lunes, 3 de mayo de 2021

LA GRAN MENTIRA DE LOS OVNIS DEL PENTAGONO: LAS AGENCIAS DE INTELIGENCIA SI CONOCEN EL ORIGEN DEL FENOMENO

 






¿POR QUE LOS IMPLICADOS ESTAN PROMOVIENDO IDEAS CONTRAPUESTAS?

Desde 2017 las informaciones sobre el interés del gobierno estadounidense en el fenómeno OVNI no paran de crecer. Pero a medida que esto ocurre empiezan a florecer numerosas contradicciones y mentiras, demostrando que las autoridades están muy lejos de ser transparentes en su comunicación con la opinión pública. De hecho, ni siquiera la figura de Lue Elizondo, el nuevo adalid de la ufología norteamericana se sustrae a la atmosfera enrarecida que reina en el ambiente. Ya que algunos investigadores comienzan a cuestionarse seriamente el papel que está desempeñando el exagente de inteligencia en toda esta rocambolesca trama de los OVNIS del Pentágono. Y es que las constantes ambigüedades, silencios y contradicciones de Elizondo en sus declaraciones públicas están levantando muchas sospechas entre los estudiosos y periodistas. No en vano, recientemente saltaba la polémica cuando el exdirector del AATIP (Programa de Identificación de Amenazas Aeroespaciales Avanzadas) manifestaba en una entrevista que podría estar asesorando al UAPTF (Grupo de Trabajo sobre fenómenos aéreos no identificados) en su informe final que presentará ante el congreso en junio de 2021.  Concretamente decía que: «Si quieren saber si estoy desempeñando algún papel con el gobierno, me desviaré respetuosamente y dejaré que le pregunten al gobierno y que ellos tomen una determinación sobre cuál sería la respuesta adecuada». Pero, cuando el estudioso Adam Kehoe, tal y como refleja en un reporte titulado «Conflict and Contradiction Over Luis Elizondo's Role in AATIP and UAPTF» (29/04/2021) preguntó sobre esta precisa cuestión a las autoridades, la respuesta no dejaba en buen lugar a Elizondo: «La portavoz del Departamento de Defensa, Susan Gough, me dijo en un correo electrónico esta semana que Lue Elizondo "no ha estado involucrado con la UAPTF". Su negación incluyó específicamente consultoría y/o cualquier otro tipo de compromiso». Inmediatamente Kehoe se puso en contacto con Elizondo que respondió a través de un correo electrónico: «Estoy decepcionado pero no sorprendido por la declaración de la Sra. Gough. Como indiqué anteriormente, dejaré que el Gobierno determine el nivel en el que se sienten cómodos discutiendo este tema y cualquier función [en la que] pueda o no estar involucrado. Sin embargo, a medida que salga a la luz más información, espero sinceramente que sus declaraciones algún día se sometan al mismo nivel de escrutinio que las mías». Cierto o  no, este doble juego parece esconder un propósito que aún se nos escapa. Kehoe en su artículo exponía las dudas existentes sobre la función de Elizondo en el AATIP: «El asunto del papel de Elizondo en el AATIP, un estudio gubernamental sobre OVNIS que duró cinco años y que finalizó en 2012, es objeto de considerable controversia. Hablando con Keith Kloor para The Intercept en 2019, el portavoz del Pentágono, Christopher Sherwood, declaró que: «el Sr. Elizondo no tenía responsabilidades con respecto al programa AATIP mientras trabajaba en OUSDI [la Oficina del Subsecretario de Defensa para Inteligencia], hasta el momento en que renunció a partir del 4/10/2017”. Kloor comentó la falta de documentación que respalde las afirmaciones de Elizondo: "Vale la pena señalar que, aunque Elizondo se ha esforzado por proporcionar varios documentos a los periodistas (incluido yo) para establecer su buena fe, no parece haber proporcionado ningún material que valide su conexión con el programa OVNI del gobierno que insiste en que dirigió. Sin memorandos, sin correos electrónicos que discutan los informes o hallazgos, y sin documentación dirigida a él o por él que lo conecte con AATIP». Otros investigadores directamente señalan que no existe constancia documental que corrobore que el AATIP, y Lue Elizondo estuvieran investigando OVNIS durante los años de actividad del grupo (2007/2012). 

