sábado, 28 de junio de 2025

EL ENGAÑO PERFECTO: CUANDO LOS SERVICIOS DE INTELIGENCIA FABRICAN MITOS

 


Debo ser cuidadoso con lo que digo y ceñirme a lo que ha sido aprobado en mi libro. No se me permite ir más allá. Lo que he dicho es que el gobierno de Estados Unidos posee material exótico que parece no haber sido creado por seres humanos. Ahora bien, ¿son estas cosas extraterrestres? Todas las opciones deben estar sobre la mesa hasta que ya no lo estén. (Luis Elizondo. Entrevista de Johnny Dodd para People 21/09/24)

 

En un tiempo en que las informaciones sobre supuestos visitantes extraterrestres, naves ocultas en hangares y programas secretos de ingeniería inversa son presentadas con seriedad en audiencias ante el Congreso estadounidense, una reciente investigación del Wall Street Journal ha sacudido por completo las bases de esta nueva narrativa.

La revelación gira en torno a "Yankee Blue", un supuesto programa OVNI clasificado del Pentágono que, lejos de tratarse de una unidad secreta de recuperación de tecnología alienígena como se presentaba, habría sido una elaborada maniobra de desinformación interna. Según la Oficina de Resolución de Anomalías en Todos los Dominios (AARO), "Yankee Blue" nunca existió como un proyecto oficial. Lo que sí existió, y durante décadas, fue un ritual de iniciación o "novatada" en la que a oficiales recién llegados se les entregaban fotos falsas de ovnis y se les decía que participarían en un programa ultrasecreto. Firmaban acuerdos de confidencialidad y recibían instrucciones de no hablar jamás del asunto. El engaño, increíblemente, habría afectado a cientos de personas entre 1980 y 2023. La conclusión de los periodistas Joel Schectman y Aruna Viswanatha, era contundente: gran parte de la información que manejamos actualmente es producto de ese montaje. El informe del AARO de 2023 afirmaba: “La creencia de que el gobierno oculta tecnología extraterrestre es, en gran medida, resultado de un circuito cerrado de testimonios entre personas que ya creen en ello, sin pruebas verificables.”

Como era de esperarse, la publicación del reportaje provocó un auténtico terremoto dentro de la comunidad UAP. Numerosos investigadores reaccionaron de inmediato, asegurando que no hay evidencia concreta que respalde la existencia de ese supuesto programa fantasma. Que esta noticia era una nueva forma de desviar la atención sobre lo verdaderamente importante, la realidad UAP. Pero más allá de esta discusión, parece claro que lo narrado por el Wall Street Journal se alinea con mucho de lo observado en estos últimos años. Es fundamental considerar los acontecimientos ocurridos desde 2017 hasta hoy, especialmente a la luz de las numerosas declaraciones de denunciantes que han surgido en este período.

Lo primero que llama la atención, es la notable uniformidad de los relatos difundidos por estos supuestos informadores que han tenido acceso a la gran verdad oculta sobre los UAPs. Desde David Grusch hasta Jake Barber, pasando por Luis Elizondo, todos los testimonios orbitan sobre los mismos ejes: cuerpos extraterrestres recuperados, naves intactas bajo custodia del gobierno, ingeniería inversa de tecnología no humana, y una conspiración oficial para ocultar todo rastro. Pero ninguno de estos actores se sale del guión conocido.

LOS RELATOS

David Grusch (exoficial de inteligencia de la Fuerza Aérea y la Agencia Nacional de Inteligencia Geoespacial) ante el Congreso (26 de julio de 2023) comento que: “Fui informado, en el ejercicio de mis funciones oficiales, de un programa de recuperación y retroingeniería de UAPs que lleva décadas en marcha, al cual se me negó el acceso.” También declaró: “He sufrido represalias por hablar, pero confío en que esto conduzca a una mayor transparencia.” Tambien aseguró que: “Durante cuatro años, he entrevistado a más de 40 testigos y tengo conocimiento de las ubicaciones exactas donde se guardan los ovnis”. En entrevista con Ross Coulthart el  11 de junio de 2023 comentó que: “Tienen naves espaciales de origen no humano… y un buen número de ellas”.

Por su parte Jonathan Grey (oficial del Centro Nacional de Inteligencia Aérea y Espacial - NASIC) en artículo de Moohita Kaur Garg publicado el 6 de junio de 2023: “El fenómeno de inteligencia no humana es real. No estamos solos… La recuperación de este tipo de objetos no es exclusiva de Estados Unidos. Es un fenómeno global.”

Luis Elizondo (exdirector del programa AATIP del Pentágono) durante la audiencia del 14 de noviembre de 2024 afirmó que: “El exceso de secretismo ha derivado en abusos graves contra servidores públicos leales, personal militar y la sociedad… todo para ocultar que no estamos solos en el cosmos.” También expuso que: “Un pequeño grupo dentro del gobierno ha creado una cultura de supresión e intimidación que yo mismo he experimentado.” "El gobierno de Estados Unidos ha estado involucrado en la recuperación de objetos, vehículos de origen desconocido que no pertenecen ni a nuestro país ni a ningún otro país extranjero del que tengamos conocimiento (...) como nación hemos estado interesados no solo en los vehículos, sino también de los ocupantes de estos vehículos, incluyendo especímenes biológicos".

Jake Barber piloto de la fuerza aérea en entrevista con Coulthart  (16/01/2025) admitió que:  “En los últimos dos años, los miembros de alto rango del grupo de trabajo UAP me han confirmado que lo que estábamos trabajando esa noche era, de hecho, NHI (inteligencia no humana) y no fue una experiencia única".

