sobrecalentó y se apagó al estar bajo la nave, que ascendió a gran velocidad sin generar sonido ni desplazamiento de aire. Borland declaró además que tuvo acceso directo a programas de recuperación de accidentes de UAP y que, tras revelar información, sufrió represalias:

  • Bloqueo laboral en la comunidad de inteligencia.
  • Intentos de “phishing” para sonsacarle lo que había denunciado.
  • Manipulación de sus autorizaciones de seguridad.

“Cada día que estas verdades permanecen ocultas, nuestra Constitución es traicionada. El futuro de la humanidad será viajar a las estrellas o retroceder a la Edad de Piedra con esta tecnología”, sentenció.

JOE SPIELBERGER Y LAS FALLAS EN LA PROTECCIÓN A DENUNCIANTES

El asesor de políticas del Proyecto sobre Supervisión Gubernamental (POGO), Joe Spielberger, destacó que los denunciantes son “la primera línea de defensa contra la corrupción” y denunció que, en el ámbito de la seguridad nacional, las protecciones son mínimas.

Señaló que los denunciantes de inteligencia y militares enfrentan riesgos adicionales:

  • Pérdida de habilitaciones de seguridad.
  • Ausencia de organismos independientes que hagan cumplir las protecciones.
  • Represalias internas que los dejan sin salida laboral.

Spielberger propuso crear un mecanismo independiente para denunciantes de seguridad nacional, permitirles acudir directamente a tribunales y cerrar las lagunas legales que dejan expuestos a contratistas federales.

“Si no protegemos a quienes se atreven a hablar, solo perpetuaremos la corrupción y el secretismo. Esto es una cuestión crítica de seguridad nacional”, advirtió.

CONGRESISTAS EXIGEN RESPUESTAS: “NOS ESTÁN MINTIENDO” Y “ES UNA CUESTIÓN DE SEGURIDAD NACIONAL”

La ronda de preguntas entre congresistas y testigos se convirtió en el punto álgido de la audiencia. Legisladores de ambos partidos coincidieron en que el gobierno ha ocultado información crítica sobre los UAP y que las represalias contra denunciantes deben terminar.

“NO SON CHIFLADOS, SON MILITARES SERIOS”

El representante Jared Moskowitz (Florida) subrayó que los testigos no eran excéntricos inventando historias, sino profesionales con impecables carreras en la Fuerza Aérea, la Marina y la inteligencia:

“Sería más conveniente para el gobierno si fueran chiflados en un Winnebago con sombreros de aluminio. Pero no lo son: son militares con impecables antecedentes. Eso importa para la narrativa y para el pueblo estadounidense”.

Moskowitz afirmó con contundencia:

“Hoy es difícil saber qué es verdad y qué no. Pero sí sé cuándo nos están mintiendo, y claramente nos están mintiendo”.

Preguntado sobre lo que había visto, el marino Alexandro Wiggins respondió:

  • Que lo observado desafiaba todo lo que le habían enseñado.
  • Que no podía atribuirlo a programas de armas conocidos ni propios ni extranjeros.
  • Y que, tras descartar posibilidades, solo quedaban dos opciones: tecnología secreta gubernamental o algo “no de este mundo”.

El congresista Tim Burchett insistió:

“Entonces, o es un programa secreto de armas de nuestro gobierno u otro gobierno, o no pertenece a ningún gobierno y no es de aquí. ¿Está de acuerdo?”.
—Wiggins: “Sí, señor. Estoy de acuerdo”.

El congresista Eric Burlison dijo que: “Miren, yo no salto directamente a la conclusión de que creo que hay extraterrestres viniendo de otro planeta… pero estoy abierto a esa posibilidad”,

El exoficial Jeffrey Nuccetelli confirmó que, tras los incidentes en Vandenberg, un capitán de la Fuerza Aérea ordenó directamente a los testigos callar o enfrentar problemas.

“No hubo investigación seria. La información se reportó hacia arriba en la cadena de mando, pero luego se congeló”, explicó.

Añadió que, en sus experiencias, los objetos parecían incluso “responder” a la atención humana:

“Alguien veía una luz, la observaba, y entonces el objeto respondía, se acercaba, como si también tuviera curiosidad por nosotros”.