 
Desde su meteórica irrupción en la comunidad ufológica norteamericana, Lue Elizondo se ha convertido en un personaje muy ambiguo y controvertido. Y aunque asegura que ya no tiene vínculos profesionales con el Departamento de Defensa ni con la inteligencia estadounidense, resulta tremendamente sospechoso que Elizondo afirme que está colaborando con el UAPTF en la confección del informe OVNI que presentará ante el congreso. Recordar que el exdirector del AATIP se presenta ante el gran público en la pomposa inauguración de la Academia de las Estrellas (TTSA. 2017) de Tom DeLongue para anunciar que, junto a personal de inteligencia y otros destacados especialistas van a ofrecer sustanciales avances en la investigación OVNI. Sin embargo una vez situado en el seno de la comunidad ufológica, y siendo un personaje tremendamente popular y foco de atención mundial, Elizondo abandona sorprendentemente la TTSA (Diciembre. 2020) para anunciar la creación de una nueva organización para el estudio de los OVNIS. Y por su parte la TTSA informa escuetamente a sus socios y simpatizantes que deja a un lado las investigaciones ufológicas para centrarse en el mundo del entretenimiento (Enero. 2021). Esta maniobra parece más bien una orquestada operación de inteligencia para situar a un agente infiltrado dentro del movimiento ufológico estadounidense para controlar tanto la información que circula en su interior como para direccionar las comunicaciones con la prensa. ¿Se creó la TTSA para posicionar a Lue Elizondo en la comunidad ufológica?  (En la imagen aparece en centro, a su derecha Tom DeLonge y a su izquierda el ex-subsecretario adjunto de Defensa Chris Mellon)






Por su parte el senador Harry Reid, con motivo de esta agria polémica, hizo pública una carta (26/04/2021) donde se dejaba claro que Elizondo si estuvo involucrado en el AATIP: «Como líder de la mayoría del Senado de los Estados Unidos, trabajé con el senador republicano Ted Stevens, de Alaska, y el senador demócrata Dan Inouye, de Hawai, para conseguir 22 millones de dólares de financiación para lo que se conocería como el Programa de Identificación de Amenazas Aeroespaciales Avanzadas (AATIP), un esfuerzo de investigación no clasificado pero no publicitado dedicado a estudiar los Fenómenos Aéreos No Identificados.  Como uno de los patrocinadores originales del AATIP, puedo dejar constancia de la participación y el liderazgo de Lue Elizondo en este programa. El Sr. Elizondo es un antiguo oficial de inteligencia que ha pasado su carrera trabajando incansablemente en la sombra en asuntos sensibles de seguridad nacional, incluyendo la investigación de los UAPS como jefe del  AATIP. El desempeñó estas funciones de forma admirable». En un artículo titulado «Feds’ cover-up of UFOs puts US at risk, ex-Pentagon official warns» (30/04/2021) los periodistas Michael Kaplan y Steven Greenstreet publicaron la nota de dimisión de Elizondo de su puesto en el Departamento de Defensa: «Carta de dimisión y jubilación particular. Sr. Secretario; Ha sido para mí un sincero honor y un placer haber servido con algunos de los mejores hombres y mujeres de los Estados Unidos, tanto en tiempos de paz como de guerra. Durante más de 22 años he tenido la suerte de aprender y trabajar con líderes de talla mundial, entre los que se encuentra usted. Con esto en mente, los desafíos burocráticos y las mentalidades inflexibles siguen plagando el departamento a todos los niveles. Esto es especialmente cierto en lo que respecta al controvertido asunto de las amenazas aeroespaciales anómalas. A pesar de las abrumadoras pruebas, tanto a nivel no clasificado como clasificado, algunas personas del Departamento siguen oponiéndose firmemente a que se siga investigando lo que podría ser una amenaza táctica para nuestros pilotos, marineros y soldados, y quizás incluso una amenaza existencial para nuestra seguridad nacional. En muchos casos, parece haber una correlación directa entre la exhibición del fenómeno ante nuestras capacidades nucleares y militares. El Departamento debe tomarse en serio los numerosos relatos de la Armada y de otros Servicios sobre sistemas aéreos inusuales que interfieren con las plataformas de armamento militar y se muestran más allá de las capacidades de la próxima generación. Subestimar o ignorar estas amenazas potenciales no es lo mejor para el Departamento, independientemente del nivel de contención política. Sigue siendo una necesidad vital determinar la capacidad y la intención de estos fenómenos en beneficio de las fuerzas armadas y de la nación. Por esta razón, a partir del 4 de octubre de 2017. Presento humildemente mi dimisión con la esperanza de que les anime a plantear las preguntas difíciles: "¿quién más lo sabe?", "¿cuáles son sus capacidades?" y "¿por qué no estamos dedicando más tiempo y esfuerzo a investigar?". Mientras paso a un nuevo capítulo de mi vida, sepan que ha sido un honor y un privilegio de toda la vida servir con ustedes. Tengan la seguridad de que, no importa a dónde me lleve el camino de la vida. Siempre tendré como principio rector el mejor interés del Departamento y del pueblo estadounidense. Luis D. Elizondo Director de Programas Nacionales Personal de Gestión Especial OUSD(1)» Ante estos mismos periodistas Elizondo admitió que: «Existen algunas personas dentro del Pentágono a las que todavía no les agrado mucho. Creo que están enojados conmigo por la forma en que me fui. Ahora están tratando de sembrar la duda, diciendo que: "No tenía responsabilidades asignadas en el AATIP"».