Tim Gallaudet (almirante retirado y exadministrador de la NOAA) en la audiencia congresional del 14 de noviembre de 2024 expuso: “Concluí que la información UAP estaba clasificada dentro de un programa de acceso especial al que ni siquiera yo, con mi rango, tenía acceso.”

Christopher Mellon en el medio Político (2023): “Siempre he creído que el público tiene derecho a saber si nuestro gobierno tiene pruebas de que algunos UAP son de origen extraterrestre… Revelar este secreto beneficiaría mucho a nuestra nación e, incluso, a la humanidad”

Tim Burchett (Tennessee, Cámara de Representantes, marzo de 2023): “Lo hemos estado encubriendo desde los años 40… no confío en el gobierno, hay una arrogancia al respecto, y creo que el pueblo estadounidense puede aguantarlo.” Y añadió: “posiblemente están siendo retroingenierizados ahora mismo… tenemos una nave recuperada en algún momento, y posibles seres.”

CUANDO LA COINCIDENCIA NO ES SINONIMO DE VERACIDAD

Precisamente lo más dudoso de estas “confesiones” es la coincidencia de patrones:

1.- Coincidencia absoluta en los argumentos: La historia es la misma en todos los casos. Todos los testimonios parecen derivar de una misma fuente —o peor aún, de un guion cuidadosamente elaborado.

2.- Falta de datos independientes o contrastables: Ningún denunciante ofrece información nueva, referencias cruzables o elementos que se salgan de la estructura narrativa ya conocida.

3.- Ausencia de nombres y detalles verificables: No se aportan nombres concretos, documentos, ni pruebas directas que permitan validar sus afirmaciones.

4.- Menciones vagas a terceros no identificados: Cada denunciante afirma conocer a muchas personas involucradas en proyectos secretos, pero evita cualquier identificación precisa.

5.- Menciones vagas a grandes documentos y pruebas: Del mismo modo estos denunciantes aseguran o dan a entender que han visto material esclarecedor sobre el fenómeno UAP.

 6.- Uso constante de cláusulas de confidencialidad como escudo: Las afirmaciones se quedan en la superficie, siempre justificadas por la imposibilidad legal de revelar más información.

7.- Información unidireccional y controlada: La narrativa fluye siempre en una sola dirección, sin sorpresas, sin contradicciones, sin nuevas revelaciones. No hay sorpresas. No hay contradicciones. No hay grandes revelaciones. Todo encaja demasiado bien. Esa homogeneidad resulta sospechosa. Muy sospechosa.

Esta coherencia interna no refuerza necesariamente la veracidad de los testimonios como apuntan algunos investigadores, sino que sería una evidencia de que todos han estado expuestos a la misma fuente. Y lo más inquietante es que todo señala a que la narrativa creada en torno a los UAP ha sido construida desde dentro de los propios aparatos de inteligencia. No sería la primera vez que una estructura de seguridad nacional alimenta mitos funcionales, tanto para desviar la atención como para manipular a sus propios miembros y así contaminar a la opinión pública.

Tampoco resulta extraño que estos denunciantes se presenten ante los medios profundamente convencidos de sus relatos, ya que su testimonio bien podría ser el resultado de un engaño sistemático y perfectamente ejecutado. Una creencia moldeada tras años de exposición a narrativas meticulosamente construidas y dosificadas por organismos de inteligencia. Muchos de estos informantes parecen haber sido engañados tan profundamente que han interiorizado como reales relatos creados artificialmente dentro de los pasillos del poder. Esa creencia personal les otorga una convicción genuina, lo que paradójicamente refuerza su credibilidad ante la prensa o los investigadores ovnis. Realmente no están mintiendo.

¿CÓMO FUNCIONAN LOS CANALES DE DESINFORMACIÓN?

Es perfectamente plausible que, en el marco de estas operaciones, políticos, militares, funcionarios o agentes de inteligencia pudieron haber sido los vehículos iniciales para difundir esta información. Una vez que estas narrativas comienzan a circular fuera de su origen, de manera aparentemente espontánea, se vuelve casi imposible rastrear su vínculo con los servicios de inteligencia. Se convierte en un rumor genuino. En una supuesta filtración de seguridad. Y ahí radica precisamente la clave: lograr que la desinformación se propague de forma natural, como si fuera auténtica. Para ello, es probable que se haya identificado a personas especialmente receptivas al tema —aquellos con afinidad por lo paranormal o lo conspirativo—, sabiendo que serían más susceptibles a interiorizar y diseminar ese relato sin cuestionarlo.

A través de supuestas filtraciones, denunciantes manipulados y  el refuerzo de ciertos relatos dentro de canales mediáticos y legislativos, se habría creado una mitología funcional. Una que impide diferenciar entre desinformación, creencia personal y hechos comprobables.

¿EXISTE YANKEE BLUE?

En última instancia, la verdadera pregunta no es si “Yankee Blue” existió realmente, sino comprobar que las prácticas que se describen coinciden notablemente con lo que hoy está sobre la mesa. Es muy probable que estemos ante décadas de manipulación institucionalizada que no solo ha afectado a militares y agentes, sino también a senadores, periodistas, investigadores y al público en general. Al mismo tiempo, no podemos descartar que esta desinformación haya servido para encubrir la existencia de un fenómeno aún más desconcertante, algo que escapa por completo a nuestro marco de comprensión. Si es así, estaríamos frente a una operación de ocultamiento tan sofisticada como perturbadora. “Yankee Blue”, como se decía en la película JFK de Oliver Stone con respecto al asesinato de Kennedy es: «Un acertijo envuelto en un misterio dentro de un enigma»



JOSE ANTONIO CARAV@CA


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