La congresista Nancy Mace (Carolina del Sur) abordó el tema más delicado: las represalias contra denunciantes como Dylan Borland.

—Mace: “¿Le parecía que realmente investigaban lo que usted denunciaba?”
—Borland: “No. Solo querían evaluar cuánto sabía”.
—Mace: “¿Sintió que intentaban proteger a alguien?”
—Borland: “Sí”.
—Mace: “¿Le hicieron sentir en algún momento que su vida corría peligro?”
—Borland: “Sí, señora”.

Borland reconoció que hoy teme ser acusado de espionaje, un delito que puede implicar la pena de muerte, si revelara detalles sensibles fuera de recintos clasificados.

“He perdido mi empleo, mi carrera ha sido destruida y sigo desempleado”, denunció.

La representante Jasmine Crockett (Texas) comparó el secretismo actual con episodios oscuros de la historia de EE. UU., como COINTELPRO y los programas de tortura. Preguntó al experto Spielberger sobre el uso abusivo de la “seguridad nacional” como excusa para ocultar información.

Spielberger recordó que incluso la Comisión del 11-S identificó la sobreclasificación como un factor que contribuyó al fracaso en prevenir los atentados.

“Las agencias deberían adoptar la divulgación por defecto, en lugar de clasificar automáticamente. La transparencia es vital para evitar errores y abusos”.

Crockett cerró con un mensaje al público:

“La falta de transparencia solo alimenta teorías de conspiración. La única manera de que este gobierno funcione es que cada empleado se sienta seguro al denunciar irregularidades”.

UN MOMENTO HISTÓRICO: EL CONGRESO EXIGE TRANSPARENCIA Y PROTECCIÓN A DENUNCIANTES EN EL “CASO UAP”

La audiencia sobre los Fenómenos Anómalos No Identificados (UAP) no solo ofreció testimonios inéditos: también marcó un punto de inflexión en la forma en que el Congreso enfrenta un tema históricamente marginado.

EL CONSENSO: HAY OCULTAMIENTO

Los testimonios de militares, periodistas y analistas coincidieron en un mismo patrón:

  • Eventos reales y múltiples testigos que describen objetos con maniobras imposibles para la tecnología conocida.
  • Represalias directas contra quienes intentaron reportar.
  • Encubrimiento institucional mediante sobreclasificación y congelamiento de investigaciones.

La presidenta del grupo de trabajo, Anna Paulina Luna, lo sintetizó en su discurso inicial:

“Tanto si los UAP representan tecnología adversaria, un fenómeno natural o algo más allá de la comprensión humana, el Congreso tiene la responsabilidad de investigarlos. Lo que no puede tolerar el pueblo es un Gobierno que oculta la verdad”.

EL FUTURO LEGISLATIVO: UAP DISCLOSURE ACT 2025

Durante la audiencia se discutió la importancia de la ley de desclasificación conocida como UAP Disclosure Act of 2025, destinada a garantizar la entrega de información clasificada en un plazo determinado.

El denunciante Dylan Borland fue tajante:

“La verdad debe conocerse. Yo reduciría la ventana de siete años. El momento de actuar es ahora”.

En un Congreso a menudo marcado por la polarización en el contexto general, la audiencia mostró un inusual consenso bipartidista. Legisladores republicanos y demócratas coincidieron en que proteger a los denunciantes y restaurar la transparencia es una cuestión de seguridad nacional y de confianza en las instituciones.

“Debemos gobernar con transparencia. La falta de transparencia solo alimenta teorías de conspiración”, dijo la demócrata Jasmine Crockett.

“Sin protecciones, nadie más se atreverá a hablar”, agregó la republicana Nancy Mace.

Los testigos advirtieron que ignorar los UAP podría derivar en sorpresas estratégicas y pérdida de liderazgo tecnológico frente a naciones rivales que ya investigan activamente.

El exoficial Nuccetelli lo expresó con palabras que resonaron en la sala: “Que este sea el momento en que Estados Unidos elige el coraje sobre el miedo, la transparencia sobre el secreto y el progreso sobre el estancamiento”.

Como resumió el congresista Jared Moskowitz:
“No sé qué es verdad y qué no. Pero sí sé cuándo nos están mintiendo, y claramente nos están mintiendo”.