Pero Kehoe sigue señalando las sombras que se ciernen sobre las actividades de Elizondo y su posible participación en el UAPTF: «A pesar de que el apoyo con respecto a sus afirmaciones sobre el AATIP ha aumentado, siguen existiendo dudas sobre Elizondo. Al afrontar públicamente las expectativas creadas sobre el esperado informe, en la conferencia de prensa, invitó a los periodistas a cuestionarse su rol. Aunque para calibrar con justicia sus comentarios, debe esclarecerse si actúa como un simple observador que ofrece un análisis o si se trata de una parte interesada que está ofreciendo un avance del informe. Las palabras clave contenidas en su respuesta sobre esto fueron "aplazar", "evadir" y "desviar", aunque "evadir" se utilizó en el contexto de una especie de negación preventiva de esa eventual identificación». Kehoe hace hincapié en la gran ambigüedad manifiesta en todos los actores de esta trama: «El problema de fondo es la ambigüedad. Los críticos de las comunicaciones públicas del gobierno encontrarán amplia munición para alimentar sus dudas entre los muchos testigos (con diversos grados de credibilidad individual) que sostienen las proclamas de Elizondo. Y los críticos del Sr. Elizondo hallaran suficientes motivos sus respuestas evasivas y los escasos registros oficiales que detallan su participación. Mientras tanto, el público sigue teniendo muy poca información creíble o documentada con respecto a un posible problema para la seguridad nacional».

Todas las informaciones aparecidas hasta el momento están causando cierta confusión entre la opinión pública que no sabe exactamente que dirección van a tomar las autoridades en su informe final sobre los UAPS (OVNIS). Aunque por el momento, como dato a destacar, ninguna de los documentos, fotografías y filmaciones filtradas por el Departamento de Defensa parecen tener una trascendencia más allá de sembrar mas incertidumbre y debate estéril sobre los OVNIS.






En la conversación con Michael Kaplan y Steven Greenstreet, Elizondo volvió a sacar su habitual repertorio de vaguedades e imprecisiones. Para empezar, mostró su creencia irrefutable en la existencia de estos fenómenos y las reticencias de las autoridades por dar a conocer los hechos: «Los ovnis existen, pero el gobierno no quiere que usted lo sepa». Incluso detalla el momento justo en que supo de la realidad de los OVNIS: «Fue un momento sagrado: “Oh, Dios mío, es real. Bueno, joder, ahora tenemos que hacer algo al respecto».  Kaplan y Greenstreet señalan que no todo el mundo parecía estar de acuerdo en valorar la importancia de las investigaciones del AATIP: «Sin embargo, Elizondo no ha podido lograr que los federales actúen sobre lo que él describe como un grave riesgo para la seguridad nacional debido a una letanía de barricadas, incluido el encubrimiento de la existencia de los OVNIS debido a objeciones religiosas, preocupaciones sobre empañar la reputación y temores de incitar al pánico público». Y es que Elizondo insiste en afirmar que dentro de la elite del Departamento de Defensa existe un grupo de personas, con fuertes convicciones religiosas católicas, que no quiere que se investigue el tema OVNI porque lo considera diabólico.

Lo más sorprendente es que, aunque en otras entrevistas Elizondo ha señalado sin tapujos que los OVNIS pueden provenir de otra dimensión, descartando que tengan algo que ver con una tecnología desarrollada en nuestro planeta, ante los reporteros del «New York Post» oscila contantemente entre ambas posibilidades: «Al rememorar sus años en el Pentágono, Elizondo recuerda que su mayor preocupación en relación a los OVNIS no se basaba en el miedo a que fueran extraterrestres. Se centraba en los enemigos terrestres de los Estados Unidos: "Estábamos por detrás de la curva de poder", como resultado de que los jefes militares estaban haciendo la vista gorda a los fenómenos inexplicables. "Sabíamos que los adversarios extranjeros de otros países están interesados en este tema. Así que surge un verdadero problema desde el punto de vista de la seguridad nacional"». Pero inmediatamente Elizondo vuelve a contradecirse en su siguiente respuesta: «Esta es una conversación sobre alguien, en algún lugar, que se exhibe más allá de la tecnología de la próxima generación, que permite que las naves vuelen sin alas o sin tener una construcción obvia de aeronavegabilidad, en nuestro espacio aéreo controlado. Y no hay mucho que podamos hacer al respecto (…) [Estas] cosas no tienen alas, ni cabinas, ni superficies de control, ni remaches en el fuselaje, ni signos obvios de propulsión, y de alguna manera son capaces de desafiar los efectos naturales de la gravedad de la Tierra. ¿Cómo es posible?». Y en otro giro argumental imprevisible Elizondo vuelve a esgrimir en otro momento de la entrevista la omnipresente conjetura terrestre por enésima vez: «Supongamos que se trata de algún tipo de tecnología adversaria o extranjera que durante varias décadas ha logrado superarnos y evadir a las 18 agencias de la comunidad de inteligencia. Eso sería una falla de inteligencia que eclipsa casi cualquier otra cosa que este país haya enfrentado». No hace falta ser un especialista en inteligencia para ver que el planteamiento de Elizondo no es congruente con una información detallada como la que dicen disponer sobre el fenómeno OVNI. De lo contrario, no se explica que después de investigar durante varios años aún tengan dudas sobre cuestiones tan básicas. Como si lo que en realidad quisiera Elizondo es soltar una bomba humo para cubrir todas las opciones posibles y que nunca se sepa a ciencia cierta hacia donde se dirige el exdirector del AATIP. Y es que a raíz de las declaraciones de Elizondo desde 2017 se pueden extraer hasta 5 posibles hipótesis:

1.- Los OVNIS son aeronaves espías de una potencia extranjera.

2.- Los OVNIS son prototipos secretos estadounidenses.

3.- Los OVNIS provienen de otras dimensiones.

4.- Los OVNIS son extraterrestres.

5.- Los «OVNIS» son aeronaves fabricadas por alguna nación que tras investigar seriamente este fenómeno ha sido capaz de replicar la tecnología de los genuinos OVNIS.


 

¿QUE ES LO QUE NO CUADRA EN ESTA TRAMA?