 



JOSE ANTONIO CARAV@CA


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martes, 9 de septiembre de 2025

EL CONGRESO DE EE. UU. RECIBE IMPACTANTES TESTIMONIOS SOBRE FENÓMENOS ANÓMALOS NO IDENTIFICADOS

 



La audiencia del Congreso de EE. UU. celebrada el 9 de septiembre de 2025 sobre los Fenómenos Anómalos No Identificados (UAP), ha puesto sobre la mesa nuevos y reveladores detalles que sugieren un encubrimiento gubernamental de décadas sobre la naturaleza y el origen de estos fenómenos. La posibilidad de una tecnología no humana y el uso de programas de acceso especial para ocultar información al público y al mismo Congreso han sido ejes centrales de la discusión. Aunque como en otras ocasiones se han echado en falta evidencias o pruebas más allá de los relatos.

La presidenta del Grupo de Trabajo para la Desclasificación de Secretos Federales, Anna Paulina Luna, inauguró una audiencia crucial titulada «Restauración de la confianza pública a través de la transparencia de los UAP y la protección de los denunciantes». Durante demasiado tiempo, la cuestión de los Fenómenos Anómalos No Identificados (UAP) ha estado "envuelta en el secreto, el estigma y, en algunos casos, el rechazo absoluto". Esta audiencia no se trata de "ciencia ficción ni de especulaciones", sino que aborda directamente temas de "seguridad nacional, la responsabilidad del Gobierno y el derecho del pueblo estadounidense a la verdad".

La presidenta Luna destacó la persistente falta de transparencia por parte del Gobierno federal y las comunidades de inteligencia en la investigación y divulgación de los UAP. Subrayó que, a pesar de los intentos del Congreso por crear canales formales a través de oficinas como la Oficina de Resolución de Anomalías en Todos los Dominios (AARO) y el Inspector General de la Comunidad de Inteligencia, los informes de UAP a menudo son "ignorados, ralentizados o recibidos con escepticismo". Ejemplos de esta opacidad incluyen la supuesta obstrucción de investigaciones y el ataque a testigos, incluso por parte del exdirector de la AARO, Sean Kirpatrick, quien ha sido calificado como un "mentiroso documentado".

La audiencia puso de manifiesto que el gobierno federal ha tenido un problema de sobreclasificación durante mucho tiempo lo que ha llevado a una desconfianza generalizada. La falta de cooperación y transparencia por parte del Departamento de Defensa y la comunidad de inteligencia ha sido un "obstáculo importante" para la investigación del Congreso, limitando el acceso a videos y archivos relacionados con incidentes de UAP.

La importancia de la audiencia radica en el deber de los representantes electos de "seguir los hechos, dondequiera que nos lleven", ya sea que los UAP representen "una tecnología adversaria, un fenómeno natural o algo que supera la comprensión humana actual". Luna enfatizó que "si estos objetos son de origen extranjero, suponen una amenaza directa para nuestra seguridad nacional" y si son algo desconocido, "exigen una investigación científica rigurosa, no burlas, ni secretismo, ni silencio". Además, señaló que las "naciones adversarias... también están estudiando estos fenómenos de forma agresiva".

Un pilar fundamental de la audiencia fue la protección de los denunciantes, quienes "arriesgan perder sus empleos, carreras, medios de vida y reputaciones" al hablar. La presidenta Luna afirmó que es "inaceptable" silenciar a "observadores mejor entrenados", como los pilotos militares, quienes temen por su carrera si revelan información sobre UAP. La audiencia representa un llamado urgente a la acción y un esfuerzo por "exigir transparencia básica al Departamento de Defensa y a la comunidad de inteligencia y/o a los contratistas militares". El pueblo estadounidense "no es frágil" y no tolerará un Gobierno que "oculta la verdad y castiga a quienes se atreven a hablar".Principio del formulario

Final del formulario

 

El periodista de investigación George Knapp fue la principal fuente de información sobre la supuesta colaboración entre el gobierno y el sector privado. Según su testimonio, el Programa de Aplicación de Sistemas Aeroespaciales Avanzados (AATIP), el mayor proyecto OVNI financiado por el gobierno de EE. UU., reunió una enorme cantidad de información que sigue siendo en su mayoría inédita, con un 95% aún sin publicar.