Parece poco probable, por no decir imposible, que los estudios emprendidos por el gobierno estadounidense en los últimos 70 años sobre el fenómeno OVNI no hayan podido determinar con cierta rotundidad si estamos ante el despliegue de una tecnología terrestre o si nos enfrentamos a otra cosa totalmente diferente.  El interminable listado de hipótesis que se está poniendo sobre la mesa no parece tener más objetivo que confundir a la opinión pública y sembrar un poco de caos. Tampoco parece muy sensato que después de 7 décadas de incesante y continua investigación OVNI oficial, en los amplios archivos de todas estas agencias de inteligencia estadounidenses no exista ni una sola evidencia gráfica de mayor calado, que las mostradas o filtradas hasta el momento. Y es que, todo el material que ha trascendido a los medios de comunicación en los últimos tiempos es insuficiente para convencer a los escépticos, y ni tan siquiera satisface a los devotos creyentes. De hecho, todas estas supuestas evidencias son objeto de interminables y tediosos debates con el único propósito de determinar, no si es una prueba de peso de la existencia de los OVNIS que sería lo lógico en estas circunstancias teniendo en cuenta la categoría de la fuente emisora de la información, sino, exclusivamente para dilucidar si la imagen corresponde a un OVNI en su sentido más literal, o por el contrario se trata de un globo de feria, un pájaro o un drone. Como vemos los argumentos que se colocan sobre la mesa de los analistas indican que las pruebas de por sí, antes de ponerle siquiera la lupa, carecen por completo de valor. Cuando lo mínimo que se espera, es que las autoridades en consecuencia con la supuesta gravedad del asunto, faciliten una imagen o filmación de estos fenómenos a corta distancia o al menos donde los objetos aparezcan enfocados, para eliminar debates que llevan décadas sin ofrecer ningún avance. Sin embargo, nada de lo mostrado en estas filtraciones se ajusta, ni muchísimo menos, a un verdadero índice de extrañeza de tal calibre como para dejar al personal sin palabras.  ¿No existen pruebas que avalen la realidad extrahumana del fenómeno OVNI aparte de fotos tomadas con móviles o filmaciones nada claras o movidas?


Indudablemente las autoridades norteamericanas tienen que conocer si los OVNIS son prototipos terrestres o algún tipo de fenómeno desconocido. No parece sensato que después de 70 años investigando este paradigma aún no hayan resuelto esta básica cuestión.




Pero las incongruencias no terminan ahí. También parece poco factible que el AATIP no haya podido salir de ese limbo indeterminado donde lo mismo hablan de drones y aviones espías de última generación como de naves de otras dimensiones y de extraordinarias capacidades aeronáuticas imposibles de realizar para nuestra tecnología. Obviamente ambos conceptos están en los extremos de las posibles respuestas teóricas de este asunto, y no es lógico que un comité de expertos baraje a la vez estas dos posibilidades. Al menos tienen que tener claro estos mínimos indicios sobre la naturaleza del fenómeno. De lo contrario sería como admitir que ni los recursos de inteligencia ni la tecnología de la que dispone los Estados Unidos es capaz de saber si lo que ven sus pilotos es un globo o una mota de polvo en la cabina. No les interesa acabar con el debate, ni en un sentido ni en otro. Promueven la confusión a conciencia. Por lo tanto, o mienten o no se está contando toda verdad de lo que se traen entre manos. Si Elizondo, que ha investigado el tema para el Pentágono, asegura que la realidad del fenómeno OVNI es incuestionable y que su origen puede estar en otras dimensiones, no puede desdecirse continuamente y retomar la posibilidad de una amenaza extranjera. Esta postura dual delata que Elizondo no está siendo honesto en sus respuestas y que juega a sabiendas con en dos frentes distintos enarbolando ambas banderas. Y es que se pasa por alto, sin darle el justo alcance que merece, que muchos de los informes a los que alude frecuentemente Elizondo pertenecen al siglo pasado, por lo que la probabilidad de las incursiones furtivas de una nación de nuestro planeta cae bajo su propio peso (por no hablar que eluden mencionar informes sobre aterrizajes OVNIS o visión de humanoides como si estos no tuvieran nada que ver con la cuestión que nos ocupa).  No hay que olvidar que en el citado reportaje de «New York Post» se mencionaba la existencia de metamateriales recuperados por el gobierno de accidentes OVNIS: «Si alguien se pregunta si el gobierno de los Estados Unidos es plenamente consciente de que existen los ovnis, Elizondo elimina toda duda. Cuando se le preguntó sobre si las autoridades estadounidenses tenían restos físicos de naves estrelladas, proporcionó una respuesta que ningún otro funcionario actual probablemente expresaría: “Me preguntaron si creo que el gobierno de los EE. UU. está en posesión de [OVNIS] y dije: "Sí. Eso creo. Y eso es todo lo que estoy dispuesto a decir". (Elizondo, quien está atado a un acuerdo de confidencialidad de por vida con el gobierno, se encuentra en una delgada línea entre lo que puede revelar y lo que no puede)». Sobre este mismo asunto el exsenador Harry Reid en una entrevista para «The New Yoker» titulada «Former Sen. Harry Reid thinks Lockheed Martin may have UFO fragments» (30/04/2021) confirmó al periodista Tamar Lapin la existencia de estos restos de OVNIS en poder del gobierno: «Me dijeron durante décadas que Lockheed tenía algunos de estos materiales recuperados. Y traté de conseguir, según recuerdo, una aprobación clasificada por el Pentágono para poder ver este material. No lo aprobaron. No sé cuáles eran todos los números, qué tipo de clasificación era, pero no me la dieron». El exdirector de la CIA R. James Woolsey también quiso valorar todas las informaciones aparecidas en torno a los OVNIS y no dudo en afirmar que: «No soy tan escéptico como hace unos años, por decirlo suavemente, pero está ocurriendo algo que sorprende a una serie de aeronaves de vanguardia y a pilotos experimentados». Y uno de sus sucesores en la famosa agencia de inteligencia, John Brennan, afirmó que era «presuntuoso y arrogante» creer que no hay otras formas de vida más que las de la Tierra: «Creo que algunos de los fenómenos que vamos a ver siguen siendo inexplicables y podrían, de hecho, ser algún tipo de fenómeno que es el resultado de algo que todavía no entendemos y que podría implicar algún tipo de actividad que algunos podrían decir que constituye una forma de vida diferente». Por su parte John Ratcliffe Director de Inteligencia Nacional de los Estados Unidos, entre mayo de 2020 y el 20 de enero de 2021 fue más explicto cuando contestó a la periodista Maria Bartiromo (19/03/2021): «Cuando hablamos de avistamientos, nos referimos a objetos que han sido vistos por pilotos de la Armada o de las Fuerzas Aéreas, o que han sido captados por imágenes de satélite que, francamente, realizan acciones que son difíciles de explicar; movimientos que son difíciles de reproducir, y para los que no tenemos la tecnología, o que viajan a velocidades que sabes que superan la barrera del sonido sin que se produzca una explosión sónica. Así que, en resumen, hay cosas que observamos que son difíciles de explicar. Y por lo tanto, usted sabe, que hay realmente un buen número de ellos, y creo que esa información se está reuniendo y se publicará de una manera que el pueblo estadounidense pueda verla». Después de leer esto, parece una tomadura de pelo de proporciones bíblicas que aún se siga insistiendo por parte de las autoridades que desconocen el origen de estas aeronaves y que continúan investigando. Una cosa es desconocer ciertos detalles complejos del fenómeno, que es admisible, y otra muy diferente admitir públicamente desconocer si se tratan de aeronaves terrestres u otra cosa. Esta cuestión ya tiene que estar meridianamente aclarada después de años de estudio. No se puede decir un día que los OVNIS podrían ser drones chinos y al siguiente promover la idea de que son objetos procedentes de otras dimensiones o que no estamos solos en el universo. Esto es un auténtico disparate. Y más cuando Lue Elizondo en una entrevista con la periodista Cristina Gómez (03/04/2021) aseveró que: «No estamos tratando con drones en absoluto. No son drones, no tenemos ni idea de lo que son». Por tanto, las continuas contradicciones sobre este asunto son un sinsentido que demuestra que se está ocultando información o se esta llevando a cabo una operación de desinformación encubierta con algún propósito oscuro. 