Knapp afirmó que el gobierno ha transferido información sobre estos fenómenos a  contratistas privados para eludir la Ley de Libertad de Información (FOIA) y mantener el secreto. En uno de los detalles más controvertidos, Knapp confirmó que  Robert Bigelow, un contratista de la Agencia de Inteligencia de Defensa (DIA), llegó a un acuerdo con Lockheed Martin para recibir "material inusual que había estado oculto y protegido en una instalación en California". La frase clave del testimonio de Knapp es que este material "no fue fabricado aquí". Esta afirmación sugiere un origen no terrestre o al menos no convencional de dicho material.

El Rep. Burchett resumió la posición del Congreso, afirmando: "el gobierno tiene algo, y debe entregárnoslo. Nosotros pagamos sus salarios... y el pueblo merece más de lo que recibe". Los testigos y legisladores coincidieron en que la falta de transparencia alimenta la desconfianza y las teorías de conspiración , y que la verdad sobre los UAP es vital para la seguridad nacional y la confianza pública.

Durante la audiencia, la naturaleza de los UAP fue un tema recurrente, con los representantes y testigos abordando directamente la posibilidad de un origen no humano. La Sra. Crockett, por ejemplo, destacó que si bien algunos UAP tienen explicaciones convencionales, otros carecen de ellas, abriendo la puerta a lo desconocido.

Los testigos describieron sus encuentros:

  • Jeffrey Nusatelli notó un patrón en los encuentros con UAP en Vandenberg, donde los objetos "respondían" y "se acercaban, investigaban", lo que sugiere un comportamiento intencional o inteligente. Sin embargo, cuando se le preguntó directamente si creía que el objeto que vio era de "origen extraterrestre", Nusatelli respondió que no podía afirmarlo "con certeza".
  • Alexandro Wiggins afirmó que el objeto que vio en el USS Jackson no tenía "explicación terrestre posible". El Representante Moskowitz planteó dos opciones: que la tecnología pertenecía a "un programa de armas de un gobierno propio o extranjero, o no es de ningún gobierno y no es de aquí". Wiggins estuvo de acuerdo con esta evaluación, dejando solo dos posibles explicaciones: tecnología gubernamental secreta o tecnología no terrestre. La Representante Mace concluyó que las opciones eran "tecnología extranjera avanzada, o algo que no es de este planeta", a lo que Wiggins respondió: "Así es".
  • Dylan Borland fue aún más enfático. Al describir el "triángulo equilátero" que vio, que no era ni tecnología estadounidense ni de un gobierno extranjero, afirmó que tenía "conocimiento directo y experiencia de primera mano con embarcaciones y tecnologías que no son nuestras". Borland sugirió que la información sobre los programas de "recuperación de accidentes de UAP" se fragmenta en "programas de acceso especial" (SAP) para ocultar datos incluso al Congreso.

Resumen de Casos Clave

Los testimonios presentados en la audiencia se centraron en casos específicos que demostraron la naturaleza inusual de los UAP:

  • Caso Vandenberg (2003-2005): Jeffrey Nusatelli describió "múltiples incursiones de UAP" en la Base de la Fuerza Aérea Vandenberg. El caso más notable fue el de una "enorme nave triangular, más grande que un campo de fútbol", que flotó en silencio antes de acelerar a una "velocidad imposible". Los testigos fueron amenazados para que se mantuvieran en silencio.
  • Caso USS Jackson (2023): Alexandro Wiggins testificó sobre un objeto "autoluminoso en forma de tic-tac" que emergió del océano y se unió a otros tres objetos similares. Los cuatro objetos luego "desaparecieron simultáneamente con una alta aceleración sincronizada, casi instantánea", sin dejar rastro sónico o de propulsión.
  • Caso Langley (2012): Dylan Borland relató haber visto un "triángulo equilátero de unos 30 metros" despegar cerca de un hangar de la NASA en la Base Aérea de Langley. El objeto ascendió rápidamente "sin mostrar perturbaciones cinéticas, sonido o desplazamiento de viento". La superficie de la nave era de un material que parecía "fluido o dinámico".