Lo único que parece claro en la actualidad es que las autoridades han lanzado una moneda al aire que contempla dos hipótesis contrapuestas; la terrestre y la desconocida. Pero siempre manteniendo el suspense entre el público como una buena película de Hollywood. Pero finalmente ¿Cuál de las dos variantes promoverán en su ansiado informe?


También hay que destacar que entre toda la información filtrada en los últimos años por las autoridades norteamericanas no existen referencias explicitas a los encuentros cercanos con OVNIS. De hecho no existen menciones ni a aterrizajes OVNIS, ni por supuesto a la visión de extraños ocupantes, como si este tipo de incidentes no estuvieran relacionados con el paradigma ufológico. Lo curioso es que todos los actores que han participado de la trama de los OVNIS del Pentágono han sido muy precavidos para no mencionar siquiera la palabra platillos volantes o rememorar algunas de las investigaciones mas complejas llevadas por la USAF en la época dorada del fenómeno OVNI. Del discurso de los expertos parece dilucidarse que el paradigma que a ellos les preocupa es nuevo y que nada tiene que ver con estas historias. Por lo que cobra mayor fuerza la posibilidad de que culpen a alguna nación de planeta de ser la responsable de estos avistamientos.

Si el esperado informe que ofrecerá el UAPTF se decanta por la hipótesis terrestre, o sea acusando a alguna nación de nuestro planeta de ser la causante de los avistamientos, es muy probable que el genuino fenómeno OVNI sufra un fuerte varapalo para su credibilidad pública. Y es que, tanto la mayoría de los medios de comunicación como la comunidad científica confiaran plenamente en el contenido de esta investigación. 




No debemos pasar por alto que todos los participantes en las informaciones aparecidas sobre los OVNIS del Pentágono desde 2017, desde el senador Marco Rubio, Joseph Gradisher, Chris Mellon hasta el propio Elizondo, han utilizado en algún momento el argumento de la amenaza para seguridad nacional para resaltar uno de los aspectos más llamativos del fenómeno. Por lo que no sería nada extraño que en la esperada respuesta que ofrecerá el UAPTF en junio de 2021 se indicara que los OVNIS son un grave riesgo para los Estados Unidos y que habría que seguir invirtiendo en la industria armamentística para no quedar a la cola por la supremacía militar del planeta. Y es muy posible que el dedo acusador de los analistas del Departamento de Defesa estadounidense en vez de señalar a las estrellas o a otras dimensiones, culpen de una manera u otra a alguna potencia extranjera de estar detrás de estos avistamientos. Al menos eso es lo que se atisba en el horizonte. Pero lo que tenemos claro es que los servicios secretos norteamericanos conocen desde hace tiempo el origen de los OVNIS. Lo que al final admitan o no, es harina de otro costal…






JOSE ANTONIO CARAV@CA


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1 comentario:

  1. lo que esta claro es que seguro que el gobierno de estados unidos saben la procedencia de dichos aparatos en en muchos casos en sus desviaciones de direccion un cuerpo humano no aguantaria por sus mas de 9G´s....cuando desclasifiquen lo firmado por el señor donald tramp sobre el 26 de junio de este año, seguramente estará " capado" y solo mostraran lo que a ellos les interesan....seguramente será un pretesto para aumentar los presupuestos de defensa para contrarestar con nueva tecnologia en un futuro proximo esta tecnologia desconocida...estoy convencido por el tipo de naves, la no huella termica de los aparatos, la no rotura de la barrera del sonido a esa velocidades que si deberia y un largo etce que son en un tanto por ciento considerable tecnologia NO HUMANA....que lo digan publicamente sera otro tema...

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