Estos casos, junto con las referencias a programas secretos y materiales no terrestres, refuerzan la conclusión de que la audiencia reveló evidencia de secretismo gubernamental, represalias contra los denunciantes y la posibilidad de que los UAP no sean un simple problema de seguridad aérea, sino una cuestión de tecnología no conocida y de procedencia desconocida. La urgencia por la transparencia y la desclasificación fue un tema central que unió a los representantes de ambos partidos.

 



JOSE ANTONIO CARAV@CA


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jueves, 7 de agosto de 2025

INFORME CONDON: LA MENTIRA OFICIAL QUE ENTERRÓ A LOS OVNIS




Durante décadas, el llamado Informe Condon ha sido considerado la evaluación científica definitiva sobre los objetos voladores no identificados (OVNIs). Y sus conclusiones negativas tomadas como palabra de ley.

Y aunque durante un tiempo se pensó que su escepticismo ante la realidad “extraterrestre” del fenómeno era legitima, pronto se descubrieron demasiadas lagunas en su investigación. Pero vayamos por el principio:

En plena efervescencia del fenómeno OVNI en Estados Unidos, y con la presión pública creciendo ante acusaciones de falta de transparencia, la Fuerza Aérea encargó a la Universidad de Colorado un estudio riguroso para investigar los reportes y, en teoría, cerrar el debate de forma concluyente.

Dirigido por el físico Edward U. Condon y publicado en 1969, el informe concluyó que el fenómeno OVNI “no justificaba una investigación científica adicional”, lo que desembocó en el cierre del Proyecto Blue Book, el último programa oficial de estudio de OVNIs por parte del gobierno estadounidense. Sin embargo, el informe fue objeto de duras críticas, tanto por su contenido como por las irregularidades en su desarrollo. Según el testimonio en primera persona del científico G. David Thayer, quien participó activamente en el proyecto, el estudio estuvo plagado de malentendidos, sesgos, decisiones unilaterales y una profunda desconfianza entre sus protagonistas.

Thayer se unió al proyecto en el verano de 1968, después de que el informe contratado al Stanford Research Institute resultara inútil para los objetivos del equipo: “el borrador preliminar… no contenía ningún análisis de casos reales de OVNIs, por la muy buena razón de que el contrato no lo exigía”. Fue entonces cuando Edward Condon, director del proyecto, pidió ayuda externa para resolver la situación. En una anécdota reveladora, Thayer recuerda haber aceptado el trabajo diciendo: “la notoriedad es mejor que el anonimato”, aunque luego aclararía que usó “notoriedad” en el sentido negativo. Su trabajo, junto con su asistente Burgette “Scotty” Hart, consistía en analizar los mejores casos radar-visuales del archivo para determinar si podían explicarse por efectos de propagación anómalos.

La figura de Edward Condon emerge del relato como alguien carismático pero profundamente parcial: “Condon me pareció un individuo flemático… parecía alguien que no quería que nadie supiera quién era realmente”. Aunque Condon le encargó revisar los casos más creíbles, Thayer sospechaba que su estrategia era usar los mejores casos para desacreditar todo el fenómeno: “Creo que él sentía que todos los casos OVNI eran ‘ridículos’, y por lo tanto la mejor manera de desacreditarlos era concentrarse en los mejores”. Una muestra del escepticismo de Condon quedó en evidencia durante una reunión del equipo cuando, al escuchar sobre el caso Lakenheath, respondió: “Creo que deberíamos publicarlo como un ejemplo de la basura que recibimos de la gente”. Más tarde, el archivo oficial del caso demostraría que la carta inicial de denuncia estaba bien fundada.

El enfrentamiento entre Condon y el físico James E. McDonald fue uno de los episodios más amargos del proyecto. McDonald, un defensor abierto de la hipótesis extraterrestre, era una presencia constante y conflictiva recuerda el autor. “Mi experiencia fue que el nombre de McDonald no podía ser mencionado en presencia de Condon sin alterarlo”. Años después, Condon diría a Thayer por teléfono que había “quemado los malditos archivos” del proyecto. Sin embargo, Thayer más tarde descubriría que los documentos estaban a salvo en la Sociedad Filosófica Americana en Filadelfia. El conflicto alcanzó niveles casi personales. Cuando Thayer intentó escribir un artículo para el AIAA Journal sobre el caso Lakenheath, McDonald se negó inicialmente a ayudarlo, diciendo que había estado “subimpresionado” por su trabajo. Finalmente, McDonald accedió a enviarle los archivos, explicando que Condon le había bloqueado el acceso a los documentos poco antes de retirarlos él mismo de la biblioteca.

Thayer relata varios momentos desconcertantes durante la investigación del proyecto. Uno de ellos fue la decisión de Condon de cambiar sistemáticamente “a UFO” por “an UFO” en los textos, justificándolo con el argumento de que debía pronunciarse “oofo” porque “rima con ‘goofy’”. En otro caso, al escribir sobre Lakenheath, descubrió que todos los nombres geográficos habían sido reemplazados por letras: “para evitar que los locos usaran los casos del Proyecto para sus propios análisis”, supuestamente dijo Condon.

Pese a las numerosas controversias, Thayer concluye que la mayoría del equipo científico trabajó con honestidad e integridad: “Todos ellos, con las dos excepciones de Condon y Bob Lowe… hicieron su mayor esfuerzo por realizar una evaluación justa y objetiva de los datos”.

Thayer opina que el informe final, más allá de las secciones escritas por Condon, sí constituye un estudio científico serio. Aunque critica con dureza la introducción y conclusiones del propio director: “son o trivialidades o tonterías… tan poco relacionadas con el contenido del informe que el lector haría bien en saltárselas por completo”. Y sobre el debate general de los OVNIs, el autor es realista: “Ni resultados positivos ni negativos fueron obtenidos… resolver el problema de los OVNIs con un contrato de medio millón de dólares es como echar un balde de agua al océano y tratar de medir el aumento del nivel del mar”.

 

EPÍLOGO TRÁGICO

El suicidio de McDonald en 1971 puso un punto final trágico a uno de los episodios más intensos de la investigación OVNI. Condon también falleció pocos años después. El informe no resolvió nada, pero sigue suscitando mucha polémica.

 



JOSE ANTONIO CARAV@CA

Fuente: “Inside the Colorado UFO Project” por G. David Thayer.


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miércoles, 6 de agosto de 2025

¿TECNOLOGÍA NO HUMANA EN ÓRBITA EN LOS AÑOS 50?




En una entrevista concedida al programa Reality Check, al periodista Ross Coulthart, la Dra. Beatrice Villarroel, investigadora del Instituto Nórdico de Física Teórica y líder del proyecto VASCO (Vanishing and Appearing Sources during a Century of Observations), ha compartido los sorprendentes hallazgos de su equipo: la posible existencia de objetos tecnológicos no humanos en órbita terrestre antes de que comenzara la era espacial.

A través del análisis de antiguas placas fotográficas astronómicas tomadas antes de 1957 —cuando la humanidad aún no había lanzado ningún satélite— el equipo ha detectado miles de "transitorios": breves destellos de luz similares a estrellas que aparecen y desaparecen sin dejar rastro.Un hallazgo impactante sacude al mundo científico: la posibilidad de que objetos artificiales —potencialmente tecnológicos— hayan orbitado la Tierra antes del lanzamiento del primer satélite humano en 1957.


“Hemos encontrado algo súper interesante”, afirmó Villarroel. “Y de hecho, es un número de hallazgos que se han hecho durante el último año gracias a que he trabajado con gente realmente buena que se ha unido al equipo”.

Uno de los hallazgos más notables fue registrado en una placa tomada el 27 de julio de 1952, coincidiendo con un episodio ampliamente documentado de avistamientos OVNI sobre Washington D.C., conocido como el Washington Flap. En esa imagen, se observan cinco puntos de luz alineados. “Estos cinco puntos ocurren el 27 de julio de 1952, que es el segundo fin de semana del Washington Flap”, explicó. Y añadió que en ese momento ni siquiera sabían que dicha fecha coincidía con ese evento histórico. “Reportamos lo que vimos... un año antes de que escuchara sobre el Washington Flap”.

Además, Villarroel señala una correlación estadística significativa entre la aparición de estos transitorios, pruebas nucleares y avistamientos OVNI. “Sí, sorprendentemente encuentra correlación entre mis transitorios... y las pruebas de bombas nucleares y los avistamientos de OVNIs”.

Los objetos detectados no parecen ser naturales. No dejan rastros, como lo haría un meteorito en una exposición de 50 minutos, y aparecen como puntos definidos, como estrellas.

“Si tienes algo que se mueve y solo a veces la luz solar cae sobre el espejo, tienes algo muy plano y extremadamente reflectante, puede emitir un destello”, explicó. “Hoy tenemos miles de estos destellos en el cielo debido a toda la basura espacial que los humanos hemos creado”.

Pero lo que más desconcierta es lo que sucede cuando se observa en la sombra de la Tierra.

“Nuestro árbitro dio una idea brillante durante la revisión... dijo: ‘si quieren demostrar que realmente son reflejos solares, entonces muéstrennos cómo se ven en la sombra de la Tierra’”. El resultado: “Tenemos un enorme déficit de transitorios allí... fue un shock menor porque era un déficit muy pronunciado”. Esto implica que los transitorios parecen depender de la luz solar, como si fueran reflejos en superficies artificiales. Si fueran defectos de la placa, no evitarían la sombra de la Tierra. “Los defectos de placa van a estar en cualquier parte de la placa... no van a evitar deliberadamente la sombra de la Tierra que se mueve”.

Y lo más contundente: “Creo que es más probable que alguien sea tragado por un agujero negro supermasivo mañana que que esto ocurra por casualidad”. En un momento dado de la entrevista Ross Coulthart preguntó:  —¿Estamos hablando de la posibilidad de una tecnología no humana que estaba vigilando este planeta en ese momento crucial de la historia de los OVNIs?

A lo que Villarroel respondió: “No encuentro ninguna otra forma de ver estos datos... Para mí, esto parece tecnológico. Pero podría estar equivocada... Tal vez haya algún nuevo fenómeno físico que nadie conoce todavía”.

Incluso se atrevió a estimar el número de estos objetos visibles en las placas:

“Creo que uno podría estimar que hay entre 70,000 y 200,000 de estos objetos en cualquier momento en los primeros años 50, y tal vez aún hoy”.

¿Podrían ser basura espacial? No. “No había tecnología humana en el espacio en los años 50”, subraya la entrevistadora. Villarroel simplemente se pregunta: “Entonces, si no fuimos nosotros, ¿quién fue?”

En cuanto al argumento de que podrían ser defectos de las placas fotográficas, la científica es clara: “Creo que una señal real ha estado escondida entre el ruido”. También respondió a una de las grandes preguntas: ¿podrían ser objetos en la atmósfera terrestre?

“No, si hubieran estado en la atmósfera, dadas las dimensiones del telescopio, habrían aparecido borrosos... pero estos parecen estrellas. Lo que indica que están muy, muy lejos... más allá de los 100 kilómetros”. Otra evidencia impactante de su estudio: “A 42,164 km de altitud, solo el 0.33% de los transitorios ocurrió dentro de la sombra de la Tierra”, lo que refuerza la teoría del reflejo solar y debilita la hipótesis del defecto en la placa.

Para la astrónoma no hay dudas cuando Ross Coulthart afirma que: “Estás presentando pruebas convincentes que sugieren que potencialmente hubo una tecnología de algún tipo... objetos artificiales construidos en órbita terrestre geoestacionaria a principios de los años 50, antes de que los humanos entraran en el espacio”. Y Villarroel asiente: “Exactamente. De eso tratan los artículos”. Ante la posibilidad de recibir críticas, Villarroel admite:

“Claro que espero un contraataque. Y tiene que suceder. Es parte del proceso”. Y se reafirma:

“No me siento sincera conmigo misma si endulzo demasiado mis palabras... Creo que lo que vemos es real”. Finalmente el periodista le pregunta si cree que estamos solos en el universo, su respuesta tajante: “Supongo que diría que nunca hemos estado solos”.



JOSE ANTONIO CARAV@CA

Fuente: "Exclusive: Astronomer's new data finds possible nonhuman intelligence in space | Reality Check" (05/08/25) Entrevista en Reality Check con la astrónoma Dr. Beatrice Villarroel – Nordic Institute for Theoretical Physics, Suecia https://www.youtube.com/watch?app=desktop&v=Ylw_NRxJEgM


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